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SINOPSIS
Un ambicioso ejecutivo recibe la orden de llevar de vuelta a quien fuese el director de la empresa a un denominado "centro de bienestar" ubicado en los Alpes suizos. Pero este pronto comprende que los milagrosos tratamientos no son lo que en apariencia dicen ser...
INTÉRPRETES
DANE DeHAAN, JASON ISAACS, MIA GOTH, CELIA IMRIE, SUSANNE WUEST, IVO NANDI, CARL LUMBLY, ADRIAN SCHILLER, LISA BANES, MAGNUS KREPPER, JASON BABINSKY
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LA INSPIRACIÓN...
Al embarcarse en LA CURA DEL BIENESTAR, Verbinski quería realizar un thriller que tuviese la profundidad, la perspicacia y la fuerza de los clásicos del género que él admiraba, como EL RESPLANDOR (de Stanley Kubrick [1980]), AMENAZA EN LA SOMBRA (de Nicolas Roeg [1973]) y LA SEMILLA DEL DIABLO (de Roman Polanski [1968]). La idea de una cura rápida –aunque sea transitoria e inadecuada–, junto con el malestar de la sociedad y la obsesión de una salud perfecta, eran temas que fascinaban a Verbinski, cuyas películas incluyen la exitosísima franquicia de PIRATAS DEL CARIBE y la película de animación, ganadora del Premio de la Academia®, RANGO. “Empezamos examinando la idea de un sanatorio en los Alpes, un centro de bienestar que, en realidad, no le devuelve a uno la salud”, dice Verbinski, “y todo evolucionó lentamente desde allí. No quedó meridianamente claro que ésta fuera a ser una pieza de género y comenzamos a darle vueltas al concepto de inevitabilidad, con la sensación de que hay una enfermedad, una especie de mancha negra en la radiografía que no desaparecerá”.
Verbinski se sentó con el guionista Justin Haythe (EL LLANERO SOLITARIO, REVOLUTIONARY ROAD). “Desde hacía algún tiempo, lo que yo tenía rondándome por la cabeza era un producto de varias influencias y preocupaciones, pero que principalmente provenía de una sospecha de la medicina”, dice Haythe, que se inspiró en las obras del escritor alemán Thomas Mann y del psiquiatra Carl Jung. “La película se ocupa realmente de la contaminación de nuestras mentes y cuerpos en el mundo moderno, y de nuestra obsesión por la pureza como consecuencia de ello”.
DANE DEHAAN EN EL PAPEL DE LOCKHART, EL EJECUTIVO DE WALL STREET...
A uno de los jóvenes actores más fascinantes de Hollywood, el talentoso y carismático Dane DeHaan (AMORES ASESINOS, THE AMAZING SPIDER-MAN 2: EL PODER DE ELECTRO, LIFE) le emocionaba la idea de asumir el papel de Lockhart y trabajar con Verbinski. “Escuchar la idea de Gore y oír cuánto le apasionaba; y, luego, leer el guión y comprender el gran reto que representaba el papel… era irresistible”, dice DeHaan. “En esta película mi personaje pasa por tantas cosas que es una locura. Y ésta era una oportunidad de trabajar al lado de un gran realizador”.
“Yo vi a Dane en CRUCE DE CAMINOS”, explica Verbinski. “Sencillamente me pareció verdaderamente interesante, fotogénico y honesto. No podía quitármelo de la cabeza para el papel de Lockhart. También tiene una fantástica ética de trabajo, que es lo que uno quiere cuando está hechizando, que es lo que hacemos en esta película. No puedes ni pestañear. ¡El público no está dispuesto a pasar ni una! Dane está excelente porque siempre halla algo veraz. Si nos fijamos en su mantra básico, es éste: ‘No finjas. Sé sincero’”.
Además de autenticidad, DeHaan aporta fuerza y vulnerabilidad a su complejo personaje. “Lockhart es un perfecto hombre de la calle a la vez que héroe para una película como ésta, que trata del bienestar, la ambición, la salud y la sociedad de hoy en día”, afirma DeHaan. “¡Que sea un hombre joven que trabaja en Wall Street dice mucho! Es francamente extraordinario lo que esos jóvenes que trabajan para empresas financieras tienen que soportar. Su vida es casi una serie interminable de novatadas. Trabajan de sol a sol, es como si les preguntaran: ‘¿A qué está dispuesto a renunciar en favor de esta empresa?’ Se les pide que permanezcan en sus escritorios la mayor parte del día y que trabajen, trabajen y trabajen. No hacen nada que sea verdaderamente útil para el mundo. Supongo que, en definitiva, su objetivo final es beneficio personal, poder y riqueza; ascender en la empresa y demostrar su valía a todos. Estas personas ganan dinero en cantidades disparatadas y eso es lo que persiguen. Para eso hace falta un tipo de persona muy específico”.
“Lockhart es un tipo que está decidido a tener éxito a toda costa”, explica Verbinski. “Hicimos que el personaje de Dane fuera un corredor de bolsa porque creo que, al fin y al cabo, tal es el ejemplo definitivo de ese tipo de persona. Gana dinero. De acuerdo. Pero, ¿qué es lo que realmente hace? Gana dinero de otras personas que hacen dinero a diferencia, por ejemplo, de quienes hacen vasijas de arcilla o zapatos. Estas personas hacen algo real. Lockhart ha decidido que no va a ser como su padre, quien no tuvo éxito. Él va a conseguir ese puesto en el consejo de la empresa. Hará trampas, mentirá, engañará y hará lo que sea para vencer a sus semejantes”, añade Verbinski, hablando de la motivación y la psique del personaje, que hunden sus raíces en la atribulada historia familiar del joven agente de bolsa.
“Cuando Lockhart llega al balneario, se niega a reconocer la realidad; no piensa que haya nada malo en él”, asegura Verbinski. “Pero su enfermedad es peor que la de cualesquiera otros pacientes. Se le diagnostica la misma enfermedad misteriosa y él mismo pasa a ser paciente del sanatorio. Comienza a investigar los secretos más hondos y más siniestros del lugar”, prosigue Verbinski. “Pero cuanto más se acerca a la verdad, más comienza a empeorar su comprensión de la realidad”.
EL MAESTRO REALIZADOR...
Soberbio narrador y maestro del ritmo, Gore crea un ambiente inquietante y ominoso de principio a fin de LA CURA DEL BIENESTAR, sumergiendo al público en el mundo del balneario, donde nada está claro ni es sencillo. “Es interesante porque creo que cuanto más enigmático se haga algo, en especial en este género, más posible es emplear una especie de lógica onírica”, afirma Verbinski. “Las cosas pueden seguir siendo enigmáticas porque se percibe que hay alguna otra fuerza; que sucede algo inevitable. Para mí, ésa es la gran burla: tratar de hacer que todo dé la sensación de que existe una enfermedad que no desaparece; que tira de nosotros. Orientamos la cámara pasillo adelante y dirigimos al protagonista hacia su definitiva epifanía. Una vez eso está en marcha, no es necesaria tanta exposición ni explicar cómo funciona todo. Uno simplemente tiene la sensación de que todo sucede por una razón”.
La oportunidad de trabajar con Gore fue un gancho formidable para todos los que intervinieron en la película; tanto actores como equipo de producción. Justin Haythe describe la experiencia como un placer. “¡Es el mejor! Gore es inflexible”, dice Haythe, “pero sólo y siempre en pos de la mejor película. El yo no cuenta. El diseño y el sonido tienen gran fuerza en este género y Gore es un maestro en ambos apartados”.
“Me encantó trabajar con Gore”, afirma Dane DeHaan. “Fue un auténtico lujo. Algunas personas tienen memoria fotográfica; a mí me parece que Gore la tiene cinematográfica. Sabe exactamente lo que está haciendo. Domina cada aspecto del cine: la iluminación, el atrezo y la interpretación. Es como si tuviera en mente la totalidad de la película. Gore es muy visual y específico en lo referente a la forma de contar la historia; es muy exigente en cada toma de la película. También es un director en el que es fácil confiar porque sabe exactamente lo que quiere. Mi trabajo consistía simplemente en dar vida a lo que él quería de una forma que nunca había experimentado. Fue una verdadera colaboración entre nosotros dos. Respetó todo el trabajo que hice y puse encima de la mesa, pero también tenía él mismo una idea muy específica. Fue extraordinario trabajar con él”.
El veterano actor británico Jason Isaacs, observa que Verbinski es un director dotado de una perspectiva singular y cautivadora. “Hablando con Gore quedó claro que él estaba interesado en el matiz, y en conseguir que en todo momento todos se sorprendieran. Gore es un fenómeno en el plató; se daba perfecta cuenta de cómo quedarían juntas todas las escenas”, prosigue Isaacs. “Llegaba al rodaje con un gigantesco tablero blanco cubierto de guiones gráficos que sólo él podía interpretar, lo que suponía que nosotros, los actores, nos sentíamos muy seguros. Y si teníamos alguna idea, él siempre estaba abierto a escucharla”.
La actriz Celia Imrie, ganadora del Premio Olivier y candidata al del Sindicato de Actores, cuyas películas incluyen BRIDGET JONES’S BABY, ABSOLUTAMENTE FABULOSAS y EL EXÓTICO HOTEL MARIGOLD, quedó igualmente impresionada por su experiencia a las órdenes de Verbinski. “Se sabe de memoria todo el guión. Pero también es inusitadamente generoso a la hora de animar y elogiar, no sólo con nosotros sino con todos. Dio ánimos a un joven actor que estuvo en el rodaje sólo un día interpretando a un camillero que me lleva a tratamiento”, cuenta Imrie. “Esa actitud te hace trabajar más y mejor. ¡En adelante trabajaré en cualquiera de sus películas con mucho gusto!”
“Nunca había conocido a un director mejor preparado que Gore Verbinski”, coincide el productor David Crockett. “Ya ha rodado toda la película en su cabeza, y sabe exactamente a dónde quiere llevar al público en esta odisea. Y siempre tiene presente el disfrute del público. La otra gran cosa que tiene es su capacidad de pasar de una conversación con el equipo técnico, los diseñadores de escenarios o la gente de atrezo sobre los detalles más mínimos de una toma, a cruzar el plató y mantener una charla muy detallada con un intérprete acerca de su personaje. Encuentro que tiene algo único: esa capacidad de abarcar la totalidad del mundo de la realización, desde lo creativo a lo técnico, e incluirlo todo en un gran paquete”.
EL DR. HEINRICH VOLMER Y SU CURA...
Jason Isaacs (Lucius Malfoy en las películas de HARRY POTTER, y que también trabajó en BLACK HAWK DERRIBADO, ARMAGEDDON y EL PATRIOTA) está adecuadamente siniestro en su papel del encantador y enigmático doctor Volmer. Sus pacientes parecen felices, pero ¿por qué no mejoran? Y, ¿qué sucede entre bastidores en este extraño sanatorio? Volmer atrae a Lockhart a su diabólica telaraña y convence al joven corredor de bolsa de que necesita tratamiento. “Volmer puede o no ser abominable, o quizá sólo sea un hombre que se ha topado con el secreto de la felicidad. A Lockhart le toca averiguarlo”, dice Isaacs. “Volmer tiene una extraña obsesión con el barón que fue el primer propietario del castillo que es la sede de la institución. En el pueblo, circulan raras historias sobre los experimentos realizados por el barón con los miembros de su familia. La obsesión de Volmer con la pureza encierra algo incómodo: todo lo que hay en el sanatorio es blanco y está esterilizado. La película es una especia de misterio”, añade Isaacs. “Es un trayecto divertido, siniestro y macabro. Cuando leí el guión, tuve la misma sensación que espero que tenga el público: sólo quería saber qué iba a ocurrir. No estaba del todo seguro de quién hacía el qué: si Lockhart estaba loco o era un cruzado, o si la institución que Volmer dirige era Shangri-La o una secta malvada”.
Cuando Lockhart llega al sanatorio de Volmer, supone que su misión será sencilla: hablará con Pembroke, su jefe, y le persuadirá de que regrese a Nueva York. Pero Pembroke no quiere irse. Nadie se va. A medida que la trama se desarrolla, experimentamos la creciente ansiedad de Lockhart. Estando en riesgo de perder su cordura, ¿de quién puede fiarse? Lockhart accede a someterse a un curso de tratamiento administrado por el doctor y su equipo. “Volmer es una figura de autoridad pero al principio parece ser un buen tipo con buenas intenciones”, dice DeHaan, “pero Lockhart se siente frustrado con él muy rápidamente, porque lo que está muy claro es que no está logrando lo que quería. La cosas se tuercen sin cesar, se interponen continuamente en su camino; la relación entre Lockhart y Volmer es pasivo-agresiva y más adelante se torna francamente agresiva”.
MIA GOTH EN EL PAPEL DE HANNAH: LA PACIENTE MÁS JOVEN DEL BALNEARIO DE VOLMER...
En el relato, Lockhart no tarda en hacerse amigo de Hannah y, juntos, acometen la tarea de revelar los amenazantes secretos del instituto y de su historia. La talentosa Goth, que fue muy elogiada por su papel en THE SURVIVALIST, aporta una inocencia conmovedora y en estado puro a su papel de Hannah. Mucho más joven que los demás pacientes, Hannah ha pasado su vida entera en el Instituto Volmer. El doctor Volmer cuida de ella, que tiene un conocimiento mínimo del mundo exterior. “Me pareció el relato más apasionante que jamás había leído”, dice la actriz, explicando su entusiasmo por el papel. “Me leí el guión de una sentada, de principio a fin, y tuve que leerlo tres veces antes de poder meterme la historia por completo en la cabeza. Hannah sufre una transformación que es tan intensa como dolorosa. Lisa y llanamente, tuve que luchar contra todo lo que hay en mí para participar en esta película.”
“Cuando Lockhart conoce a Hannah en el balneario, él no entiende de verdad lo que está viendo, ella es casi una visión”, dice DeHaan. “Ella está interpretando una canción que es la misma que la madre de Lockhart, que acaba de fallecer, tenía en su caja de música. Así que se queda perplejo y desconcertado por Hannah, ya que ella no parece encajar en el rompecabezas. Parece que, quizá, en ella se hallen las respuestas de los misterios del balneario”.
“Cuando nos presentan a Hannah, ella nos da la impresión de ser una joven extremadamente ingenua y protegida”, dice Goth de su personaje. “Nunca ha sentido la necesidad ni se ha animado a poner en duda lo que Volmer o el sanatorio representan. Y me parece que es porque ella tiene la notable capacidad de ver el bien y la belleza que hay en todas las cosas. En un sentido, entre Hannah y Volmer hay en realidad una relación paternofilial, con mucho amor profundo y mucho respeto. Ella ha llegado a amar a su carcelero y a depender de él”, dice Goth, extendiéndose en la compleja relación entre Hannah y Volmer. “La forma como mejor puedo describirlo es que la situación es casi la propia del síndrome de Estocolmo (un estado psicológico que hace que nazcan sentimientos de simpatía entre rehenes y secuestradores). Es lo que ella conoce como real; es su normalidad y es como una adicción. El balneario es también un lugar seguro en el que hallar comodidad, mientras que, a su alrededor, suceden todas las cosas que Lockhart ha desencadenado. Ser capaz de volver a Volmer es reconfortante y una ayuda en este proceso”.
“Hannah es una chica muy inocente y más bien extraña que ha crecido en el Instituto. Volmer mantiene con ella una relación que, de hecho, es tierna y muy cariñosa”, dice Jason Isaacs. “Nadie sabe muy bien quién es ella o qué está haciendo allí; o, más bien, ¡nadie lo sabe excepto yo! Yo la he criado. Yo parezco cuidarla mucho, aunque quizá sea demasiado protector, y nuestra relación podría albergar secretos siniestros. Hannah empieza a trabar amistad con Lockhart y a mí no me gusta. Creo que es peligroso para ella. Probablemente me siento un tanto amenazado por ello, pues hay una cierta forma como, en mi opinión, ella debería ver el mundo, y él está empezando a desestabilizarla”.
En realidad, cuando Hannah conoce a Lockhart, su vida y su forma de ver las cosas cambian completamente. Casi es como si se despertara de una existencia de ensoñación y se diera cuenta de que algo no está bien en el Instituto. “Lockhart actúa como un pinchazo”, dice Goth, “y desde ese momento, ambos comienzan a poner en duda todo lo que una vez consideraron real y cierto. Externamente, eso se refiere a Volmer, al sanatorio y al mundo de éste; internamente, gira en torno a quiénes somos como personas y a lo que efectivamente queremos y necesitamos”.
Goth asegura que actuar junto a Dane DeHaan fue fascinante. “Yo siempre quise trabajar con él. Me encanta todo lo que hace. Es un actor que da mucho y yo he aprendido mucho de él”.
“Mia se presentó, hizo una prueba de lectura del papel y ella era exactamente lo que yo tenía en mente para Hannah”, dice Verbinski sobre la elección de Goth para el papel clave. “Es una parte muy difícil de interpretar. Hannah lleva viviendo en este lugar, en el sanatorio, tanto tiempo que tiene una visión del mundo completamente singular y puede ver las cosas de modo distinto al de todos los demás. El mundo moderno le provoca confusión. Creo necesario que el papel sea enigmático e hipnótico y Mia fue exactamente perfecta para él”.
LA MISTERIOSA SEÑORA WATKINS...
Aparte de Hannah, los demás pacientes del sanatorio alpino (incluido Pembroke) son ricos e influyentes magnates de la industria que se someten a ‘tratamiento’ con la esperanza de que el doctor Volmer los cure. La aclamada actriz británica Celia Imrie encarna a la extrañamente fascinante señora Watkins. “La señora Watkins es una vieja artera”, explica Imrie. “Sabemos que ha trabajado en Xerox durante cuarenta años. No sabemos mucho más de ella pero está siempre en guardia y quiere saber exactamente lo que está ocurriendo en el sanatorio. Sin embargo, resulta ser mucho más entrometida y curiosa de lo que le conviene. Creo que soy muy afortunada con el personaje de la señora Watkins, porque ella es una pieza fundamental de la trama, y sin mí no hay misterios. Averiguamos que ella es la que ha resuelto los enigmas del balneario. Al principio parece que dice estupideces y Lockhart no presta verdadera atención a nada de lo que dice, pero de una forma muy hábil queda claro que él ha asimilado absolutamente todo cuanto ella ha dicho. Sin destripar la historia, resulta que ella tenía razón desde el principio. Ella va un paso por delante de Lockhart y eso no es lo que esperaríamos”.
La actriz se incorporó al reparto, por cierto, después de haber recibido una nota personal de Verbinski. “No creo haber recibido jamás una de un director de cine”, explica Imrie. “En su carta, describía muy inteligentemente a la señora Watkins como ‘el picante de la comida’. Y pensé: ‘¡Qué forma más maravillosa de explicarlo!’ Me entusiasmó completamente. Y me encantó el guión. A veces, las películas pueden ser un tanto formulistas, y no me parece que ésta lo sea en absoluto. Me parece que tiene vueltas y revueltas muy inesperadas. Eso me gusta. No es lo que cabría esperar”.
EL TRATAMIENTO...
La ‘cura’ del doctor Volmer que salva vidas incluye un ‘agua supuestamente curativa’ del balneario, que él utiliza para su extremadamente original enfoque de la medicina. Hay fascinantes alusiones a balnearios de aguas minerales europeos que hacen hincapié en la limpieza, el rejuvenecimiento y la revitalización. La diseñadora de producción candidata al Premio de la Academia®, Eve Stewart (LA CHICA DANESA, EL DISCURSO DEL REY, VICTOR FRANKENSTEIN), realizó una investigación de gran alcance en balnearios europeos antes del comienzo de la producción. “Yo investigo mucho mis proyectos. Insisto mucho para llegar hasta el fondo de cómo deben ser las cosas. Vi una piscina de Budapest donde la gente juega al ajedrez en el agua. Me fijé en muchos balnearios, especialmente de Europa Oriental, donde existe un enfoque muy holístico de la vida de sus ciudadanos. Eso era algo que queríamos investigar. ¡Piensan que es bueno que a uno lo rocíen con masas de agua y que se siente sobre sales efervescentes!”
Según descubrimos, las estrafalarias terapias experimentales del doctor Volmer tienen una orientación muy distinta de las de los baños curativos de los balnearios europeos. El público está precisamente allí acompañando a Lockhart cuando soporta los tratamientos que, supuestamente, curarán su enfermedad. ¿Cuáles son exactamente esos tratamientos? “Sin desvelar demasiado, diré que ¡contienen muchas anguilas! Hay una cámara de privación sensorial; ¡hay un trabajo dental muy intenso! Verdaderamente me torturaron de principio a fin de la película”, dice, entre risas, DeHaan, que se sometió a varias sesiones en un tanque de aislamiento. “Primero, estaba en el tanque; luego, en el sillón del dentista. Yo lo llamo mi semana de tortura. El tanque de aislamiento fue una experiencia verdaderamente intensa porque yo permanecía bajo el agua entre 25 y 30 minutos. No llevaba gafas de buceo y tampoco podía ver nada porque la iluminación era débil; además, tenía una pierna escayolada y cables que me mantenían en posición horizontal en el tanque. Incluso salir era difícil. Sólo tuve que competir conmigo mismo en juegos mentales y asegurarme de saber que todo estaba bien. Es una semana que nunca olvidaré. Al final de la misma, estaba verdaderamente agotado e hinchado por todo el equipo de submarinismo y la presión del agua. Se suponía que tenía que dar miedo, ¡y lo daba!”
La filmación de las espeluznantes salas de tratamiento de Volmer supuso uno de los mayores retos de la producción y tuvo lugar en platós de los históricos Estudios Babelsberg de Berlín. “El problema del tanque de aislamiento era la presión del agua”, dice la diseñadora de producción de la película, Eve Stewart, “y el impacto que tendría en el vidrio frontal del mismo. Tuvimos que preguntarnos qué espesor debería tener el vidrio. ¿Actuaría como una lente de aumento? ¿Haría que todo pareciese de color verde brillante? ¿Cómo reaccionarían las pinturas con el agua? ¿Se volvería blanco el barniz? La curva de aprendizaje fue empinada”. Stewart también tuvo que asegurarse de que el agua estuviera tibia para que los actores se sintieran cómodos durante la tomas repetidas.
DeHaan realizó un extenso trabajo con el coordinador de especialistas, Volkhart Buff, a fin de prepararse para las sesiones del tanque de aislamiento. “Dane sabe nadar aunque no tenía experiencia en submarinismo ni en hallarse en un escenario subacuático y claustrofóbico”, dice Buff, “pero estaba totalmente centrado y aprendía a una velocidad extraordinaria”.
Según Verbinski, no sólo los pacientes experimentan la cura del doctor Volmer. La película es una inmersión tan grande que los miembros del público casi sienten que están soportando el tratamiento junto con el protagonista. “Lo bueno es que estamos cometiendo crímenes con el público”, afirma Verbinski. “Hay un tratamiento al que se está sometiendo Lockhart y observamos lo que le sucede con dicho tratamiento, con los experimentos del sanatorio. Pero la pregunta es: ¿Quién es el paciente? Es parecido al Experimento Milgram [un experimento realizado en 1963 por el psicólogo Stanley Milgram que se centraba en el conflicto entre la obediencia a la autoridad y la conciencia personal]. ¿Es Lockhart el paciente o lo es el público? Eso es lo que me fascina de este género; llevamos a la gente a un cuarto oscuro y realizamos con ella un experimento psicológico. Mi intención es analizar al aficionado al cine; yo quería ‘diagnosticar’ al público y, luego, ofrecerle una cura. Y le damos una buena historia que los mantenga involucrados”.
BELLO PERO SINIESTRO: NADA ES LO QUE PARECE...
Situado en un impresionante marco alpino, el Instituto Volmer es el lugar perfecto para curarse y rejuvenecer. Pero tan pronto como Lockhart llega al balneario, descubre que bajo el soporífero exterior se oculta un inquietante ambiente que impregna el tranquilo refugio. “Tratamos de crear un mundo que, al principio, parezca muy aséptico e idealista y más bien agradable… y que gradualmente se vuelva feo”. Era importante para Stewart que hubiera una marcada diferenciación entre el mundo que Lockhart dejaba atrás en Nueva York, en su empresa de Wall Street, y el ostensiblemente utópico balneario. El tono y el ambiente eran elementos clave de la creación del enervante mundo de LA CURA DEL BIENESTAR, por lo que los exteriores tenían importancia decisiva.
“En Nueva York, queríamos mostrar especialmente aquello que Lockhart corría el peligro de perder, y ello era una oficina de planta diáfana, muy deslumbrante y fantástica. Todo gira en torno al dinero, con todas las tensiones y presiones que deben soportar las personas que allí trabajan”, afirma la diseñadora británica de producción. “Queríamos crear un extraordinario contraste entre ese mundo financiero y el pacífico balneario, que es soleado, envuelto en un finísimo velo y rodeado del ruido de las aves. El público necesita entender por qué Pembroke y los demás pacientes quieren quedarse en el balneario durante tanto tiempo. Al principio, parece fantástico, ¡como si estuvieran disfrutando de un agradable descanso!”
“Eve Stewart se enfrentó a una retadora tarea dotando de una sensación de película de época a una muy moderna. Es difícil decir cuándo está ambientada la película”, dice Crockett. “Los coches son modernos, Lockhart es un corredor de bolsa de hoy en día pero se marcha al mundo del Instituto Volmer, que a veces da la sensación de pertenecer al siglo XIX y a veces a los años cincuenta del siglo XX. Lo que Eve fue capaz de hacer fue crear algo que es muy nuevo pero que, al mismo tiempo, transmite sensación de antigüedad”.
La mayor parte de LA CURA DEL BIENESTAR fue rodada en Alemania (con rodaje adicional en Suiza y Nueva York). Stewart y Verbinski encontraron el marco perfecto para el balneario de Volmer en el Castillo de Hohenzollern, en las estribaciones de los Alpes de Suabia, en la Alemania meridional. “La belleza de ese castillo en especial consiste en que está muy aislado del paisaje que lo rodea”, afirma Stewart. “Parecía la esencia del ‘espeluznante castillo de la colina’. Pero lo que es realmente interesante es que, al acercarse a él, plantado en la colina, parece enorme”.
El impresionante y sobrecogedoramente austero castillo, que se remonta a la Edad Media, es la casa solariega de la Dinastía Imperial de los Hohenzollern y, en realidad, es el tercer castillo que se alza sobre el lugar: sólo la capilla medieval original se conserva después de la reconstrucción del siglo XIX. Yacía abandonado, olvidado y en ruinas hasta que el castillo actual fue construido a principios del siglo XIX. Basado en el estilo neogótico inglés y en los castillos franceses del Valle del Loira, la deslumbrante fortaleza de 140 aposentos es perfecta para representar al Instituto Volmer. “Tuvimos la suerte de conocer y trabajar con el cabeza de la familia Hohenzollern, el príncipe Jorge Federico, descendiente directo del Emperador Guillermo II, el último monarca de los Hohenzollern”, dice Crockett. “Forma parte auténtica de la Historia y su gran escala nos ayuda a que nuestro relato cobre vida”.
Además de en los berlineses Estudios Babelsberg, algunos interiores del aséptico balneario fueron rodados en el hospital militar de Beelitz-Heilstätten, que se alza, abandonado y en ruinas, en las afueras de Berlín. “En su abandono, el hospital conservaba una especie de belleza inherente”, dice Stewart. “Para un artista o diseñador, eliminar esa especie de visión extraordinaria y, luego, reemplazarla con otra cosa distinta, era un proceso difícil. Trabajamos de firme para conservar aquello que el edificio tenía y parecía tan interesante en cuanto a espacio, color, brillo y humedad. Tratamos de conservar todo eso, ¡mientras retirábamos cincuenta toneladas de moho!”
“Los escenarios eran realmente asombrosos”, afirma entusiasmado Dane DeHaan. “Transmitían excelentes vibraciones y tenían un gran aspecto. La sensación era un tanto parecida a estar en un hospital que no había sido restaurado y en el que uno no quería realmente estar”.
Crockett advierte que el director de fotografía Bojan Bazelli (EL LLANERO SOLITARIO, THE RING (LA SEÑAL)), colaboró estrechamente con Eve Stewart para crear la particularmente inquietante apariencia de LA CURA DEL BIENESTAR. “Bojan iluminó los platós de una forma en la que empleó muchas luces prácticas a fin de crear una atmósfera deprimente, antes que un ambiente cinematográfico excesivamente brillante. Haciéndolo, creó unos ambientes y colores ricos que eran a la vez aterradores y bellos. Gore y Bojan mantienen una relación profesional muy interesante y antigua”, añade Crockett, “por lo que los dos tienen su propia jerga y eso ayudó sin duda alguna”.
“Yo no había imaginado que los platós fueran de una magnitud tan grande”, dice Jason Isaacs. “Algunas de las salas son gigantescas; algunos de los platós son asombrosos. Realizamos muchas tomas nocturnas en Beelitz, en el hospital abandonado, que, supuestamente, es el lugar más embrujado de Alemania. Rodar allí de noche, como hicimos durante semanas, era sin duda muy desagradable. Y esperamos que ello se haya transmitido a la película. Yo no me había tropezado con platós como esos desde que hice HARRY POTTER. Uno llega a cierto lugar y el tamaño le deja sin aliento”.
VISTIENDO AL REPARTO: EL ASPECTO DE LOS PERSONAJES...
La diseñadora de vestuario y ganadora del Premio de la Academia® Jenny Beavan (MAD MAX: FURIA EN LA CARRETERA, UNA HABITACIÓN CON VISTAS), que ha recibido un total de diez candidaturas al Premio de la Academia®, se encargó de vestir a los actores y de dar vida a sus personajes. “Era muy distinto de cualquier cosa que hubiera hecho antes, algo que siempre constituye mi reto favorito”, afirma la diseñadora. “La primera declaración de Gore fue: ‘Bienvenidos al Mundo de la Extrañeza’. Él es muy específico, microgestiona de la mejor forma posible, en el sentido de que él sabe realmente lo que quiere y se fija en todos los aspectos de la película”.
Beavan colaboró estrechamente con Stewart. Lo habían hecho anteriormente en EL DISCURSO DEL REY. Beavan se inspiró en la deteriorada belleza del hospital Beelitz para los colores del vestuario. Azules, rosas y verdes apagados se incorporaron a su plancha de estilo, en acusado contraste con los azules y grises de las escenas de Nueva York y los blancos brillantes que dominan el Instituto Volmer. “Lockhart es un agente de bolsa joven y con mucho futuro en el tradicional mundo financiero de Nueva York, pero nosotras decidimos vestirlo con un traje de corte tradicional”, dice Beavan. “Cuando llega al sanatorio, le dan un pijama blanco, una bata y unas zapatillas, al igual que a todos los demás pacientes”.
Diseñar el vestuario de Hannah, el personaje de Mia Goth, planteó un reto interesante. “Ella es un enigma; no se sabe quién es, qué edad tiene ni de dónde viene”, explica Beavan. “Pero tuvimos la gran suerte de encontrar un vestido con una envoltura vaporosa, de gasa, que es transparente cuando se pone al trasluz, y eso era exactamente los que Gore quería. Confeccionamos tres vestidos de día distintos, todos con este delgado revestimiento que hace que Hannah dé una impresión ligeramente fantasmagórica, sobrenatural”.
“Jenny tiene una mente realmente brillante”, asegura Goth. “Su idea de vestir a Hannah con vestidos sueltos y de colores claros fue una inspiración porque logra al instante que el público sienta una mayor relación con quién es ella. Verdaderamente los vestidos dieron vida a Hannah”.
Jason Isaacs coincide: “La película y la ambientación tienen algo que es muy intemporal, y esto se manifiesta en los fabulosos vestido de Jenny. Todo lo de sus vestidos, hasta el mínimo detalle, como los cambios de luz, transmite una sensación de desasosiego al tono de la película”.
Beavan visitó a Isaacs con un sencillo traje de lino combinado con una camisa blanca y un abrigo blanco. “Es un conjunto práctico y algo que un doctor llevaría perfectamente pero también nos da una pista de que es el jefe de una secta”, afirma. Uno de los retos más interesantes para Beavan incluía una decisiva escena de boda. La diseñadora comenzó investigando vestidos del siglo XVIII, estudiando igualmente ceremonias paganas. “Hallamos la más extraordinaria referencia a un colegio inglés de señoritas del siglo XIX, Whitelands College, donde celebraban el Festival de la Primavera totalmente de blanco. El aspecto era extrañísimo. Teniendo en mente esos elementos, ideamos una boda pagana en la que todos vestían capas y túnicas blancas y llevaban velas”.
“Jenny tenía el trabajo de vestir a centenares de extras”, dice Crockett. “Todos nuestros camilleros, nuestras enfermeras, nuestros pacientes del Instituto Volmer, llevan distintos tonos de blanco, lo que crea imágenes muy interesantes. Todo parece muy intenso: la blancura frente a los exteriores y los escenarios que Eve Stewart diseñó. Es asombroso que todo ello resulte tan bien”.
Otro miembro fundamental del equipo, que colaboró estrechamente con Beavan, fue la diseñadora de maquillaje y peluquería Sharon Martin (DOCTOR EXTRAÑO, PIRATAS DEL CARIBE: EN MAREAS MISTERIOSAS). “Con Gore, todo tiene que ser tan perfecto como sea posible, porque todo gira en torno a las imágenes”, afirma Martin. “Mia es muy bella y sólo tuvimos que realzar lo que ya tenía, porque en el papel de Hannah está perfecta. Es un personaje que nunca ha visto la vida fuera del balneario y queríamos que tuviera el aspecto de una niña con una especie de vivacidad y suavidad. En ocasiones, su cabello es atravesado por una luz de fondo. Es franca y pura”.
Para Lockhart, la tarea de maquillaje más importante consistía en mostrar una evolución de heridas en rostro y cuerpo, a medida que su estancia en el balneario se prolonga y sufre el tratamiento de Volmer. Para los demás pacientes del Instituto, Martin dio a los extras una apariencia sutilmente deshidratada. “Utilizamos un sellador verde para mármol”, dice. “Preparamos la mezcla, la aplicamos sobre la piel y la estiramos; luego la soltamos y manipulamos para crear arrugas. Empleamos hora y media con cada personaje, y eso era solamente un día normal para nosotros”.
Otro aspecto interesante del trabajo de Martin suponía establecer un contraste entre el aspecto de los personajes del balneario, que en su mayoría son personas acomodadas, y el de los personajes de la aldea cercana. “Los aldeanos son personas normales y corrientes a diferencia de los residentes del balneario. En realidad, es un juicio sobre la sociedad”. El maquillaje, afirma, tenía que reflejar ese juicio. “Los aldeanos trabajan duro y no les impresionan las personas del Instituto de la cumbre de la montaña. Por tanto, los niños de la aldea tienen un ligero aspecto de pillastres, que se diferencia mucho de la intensa limpieza del balneario. Algunas escenas exigieron grandes sesiones de maquillaje con Volmer que plantearon un auténtico desafío. Pero todo fue absolutamente agradable. ¡De este material están hechos los sueños de un diseñador de maquillaje!”
LA PSICOLOGÍA DEL MIEDO...
El evocador mundo creado por Gore y su brillante equipo, los tratamientos a que se someten los pacientes del balneario de Volmer y la dramática tensión presente en la película de principio a fin, se combinan para crear una experiencia cinematográfica apasionante y terrorífica. Como en las mejores películas del género, LA CURA DEL BIENESTAR deja al público inquieto y nervioso, preguntándose acerca del lado siniestro de la naturaleza humana. Es la clase de desasosiego que persiste mucho después de la proyección de los títulos de crédito finales. “Es parecido a personas que cuentan historias de fantasmas alrededor de un fuego de campamento”, dice Verbinski, explicando por qué los aficionados al cine disfrutan viendo un fascinante thriller psicológico. “Un grupo de personas, especialmente si no se conocen, que ven juntos una película, tiene algo que crea esa clase de poderosa experiencia. No es del todo Schadenfreude porque no se trata de un disfrute manifiesto causado por la decadencia de otro –diría yo–, sino que para mí la fuerza del enigma reside en que ustedes no acaban de saber lo que está ocurriendo; ustedes (el público) me permiten entrar en su cabeza. Ya saben lo que les digo; cuando están comiéndose una pizza y todo está bien, ustedes se olvidarán de esa comida tan pronto como salgan del cine. Nosotros tratamos de darles una comida que vayan ustedes a recordar. Pero el proceso de no acabar de entender algo, de inclinarse sobre ello y tratar de seguir la pista de unas migas de pan, en vez de sentir una ‘mano en la espalda’, es un tipo de narración bastante diferente. Se preguntarán ustedes: ¿De qué trata todo esto? Si conseguimos que mordisqueen migas de pan, eso puede conseguir mucho más a la hora de darles algo que permanezca con ustedes”.
“Casi es como una enorme montaña rusa, pero la película también plantea muchas preguntas importantes”, comenta DeHaan. “A veces uno se siente verdaderamente aterrorizado. Pero si estamos en un entorno comunitario, como una sala de cine, sabemos que estamos seguros y que lo que está ocurriendo en la pantalla es totalmente ajeno a la realidad”.
“La película es inquietante de una forma muy divertida”, dice, riéndose, Isaacs. “No sé por qué pero hay algo deliciosamente agradable en que una película, y un realizador que sepa cómo dar otra vuelta de tuerca, nos hagan sentirnos tan incómodos”.
“Simplemente creo que ésta es una oportunidad de ver una película absorbente pero también aterradora”, dice DeHaan. “Pasaremos un buen rato y será divertido, pero también es una película que causa impresión y que asustará al público. Ni siquiera deseo hablar mucho de ella. Tienen ustedes que ir a verla. Es casi como un desafío. ¡Les reto a que vayan a ver la película!”
LO QUE NOS AQUEJA: ¿ES EL REMEDIO PEOR QUE LA ENFERMEDAD?...
LA CURA DEL BIENESTAR es inquietante y del todo arrebatadora, pero también contiene una visión interior de la finalidad de la vida, estudiando la forma como las personas no emplean a menudo tiempo para examinar lo que verdaderamente quieren para sí mismos. “Creo que en realidad la película es una reflexión sobre el bienestar”, afirma DeHaan. “La pregunta definitiva es: ¿Qué es la enfermedad? Quizá la enfermedad sea lo que sucede cuando uno se entrega a la ambición y a deseos egoístas de riqueza y a la ambición de progresar en este mundo. Creo que es una pregunta interesante de plantear; especialmente, en el mundo en que hoy vivimos. En última instancia, la gente quiere tener salud y gozar del éxito”, prosigue DeHaan. “Si parece que esas cosas pueden llegar rápidamente sin más que un simple tratamiento o una sencilla treta, y que eso haría que la vida fuera más fácil, la gente lo quiere. Pienso, pues, que ésa es la razón por la que existen dietas de moda y distintos tratamientos de balneario que prometen mejorar o curar a las personas. Pero cuando uno se decide por esos amaños rápidos, ¿es eso lo que, en última instancia recibe? Probablemente, no. Algunas personas tiene tanta salud que el tratamiento es malsano. Y algunas otras tienen tanto éxito que las perjudica como seres humanos, por lo que yo opino que se trata de hallar el equilibrio, y en cualquier momento, prescindir del equilibrio puede tener el efecto opuesto al que deseamos conseguir”.
Es un tema que Verbinski asegura que se encuentra en el mismo núcleo de la película. “Creo que existe toda una industria del bienestar que se aprovecha de nosotros”, asegura el director. “Los pacientes del balneario médico de Volmer confían en que están mejorando, a pesar de las pruebas en contrario. El sanatorio es un lugar al que acuden en busca de una cura líderes industriales y oligarcas, personas que hacen cualquier cosa que esté a su alcance para ganar a toda costa”, comenta el realizador. “Éstas son personas que pudieran ser vulnerables al diagnóstico del doctor Volmer, cuando se les diga: ‘Usted no está bien pero hay una cura’. Aunque en realidad todo ello es una gran estafa, y lo que los mantiene allí. Estamos investigando esa sensación de que existe una enfermedad que todos negamos. Quizá sea la enfermedad del hombre moderno, por así decirlo. Tenemos que tener en nuestro interior una sensación de que algo no está bien, para luchar contra la condición humana”.
La película estudia lo que supone llevar una vida que, sometida a examen, tenga sentido. “Miramos el universo; miramos las estrellas. Nacemos en una rutina y, luego, puede atropellarnos un autobús; creo que es interesante decir: ‘Un momento. ¿De qué va todo esto?’ Más que cualquier otra cosa consiste en decir: ‘Plantea la pregunta. ¿Cuál es el sentido de todo esto?’ Ésa es la crisis existencial en su forma más pura. En esta película no facilitamos la respuesta pero decimos: ‘Quizá sea hora de hacer un alto, tomémonos simplemente un momento’”.
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