|
CRITICA
Por: PACO CASADO
Si bien en su día Milos Forman hizo una biografía de Mozart en su Amadeus (1984), en esta ocasión no ha sido así con Francisco de Goya y Lucientes, el pintor aragonés, sino que lo emplea en esta ficción como testigo de su época, la convulsa España de finales del siglo XVIII (1792) hasta los comienzos del XIX (1820).
Cuenta cómo Inés de Bilbatúa, la modelo que le sirvió para su cuadro de La lechera de Burgos, es acusada de hereje por la Inquisición de practicar la religión judía forzándola con la tortura a declararse culpable, y condenada a pudrirse en una inhabitable mazmorra.
En ello se ve implicado el hermano Lorenzo Casamares, prior de la Inquisición, que se enamora de ella y tras huir a Francia, el inquisidor vuelve como defensor de la Ilustración y en favor de las tropas invasoras de Napoleón ante la decadente corte de Carlos IV.
Milos Forman nos ofrece los contraluces de la España goyesca en las pinturas del retratista de la corte que sirven para dar paso a las dos distintas épocas que se reflejan en la película, una primera parte con la España dominada por la corte de Carlos IV y las barbaridades de la Inquisición en defensa de la fe, y una segunda parte la España de José Bonaparte.
En el trabajo de dirección Milos Forman desaprovecha un buen reparto y saca notable partido de la fotografía de Javier Aguirresarobe y de los cuadros del pintor, usando el estupendo vestuario y los decorados para ambientar bien la época.
El guion usa al pintor como simple catalizador del drama que da unidad a un folletín que deja un amplio agujero de 16 años y no justifica la actuación o el destino de algunos personajes.
Por otro lado denuncia la tortura indiscriminada, los caprichos del poder y las injusticias cometidas por la Inquisición en nombre de Dios y la actuación reprobable e interesada de algunos de sus miembros.
Del histrionismo de los personajes resultan los más creíbles en sus trabajo Stella Skarsgard como Goya, Natalie Portman en su doble papel de Alicia y su madre Inés, e inverosímiles un Javier Bardem impostado que no acaba de creerse su personaje como monje dominico ni como liberal afrancesado y el más creíble de todos José Luis Gómez.
Posee una intensa partitura del compositor español José Nieto.
Esperábamos mucho más de un veterano y septuagenario director como Milos Forman.
Premio del círculo de mujeres críticos.
MÁS INFORMACIÓN DE INTERÉS
BANDA SONORA
CÓMO SE HIZO
VIDEO ENTREVISTAS
AUDIOS
PREMIERE