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CRITICA
Por: PACO CASADO
En un país como Uruguay (3 millones de habitantes), donde se hacen dos cintas al año, hacer El último tren es un triunfo y si es tan interesante más. Este es el primer logro de esta ópera prima de Diego Arsuaga, conocedor del oficio fílmico en muchas de sus facetas, pero debutante como director, que nos cuenta una historia entrañable.
Tres viejos, pertenecientes a la Asociación de amigos del Riel se oponen a la que la última locomotora sea vendida a una multinacional de Hollywood para hacer una película, y deciden secuestrarla en un viaje imposible al interior del país.
El guión es casi un cuento utópico, una metáfora en la que con el lema que portan en la locomotora "El patrimonio no se vende" pone en solfa ciertas cosas que suelen ocurrir no sólo en Uruguay sino por extensión a cualquier país sudamericano sometido al imperialismo yanqui: la corrupción policial, los malos tratos, la falta de relaciones personales en las que hace falta más humanidad o el desamparo de los ancianos.
Están muy bien diseñados los tres protagonistas: uno padece amnesia progresiva, otro problemas cardíacos y otro se cree su imposible participación en la Guerra civil española e intenta ponerse a la altura de las mentiras que cuenta, detalles éstos que vamos descubriendo durante el recorrido.
Es un improvisado viaje a la libertad que, previsiblemente, acaba en una vía muerta, pero mientras tanto mantiene la ilusión de un ingenuo sueño y plantean la lucha por algo en lo que creen.
El film habla también de amistad y de la ilusión de estos pobres viejos de dejar algo que en su vida ganaron con el sudor de su frente a ese niño que les ayuda a alimentar de carbón la máquina y que representa a las nuevas generaciones que vienen detrás.
Estupendo el trabajo de los tres veteranos actores argentinos, que ya coincidieron en La Patagonia rebelde, de Héctor Olivera, y cuya labor conjunta fue premiada en el Festival de Valladolid, así como al mejor director novel y el premio del público. También obtuvo premio en el Festival de Montreal.
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