Título: | EL HOMBRE QUE SABÍA DEMASIADO | |
Tit. Orig.: |
THE MAN WHO KNEW TOO MUCH | |
Nacionalidad: | EE.UU., 1955 | |
Dirección: | ALFRED HITCHCOCK | |
Guión: |
JOHN MICHAEL HAYES |
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Fotografía: | ROBERT BURKS | |
Música | BERNARD HERRMANN | |
Interpretes: |
JAMES STEWART, DORIS DAY, BRENDA DE BANZIE, BERNARD MILES, RALPH TRUMAN, DANIEL GÉLIN, ALAN MOWBRAY |
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Censura: | AUTORIZADA PARA MAYORES DE 14 AÑOS | |
Duración: | 120 MINUTOS |
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Por PACO CASADO
Alfred Hitchcock ya había hecho esta misma historia años atrás, en su etapa inglesa en 1934, pero volvió a repetirla con una mayor duración, con más medios y además en technicolor, ya que cuando la realizó por primera vez en Inglaterra era en blanco y negro.
Conseguía así satisfacer su deseo de corregir los errores de la anterior.
El guion de John Michael Hayes, colaborador de Alfred Hitchcock en algunas de sus mejores películas, es de una gran perfección, saltando de un escenario a otro y cobrando intensidad conforme avanza la trama.
Al fin vio satisfecho su deseo de poder corregir lo errores de la primera versión y al mismo tiempo alteraba algunas escenas, como ejemplo el comienzo de la historia que aquí sucede en Marruecos y no en Suiza, cambia la niña original por un niño, la profesión de la protagonista, aquí la de cantante y también la famosa escena del concierto en el Albert Hall, ya que en esta nueva versión no es la protagonista la que elimina al asesino y la acción se prolonga más para encontrar al pequeño
La elección de los actores fue otro gran acierto.
De la eficacia de James Stewart no había la menor duda, pero con respecto a Doris Day sorprendió a los críticos en su momento con su excelente interpretación.
La eligió por ser rubia, siguiendo su habitual costumbre, y debido a su faceta como cantante.
En este sentido canta Qué será, será, que logró el Oscar de ese año a la mejor canción.
Una vez más utiliza la partitura del maestro Bernard Herrmann al que utiliza como el director de la Orquesta Sinfónica de Londres y el coro de 350 voces del Covent Garden, interpretando la cantata de Arthur Benjamin que tanto protagonismo tiene en los momentos de suspense, ya que todo depende de un simple platillazo.
Técnico insuperable del cine consigue en la célebre secuencia del concierto en el Albert Hall de Londres tal climax de suspense, que está considerada por muchos como una de las cumbres del cine hitchcokiano.
Siguiendo su norma de figurar en todos sus films, Alfred Hitchcock aparece aquí en la escena del número de prestidigitación.