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CRITICA
Por: PACO CASADO
En 1977 el director Antonio Isasi Isasmendi dirigía 'El perro', la adaptación hecha por él, en compañía de Juan Antonio Porto, de la novela 'Como un perro rabioso', de Alberto Vázquez Figueroa, logrando una más que aceptable película de aventuras situada en un hipotético país sudamericano dominado por un dictador militar, que narraba el enfrentamiento mortal de un hombre, huido de un penal, con un astuto perro que le buscaba por todas partes, siendo el animal el que mantenía el interés de este relato.
En la España del futuro, la inmigración se ha convertido en un problema incontrolable que ha provocado que se cierren las fronteras.
Pero Dante está dispuesto a llegar al norte del país con su amada Ula, lo que un rottweiler mutante no se lo pondrá fácil.
Esta vez es el propio autor el que recibe el encargo de convertir su novela en un guion para un film de terror, transformando el astuto perro en un rottweiler asesino, un monstruo de dientes de acero que destroza a su víctima al recibir la orden de matar.
Se cambia el tiempo en que transcurre la acción pasándola a un futuro inmediato, 2018, en que se ha formado una barrera en el sur de España para evitar el flujo de la inmigración africana. Allí es capturado Dante y su novia Ula que llegan en una lancha con varios inmigrantes y es duramente castigado y encarcelado por Kufard, sin más juicio que el suyo.
A la primera ocasión escapa y es cuando entra en acción este monstruo de ojos azul eléctrico venido del infierno, capaz de morir varias veces y resucitar.
Hay varios errores en el plano guion, como no matar a la primera ocasión al animal y si a su perseguidor; o decir que es el sur de España y no haber ni un paisaje identificativo y en su lugar es la montaña de Monserrat; el perro en ningún momento da miedo más que a los actores pero no al público; en muchas ocasiones se nota el animatronic y en pocas aparece el perro real, entre otros.
Está dirigida y producida por el filipino Brian Yuzna, cineasta que cuenta con la experiencia de tener en su haber una larga lista de mediocres películas del género de terror, que suelen ofrecer imágenes sangrientas y violentas en la mayoría de los casos.
La realización es torpe, abusa de la visión subjetiva del animal que es utilizado muy mal, al igual que los flash backs, y los cuatro millones de euros que ha tenido de su presupuesto.
A pesar de tener en el reparto actores conocidos como William Miller, Paul Naschy o Irene Montalà, no tiene el atractivo suficiente para atraer al público.
Una nueva versión que nada añade de positivo a la anterior, sino todo lo contrario.
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