Título: | PARKING 2 | |
Tit. Orig.: |
P2 | |
Nacionalidad: | EE.UU., 2007 | |
Dirección: | FRANCK KHALFOUN | |
Guión: | ALEXANDRE AJA, FRANCK KHALFOUN, GRÉGORY LEVASSEUR | |
Fotografía: | MAXIME ALEXANDRE | |
Música | TOMANDANDY | |
Interpretes: | WEST BENTLEY, RACHEL NICHOLS, PHILIP AKIN, STEPHANIE MOORE, MIRANDA EDWARDS, PHILIPS WILLIAMS, FRANCK KHALFOUN, ARNOLD PINNOCK | |
Censura: | NO RECOMENDADA PARA MENORES DE 18 AÑOS | |
Duración: | 98 MINUTOS |
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Por PACO CASADO
Lo primero que hay que decir de esta película es que no se trata de ninguna secuela de otra anterior, sino que el 2 que figura en el título se refiere al nivel 2 del parking, donde Angela, una ejecutiva de una empresa, tiene aparcado su coche, que no le arranca cuando va marcharse a su casa para celebrar la cena de navidad.
Thomas, el vigilante se ofrece echarle una mano, pero pronto su amabilidad se torna en agresión cuando lo que pretende es que se quede a cenar con él en el parking aunque sea atándola a la pata de la mesa, como así ocurre, y ahí comienza su pesadilla.
Desde los primeros minutos este film tiende más al suspense que al terror, algo, lo primero, que parece que han olvidado los realizadores del género que tan bien hacía el maestro Alfred Hitchcock.
En un comienzo nos recordó a 'El coleccionista' (1965), de William Wyler, pero su continuación no sigue el mismo derrotero y es hacia la mitad cuando aparecen otros personajes y con ellos algunas escenas violentas y desagradables, aunque el peso lo lleven esencialmente la pareja protagonista Rachel Nichols (La guerra de Charlie Wilson (2007)) y Wes Bentley (American Beauty (1999)) que asumen bien sus respectivos papeles de ejecutiva acosada que termina por hacer frente al vigilante psicópata y asesino.
Parte del mérito de esta cinta se debe al guión de Alexandre Aja y Grégory Levasseur, los guionistas del remake de 'Las colinas tienen ojos' (2006), que manejan bien el suspense, mientras que el debutante Franck Khalfoun hace una puesta en escena discreta, con oficio y tendente siempre a asustar al espectador con constantes gritos y sobresaltos para mantenerle en tensión durante toda la proyección, lo que resulta bastante eficaz.
Sin que sea original pero al menos no es lo de siempre.