Título: | SOSPECHOSOS HABITUALES | |
Tit. Orig.: |
THE USUAL SUSPECTS | |
Nacionalidad: | EE.UU., 1995 | |
Dirección: | BRYAN SINGER | |
Guión: |
CHRISTOPHER McQUARRIE |
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Fotografía: |
NEWTON THOMAS SIGEL |
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Música |
JOHN OTTMAN |
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Interpretes: |
STEPHEN BALDWIN, GABRIEL BYRNE, BENICIO DEL TORO, KEVIN POLLACK, KEVINS SPACEY, CHAZZ PALMINTERI |
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Censura: | NO RECOMENDADA PARA MENORES DE 18 AÑOS | |
Duración: | 105 MINUTOS |
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Por PACO CASADO
Cuando ya creíamos que la llama sagrada del género del cine negro se estaba apagando irremisiblemente con tanta adulteración como ha sufrido en los últimos años, surge la figura de Bryan Singer, un joven director americano, de 28 años, que sorprende con su segunda película, una de las obras de más genuino sabor del género negro que se ha hecho en los últimos tiempos.
Debutó en el cine con un relato de terror, 'Public Access' (1993), que fue premiado en el Festival Cine de Sundance, y llamó la atención. Aquí sólo se vio en los Festivales de cine de Valencia y Sitges.
Para hacer su segundo film, 'Sospechosos habituales' (1995), tan sólo necesitó 35 días y 690 millones de pesetas, cifras ambas ridículas para cualquier cinta americana que se precie, y a pesar de ello consigue unos excelentes resultados.
El incendio en un barco ocasiona 27 muertos. Un agente de aduanas es encargado de investigar los hechos y descubre que el culpable es un antiguo delincuente, ex policía, aparentemente rehabilitado.
Un superviviente le cuenta cómo se formó la banda criminal en torno a este personaje al ser detenidos como sospechosos habituales de un crimen que no habían cometido.
La película tiene todos los ingredientes del más clásico producto del género. Un jefe que en la sombra forma una banda de la manera más original. Un planteamiento del golpe, una historia densa y complicada; corrupción policial, drogas, dinero y crímenes por doquier.
Y sobre todo ese asunto, sobrevuela un hombre enigmático, Keyser Sözé, que es sinónimo del mal, el diablo en persona, que con tan sólo pronunciar su nombre, causa pavor y espanto a los que lo oyen.
Un guion con una construcción eficaz, a la manera de un puzzle, en donde todo encaja al final de forma perfecta.
Una realización hecha por Bryan Singer, un gran amante del cine negro, con una sólida puesta en escena, llena de inteligencia y rigor.
Un montaje modélico, con un gran sentido narrativo y un uso espléndido del flash-back que aquí es fundamental.
La compacta y estupenda interpretación que llevan a cabo cada uno de los actores en sus respectivos cometidos, completa el cuadro de valores de este film que constituye una gran pieza del moderno cine negro norteamericano actual.
La Academia del cine de Hollywood le otorgó el Oscar a Kevin Spacey como actor de reparto y al mejor guion escrito para el cine, aspecto este último que también ganó el Bafta que igual recibió el montaje. En total fueron 31 los premios recibidos de críticos y festivales.