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CRITICA
Por: PACO CASADO
Tras inaugurar la sección Panorama en el pasado Festival de Berlín, llega a las pantallas españolas la última película de Gérard Corbiau, un realizador aficionado al cine de época como ya lo demostró en sus anteriores títulos El maestro de música y Farinelli.
Ahora, inspirándose libremente en el estudio realizado en su novela por Philippe Beaussant, elucubra acerca de la amistad entre el monarca Luis XIV y el músico italiano Lully, poniendo así de manifiesto una de las aficiones poco conocidas del rey, su afición a la danza y sus cualidades como bailarín, al tiempo que inventa unas relaciones no muy definidas entre ambos, dejando entrever su homosexualidad, lo cual no está probado y además el rey odiaba esta faceta, ya que su padre y su hermano lo fueron.
Hay un tercer lado que forma el triángulo, el dramaturgo Molière que escribía algunas letras e inventaba argumentos para las obras a las que ponía la música Lully.
Gérard Corbiau ha dispuesto de un gran presupuesto para recrear la época a base de decorados, escenarios naturales y vestuarios con los que peca de recargar en exceso la pantalla, abusando de las secuencias en interiores, haciendo lenta y monótona la relación entre los protagonistas, lo que pesa en el ánimo del espectador, cosa de la que también adolecía su anterior cinta Farinelli.
Una cinta histórica que no es totalmente cierta.
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