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CRITICA
Por: PACO CASADO
Su prohibición durante muchos años hizo que los españoles fueran más allá de nuestras fronteras para ver esta película. Se hizo muy popular por la famosa escena de la mantequilla.
Es la historia de un encuentro casual entre un maduro norteamericano y una joven burguesa a punto de contraer matrimonio.
Para él supone el hundimiento en la autodestrucción que buscaba para así encontrar la muerte. Para ella una atrevida nueva experiencia, una aventura sexual, dada su corta edad, que también le destruirá. Ambos caen en la brutalidad del sexo como refugio de algo que no han hallado.
Es la tragedia moderna de una pareja para la que el amor es imposible al no encontrar salida a su cerrado mundo tan hermético como el viejo piso donde tienen lugar sus citas amorosas.
Bernardo Bertolucci baña este mundo de colores amarillos y ocres en una espléndida fotografía de Vittorio Storaro y los nimba con la estupenda música de Gato Barbieri que va marcando el ritmo de sus escenas, como la del tango que bailan Marlon Brando y María Schneider entre parejas que más bien parecen muñecos mecánicos.
Una historia, no demasiado asequible al gran público que no descubre toda su simbología y carga crítica, si no se es muy cinéfilo.
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