Título: | NUNCA HABLES CON EXTRAÑOS | |
Tit. Orig.: |
NEVER TALK TO STRANGERS | |
Nacionalidad: | EE.UU., 1995 | |
Dirección: | PETER HALL | |
Guión: |
LEWIS GREEN, JORDAN RUSH |
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Fotografía: | ELEMER RAGALYI | |
Música | PINO DONAGGIO | |
Interpretes: | REBECCA DE MORNAY, ANTONIO BANDERAS, DENNIS MILLER, LEN CARIOU, HARRY DEAN STANTON, MARTHAN BURNS, EUGENE LIPINSKI, BEAU STARR, PHILLIP JARRETT | |
Censura: | NO RECOMENDADA PARA MENORES DE 13 AÑOS | |
Duración: | 86 MINUTOS |
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Por PACO CASADO
En los thrillers actuales, el cine americano trata de buscar la novedad, la sorpresa, ya que son muchos los que se ofrecen a diario en la televisión, por lo que a la hora de hacer uno nuevo para la gran pantalla hay que dar algo diferente y novedoso.
Para esta ocasión se han elegido diversos elementos que ofrezcan novedad. Por ejemplo la interpretación de una pareja explosiva, compuesta por Rebecca de Mornay, famosa por su malvado papel en "La mano que mece la cuna" (1991) o "Los tres mosqueteros" (1993), y el actual mito del español Antonio Banderas, afincado en el cine americano, para que pusieran fuego en su relación sexual, de cuyas escenas eróticas algunas han caído para evitar la censura americana, no así aquí en España que se conservan todas al completo.
La historia se centra en el personaje de una psicóloga criminalista que investiga si un asesino actuó consciente de su delito o es un enfermo mental, cuando aparece en su vida un portorriqueño, Tony, y comienzan a ocurrir extraños sucesos que le hacen sospechar de todos, ya que su existencia se convierte en un verdadero infierno.
Uno de los aspectos de esta película es que trata el tema de la doble personalidad, lo que origina todo el meollo del film, y con eso no descubrimos quien es el asesino.
La verdad es que eso lo hizo de forma magistral Richard Fleischer en "El estrangulador de Boston" (1968) y lo tocó también Alfred Hitchcock en "Psicosis" (1961), por lo que aquí no puede constituir ninguna sorpresa, sino todo lo contrario, ya que se quiere rizar tanto el rizo que el guión estropea la buena labor que realiza desde la puesta en escena Peter Hall, un eminente y venerable director de teatro y cine inglés, de 64 años, que a su edad se permite el lujo de debutar en el cine americano con esta cinta, que no le ha salido todo lo redonda que hubiera deseado, por el truculento final en su afán de sorprender al espectador.