Título: | LAST DAYS | |
Tit. Orig.: |
LAST DAYS | |
Nacionalidad: | EE.UU., 2004 | |
Dirección: | GUS VAN SANT | |
Guión: |
GUS VAN SANT |
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Fotografía: |
HARRIS SAVIDES |
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Música |
RODRIGO LOPRESTI |
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Interpretes: |
MICHAEL PITT, LUKAS HAAS, ASIA ARGENTO, SCOTT PATRICK GREEN, NICOLE VICUS, RICKY JAY, RYAN ORION, KIM GORDON |
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Censura: | NO RECOMENDADA PARA MENORES DE 13 AÑOS | |
Duración: | 94 MINUTOS |
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Por PACO CASADO
El cineasta Gus Van Sant, que lograra películas tan interesantes como 'El indomable Will Hunting' o 'Buscando a Forrester', comenzó a decaer tras hacer la copia milimétrica de 'Psicosis' y se dedicó a hacer el cine independiente de sus comienzos americanos, iniciando una nueva etapa experimental en su carrera con lo que hasta aquí es una trilogía sobre la muerte con Gerry, dos jóvenes perdidos en el desierto, 'Elephant', la masacre en el instituto Columbine, y 'Last Day' inspirada en los dos últimos días del cantante de rock, líder del grupo Nirvana, Kurt Cobain.
No es una biografía ya que aquí el protagonista se llama Blake y es un cantante que huye del peso de la popularidad y la fama, retirado en una descuidada mansión, perdida en medio de un bosque, por donde deambula buscando inspiración.
El film trata de mostrar la imposibilidad de comunicación de este personaje con la gente que le rodea, los componentes de su grupo, su representante, lo que únicamente le proporciona soledad y desesperación.
Hay episodios que no tienen sentido, ni encajan en la historia, como la visita de un vendedor de encartes publicitarios en las páginas amarilla o la de dos jóvenes proselitistas religiosos.
Está realizada con cámara a mano, largos planos secuencia y escasos diálogos.
La cinta es un intento fallido, lento y pretencioso, que trata de romper las convenciones de la narrativa cinematográfica tradicional y lo que queda es una sensación de engaño al espectador que se aburre soberanamente con este largometraje minimalista, gélido y seco, de un director tan sobrevalorado por cierta crítica que no ofrece nada en su puesta en escena, en sus personajes, ni en sus actores, con este ejercicio plúmbeo y vacío sin el menor interés, con un lenguaje cercano a lo abstracto, tedioso, con una narrativa sonámbula de largas tomas, que sigue al personaje en su deambular perdido por el bosque, que se traiciona a sí misma al ofrecer una trascendencia que no tiene y que delata la trivialidad de este realizador que sólo deleita a sus más fieles seguidores.
Ganó el premio técnico en el Festival de cine de Cannes 2005.