Por PACO CASADO

 Por la Ruta 74, cerca de la frontera, un furgón policial transporta a dos peligrosos delincuentes, Mackenzie y Branson, para ser ejecutados. Pero el destino le reservará otro final al lograr escapar del temible sheriff Apollo. En su huida Mackenzie secuestra a una familia y tendrá que enfrentarse a la ley y a las terribles criaturas que surgen en los alrededores.
 Con esta sinopsis argumental y con un guión en condiciones cualquier director podría haber sacado un producto de serie B medianamente digno. Pero lo que logran estos tres directores andaluces es una producción de serie Z en la que han jugado a hacer una película con 2.000 euros y en betacán.
 Lo que no es de recibo es que este juego, que habrá resultado muy divertido para los que lo han hecho en varios fines de semana, se proyecte en una sala comercial y se cobre por ello, con el riesgo de que algún espectador pida que le devuelvan el dinero, por el fraude que ello supone.
 Cualquier parecido con un producto medianamente industrial o comercial es pura coincidencia, realizado sin la más mínima profesionalidad, sentido de la interpretación de los actores, ni idea de dirección de los mismos por parte de los realizadores.   Contemplar esto en una pantalla da vergüenza ajena.