|
CRITICA
Por: PACO CASADO
En una casa de Arizona perteneciente a un poderoso cártel de la droga mexicano, en busca de unos secuestrados, aparecen 42 cuerpos mutilados, con escenas de una gran violencia.
Así arranca este thriller del director canadiense Denis Villeneuve con un cine muy personal como ya lo demostró con 'Prisioneros' (2013)
'Sicario' (2015) se centra en el trabajo de la policía, del FBI y de los cuerpos especiales norteamericanos en su lucha contra los cárteles mexicanos de la droga, en una compleja trama que plantea a través de las acciones de sus protagonistas si el fin justifica los medios.
La película, con guion del primerizo Tony Sheridan, se adentra en el mundo de la droga en el que el protagonista, Alejandro, es un asesor mexicano de pasado tortuoso que, movido por la sed de venganza y justicia, con métodos poco ortodoxos, ayuda en la lucha contra los cárteles de Sonora en México que, con sus poderosos medios y dinero lo corrompen todo, el poder, la economía y hasta a los países.
El guion no es especialmente brillante, es más, algo complejo, muy en la línea del cine de este director, con algunos momentos de gran tensión e intriga donde impera la corrupción, el caos moral en la guerra fronteriza contra la droga en Ciudad Juárez.
Aunque un sicario es un asesino a sueldo contratado para matar a alguien, a Alejandro le mueven unos intereses muy personales.
El director natural de Quebec, Denis Villeneuve un buen artesano que sabe cómo crear tensión en varias escenas de acción, cuyo cine ha ido mejorando desde que hizo 'Incendies' (2010), que estaba basada en una obra de teatro, ahora nos ofrece con 'Sicario' un film más bien violento, como escenas de intriga en el que se nos cuenta la historia de Kate Macer, una idealista agente del FBI, especializada en secuestros, que es reclutada para formar parte de un grupo de la CIA al mando del cual está Matt Graver, un agente eficaz, aunque de turbio pasado, para el que cuenta la eficacia y no la legalidad de los métodos empleados al que ayuda Alejandro.
En este sentido resulta algo original cuando siempre suelen ser hombres los protagonistas de las cintas de acción, el que entre ellos se encuentre esta mujer, un tanto inocente, que presencia el hecho macabro que apuntábamos al principio, tras el cual se incorpora a un equipo de la CIA para atrapar al jefe del cártel de narcotraficantes que provocó esas muertes masivas, para lo que emplean unos métodos, con los que ella no está muy de acuerdo y que pretende denunciar a sus superiores.
Tras de la corrupción policial con un dilema moral, hay que preguntarse si todo vale y donde está la línea de separación que linda lo legal con lo ilegal.
La trama está contada desde la mirada de la protagonista interpretada por Emily Blunt, que en muchos momentos se encuentra algo perdida y perpleja, como el propio espectador, con lo que está ocurriendo en las actuaciones que llevan a cabo sus compañeros y a los que exige explicaciones e incluso en algunos momentos piensa en abandonar.
Buena parte de la trama sucede en México, con una historia dura, muy negra, de odio y venganza, con una destacada fotografía, que está un poco alargada sin necesidad, pero que conforma un thriller muy sólido con algunas situaciones un tanto esquizofrénicas, en las que la subtrama del policía mexicano con su hijo y su familia se podía haber suprimido perfectamente.
Las interpretaciones están bien en general sobre todo de Benicio del Toro que ganó el Premio Hollywood como mejor actor de reparto 2015.
MÁS INFORMACIÓN DE INTERÉS
PREMIERE