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CRITICA
Por: PACO CASADO
Hay ocasiones que en los festivales los programadores se reservan la mejor película para última hora y cuando ya parece que está todo decidido surge la sorpresa echando por tierra todas las previsiones.
Tal vez esté pensado así con alguna intención, entre otras para dejar buen sabor de boca en el público o para indicarle a los jurados el camino a seguir al tener fresca su proyección.
Este puede ser el caso de este estupendo film multipremiado tras haber conseguido los galardones en el Festival de cine de Locarno: mejor actriz Lotte Verbeek, mejor ópera prima, el premio Fipresci y el del Jurado joven; otros cuatro de la Cinematografía holandesa: mejor película, director, fotografía y sonido. Y el Giraldillo de plata en el Festival de Sevilla al mejor film, todos logrados en 2009.
Esto no quiere decir nada porque la calidad de la cinta habla por sí misma.
Es la historia de Anne, una mujer radical e intransigente, que tras quitarse el anillo de casada y abandonar un piso vacío en Holanda, se va a vagabundear de forma voluntaria por los austeros paisajes de Connemara y llega hasta Irlanda, donde en una casa perdida en medio de la nada encuentra a Martin, un solitario como ella, que acaba de perder a su esposa y vive como un ermitaño en la más estricta soledad.
Él le ofrece comida a cambio de trabajo, y ella acepta pero le propone un pacto de no relacionarse ni preguntar, hasta el punto de no decirse ni siquiera los nombres, (a ella le llama Tú), ni saber nada personal del pasado.
El roce continuo, mínimo, apenas si se hablan, hará que terminen dejando a un lado el pacto de silencio y lleguen a comprenderse el uno al otro. La intimidad que surge entre ambos seguirá la trayectoria de cualquier relación sentimental, pero el destino romperá esta naciente amistad.
La directora polaca nacionalizada holandesa Urszula Antoniak debuta en el largometraje con esta película que no es nada sencilla de poner en imágenes, aunque a simple vista lo parezca.
Deposita en ella bastante sensibilidad e inteligencia a la hora de utilizar los escasos recursos que tiene a los que agarrarse.
Tampoco le falta valentía en el momento de llevar a cabo un film en el que prácticamente dispone de dos únicos personajes, además de la naturaleza y un nublado y lluvioso paisaje irlandés, que parece que invita a la soledad buscada de esas dos personas que se transforman en una sola, para las que dicha soledad es sinónimo de libertad.
Estupendo el trabajo interpretativo de la pareja protagonista, Stephen Rea en un personaje ilustrado e irónico frente a la rebelde vagabunda que hace Lotte Verbeek en los que recae todo el peso de la cinta.
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