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CRITICA
Por: PACO CASADO
En plena moda de llevar a la pantalla historias de ciencia ficción y desempolvar aquellos héroes del cómic que hicieron volar la imaginación de los niños con la contemplación de los dibujos, tarde o temprano tendría que hacer su aparición Flash Gordon.
Ha sido el productor italiano Dino de Laurentiis quien se ha encargado de poner todos los medios para resucitar, cinematográficamente, al atlético jugador de rugby y a su encantadora amiga Dale Arden para enfrentarlo al diabólico dictador Ming, el emperador de Mongo y dueño de los espacios siderales.
Un buen guionista como Lorenzo J. Semple jr. ha recreado la historia en la que ha derrochado imaginación y fantasía a raudales, bien ayudado por los luminosos decorados y los efectos especiales, que cada día que pasa adquieren una mayor perfección.
Pero ante la contemplación de esta película tenemos que tener en cuenta ante todo que vamos a ver un tebeo cinematográfico, con todas sus consecuencias, con sus aciertos y sus defectos, desde esta óptica.
En el apartado de trucos cinematográficos se aprecian con frecuencia las transparencias, sobre todo en las escenas de los vuelos.
Pero aquí todo es válido con tal de poder cumplir el objetivo, que no es otro que el de entretener y deslumbrar al espectador.
Se usan para ello las más viejas técnicas, como la salvación en el último minuto, empleada desde los comienzos del cine para lograr el suspense, el lujo del vestuario, extraños seres con alas, especies de robots, reinos fantásticos, duelos muerte con látigos y las más sofisticadas armas modernas de rayos láser.
Uno de los factores que siempre tenemos en cuenta a la hora de comentar un film es el del impacto de sus valores espectaculares y sin duda éste los tiene, como igualmente posee un amplio reparto de primeras figuras que dan bien el tipo, fundamentalmente físico, de sus personajes, ya que no se les puede exigir que tengan una gran profundidad interpretativa en esta clase de argumentos superficiales, tanto a los novatos como a los más veteranos.
Un guion bien estructurado de Lorenzo J. Semple jr. basado en los caracteres creados por Alex Raymond para el comic, para mantener bien el interés del espectador y una dirección de Michael Hodges que se deja llevar por la producción para conseguir el efectos deseado, adornada por la curiosa música compuesta por el grupo Queen que se sale de lo habitual para esta clase de producciones.
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