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CRITICA
Por: PACO CASADO
Juan José Campanella llamó la atención con 'El niño que gritó puta' (1991), decepcionó con 'Y llegó el amor' (1997) y después concibió una serie para la televisión sobre la historia de Argentina a través de las relaciones de una pareja. No salió y se convirtió en ésta su tercera película.
Es la historia de Jorge, un escritor de cuentos que publica en una revista, y Laura, una camarera con aficiones a pintora.
Ella le empuja a cotas más altas, pero él tiene miedo y termina cediendo a la trampa del dinero y la corrupción cuando se ve perdido. Mientras Laura termina siendo una madre conservadora cuya seguridad económica le importa más que el amor.
La inocencia y el entusiasmo se van transformando en insolidaridad, egoísmo y traición, en miedo a perder el trabajo, a ser un perdedor y ello provoca la separación de la pareja.
Durante esta relación, condicionada por las circunstancias, de encuentros y desencuentros, de amores y desamores, que dura veinte años, transcurre de fondo la realidad de la vida política social y cultural argentina, a través de la dictadura militar, la censura, la guerra de las Malvinas, la llegada de una débil democracia, las inquietudes culturales mostradas en unas breves pinceladas.
A ello contribuyen grandemente los compañeros de trabajo de la revista en la que colabora Jorge, entre los que se dan también diversos tipos, representativos de la sociedad argentina, desde el que está dispuesto a hacer concesiones sin perder la dignidad, hasta el zafio sin compromiso cívico o social que busca sólo su bienestar o el exiliado político que ha vuelto pero continúa en las listas negras y no encuentra trabajo.
Los cambios están bien reflejados en el film, aunque su procedencia televisiva le hace dar algún que otro salto temporal y su desarrollo estructural de la historia delate su origen inicial, que contrasta con el lento ritmo cadencial de las imágenes.
Estupendo el trabajo actoral de la pareja protagonista, así como el gran elenco de magníficos secundarios que les rodea.
Un buen guion, muy bien llevado a la pantalla por Campanella con exquisita fluidez narrativa.
Una película sencilla, que huye de artificios en busca de la verdad a través de sus personajes.
Ganó ocho premios Cóndor de plata de los críticos argentinos. Premio Clarín a Soledad Villamil. Kikito de oro a Ulises Dumont en el Festival Gramado. Premio del público en el Festival de Oslo. Premio del jurado joven en la Semana de cine de Valladolid.
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