Título: | NOS VEMOS, PAPÁ | |
Tit. Orig.: |
NOS VEMOS, PAPÁ | |
Nacionalidad: | MÉXICO, 2012 | |
Dirección: | LUCÍA CARRERAS | |
Guión: |
LUCÍA CARRERAS |
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Fotografía: |
GERMÁN LAMMERS |
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Música |
CHRISTIAN BASSO |
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Interpretes: |
CECILIA SUÁREZ, MARCELO D'ANDREA, GABRIELA DE LA GARZA, VERÓNICA LANGER, ARTURO BARBA, MOISÉS ARIZMENDI, ILLIANA FOX, LUCÍA NAVARRO |
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Censura: | ||
Duración: | 87 MINUTOS |
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Por PACO CASADO
La segunda participación de México en la Sección oficial a concurso del Festival de cine Iberoamericano de Huelva es con 'Nos vemos, papá' (2012), dirigida por Lucía Carreras, otra de las realizadoras presentes en el certamen onubense, que debuta en el largometraje con esta cinta, tras haber escrito los guiones de varios títulos, entre ellos el de Año bisiesto que ganó la cámara de oro en el Festival de cine de Cannes en el 2010.
La película que comentamos, que versa sobre la pérdida del padre, ha sido presentada anteriormente en el Festival de cine de Karlovy Vary, República Checa.
Desafiando la separación causada por la muerte de su padre, Pilar vivirá con él como un ser imaginario. Poco a poco su familia se dará cuenta de que algo no está bien en ella y tratará de separarla de su casa y de sus recuerdos. Pero Pilar encontrará la manera de regresar.
Un drama íntimo y contemporáneo que habla del amor, de la pérdida de un ser querido, de la soledad, en una historia que va de lo agridulce de la muerte a la forma de lidiar con ella.
Es también una exploración acerca de la irracionalidad de esta historia.
El film recoge la evolución de Pilar con una patología como es el caso de esta mujer que quedó sola en la vida.
El mito de Electra que inspiró esta figura nostálgica del relato de Homero a tantos escritores de la antigüedad, ha sido llevado al cine en varias ocasiones, como en 'Electra' (1962), de Michael Cacoyanis o en 'Sandra' (1965), de Luchino Visconti, y que también preside el tema central de esta cinta cuyo guion está libremente basado en la telenovela de igual título.
Pilar vive con su padre. Un día al volver del trabajo se lo encuentra muerto. A partir de ahí comienza el calvario y la soledad de Pilar afectada por la muerte del padre a quien estaba muy unida y constituía el único amor de su vida.
Su hermano quiere vender la casa y ante su estado emocional se la lleva a la suya, pero terminará reconociendo que su lugar y su mundo está en la de su padre, que había sido su figura afectiva desde que era una niña, con una imaginación enfermiza, ambigua e incestuosa.
La sensibilidad femenina de la directora se refleja en la protagonista y en la cuidada puesta en escena llevada a ritmo lento, introspectivo, con escogidos y bien cuidados encuadres, con planos largo y majestuosos movimientos de cámara acorde con la profunda melancolía y tristeza de Pilar, en la misma línea que va también la música de Christian Basso.
Un lento, premioso y reiterativo drama psicológico.