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CRITICA
Por: PACO CASADO
Se dice con bastante frecuencia que William Shakespeare es el mejor guionista que ha tenido el cine y posiblemente del que más veces han sido adaptadas su obras a la pantalla. Pero la verdad es que si levantara la cabeza y viera algunas de las adaptaciones que se han hecho de ellas se moriría de nuevo del disgusto.
No es la primera vez que se adapta Noche de Reyes al cine ni tampoco la primera vez que se cometen desafueros como éste como ya lo hicieron con anterioridad comedias como 'Clueless: fuera de onda' (1995) o '10 razones para odiarte' (1999).
El juego de los equívocos, el travestismo, el disfrazarse una chica de hombre, puede quedar incluso bien o disimulado bajo los largos ropajes de la época en que se desarrolla la comedia original, aunque haya que admitir los convencionalismos propios del género, pero donde no se puede disimular es un vestuario de futbolistas donde todos van al mismo tiempo a la ducha, por mucho que se quiera obviar la escena.
Este no es más que un ejemplo de lo que es esta comedia, en la que Viola, una chica que le gusta jugar al fútbol, al ser eliminado su equipo femenino pretende jugar en el masculino junto a los chicos, pero no la admiten.
Pero ella se hace pasar por su hermano Sebastián para demostrar que puede jugar incluso mejor que los chicos.
Los inconvenientes ya los hemos expuesto antes, las ventajas no las vemos por ninguna parte porque las situaciones no tienen la menor gracia y el ingenio shakesperiano se ha perdido por el camino.
Tan sólo hay que destacar el afán de superación de la protagonista, aunque sea en algo tan superficial como el fútbol.
Por cierto aún estamos por ver una planificación interesante de una jugada de este deporte en una pantalla.
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