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NOTAS DEL DIRECTOR...
Quería trabajar un género diferente a mis dos películas anteriores. Lo primero fue sentarme horas y días en un bar y pensar. Tomar notas. Descartar mucho. Mezclar ideas. Es así como nace esta película, un thriller policiaco de suspense con una atmósfera inspirada en los relatos de Edgar Allan Poe, de casas habitadas por fantasmas del pasado y ladrones que las rodean. El túnel en el que se meten Joaquín y sus “enemigos” y que da título a la película, funciona entonces como pasadizo entre sus dos opciones: la vida y la muerte. La imagen enfatizará los claroscuros; la luz y la sombra que se enfrentan en la historia, potenciando la opresión de la casa. Además de la iluminación contrastada, usaremos lentes cortas apoyadas por movimientos de cámara que aumenten el suspense. En las escenas finales llevaremos a la pantalla la oscuridad real del lugar. Los tonos negros serán sólidos, dejando escondidas partes del decorado para aumentar la tensión y el peligro.
El sonido sostendrá la atmósfera de intriga, acentuando la paranoia y las amenazas que acechan al protagonista aún cuando no las ve. La casa estará siempre presente en el sonido, remarcando el estado emocional de Joaquín y su dramatismo: quejidos de tuberías, suelos que crujen, sonidos de puertas que chirrían y desagües.
Mi objetivo como director es que el público, tras mantenerse en suspense durante dos horas, tenga una experiencia positiva al terminar la película; que cuando Joaquín haya recuperado todo lo que había perdido, casi en el último fotograma, el espectador afloje toda la tensión que construimos sobre él, y se sienta liberado al igual que el protagonista y que yo, porque en ningún momento me planteé hacer una historia personal, pero terminó siéndolo.