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CRITICA
Por: PACO CASADO
Mal debe estar Hollywood en estos momentos como para admitir tanta adaptación de seriales de televisión al cine y no tener ni siquiera un cómico de prestigio, por lo que ha de ocupar su lugar un payaso como Jim Carrey.
Su sorprendente ascensión debe ser debido a la ausencia de otro que le haga sombra actualmente en ese terreno.
Se limita a imitar de forma exagerada a Jerry Lewis y ahora pretenderá demostrar que además es actor.
En 'Un loco a domicilio' (1996) comienza la amenaza y da los primeros pasos, ya que esta vez se ha buscado un guion diferente, con un argumento dramático más contundente, que él se encarga de estropear porque se ha equivocado en el tratamiento.
Creemos que lo escrito por Lou Holtz jr. podía haber sido un estupendo thriller si se hubiera montado en serio.
El protagonista es de auténtica pesadilla, algo pegajoso imposible de quitar de encima, un neurótico que trata de conseguir lo que desea a toda costa y aunque uno no quiera, como sucede aquí con la amistad de un joven abogado al que le ha instalado la televisión por cable de forma gratuita para ver películas y aprovecha que las relaciones con su novia se han roto transitoriamente, para chantajearle constantemente.
En esto llega Jim Carrey con sus muecas, su cara de goma, sus payasadas y lo echa todo a rodar, satisfaciendo así a sus incondicionales que le ríen las gansadas, lo que hará que siga subiendo su ya elevada e inmerecida cotización, aunque en Hollywood un actor vale lo que su última película recauda en el primer fin de semana y ésta desgraciadamente lo logró.
Esperamos que Ben Stiller, el actor y director de 'Bocados de realidad' (1994), tenga más suerte en su tercer largometraje.
Encajado en su papel Matthew Broderick y satisfactorios los veteranos George Segal y Dianne Baker, en su corta intervención.
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