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CRITICA
Por: PACO CASADO
Es la secuela de 'Ocho apellidos vascos' (2014), la película española más taquillera de la historia con más de 60 millones de euros y 10 millones de espectadores, que recrea una Cataluña independiente detrás de una historia que comienza con el viaje de Koldo a Sevilla para convencer a Rafa de que lo acompañe para rescatar a Amaia de su nuevo novio catalán con el que está a punto de contraer matrimonio.
Aunque previsible, y siguiendo el dicho de que "nunca segundas partes fueron buenas", esta continuación sigue la estela de la primera, anclada en la sátira, que parte de un esquema similar a la anterior y con unos condicionantes que vienen dados.
A pesar de ello los guionistas han hecho una comedia diferente en la que el tema que trata de la presunta independencia de Cataluña coincide con el momento de la política actual con respecto al tema, lo que la hace más divertida sin que se mofe de ello, pero cumpliendo así su pretendido objetivo de divertir, al tiempo que se critica y comentan algunos aspectos de la idiosincrasia del pueblo catalán, sin que por ello trate de ofenderlo en ningún momento, ya que no es esa la intención, aunque puede mosquear a los más acérrimos independentistas.
Al igual que la primera, en ésta el humor surge sin prejuicios, de forma espontánea, prevaleciendo el tono de farsa sin hacer reivindicaciones políticas de ninguna clase a pesar de que coincida en este aspecto con la realidad nacional y regional del sueño de independencia de los catalanes.
En el fondo no es más que una comedia que cuenta una historia de amor divertida y previsible que en algunos aspectos recuerda a las americanas de equívocos y de puertas que se abren y se cierran, que no tiene más compromiso que el de la risa.
Evidentemente ha perdido el factor sorpresa, pero los guionistas Diego San José y Borja Cobeaga saben sacarle punta a los tópicos, clichés y arquetipos de los catalanes y engarzar un buen puñado de gags y chistes en una trama sencilla, endeble, que solo sirve para sostenerlos con cierta dignidad sin tener que usar la brocha gorda para hacer reír.
El guion ha sido confeccionado con demasiada urgencia para aprovechar el boom comercial de la primera, a lo que contribuyen las situaciones en que se encuentra tanto la pareja protagonista Dani Rovira y Clara Lago, como la formada por Karra Elejalde y Carmen Machi e igualmente Rosa María Sardá y Berto Romero que hace de un hipster realmente insoportable.
Emilio Martínez Lázaro es un director que se siente a gusto en el género de la comedia por lo que no tiene dificultades a la hora de la puesta en escena y de la dirección de unos actores que se saben sus personajes y asumido sus cometidos.
Posiblemente esta segunda parte no tenga el favor de la crítica, pero a buen seguro que lo tendrá de los espectadores que deseen volver a reír con ella.
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