Título: | DESMADRE DE PADRE | |
Tit. Orig.: |
THAT'S MY BOY | |
Nacionalidad: | EE.UU., 2012 | |
Dirección: | SEAN ANDERS | |
Guión: |
KEN MARINO, DAVID WAIN |
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Fotografía: | BRANDON TROST | |
Música | RUPERT GREGSON-WILLIAMS | |
Interpretes: |
ADAM SANDLER, ANDY SAMBERG, LEIGHTON MEESTER, JAMES CAAN, SUSAN SARANDON, MILO VENTIMIGLIA, VANILLA ICE, WILL FORTE, CIARA |
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Censura: | NO RECOMENDADA PARA MENORES DE 18 AÑOS | |
Duración: | 115 MINUTOS |
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Por JOSÉ MONTESINOS
Que la comedia americana ha cambiado mucho en estos últimos años ha quedado más que patente cuando nos toca visionar lo que se está produciendo. En estos tiempos los productores asocian comedia con cine para adolescentes y aquí es donde entra el cambio radical que ha dado este género.
Si en los años ochenta a estos largometrajes se les denominaban de “albóndigas”, por los conocidos títulos que llegaron a las salas y todas con éxito, ahora se ha pasado a la grosería y lo escatológico para ofrecer a la juventud un cine que en ocasiones suele funcionar en taquilla.
La última en llegarnos es la nueva producción de Adam Sandler, un cómico que ha sabido hacerse un hueco a través de los años. No hay más que recordar algunos de sus primeros filmes que no llegaron ni a estrenarse en España caso de “La guerra de los bombones” (1988) o “Un día de locos” (1994) y los que siguieron fueron auténticos fracasos como “Cabezas huecas” (1994), “Billy Madison” (1995), “Terminagolf” (1996), “A prueba de balas” (1996) o “El chico ideal” (1998).
Fue ésta última con la que empezó a darse a conocer precisamente y a partir de la cual vendrían sus mejores largometrajes a nivel comercial, que no artístico.
Normalmente su carrera ha ido enfocada, salvo contadas excepciones, a un público familiar aunque sin faltar sus groserías de siempre, pero esta vez deja de lado ese tipo de cine para adentrarse en una trama totalmente opuesta, aunque en ella lleva implícito su sello propio.
Narra la historia de un padre al que hace mucho que abandonó su hijo para tras el desastre que era para él. Ahora años más tarde el padre decide ir en busca de su hijo justo en el fin de semana de su boda ya que necesita una cantidad de dinero para pagar a hacienda y si no irá en pocos días a la cárcel.
Resulta que este padre en el pasado ha ganado mucho dinero gracias a que en su adolescencia dejó embarazada a una profesora que cumple condena por haber estado con un menor, dilapidando a través de los años todo el dinero.
No hay mucho más que contar de una historia muy estirada por el guionista, haciéndose cansina y aburrida por la reiteración de chistes facilones que en la mayoría de las ocasiones no causan gracia alguna.
El argumento ideado aquí es exclusivamente para lucimiento, una vez más, de su protagonista, solo que en esta ocasión se ha dado alguna vuelta de rosca más escribiéndose una historia burda, grosera, ensañándose con todo el material escatológico posible y con reiteración de los mismos chistes, lo que hace que nos cansemos de tanto esperpento.
La dirección de Sean Anders, que hace con este su segundo largometraje tras su desafortunado debut en “Sex Drive” (2008), no enmienda su carrera con esta nueva cinta, la cual habrá sido una pura juerga para el equipo pero el espectador no encuentra nada en una comedia artificial y vacía de contenido.
Adam Sandler vuelve a interpretar el tipo de personaje al que nos tiene acostumbrados, siguiendo la misma línea que en otros filmes, con una interpretación exagerada al máximo, seguido por un desconocido como Andy Samberg al que hemos visto por ejemplo en “Flipado sobre ruedas” (2007), “Te quiero, tío” (2009) o “Dime con cuántos” (2011).
Por último hacer una mención a las breves apariciones, en esta ocasión, de los veteranos James Caan y Susan Sarandon, a lo que nos tiene acostumbrados Sandler, que aprovecha cada nueva película para incorporar a algún ilustre veterano en unos descerebrados personajes y por último también la del cantante rapero Vanilla Ice.