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CRITICA
Por: PACO CASADO
No es de extrañar que 'Independence Day' haya constituido un auténtico fenómeno social en Estados Unidos, ya que hace bastantes años, los norteamericanos se impresionaron con el simple lanzamiento de una emisión radiofónica de Orson Welles sobre el relato de H. G. Wells de 'La guerra de los mundos', con el que esta película tiene muchas semejanzas y con el film que en su día hizo Byron Haskins sobre esa misma narración.
El avispado realizador alemán Roland Emmerich (Stargate), afincado desde hace unos años en el cine americano, ha construido una historia parecida en la que, al tiempo que hace una cinta de aventuras, consigue aunar el género bélico y el de la ciencia ficción y resucitar el de catástrofes, que estaba ya en el olvido, que tan buenos resultados dio en los años setenta.
En la víspera del Día de la Independencia americana, unas enormes naves aparecen sobre las principales ciudades del país y del mundo consiguiendo arrasarlas y producir 740 millones de víctimas.
El azar hace que un grupo de personas de lo más variado, se reúna en torno al Presidente para crear una estrategia que logre destruirlas, cosa que lógicamente, se conseguirá al final, para que el propio mandatario pueda lanzar abiertamente el mensaje de que el día de la independencia americana se convertirá a partir de ahora en el de la independencia mundial, con lo que se pone una vez más de manifiesto la idea de que se creen los guardianes y salvadores del mundo.
Aparte de este mensaje tan ridículo y criticado, 'Independence Day' nos ofrece un gran espectáculo, una película de acción llena de fantásticos efectos especiales, colgados de una idea tan débil e igualmente ridícula como que sea una lata de Coca Cola la que dé la clave para eliminar a las enormes naves y su inmensa fuerza destructora.
Como solía ocurrir en los films de catástrofes, aquí también se elige a un grupo de personas cuyas historias se ven hilvanadas por la propia catástrofe, identificada en los malvados alienígenas que nos llegan de fuera con ánimo de guerra y destrucción.
Un puñado de conocidos actores es elegido para dar credibilidad a una historia imposible, lo que consigue que el público se meta en la aventura, hasta tal punto de haberla convertido en una cinta de máxima recaudación.
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