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CRITICA
Por: PACO CASADO
Para su quinto largometraje, Daniel Calparsoro acepta dirigir un film bélico de encargo y aunque se sale de su cine habitual, le pone algunos toques personales.
No pretende hacer una cinta bélica al estilo americano, aunque el género esté de moda, sino que elige una guerra cercana como la de Kosovo, que le sirve de telón de fondo, para enmarcar en ella a un puñado de jóvenes soldados españoles, enclavados en la KFOR, fuerza internacional de interposición y pacificación de Kosovo, enviados en misión de paz a arreglar un transformador que ha sido saboteado y ha dejado sin luz a una población.
Lo que es una simple rutina se transforma en un enfrentamiento a muerte con una guerrilla fascista de albaneses kosovares.
Puestos en esta situación extrema la condición humana se dispara y estos jóvenes soldados se transforman en fieras humanas hambrientas, sedientas y dispuestas a defender sus vidas como sea a toda costa.
Entre ellos existe la confusión e incluso la rivalidad personal, pero todo se olvida cuando se juegan la vida.
Hay caracteres de personajes muy bien delineados y situaciones algo confusas, como son todas las guerras en la pantalla, con la ventaja que tenían estas películas antes de que los malos eran de ojos rasgados o tenían plumas.
El film tiene escenas de un tremendo realismo con unos estupendos efectos especiales e interesante trabajo de conjunto de los actores.
Tuvo tres nominaciones a los Goya: canción original, efectos especiales y dirección de producción.
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