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CRITICA
Por: PACO CASADO
Hace bastantes años, el star system del cine americano utilizaba con gran frecuencia el nombre de las estrellas para atraer al público a las salas cinematográficas y había parejas de actores famosas que siempre ofrecían una garantía en su trabajo de ser una buena película.
Hoy con la moda de rebajar la edad de los protagonistas, suelen ser jovencitos, que apenas conocen los mayores, pero son populares entre los más jóvenes, ya que son sus ídolos.
Encontrarse con una cabecera de cartel como la de este film es ya casi una cosa insólita, porque hay algo especial en sus imágenes que hace que funcione este juego de los actores.
Su argumento trata de la defensa de una chica, hija de un pintor, que murió en un incendio y se pensaba que se habían quemado con él todos sus mejores cuadros.
Ella es acusada de robo y después de asesinato.
Una abogada mete en el asunto al ayudante del fiscal del distrito y de ahí vienen todas las peripecias de esta comedia romántica sobre un embrollo legal.
Robert Redford hace aquí un papel algo cómico, en cierto modo, cosa a la que no nos tenía muy acostumbrados hasta ahora y a decir verdad sale airoso, con sus pasos de baile incluidos para evitar el insomnio.
A su lado la guapa Debra Winger da bien el perfil de la abogada y la esbelta rubia Daryl Hannah completa el estupendo trío de esta divertida cinta, en la que esta vez Ivan Reitman da en el clavo con esta muy entretenida comedia.
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