Título:	SWAT
Tit. Orig.:	SWAT
Nacionalidad:	EE.UU., 2003
Dirección:	CLARK JOHNSON
Guión:	DAVID AYER, DAVID McKENNA. Basados en una historia de RON MITA, JIM McCLAIN
Fotografía:	GABRIEL BERISTAIN
Música	ELLIOT GOLDENTHAL
Interpretes:	SAMUEL L. JACKSON, COLIN FARRELL, MICHELLE RODRIGUEZ, LL COOL J, BRIAN VAN HOLT, JEREMY RENNER, JOSH CHARLES, OLIVIER MARTINEZ
Censura:	NO RECOMENDADA PARA MENORES DE 13 AÑOS
Duración:	117 MINUTOS

 Por  PACO CASADO

       La creación de la unidad de fuerzas policiales de élite conocida como S.W.A.T. (Special Weapons and Tactics Team) cuya traducción sería la de Equipo de Armas y Tácticas Especiales, se inició a finales los años 60 y se formalizó en 1972, para las grandes ciudades americanas.
 Sobre ellos la televisión hizo una serie que estuvo dos años en antena, sin demasiado éxito en Estados Unidos, pero que aquí fue una de las favoritas de los públicos de la única cadena que exitía entonces, Televisión Española, de los años 76 / 77, en que se pasó, cuya sintonía se hizo muy popular.
 Eran las aventuras de un grupo de cinco hombres comandados por el teniente Dan "Hondo" Harrelson, por lo que se les llamó así los hombres de ese apellido, siempre en misiones especiales.
 La falta de ideas de los guionistas americanos hace que se sigan adaptando series de la televisión, esta vez con la diferencia del original de que Harrelson es de color y se incluye un sexto elemento que es una mujer, de ascendencia hispana, cumpliendo así las cuotas.
 Tras cumplir el rescate de unos rehenes en el asalto a un banco dos agentes son despedidos, pero uno de ellos es rescatado por Harrelson para su cuerpo de élite.
 Tras el entrenamiento llega la misión de escoltar a un peligroso narcotraficante de origen francés, Alex Montel, que ofrece 100 millones de dólares a quien lo libere, lo que mueve la ambición de más de uno.
 Poco tiene que ver con la serie salvo conservar los nombres originales, los uniformes modernizados, la sintonía de Barry De Vorson en versión de ritmo rapero, los cameos de dos actores que la interpretaron, Rod Perry, que era Deacon ahora es su padre, y Steve Forrest, que era Harrelson, aquí es el conductor de un furgón.
 La falta de originalidad, que le hace ser un thriller más, que pasaría desapercibido si no fuera por la emblemática sigla, se cubre con una espectacular persecución, un helicóptero derribado, y el aterrizaje de un avión en un puente como puntos álgidos en la trama que lo único que pretende es hacer un producto entretenido, a lo que contribuye la bien orquestada dirección, aunque un poco falta de ritmo, de Clark Johnson, curtido en series de televisión, y el correcto trabajo de los actores.

 Producida por Carlos Reygada, Carlos Serrano Azcona, Jaime Rosales y Jaime Romandía, hace su ópera prima el guionista y director madrileño Carlos Serrano Azcona, que fue ayudante de dirección de Carlos Reygada en su primer largometraje, Japón.
Antes estudió Filosofía en la Universidad Complutense y dirección en la London Film School, pero poco aprovecharía el tiempo a juzgar por los resultados de su ópera prima.
 A la vista de quienes son los productores, del estilo de cine que suelen hacer, de la ayudantía de dirección con el que aprendió, no es de extrañar que el cine que lleva a cabo en su primera película este individuo sea exactamente igual que el de sus próceres, con las mismas características, de aburrido, de sin sentido, de sin argumento y de sin idea de lo que es el lenguaje cinematográfico en su afán de innovar o de epatar, siempre con la cámara a mano y pegada a la nuca del protagonista que deambula por las discotecas y las calles de noche, de día o duerme en un banco, sin la más mínima elipsis de tiempo.
 El protagonista se ha divorciado de su mujer pero quiere ver a sus hijas, cosa que tiene prohibido por ley y a pesar de ello se empeña en hacerlo. Ha trabajado fugazmente en la discoteca de un amigo pero es expulsado a las primeras de cambio y se vuelve a quedar en la calle sin nada que hacer. Termina acercándose a ver a su abogado que le vuelve a decir que no haga nada y acaba por querer tirarse de un puente y ahí se corta la historia, si es que a eso se le puede llamar así, que está mejor contada en estas cuatro líneas que en las insoportables imágenes de esto ya que no nos atrevemos a llamarle película.
 Esta misma técnica en las cintas de Reygada es aburrida, se ve crecer la hierba, observar íntegro un amanecer o una puesta de sol, pero al menos tiene una belleza que aquí no hay por ningún lado. Y se ponga como se ponga el director y sus patrocinadores esto es anticine, anticomercial y dudamos que encuentre quien lo estrene. Pasó por el Festival de San Sebastián en una de las secciones paralelas, que es donde se ha llegado a exhibir y los pocos que la vieron salieron echando pestes.