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CRITICA
Por: PACO CASADO
Los festivales sirven a veces para descubrir películas que de otra forma pasarían desapercibidas y que con la llamada de los premios se alerta al espectador sobre ellas.
Así ocurre con 'María, llena eres de gracia' (2003), que fue una sorpresa en el pasado Festival de cine de Berlín donde consiguió dos premios, a la mejor ópera prima y a la mejor actriz para Catalina Sandino Moreno, compartido con Charlise Theron por 'Monster' (2003).
Su estreno mundial fue en el Festival de Sundance donde logró el premio del público al mejor drama del certamen.
Toca este film un tema muy actual, el de María, una joven de 17 años, que vive en el Norte de Bogotá y trabaja en una empresa de flores, mal pagada, que ante el futuro tan negro que tiene por delante en su pueblo colombiano, decide convertirse en mula, que así se llama a las mujeres que se dedican a pasar droga en su estómago, con el riesgo de muerte si alguna pepa se rompe o que sean detectadas y apresadas por la policía en los rigurosos controles que hacen los norteamericanos.
La cinta tiene una primera parte donde se exponen las penalidades de la protagonista y los motivos que le mueven a ello ante la falta de futuro, con un carácter casi documental de cómo se lleva a cabo todo el proceso, y una segunda parte más de carácter policiaco sobre la resolución del caso, en el que dos chicas más acompañan a María con diversa fortuna al no saber desenvolverse en una ciudad y en un idioma desconocidos como el de Nueva York.
Pocas veces hemos sentido en una sala de cine tanta inquietud por la protagonista de una película como en ésta, con escenas llenas de tensión ante la posibilidad de su descubrimiento, que contagia al espectador por su buen hacer, a pesar de ser la ópera prima de este californiano debutante que es Joshua Marston y sobre todo la candidez e ingenuidad de la joven y guapa Catalina Sandino Moreno, también debutante, que recibió su justo premio.
Se aprecia la colaboración norteamericana en el buen sonido y nitidez de imagen, lejos del feísmo habitual de las producciones sudamericanas, que ni se ven ni se entienden bien.
Este es el primer largometraje del director norteamericano Joshua Marston en el que muestra la realidad del pueblo colombiano, que supone una obra testimonio de denuncia y compromiso, expuesta en una narración realista y dolorosa al mismo tiempo.
Nominada al Oscar Catalina Sandino Moreno. Y 41 premios de festivales y asociaciones de críticos.
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