Título: |
WEST SIDE STORY |
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Tit. Orig.:
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WEST SIDE STORY |
Nacionalidad: |
EE.UU., 1961
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Dirección: |
ROBERT WISE, JEROME ROBBINS |
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Guión: |
ERNEST LEHMAN. Basado en la obra de ARTHUR LAURENTS, JEROME ROBBINS |
Fotografía: |
DANIEL L. FAPP |
Música |
LEONARD BERNSTEIN |
Interpretes: |
NATALIE WOOD, RITA MORENO, GEORGES CHAKIRIS, RICHARD BEYMER, RUSS TAMBLYN, SIMON OAKLAND, NED GLASS, WILLIAM BRAMLEY |
Censura: |
AUTORIZADA PARA MAYORES DE 14 AÑOS |
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Duración: |
155 MINUTOS |
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Por PACO CASADO
Primero fue un éxito en Broadway y después se convirtió en uno de los musicales más importantes de la historia del cine.
Se basa en el libro de Arthur Laurents, que se inspira en 'Romeo y Julieta', de William Shakespeare, que nos muestra la lucha entre bandas juveniles rivales, los jets (polacos) y los sharks (portorriqueños) en las estrechas y sucias calles del ghetto en el que viven.
Una violenta requisitoria social en el fondo de la trama.
La precisión con que el drama está estructurado y la suave progresión del proceso interno de los personajes es perfecta, con una excelente interpretación de los principales actores y una dirección sabia y profunda de Robert Wise, con una puesta en escena elegante y fluida.
Hay que destacar también la parte en la coreografía de Jerome Robbins y de Leonard Bernstein en la inspirada partitura que se ha convertido ya en un clásico.
Las canciones y los bailes están perfectamente conjuntados con situaciones que van del lirismo al humor y a la más cruel de las tragedias.
Premiada con 10 Oscar de la Academia de Hollywood: Película, George Chakiris, Rita Moreno, Dirección, Fotografía, Música, Decorados, Vestuario, Montaje y Sonido. Tres Globos de oro: mejor musical, Rita Moreno y George Chakiris. Tres Laurel de oro: Mejor musical, Fotografía y Rita Moreno. Premio Sant Jordi mejor film extranjero.
Producida por Carlos Reygada, Carlos Serrano Azcona, Jaime Rosales y Jaime Romandía, hace su ópera prima el guionista y director madrileño Carlos Serrano Azcona, que fue ayudante de dirección de Carlos Reygada en su primer largometraje, Japón.
Antes estudió Filosofía en la Universidad Complutense y dirección en la London Film School, pero poco aprovecharía el tiempo a juzgar por los resultados de su ópera prima.
A la vista de quienes son los productores, del estilo de cine que suelen hacer, de la ayudantía de dirección con el que aprendió, no es de extrañar que el cine que lleva a cabo en su primera película este individuo sea exactamente igual que el de sus próceres, con las mismas características, de aburrido, de sin sentido, de sin argumento y de sin idea de lo que es el lenguaje cinematográfico en su afán de innovar o de epatar, siempre con la cámara a mano y pegada a la nuca del protagonista que deambula por las discotecas y las calles de noche, de día o duerme en un banco, sin la más mínima elipsis de tiempo.
El protagonista se ha divorciado de su mujer pero quiere ver a sus hijas, cosa que tiene prohibido por ley y a pesar de ello se empeña en hacerlo. Ha trabajado fugazmente en la discoteca de un amigo pero es expulsado a las primeras de cambio y se vuelve a quedar en la calle sin nada que hacer. Termina acercándose a ver a su abogado que le vuelve a decir que no haga nada y acaba por querer tirarse de un puente y ahí se corta la historia, si es que a eso se le puede llamar así, que está mejor contada en estas cuatro líneas que en las insoportables imágenes de esto ya que no nos atrevemos a llamarle película.
Esta misma técnica en las cintas de Reygada es aburrida, se ve crecer la hierba, observar íntegro un amanecer o una puesta de sol, pero al menos tiene una belleza que aquí no hay por ningún lado. Y se ponga como se ponga el director y sus patrocinadores esto es anticine, anticomercial y dudamos que encuentre quien lo estrene. Pasó por el Festival de San Sebastián en una de las secciones paralelas, que es donde se ha llegado a exhibir y los pocos que la vieron salieron echando pestes.