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CRITICA
Por: PACO CASADO
Dennis Hopper, tras interpretar algunos papeles secundarios en films como "GIgante" o "Valor de ley", se decide a ponerse tras la cámara y dirige "Easy rider (Buscando mi destino)".
La obtención del premio "Ópera prima" en el Festival de Cannes y el hallazgo de un tema nuevo, que después se daría en llamar "cine itinerante", seguido por otros, le lanzó a la fama.
Al cabo del tiempo (diez años de su estreno en España) vuelve de nuevo a las pantallas, conservando cierta frescura aunque ya no tiene esa novedad en sus imágenes y viéndose desde otra perspectiva la vida de estos dos jóvenes marginados americanos a lomos de sus potentes motocicletas que, tras hacer una venta de droga, recorren el país.
En su recorrido se enfrentan a diversos grupos sociales con distintas ideologías, en contacto con la naturaleza, en busca de la paz y la libertad, temas éstos que impregnan el film en cierto lirismo, arropado por las canciones representativas de su época.
Todo ello no es más que un pretexto para la reflexión sobre la droga, el erotismo, la forma de vida.
El largometraje se adivina como el trabajo de colaboración de todo un equipo, con una hermosa fotografía, tendente a veces al esteticismo y con algunas escenas pretenciosas, como la del onirísmo erótico en el cementerio, compensada por la buena banda sonora o la interpretación, llevada a cabo con un ritmo adecuado hasta culminar en el trágico final, lleno de sentido fatalista y absurdo, con el que termina la película.
Aunque los años le hayan hecho perder intencionalidad en su impacto con sus virtudes y fallos, sigue conservando cierto interés.
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