Título: |
DANNY THE DOG |
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Tit. Orig.: |
UNLEASHED | |
Nacionalidad: | FRANCIA, INGLATERRA, 2004 | |
Dirección: | LOUIS LETERRIER | |
Guión: |
LUC BESSON |
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Fotografía: |
PIERRE MOREL |
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Música |
MASSIVE ATTACK |
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Interpretes: |
JET LI, MORGAN FREEMAN, BOB HOSKINS, KERRY CONDON, CHRISTIAN GAZIO |
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Censura: | NO RECOMENDADA PARA MENORES DE 13 AÑOS | |
Duración: |
101 MINUTOS |
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Por PACO CASADO
Luc Besson parece haber abandonado por completo la dirección y se dedica a escribir los guiones y a producir las películas con las que trata de luchar contra el mercado americano utilizando a actores de renombre para su más fácil venta al exterior.
En esta ocasión se nos antojan dos films en uno, dos historias de distinto tono que terminan uniéndose. Por una parte está la de Danny, un chico que ha sido criado como un perro, entrenado para luchar a muerte, manejado por Bart, un mafioso que lo utiliza para amenazar a los que les deben dinero o ganarlo en combates clandestinos.
Por otro lado está la de Sam, un negro, afinador de pianos ciego, que vive con Victoria, su hijastra blanca que estudia en el conservatorio de música. Sam es un hombre bueno, comprensivo, respetuoso y entregado a su trabajo.
Cuando Danny, que no tiene noción del bien ni del mal, y Sam coinciden, la vida del primero terminará cambiando de forma radical, encontrando su humanidad, conociendo la dulzura de un beso, el sabor de un helado o el sonido de un piano.
La cinta ofrece la acción que se desprende de los espectaculares combates que lleva a cabo Jet Li, tomados como un comic, aunque ya no llaman la atención, al compás de la música de Massive Attack. Y también las escenas sensibles de la relación familiar entre Sam y Victoria en la que se integra Danny que se convertirá en un ser humano llegando a recordar su infancia, que explicará cosas fundamentales de su vida y le ayudará a enfrentarse a los que lo convirtieron en un esclavo.
La maestría de Morgan Freeman y Bob Hoskins dan altura a la película en la que hasta Jet Li se contagia mostrándose como algo más que un luchador.
Louis Leterrier lleva la cinta a buen ritmo, logrando su objetivo: entretener