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CRITICA
Por: PACO CASADO
El escritor James Patterson creó el personaje de Alan Cross, un policía, psicólogo y escritor de éxito, con esta novela, a la que siguió 'El coleccionista de amantes' que fue llevada al cine antes que ésta.
No se trata pues de una secuela sino de una precuela.
La cuestión es que Cross, tras la muerte de su compañera decide retirarse, pero un psicópata, que tiene ansias de ser famoso y convertirse en personaje de una de sus novelas, le desafía secuestrando a la hija de un embajador y poniéndole una serie de cebos para que éste pique, ayudado por su nueva compañera.
El guion mantiene el interés en todo momento componiendo el retrato robot del asesino e incluso da un giro sorprendente casi a la mitad de la película que así aumenta más el suspense y hace que no sea previsible el final desde el principio de la narración.
Parte de este mérito es debido al realizador neozelandés Lee Tamahori que ya hizo una incursión bastante interesante en el género policiaco con 'La brigada del sombrero'.
Filmada con buenos medios y encabezando el reparto Morgan Freeman, toda una garantía, que se mete por segunda vez en la piel del personaje de Alan Cross, se consigue un thriller bastante aceptable, con el aliciente de la música del maestro Jerry Goldsmith como guinda de esta interesante tarta policiaca.
Realmente no aporta muchas novedades, pero tiene la virtud de su absoluta corrección.
Premio BMI a la mejor banda sonora compuesta por Jerry Goldsmith.
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