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CRITICA
Por: PACO CASADO
Sin que llegue a la altura de calidad que poseía en otros tiempos el cine negro francés, esta película del joven debutante realizador Jean-Claude Brisseau, se inscribe en esa línea que en las décadas anteriores trató de imitar, a veces con buena fortuna, a las producciones norteamericanas de este género.
El relato comienza con el asesinato a sangre fría, a tiros a un hombre a manos de Stephane una malvada mujer que es la esposa de un alto magistrado.
Pero ella finge haber actuado en defensa propia al intentar violarla
Las investigaciones dan como resultado que era un gángster, pero la señora se enamora del investigador que lleva el caso Paul Delorme y a raíz de ahí saldrá a relucir su turbio pasado y otras sorpresas que ilustran su desarrollo, como una hija adolescente que será la clave en el desenlace.
La ambigüedad y frialdad de la protagonista parece salida del más clásico de los films negros del género.
Sylvie Vartan se identifica bien con su papel y lo saca adelante con bastante aplomo.
Pero el guion complica en exceso las situaciones hasta que en el último tercio desea solucionar el tema y se saca un personaje de la manga que será decisivo aunque resulte un poco forzada la solución.
A lo largo de la cinta se dan cita todas las características del género, pero a Jean-Claude Brisseau, guionista y realizador, le falta experiencia para combinarlas más sabiamente y de forma más experta.
Para ser su primera película, pasa.
Se deja ver discretamente.
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