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CRITICA
Por: PACO CASADO
El cine de Hollywood ha estado siempre basado en una industria potente con unos directores veteranos y muy profesionales.
De un tiempo a esta parte este planteamiento ha cambiado en este sentido, ya que tanto la industria como los realizadores parece que no continúan al mismo nivel que tenían hace unos años.
Tras el fallecimiento de su marido debido a un accidente hace tres meses, Judith Farrow, que trabaja en el Ministerio del interior en Londres, siente la falta de la vida conyugal.
Al iniciar una relación sentimental en unas vacaciones en las Islas Barbados con Feodor Sverdlov, un agregado de la embajada británica en París, pone en alerta al Servicio de la Embajada británica.
Blake Edwards, estrella del género de la comedia, es un director importante dentro del actual cine norteamericano.
A él se le deben películas de una gran calidad, tales como 'Días de vino y rosas' (1962), 'La pantera rosa' (1963), 'Desayuno con diamantes' (1961) todas ellas comedias destacadas, género en el que ha realizado los mejores títulos de su filmografía.
Sin embargo de un tiempo a esta parte se interesa más por el tema de la guerra y sobre todo del espionaje.
Recordemos en este sentido su 'Daring Lily' (1970) en el que con este funde y se entrelazan una serie de canciones que van convirtiendo el film en una comedia musical.
De nuevo el tema del espionaje vuelve a aparecer en su filmografía con esta cinta que hoy comentamos 'La semilla del tamarindo' (1974), sin que aquí haya más que el entramado de la intriga con esa otra de corte romántico de los amores de una chica perteneciente la Freign Officer con un agregado militar.
Las dos aventuras irán hacinendo su aparición convenientemente conforme avanza la trama, lo que contentará por igual a los aficionados a ambos géneros.
El director americano ha construido un guion que es la base de la película y lo ha adornado con una estupenda puesta en escena, con las relaciones sentimentales de los protagonistas muy cuidadas, urdidas con la intriga, pero descuida el aspecto ideológico con diálogos que no son muy creíbles, y un enemigo que parece de una época anterior.
Tiene algo de cinismo en su visión ácida del mundo actual y de los políticos de altos cargos, un tanto artificiales que creemos que ya están un poco pasado de moda y vacíos de contenido aunque en su contra tenga una construcción bastante perfecta.
Junto a este atractivo está también el de los actores, la británica Julie Andrews por una parte y el egipcio Omar Shariff por la otra, aunque sobresaliendo la primera al demostrar mayores dotes de actriz y al ser más favorecida por el realizador y su marido a un tiempo.
Blake Edwards ha trasplantado con dignidad y corrección la intriga bien definida, extraída de la novela de Evelyn Annthony, consiguiendo una comedia agradable, que se deja ver con facilidad y en la que no faltan los detalles de un notable director, que consigue meterse al espectador en el bolsillo, sobre todo en la segunda parte de este film.
Cuidado en los demás aspectos técnicos, fotografía, guion, música, cuenta en la interpretación, junto a Julie Andrews y Omar Shariff, con Anthony Quayle, Sylvia Syms y Oskar Homolka entre otros.
En definitiva una cinta eminentemente comercial que tiene todos los ingredientes necesarios para hacer una buena carrera en las carteleras, por lo que tal vez no estuviera descartada para lograr (desconocemos las restantes películas presentes en el certamen) el primer Ticket de oro concedido en el presente año en el Festival de cine de San Sebastián al film más comercial.
Por su parte la veterana Sylvia Syms fue nominada al Bafta.
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