Título:	MENSAJE EN UNA BOTELLA
Tit. Orig.:	MESSAGE IN A BOTTLE
Nacionalidad:	EE.UU., 1999
Dirección:	LUIS MANDOKI
Guión:	GERALD DiPEGO. Basado en la novela escrita por NICHOLAS SPARKS
Fotografía:	CALEB DESCHANEL
Música	GABRIEL YARED
Interpretes:	KEVIN COSTNER, ROBIN WRIGHT PENN, JOHN SAVAGE, PAUL NEWMAN, ILLEANA DOUGLAS, ROBBIE COLTRANE, ROSEMARY MURPHY, JESSE JAMES, RICHARD HAMILTON
Censura:	NO RECOMENDADA PARA MENORES DE 13 AÑOS
Duración:	129 MINUTOS

 Por  PACO CASADO

     No siempre una novela de éxito tiene que llevar aparejado el triunfo de una película extraída de sus páginas como lo demuestra 'Mensaje en una botella' (1999), que tras vender el libro más de 600.000 ejemplares, el film no ha sido lo que se esperaba.
 El título es bastante explicativo ya de por sí como para no ser previsible.
  Una periodista encuentra un mensaje en una botella a orillas del mar y dado el sentimiento que encuentra en él decide investigar acerca de su autor que firma con una G.
 Es una misiva que envía a su esposa muerta que denota la soledad en que se encuentra, como le ocurre a ella tras su divorcio.
 Dos almas gemelas que parecen hechas la una para la otra.
 Lo que viene a continuación se lo pueden imaginar, ya que no admite muchas variantes, dentro del romanticismo que apunta la historia, pero con inesperado final.
 El guion se detiene excesivamente en estos aspectos en lugar de buscar otros derroteros que le dieran más emoción e interés, como la investigación que ha de hacer para encontrar al autor de la carta, por ejemplo, y tampoco recalca demasiado la diferencia de los dos mundos tan distintos en que viven cada uno de los protagonistas, la agitación de la gran ciudad en que trabaja ella y la tranquilidad del pequeño pueblo en que habita él.
 La realización también se toma su tiempo y alarga demasiado una historia que tal vez con hora y media hubiera resultado más ágil e interesante.
 En ello interviene la bella fotografía de Caleb Deschanel y la melodiosa música de Gabriel Yared, ganador del Oscar por 'El paciente inglés' (1996).
 Kevin Costner y Robin Wright Penn dan el físico adecuado para esta romántico melodrama, con el acompañamiento de Paul Newman como padre del protagonista que pone sensatez en el comportamiento de su hijo anclado en un pasado que ya no tiene remedio.
 En el juego de los tres personajes y sus diálogos reside parte del poco interés que suscita este film. Producida por Carlos Reygada, Carlos Serrano Azcona, Jaime Rosales y Jaime Romandía, hace su ópera prima el guionista y director madrileño Carlos Serrano Azcona, que fue ayudante de dirección de Carlos Reygada en su primer largometraje, Japón.
Antes estudió Filosofía en la Universidad Complutense y dirección en la London Film School, pero poco aprovecharía el tiempo a juzgar por los resultados de su ópera prima.
 A la vista de quienes son los productores, del estilo de cine que suelen hacer, de la ayudantía de dirección con el que aprendió, no es de extrañar que el cine que lleva a cabo en su primera película este individuo sea exactamente igual que el de sus próceres, con las mismas características, de aburrido, de sin sentido, de sin argumento y de sin idea de lo que es el lenguaje cinematográfico en su afán de innovar o de epatar, siempre con la cámara a mano y pegada a la nuca del protagonista que deambula por las discotecas y las calles de noche, de día o duerme en un banco, sin la más mínima elipsis de tiempo.
 El protagonista se ha divorciado de su mujer pero quiere ver a sus hijas, cosa que tiene prohibido por ley y a pesar de ello se empeña en hacerlo. Ha trabajado fugazmente en la discoteca de un amigo pero es expulsado a las primeras de cambio y se vuelve a quedar en la calle sin nada que hacer. Termina acercándose a ver a su abogado que le vuelve a decir que no haga nada y acaba por querer tirarse de un puente y ahí se corta la historia, si es que a eso se le puede llamar así, que está mejor contada en estas cuatro líneas que en las insoportables imágenes de esto ya que no nos atrevemos a llamarle película.
 Esta misma técnica en las cintas de Reygada es aburrida, se ve crecer la hierba, observar íntegro un amanecer o una puesta de sol, pero al menos tiene una belleza que aquí no hay por ningún lado. Y se ponga como se ponga el director y sus patrocinadores esto es anticine, anticomercial y dudamos que encuentre quien lo estrene. Pasó por el Festival de San Sebastián en una de las secciones paralelas, que es donde se ha llegado a exhibir y los pocos que la vieron salieron echando pestes.