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Titulo original: Absolutely Fabulous The Movie

Año Producción: 2016
Nacionalidad: EE.UU., Inglaterra
Duración: 91 Minutos
Calificación: No recomendada para menores de 16 años
Género: Comedia
Director: Mandie Fletcher
Guión: Jennifer Saunders
Fotografía: Friedrich Moser
Música: Guy Farley, Christopher Slaski
FECHAS DE ESTRENO
España: 11 Noviembre 2016
DISTRIBUCIÓN EN ESPAÑA
20Th Century Fox


SINOPSIS

Edina y Patsy están acostumbradas a una buena vida, irse de compras, beber y estar siempre de fiesta en fiesta. Durante la presentación de unas prendas nuevas cometen el error accidental de empujar a Kate Moss al río por lo que esta desaparece y ahora ellas se ven envueltas en una tormenta mediática que las acusa de la desaparición de la modelo...


INTÉRPRETES

GWENDOLINE CHRISTIE, REBEL WILSON, LILY COLE, JON HAMM, JOANNA LUMLEY, SUKI WATERHOUSE, JENNIFER SAUNDERS, JULIA SAWALHA, CELIA IMRIE, JOAN COLLINS, KATHY BURKE, KATE MOSS, SADIE FROST, MARK GATISS

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   En 1990, Jennifer Saunders y su pareja cómica Dawn French estaban escribiendo los guiones de la tercera serie de su exitoso programa de televisión, “French and Saunders”, cuando se les ocurrió un sketch sobre una madre loca, ‘moderna’ y ex hippy llamada Adriana –interpretada por Saunders– y su triste y puritana hija, encarnada por French.
  Un año más tarde, in 1991, French y Saunders se estaban preparando para rodar su cuarta serie. Los estudios estaban ya reservados en la BBC y Bob Spiers, director de toda la vida del programa, estaba dispuesto. Justo en el momento en que las chicas –que habían formado pareja cómica desde que se conocieron en la escuela de arte dramático a finales de los años setenta– estaban a punto de ponerse a escribir la serie, Dawn French y su esposo, Lenny Henry, recibieron la llamada de teléfono que habían estado aguardando con esperanza durante años: una niña pequeña estaba lista para su adopción. Hubo que suspender el trabajo.
  Fue en este momento cuando Saunders recibió una llamada de su agente, Maureen Vincent, que la representaba desde hacía años, y que le preguntaba si había cualquier otra cosa que pudiera ocurrírsele para llenar el hueco que había quedado en el estudio. Para Saunders, que nunca se había planteado escribir nada ella sola, fue una sugerencia aterradora. Animada por su esposo, el también escritor y cómico Adrian Edmondson, Saunders se paró a pensar sobre qué demonios podría escribir. Fue entonces cuando volvió a la idea de Adriana, la madre moderna, a la que rebautizaría como Edina “Eddy” Monsoon. “Yo había disfrutado creando e interpretando el personaje”, asegura. “Podía fácilmente hablar como ella, lo que hizo que escribir el guión fuera más sencillo; más aún: lo hizo posible”.
  Saunders –que sacó la idea del trabajo de Eddy de Lynne Franks, entonces la representante publicitaria más solicitada del mundo de la moda de Londres– escribió un tratamiento del tema y todo empezó a rodar. A Jon Plowman, productor de “French & Saunders” (que llegó a convertirse en Director de Entretenimiento Cómico de la BBC), le gustó la idea y la animó a escribir un episodio piloto. Saunders lo garabateó, titulándolo ‘Fashion’, en un cuaderno tamaño A4. En el episodio, Eddy se despierta el día de su gran desfile de modas con una resaca aderezada con los remordimientos que intenta provocarle su hija, Saffy. Junto a su mejor amiga, Patsy, Eddy convierte el desfile en un éxito clamoroso y, a la mañana siguiente, ella y Patsy engañan a Saffy haciéndole pensar que Eddy va a someterse a rehabilitación.
  Emitida por primera vez en la BBC en 1992, “Absolutamente Fabulosas”, o “Ab Fab” como llegaría a ser conocida, cosechó un éxito inmediato. Patsy y Eddy escandalizaron y deleitaron por igual; Saffy nos hizo sentirnos violentos y le dio alma al programa; Madre nos dejó muertos con su mordaz ingenio y Bubble nos hizo partirnos de risa con su ineficacia surrealista.
  Era una serie que tenía algo para todos: una familia disfuncional, una amistad a prueba de bomba y un enorme y escandaloso sentido del humor. “Los personajes de ‘Ab Fab’ –y éste es un concepto impulsado por los mismos personajes– son una versión caricaturesca de todos nosotros”, afirma Saunders. “Y creo que, en última instancia, a la gente le gusta reírse de sí misma y no tomarse la vida demasiado en serio. Si tuviera que decir por qué la serie fue un éxito, diría que lo fue porque era una licencia para no tener que portarse bien. Patsy y Eddy resultan una atrocidad y una pena como seres humanos, pero disfrutan como locas. Además, cada una es el mejor aliado de la otra. Mi principal experiencia de estos –Dios sabe cuántos– años es que la gente se me acerca y me dice: ‘Yo tengo una Patsy o yo tengo una Eddy. Son exactamente iguales a mí y mi amiga’. Y –¿saben lo que les digo?– a todos les gusta tener una pareja, un amigo que los respalde con quien puedan reírse. Porque la familia, en el sentido más sólido posible, es y debería ser precisamente eso. Y eso es lo que, en realidad, todos nosotros queremos de la vida. Eso y divertirnos, y reírnos y no tomarlo todo demasiado en serio”.
  En la cumbre de una popularidad desbocada, “Absolutamente Fabulosas” –que también fue comprada por Comedy Central en EE. UU. en 1994– conoció tres series entre 1992 y 1995 (obteniendo el Premio BAFTA a la Mejor Serie Cómica en 1993). En 1996, una película de dos partes para televisión titulada “The Last Shout” iba a ser su final. Pero el mundo quería más y, entre 2001 y 2004, llegaron otras dos series y dos programas especiales fuera de serie. Siete años más tarde, en 2011, Saunders cedió una vez más a la demanda del público con otros dos programas especiales de una hora de duración emitidos el día de Navidad de 2011 y el día de Año Nuevo de 2012, ambos dirigidos por Mandie Fletcher. Un programa especial más, emitido para que coincidiera con los Juegos Olímpicos de Londres de 2012 (igualmente dirigido por Fletcher y por el que Saunders consiguió un BAFTA a la Mejor Actriz), iba a ser el último.
  Pero después de cuatro años y de sufrir mucha presión, Saunders ha dado al mundo, por fin, lo que realmente estaba esperando: ABSOLUTAMENTE FABULOSAS.

  “Una conoce a gente sin parar y a todos sigue gustándoles, pero fue Joanna Lumley la que finalmente me obligó a ello”, dice la archirremolona Jennifer Saunders, una mujer que es mucho más feliz barriendo su terraza o limpiando su teclado que sentándose a escribir. “Lo expresó de forma tan sencilla como brillante. Se limitó a decir: ‘Tienes que escribirla, cielo. Si no, todos estaremos muertos y no habremos hecho la película’. Y me encanta andar con Joanna y estar con los demás miembros del reparto; sabía que nos íbamos a divertir mucho”.
  Por esa misma época, Saunders estaba grabando su programa navideño para Radio 2 junto a su vieja amiga y colaboradora, Dawn French. Cuando French le preguntó, en plena emisión, cuál era su propósito para el Año Nuevo, Saunders (que recientemente había publicado su autobiografía “Bonkers: My Life in Laughs”) respondió que estaba decidida a escribir, ¡por fin!, el guión de la versión cinematográfica de “Ab Fab”. French, que había oído anteriormente lo mismo, vio una oportunidad. “Dijo que si yo no había escrito el guión por estas fechas del año siguiente, tendría que pagarle 10.000 libras”, recuerda Saunders. French y Saunders sellaron el acuerdo con un apretón de manos y no hubo más que hablar. “Tenía mucha confianza en tenerlo escrito antes del verano”, afirma Saunders.
  Un año más tarde, en la víspera de la grabación de su programa de fin de año de 2014, Saunders se dio cuenta, presa del pánico, de que no había cumplido su parte de la apuesta. “Tenía un enorme bloqueo mental sobre la creación del guión”, reconoce; “simplemente me era imposible verlo todavía”. No queriendo pasar por la vergüenza de perder la apuesta, por no hablar de las 10.000 libras, Saunders aporreó en su teclado las 30 primeras páginas de las 90 de que constaba el guión. En las 60 páginas que no había escrito, simplemente puso “Bla, bla, bla”, esperando que French no se diera cuenta. El día de la grabación, al entregar el guión inacabado, Saunders estaba “realmente sudando tinta y muerta de miedo”. Cuando terminó la grabación, su compañera cómica se dirigió a ella y le dijo “Esto no es el guión”.
  “Eso era justo antes de Navidad y yo alegué que tenía hasta Año Nuevo”, recuerda Saunders. “Le prometí que el día de Año Nuevo ella tendría un guión acabado”. A lo largo de las dos semanas siguientes, Saunders siguió desarrollando una versión del guión y se lo envió a su compañera por correo electrónico, sabiendo perfectamente que French era enemiga de las nuevas tecnologías, que nunca enviaba correos electrónicos y que “probablemente nunca llegaría a leerlo”.
  Con todo, Saunders había cumplido su parte del acuerdo y, por aquel entonces, se había corrido la voz. “La mayoría de las películas son un guión en busca de algún dinero”, explica Jon Plowman, que había producido las cinco series y los siete programas especiales de “Ab Fab” a lo largo de los años. “Pero en este caso era más bien el dinero el que buscaba el guión. Desde el momento en que se supo que Jennifer estaba pensando en escribir la película de “Ab Fab”, montones de financieros se lanzaron al ruedo. Era lo que el mundo llevaba años esperando”. Tanto Plowman como Saunders están especialmente contentos de que BBC Films participe en la película. “El programa empezó en la BBC”, explica Saunders. “Les debemos mucho”.
  Aunque un tanto involuntariamente, Saunders estaba comprometida. Y no le faltaban preocupaciones. “Mi sensación era la que siempre había tenido, que no es otra que la de que no sería suficiente con realizar una versión cinematográfica de la serie de televisión, porque ésta no era más que una excusa para media hora de bromas. No. La película tenía que ser algo diferente, algo más grande. Tenía que ser importante. Tenía que tratar de Patsy y Eddy en la actualidad y de la realidad de cómo había resultado su vida. Y esa realidad, reconozcámoslo, siempre iba a ser bastante triste”.
  En un mundo que está “dejándose llevar por sí mismo”, Eddy se ha convertido en una anomalía. “Siempre ha sido una entusiasta de lo nuevo pero, en la era de los medios sociales, todo el mundo da con algo adelantándose a ella”, afirma Saunders. “El mundo la ha dejado atrás en cierto sentido. Ha llegado a ser ligeramente intranscendente y está corta de reflejos. Ni ella ni Patsy son lo bastante espabiladas ni están suficientemente en la onda –porque nunca lo fueron ni lo estuvieron, no se puede negar–, para conservar su posición”.
  El tema del envejecimiento en el mundo moderno era algo de especial interés para Saunders, que ahora tiene dos nietos. “Eddy y Patsy no saben cómo envejecer, al igual que ninguno de nosotros parece saberlo en esta época”, dice. “En los tiempos de los hombres de las cavernas, todos habríamos muerto a los treinta años. Ahora, andamos por aquí hasta los 70, los 80 o incluso los 90 y no sabemos qué hacer porque biológicamente deberíamos estar muertos. Y carecemos del extra de cerebro o de genes que nos diga cómo vivir para llegar a viejo. Solíamos desaparecer sin más en el ocaso, sin espectáculo; pero ahora tenemos cirugía láser y no sabemos qué hacer. No es que no sepamos envejecer con gracia; no tenemos ni remota idea de cómo envejecer. Es como si hubiéramos perdido la capacidad de dejar de llevar zapatillas de deporte”.
  De nadie se puede decir todo esto mejor que de Eddy y Patsy. “Se niegan a abandonar”, explica Saunders. “No pueden reconocer ni jamás reconocerán que son mayores. Nunca. En consecuencia, tienen que encontrar un sueño diferente; tienen que retirarse al pasado, a algo sentimental y nostálgico que conozcan y amen. Y, para ellas, ése es su concepto del Sur de Francia, de algún lugar idílico donde su idea de glamour se aferre a la vida”.
  La propia Saunders se siente desconcertada por el mundo moderno. “Para mí, seguirle el ritmo a Facebook, Instagram y Twitter es el trabajo de todo un día”, asegura. “No sé cómo evitar arrastrarme por los mundos de los hijos, los amigos muertos y los vídeos de perros de otras personas antes de dar con alguien al que sí conozco”.
  En su opinión, el siglo XXI –con su tuiteo concienzudo aunque pasajero– está maduro como nunca para llevarse un trastazo. Y, ¿qué símbolo más poderoso de su antítesis que Kate Moss? “Kate representa una personalidad que ya no se lleva”, explica Saunders. “No. Ella no concede entrevistas. No. No está en los medios sociales. Y sí. Sigue estando exageradamente guapa. Kate Moss es la persona que hace caso omiso de todo lo que rodea al mundo moderno y por eso precisamente el mundo la adora. Sin duda es la razón por la que Patsy y Eddy la adoran. Ella es la persona que vive como a ellas les gustaría. Porque se divierte y no respeta las reglas del juego y consigue ser ella misma, sea lo que sea lo que quiera ser, y cada día que pasa se pone más guapa. Ni envejece ni se marchita; marca un sendero de gloria y rebeldía y, de la forma más dulce, más impasible y más espléndida, no hace caso de lo que nadie piense”.
  El secreto del éxito de “Absolutamente Fabulosas” ha sido su negativa a seguir las reglas del juego. “Era la primera vez que veíamos en pantalla a mujeres que se comportaban mal”, dice Jane Horrocks (Bubble), que originariamente se sometió a una prueba para el papel de Saffy, y luego creó en Bubble a su propio personaje fabulosamente majareta. “Cuando Patsy y Eddy aparecieron, mujeres de todo el mundo sintieron que las habían dado permiso para portarse de forma despreciable y reírse. Eran un gran soplo de aire fresco; un brillante y divertido alivio”.
  Patsy y Eddy hacen lo que a la mayoría de nosotros nos gustaría hacer pero para lo que nos falta lo que hay que tener. Y ahora, en la gran pantalla, su gloriosamente mala conducta va a verse ampliada. Pero Saunders estaba decidida a que, en el camino, tenía que haber un momento de sensatez. No hay victoria que pueda ser dulce si no hay mucho que perder. “Yo quería cerciorarme de que Eddy fuera empujada –y quiero decir literalmente empujada– a un momento en el que se llevara su merecido. Su momento espantoso es aquél en el que se fija en quién es, quién ha sido y lo que le reserva el futuro, y casi se obliga a sí misma –avergonzada– a decir que ella ama a alguien”.
  Pero Patsy y Eddy nunca perderán. No pueden perder porque, en última instancia, su público quiere verlas ganar. En primer lugar, por su amistad, que es una unión que ha sobrevivido a las duras y a las maduras, y que ha pervivido más y con más alegría que la mayoría de los matrimonios de idéntica duración. Y en segundo lugar porque, en su optimismo sin límites y su firme negativa a ser ninguna otra cosa que ellas mismas, proporcionan el tónico cómico perfecto para la vida real. “La verdad es que los tiempos son francamente negros”, dice Joanna Lumley. “Las personas están cansadas y las vidas pueden en ocasiones dar una sensación de aburrimiento. Pero Patsy y Eddy no piensan así. Son fuerzas positivas, fuerzas vitales, fuerzas para la alegría. Y creen que, les ocurra lo que les ocurra, van a sobrevivir y salir vencedoras”.

  “Esto es ‘Absolutamente Fabulosas’ a una escala completamente distinta”, asegura el productor Damian Jones. “Los admiradores de la serie de televisión se van a dar un gustazo porque van a conseguir una dosis completa de lo estrafalario y la hilaridad que los cautivaron, en un paquete muy seductor”.
  El rodaje de ABSOLUTAMENTE FABULOSAS comenzó en octubre de 2015. Desde el principio, el equipo de la película estaba decidido a que su desenlace tuviera lugar en la Costa Azul. “Patsy y Eddy son unas criaturas desbocadamente hedonistas y para ellas el Sur de Francia es una especie de nirvana”, explica Jon Plowman. “Tiene todos los ingredientes de la buena vida que a ellas les gusta: yates, mar, sol, bebidas, hoteles que están más allá de los sueños del común de los mortales, donde lo que hay que hacer inevitablemente es beber enormes cantidades de champán. Es la vida que llevan buscando desde 1991, cuando realizamos el primer episodio piloto de la serie”.
   La película acabada mezcla algunos de los edificios más emblemáticos –la Croisette de Cannes y el Grand Hotel du Cap Ferrat– con algunas joyas visuales ocultas, como la magnífica Capilla de San Pedro de Villefranche-sur-mer y el Palais Bulles, la futurista villa de Pierre Cardin situada en la cima de un acantilado en Theoule-sur-Mer. “La villa tiene un atractivo y una especie de chaladura exuberante que, simplemente, pensamos que era muy ‘Ab Fab’”, explica el diseñador de producción de la película, Harry Banks, cuyo trabajo en varios episodios de la serie televisiva le hacía hablar el idioma del programa.
  El Grand Hotel Du Cap Ferrat se distinguió por ser merecedor de especial alabanza. Sin duda uno de los hoteles de mayor prestigio del mundo, abrió sus puertas de par en par, por amor a “Ab Fab” y, lo que merece destacarse muy especialmente, cerró su piscina –una de las más exclusivas de toda la Riviera– durante todo un día.
  Por supuesto que no siempre fue tan fácil. A escasos días del inicio del rodaje de la película, la Riviera se vio asolada por catastróficas riadas. Pero en vez de cerrar las escotillas, hubo lugares de rodaje como el hotel Martinez de Cannes que acogieron a la producción con los brazos abiertos, pese a estar sin teléfono ni conexión de Internet después de las tormentas.
  Durante las dos semanas completas de rodaje en la Riviera, la Costa Azul recuperó, afortunadamente, sus mejores galas de cielo azul, que sólo sirvió para acentuar la sensación de glamour chapado a la antigua que Eddy y Patsy siempre han anhelado.
  De regreso en Londres, brilla un diferente telón de fondo pero no hay duda de que es igual de majestuoso. Con sus amplios panoramas, sus rascacielos de vidrio y su deslumbrante modernidad, las orillas del Támesis brindan el perfecto telón de fondo actualizado para esta ojeada contemporánea dirigida a un grupo de personajes cuyas vidas hemos estado siguiendo durante un cuarto de siglo. Destacan escenarios de vanguardia, que van desde un ático en el piso 22 de Neo House en el Bankside, donde el relato arranca con un desfile de modas de Giles Deacon, hasta una Central de Bombeo sin reformar de la era victoriana, situada en el distrito de Wapping, que es el marco perfecto para la fiesta de Huki Muki. Dejando a un lado su atractivo estético, lo que estos espacios ofrecieron a los realizadores, por encima de todo, fue un lienzo en el que pintar su cuadro con los trazos más gruesos posibles. “Nuestro fin fundamental era abrir la serie de televisión –que en gran parte tenía lugar en el plató cerrado de la casa de Edina– hasta un ángulo de 360º”, explica Harry Banks. “Ésta es la ‘Ab Fab’ que conocemos y adoramos, pero ahora se ha abierto a una creíble escala cinematográfica. Supongo que la hemos mejorado. Y el efecto que crea es el de hacer que el público sienta que, de algún modo, están viviendo más que nunca las experiencias de Patsy y Eddy al lado de los personajes. Podemos ir en coche con ellas a la casa de Eddy, seguirlas escaleras abajo a la cocina, ir a una fiesta o hacer un crucero en un yate con ellas. Es la misma ‘Ab Fab’ que conocemos y adoramos, pero ahora está en Technicolor”.
  “A decir verdad fue muy sencillo”, afirma Mandie Fletcher. “Queríamos que tuviera el aspecto y transmitiera la sensación de una copa de champán en un día sombrío. Le hemos dado el brillo, el oropel y el glamour que merece”.
 
  “Esencialmente, es como si cada día fuera Navidad”, dice el productor Jon Plowman de la alegría de reunir a la familia original de “Absolutamente Fabulosas”.
  Juntar a la banda fue, en muchos sentidos, lo más fácil del proceso de rodaje. “Todos abrigábamos la esperanza de que ocurriría en algún momento porque la añoranza era sencillamente colosal”, explica Jane Horrocks.
  Pero toda la nostalgia del mundo no era capaz de convertir el proyecto en algo cierto. “La gente decía siempre: ‘¿Cuándo vais a hacer una película? ¿Cuándo vais a hacer una película?’”, asegura Julia Sawalha. “Pero yo siempre contestaba: ‘Pues no creo que haya jamás una película’ porque no sabía si Jen estaría dispuesta algún día. No es de la clase de autores que escribirían cualquier cosa por el mero hecho de hacerlo. Ella escribe cuando tiene algo original y de actualidad que contar. Y eso, a fin de cuentas, es la razón de que sea semejante genio. Así que cuando por fin lo escribió, todos supimos que era porque el momento era el adecuado, ¡y aceptamos al vuelo!”
  Todas las Jotas –Jennifer Saunders, Joanna Lumley, Julia Sawalha, Jane Horrocks, June Whitfield (y Jon Plowman)– han formado una familia durante más tiempo del que muchos de los nuevos espectadores llevan en el mundo. Habiendo trabajado juntos de forma intermitente durante veinticinco años, en cinco series y siete programas especiales, cada uno conoce todos los aspectos de los personajes de los demás, en la ficción y en el mundo real. “Lo grande de tener éxito es que supone que puedes hacer más de lo mismo que has estado haciendo”, explica Saunders. “Todos nosotros llegamos a ser una familia, y no hay mejor sensación que embarcarse en algo sabiendo que las personas a las que quieres estarán ahí”.
  “Nosotras cinco somos tan fiables como cualquier casa cuando no había ladrones”, afirma Joanna Lumley. “Lo sabemos. Nos conocemos. Conocemos el personaje de cada una. Y conocemos a nuestro público. Estoy segura de hablar en nombre de todas cuando afirmo que a todas nos ha encantado volver a unirnos”.
  “La sensación es la de que volvemos la vista a cómo éramos hace veinte años”, dice Helen Lederer, que interpreta a Catriona. “Alguna preocupación, alguna alegría, siempre cotilleo”. June Whitfield (Madre), que cumplió 90 años durante el rodaje, explica que “no podía haber pedido nada más bonito”.
  “Todas somos muy diferentes, pero todas tenemos –lo que es de fundamental importancia– el mismo sentido del humor”, asegura Julia Sawalha. “En realidad todas somos personas muy tranquilas y francamente normales. No exigimos demasiado. A fin de cuentas, yo preferiría con mucho sentarme con mis encantadoras colegas a estar sola en mi propia caravana, con un ventilador calefactor que me lance aire a la cara y un iPad”.
  Después de años de unión, Saunders y Lumley forman una pareja especialmente perspicaz. “Algunos de mis mejores momentos los he pasado sentada junto a Joanna, caracterizadas y manteniendo conversaciones típicas que nos hacían mearnos de risa”, asegura Saunders. “Ella es una persona muy divertida y lo bueno es que no es ni remotamente amanerada. Me encanta trabajar con ella. Simplemente ser Eddy y Patsy es, para mí, algo parecido a un estado de consciencia. Con que sólo pudiera representar a Eddy y Patsy diez minutos al día, probablemente tendría la cabeza bien puesta del todo; sacaría toda esa risa y expulsaría toda esa angustia y diría cosas que habitualmente no se permite decir. Una vez hecho eso, podría seguir envuelta en una nube de encanto. Para mí, lo más grande es que nunca ha habido ningún lugar al que no hayamos podido ir con los personajes, y en la película eso se ha ampliado”.
  Para que su química funcionase con la máxima intensidad posible, todas las Jotas –muy especialmente Saunders, Lumley y Plowman–¬¬¬¬¬ opinaron que era esencial trabajar con un director que pudiera hablar su idioma. Desde el principio, la galardonada directora Mandie Fletcher parecía la única candidata al puesto. Fletcher –cuyo currículo en la comedia de primera clase incluye “La víbora negra” y “Only Fools and Horses”¬– había trabajado anteriormente con Saunders en tres series de “Jam and Jerusalem”, así como en tres programas especiales del vigésimo aniversario de “Absolutamente Fabulosas”. “Es rápida, brillante y, lo que es más importante, tiene un gran sentido del humor”, afirma Saunders. Sin duda la admiración es recíproca. “Me he encariñado desesperadamente con Jennifer”, afirma Mandie Fletcher. “No es sólo una escritora extraordinaria, sino también una actriz fantástica. Con la mayoría de los actores se logra una buena actuación, pero no consiguen elevarse sobre el papel. Jennifer, sin embargo, tiene algo que, si le concedes un momento, le hace soltar amarras y ascender. Además, tiene ahora una confianza en sí misma que, en mi opinión, ha aportado algo muy especial a esta película, porque ella también conmueve. Esta película no se limita simplemente a sal gorda, enamorarse y emborracharse. En todo ello subyacen honradez y verdad, y eso le da importancia”.
  Con Fletcher a los mandos, el resto de la familia encajó muy fácilmente en sus respectivos puestos. Cada Director de Departamento clave –el Diseñador de Producción Harry Banks, la Diseñadora de Vestuario Rebecca Hale, y la Diseñadora de Peluquería y Maquillaje Christine Cant– habían todos trabajado en la serie de televisión de “Absolutamente Fabulosas” en calidad de algo. E incluso los que no formaron parte de la familia original de “Ab Fab” –el Director de Fotografía Chris Goodger y el Montador Gavin Buckley– tienen un importante historial de colaboración con Mandie Fletcher.
  Para los nuevos miembros de “Ab Fab”, cada día era pura alegría. “Cada día nos reíamos a rabiar”, asegura el productor Damian Jones. “Porque –algo importantísimo– hay una firme probabilidad de que éste sea el final de “Ab Fab”, de que baje el telón de la serie tal y como la conocemos, así que todo el mundo se entregó sin reparos. Ha sido una verdadera obra de amor”.

  “Nunca tuve una experiencia profesional como ésta”, afirma el director de reparto de la película, Alex Johnson. “En la mayoría de las películas en las que he trabajado, había un cierto número de personas que suplicaban que se les incluyera en el proyecto –o que trataban exactamente de tentarnos económicamente– mientras que en ésta, la gente ha estado llamando y rogando para formar parte de la producción. Prácticamente teníamos que quitárnoslos de encima a bastonazos”.
  Una vez se corrió la voz de que la popular comedia de situación iba, por fin, a convertirse en película, actores de todo el mundo saltaron al ruedo para conseguir un papel. Nuevas incorporaciones, como Robert Webb, la mitad del dúo cómico Mitchell & Webb, que interpreta al novio de Saffy, y Nick Mohammed, un cómico que da vida a Caspar, el ayudante de Magda, no dejaron escapar la ocasión de participar en la versión cinematográfica de la emblemática comedia. Y anteriores intérpretes, como Emma Bunton y Lulu, no dudaron en decir que sí cuando se les pidió que volvieran.
  Para la estrella de la serie “Glee”, Chris Colfer, que encarna a Christopher, el peluquero de Edina, el intento de participar en cualquier cosa con la que Jennifer Saunders hubiera jamás tenido algo que ver había empezado de niño, viendo episodios de “Absolutamente Fabulosas”, que, en su opinión, es “uno de los programas más divertidos de la historia”. En 2011, cuando llegó a Londres para una etapa de dos semanas de la gira mundial de “Glee”, pidió a sus representantes que ofrecieran a su heroína, Jennifer Saunders, entradas para ver la función. Ella fue, se quedó admirada y los dos se hicieron amigos en Twitter. Cuando Saunders dijo que estaba pensando en escribir un guión para la versión cinematográfica de “Absolutamente Fabulosas”, Colfer respondió que él “movería montañas” para ser de la partida. Varios años después, cuando la autora se puso en contacto con él para decirle que había escrito un papel que era suyo, Colfer “casi explotó” de felicidad. “No parece justo llamarlo un trabajo porque ha sido divertidísimo”, dice del tiempo que duró el rodaje. “No creo haberme reído nunca tanto. En la vida. Bueno, nunca antes en un plató; eso, seguro. Ver a Jennifer y a Joanna ha sido para mí lo más extraordinario porque se matan mutuamente de risa. Es casi como una competición, como si estuvieran tratando de hacer que la otra riera más”.
  Para Gwendoline Christie, estrella de “Juego de tronos” y de STAR WARS: EL DESPERTAR DE LA FUERZA, la oportunidad de trabajar en ABSOLUTAMENTE FABULOSAS fue también un sueño hecho realidad. “Durante toda mi vida he sido admiradora de todo lo que Jennifer ha hecho”, asegura. “Yo crecí viendo y volviendo a ver ‘Ab Fab’; para mí era una clase magistral sobre cómo la interpretación podría alcanzar el máximo nivel”. Cuando la actriz conoció a su heroína cómica en los Premios Elle Style, a comienzos de 2015, trató de lucirse “en un intento lastimosamente vano de tratar de impresionarla”. Gracias a Dios, salió bien. “Se diría que ella se apiadó y me permitió participar en su película”, dice riéndose Christie, que se interpreta a sí misma, y que asegura que la mejor experiencia de cumpleaños de toda su vida fue cuando, durante el rodaje del desfile de modas de Giles Deacon, su pareja en la vida real, Eddy y Patsy le regalaron una enorme tarta de cumpleaños. “Todavía me duelen las mejillas de lo que sonreí”.
  Sin excepción, todos los actores y personajes de la vida real que aparecen en la película comparten un rasgo esencial: la capacidad de reírse de sí mismos. Y entre todos, nadie tenía más ganas de divertirse que Kate Moss. “Desde el mismo comienzo se lanzó de cabeza sobre la idea de interpretarse a sí misma”, dice Jon Plowman.
  Kate Moss no era ajena al trabajo con Saunders. En 1996, trabajó de modelo junto a Dawn French en un episodio de “French & Saunders”, y en 2012 actuó en el programa especial de “Absolutamente Fabulosas” para los Juegos Olímpicos. “Yo crecí con ‘Ab Fab’”, dice la supermodelo. “Cuando comenzó, yo me encontraba justo al principio de mi carrera de modelo y siempre me pareció una asombrosa interpretación del mundo de la moda. Me hizo reír, lo que está muy bien, porque el negocio de la moda no siempre resulta divertido”.
  El reparto y el equipo técnico se muestran unánimes por igual en alabar la entusiasta profesionalidad de Moss. “Estuvo simplemente ‘fab’”, dice Saunders. “Tan dulce, tan divertida, sin darse en absoluto aires de grandeza”. “Nunca he conocido a nadie que lo haya intentado tanto ni que quisiera hacerlo todo tan bien”, afirma Mandie Fletcher. “Antes de que ella llegase, nos dijimos: ‘Es una supermodelo multimillonaria. Podría llegar y ponerse difícil. Podría haber hecho cualquier cosa y nosotros hubiéramos tenido que tragárnoslo’. Pero de eso, nada. Estuvo totalmente encantadora y profesional. Una delicia de los pies a la cabeza”.
  Cualquier cosa que se le pidiera que hiciese, Moss la hizo con aplomo. “Estada lista para cualquier cosa”, dice la diseñadora de vestuario Rebecca Hale. “Para una escena en especial tenía que llevar un traje de neopreno y adentrarse en el Támesis. No se le oyó una sola queja”.
  En otra escena –la de un sueño en el que Eddy fantasea que Kate y sus elegantes amigos le suplican que vaya a Goa con ellos–, Saunders se encontró sentada entre algunos de los rostros más bellos de Londres. Cuando gente como Lara Stone, Alexa Chung, Lily Cole, Daisy Lowe, Stella McCartney, Suki Waterhouse y Nick Grimshaw le dijeron adiós al final del rodaje, todos y cada uno de ellos le dieron las gracias por haberlos dejado participar en su película. “Fue francamente precioso; muchos pusieron unas caras inolvidables”, dice Saunders.
  A decir verdad, desde la serie televisiva de “Ab Fab” (que acumuló una lista estelar de cameos: Debbie Harry, Twiggy, Elton John, Marianne Faithfull, la lista es interminable...) ninguna producción británica había mostrado semejante sobreabundancia de estrellas de la vida real: Lulu, Emma Bunton, Dame Edna Everage, Joan Collins, Janette Krankie, Sadie Frost, Abbey Clancy, Alesha Dixon, Orla Guerin, Bruno Tonioli, Jerry Hall, Kelly Hoppen y Jean Paul Gaultier, por mencionar sólo a unos pocos. “Había una escena de alfombra roja que, cuando estábamos rodándola”, recuerda Mandie Fletcher, “eché un vistazo alrededor y pensé: ‘¿Hay alguien que sea famoso en el Reino Unido hoy en día que no esté aquí?’’’ Y la película tiene todavía preparadas unas pocas sorpresas de Hollywood para el público.
  Con tantas intervenciones de invitados especiales, cada día de rodaje de ABSOLUTAMENTE FABULOSAS, daba la sensación de ser una fiesta especialmente fabulosa. Pero ninguna superó a la neblinosa mañana de aquel lunes cuando 80 reinonas, luciendo sus mejores y fantásticas galas, se disputaban un sitio con los viajeros de los trenes de cercanías para estar a las 7 de la mañana en Vauxhall Tavern, donde habían sido convocadas. “Nunca he visto nada tan ‘Absolutamente Fabuloso’ en mi vida”, afirma Jon Plowman.
  La elección de las reinonas para el reparto fue más parecida a la apertura de las compuertas de una presa. Desde el principio de su historia, “Absolutamente Fabulosas” sintonizó con la comunidad LGBT, que alzó su copa a la salud de Patsy y Eddy por ser escandalosas, incorregibles y las mejores amigas posibles. La oportunidad de aparecer en la versión cinematográfica fue algo que nadie quiso perderse. “No hubo una sola persona que nos rechazara”, asegura Chloe Partridge, que trabajó a las órdenes de Camilla Arthur y que, juntas, encontraron a todos los extras y todos los antecedentes especiales. “La respuesta fue simplemente extraordinaria; una chica, Miss Ra, canceló sus dos semanas de vacaciones en Tailandia porque se interponían en el rodaje; otras llegaron en avión de todas partes del mundo”. Y no se trataba sólo de cualquier reinona veterana; éstas eran la flor y nata del mundo de las reinonas: el icono de la moda Jodie Harsh; La Voix, finalista del concurso “Britain’s Got Talent”; así como varias estrellas de “Ru Paul’s Drag Race”.
  Naturalmente, Jennifer Saunders y Joanna Lumley, que podrían, por otra parte, haber gozado de un raro descanso en el rodaje, no pudieron resistirse a acudir al plató ese día.

  No era sólo la comunidad LGBT la que quería formar parte del argumento. Personalidades de la moda se ofrecieron en manada para participar en una película que ahora, al igual que a lo largo de su historia, se burla de la esencia de su industria.
  “Jonathan Swift, el hombre que escribió ‘Los viajes de Gulliver’ dijo, con pleno acierto, que ‘la sátira es un espejo en el cada hombre ve todas las caras menos la suya’”, sentencia Jon Plowman. “Desde los primeros días de ‘Ab Fab’, pensamos que el mundo de la moda y el de las Relaciones Públicas nos odiarían pensando: ‘¡Dios mío! Se están riendo de nosotros’ pero, a decir verdad, su reacción fue la opuesta. De cierta forma, fueron los primeros que dijeron ‘¡Vaya! Os habéis dado cuenta de lo superficiales y vacíos que somos. ¡Hurra! Nos habéis echado el ojo. Gracias por reparar en nosotros’”.
  Desde el mismo principio, figuras del mundo de la moda –como Zandra Rhodes y Christian Lacroix– estuvieron encantados de formar parte del argumento de “Ab Fab”. “Los que acudieron a nosotros, como siempre han hecho, son aquéllos que ven lo estrafalario y ridículo que es todo eso”, asegura Jennifer Saunders. “Eso es lo divertido; su existencia puede desarrollarse en un mundo enrarecido, pero muchísimos de los mejores diseñadores de moda simplemente se niegan a tomarse a sí mismos demasiado en serio”. Y veinticinco años más tarde, ése sigue siendo el caso. Por consiguiente, a cambio de la oportunidad de aparecer en primera fila en un desfile de modas ficticio, personas como la directora de Vogue Fashion, Lucinda Chambers; la de Tatler, Kate Reardon, y el de GQ, Dylan Jones, se tomaron días libres de sus apretadas agendas para reírse efectivamente de sí mismos. En días como éstos, los extras se visten ellos mismos y lo hicieron a la perfección. “En general, nos limitamos a echarles un vistazo y a decir: ‘Excelente’”, dice la supervisora de vestuario Charlotte Sewell. “Lo que, francamente, fue un alivio ya que había tantas cosas que necesitábamos hacer bien”.
  Desde el inicio, todos los que participaron en la película se mantuvieron firmes en que, por encima de todo lo demás, era el vestuario lo que iba a asentar la película de forma convincente en la modernidad; en que iba a hacer que un concepto que ha cumplido veinticinco años transmitiera una sensación cinematográfica y relevante. O, en palabras de la diseñadora de vestuario, Rebecca Hale, “si la moda no es la correcta, todo se viene abajo. Teníamos que lograrlo ahora. Teníamos que hacerlo actual. Teníamos que cerciorarnos de que nadie, en ningún momento, pudiera acusarnos de ser unas antiguallas”.
  Primero se celebraron reuniones con diseñadores de renombre. Tal y como explica la supervisora de vestuario, Charlotte Sewell, “algunas de las firmas británicas –y nos empeñamos mucho, en todo momento, en que nosotros representábamos a la moda británica tanto y tan enfáticamente como fuera posible– dijeron: ‘¡Dios mío! ¡Qué espeluznante! Ustedes no quieren ningún género nuestro, ¿verdad?’ Mientras que otras contestaron: ‘¡Nos encantaría participar! ¡No podemos esperar!’”
  “Como esto es cine, no televisión, no podía permitirme usar ropa barata”, explica Rebecca Hale, cuya colega, la diseñadora de maquillaje Christine Cant, también tuvo que esforzarse para añadirle brillo y atractivo al reparto de la película, sin disminuir el contenido cómico.
  En el frente de la moda, los hinchas más destacados fueron Stella McCartney, Vivienne Westwood y Giles Deacon. “Dentro del mundo de la moda, yo soy una cierta anomalía”, explica Deacon, que aceptó al vuelo la oportunidad de organizar el desfile de modas y de aparecer él mismo en pantalla. “Para mí siempre ha sido importante ver el lado más desenfadado; odio la faceta dominante y tortuosa del sector en que trabajo. Para mí, hacer un gran trabajo y poder ver el lado más informal no tienen que excluirse recíprocamente. Creo que es una auténtica vergüenza que uno no pueda divertirse y reírse de uno mismo; pienso igualmente que no hacerlo le quita personalidad a las prendas”.
  Rebecca Hale alaba efusivamente a Deacon, cuyos diseños Saunders llegó a lucir en los Premios de la Moda Británica, a la que ella y Lumley asistieron –caracterizadas– durante el rodaje, para entregar un premio a Stella McCartney.
  El apoyo de Vivienne Westwood fue especialmente digno de mención para Hale. “No puedo agradecérselo bastante a ella ni a su equipo”, dice. “No sólo nos prestaron todo, sino que también nos confeccionaron la ropa a precio de coste. No escatimaron esfuerzos para ayudarnos y su estilo se refleja mucho en el nuestro. Es anárquico y fabuloso y tiene algo que decir. Para Jennifer era como estar en una tienda de caramelos”.
  Saunders, cuyos vestidos siempre han sido un vehículo esencial para su comedia, tomó un especial interés en la moda de la película. De forma semejante, Joanna Lumley –ex modelo ella misma– tiene una idea clara de lo que Patsy debería y no debería llevar. “Un día fui a su casa para hacer una prueba; ella se metió en el armario y sacó una preciosa chaqueta que nunca se había puesto y dijo: ‘¿Podemos hacer algo con esto?’” recuerda Rebecca Hale. “Y acabó llevándola en la escena de la fiesta y, como siempre, su aspecto era asombroso”. De modo parecido, Julia Sawalha y Jane Horrocks tienen opiniones muy firmes sobre cómo podría tener éxito el aspecto de sus personajes. “Si puedo ver a Julia en mí misma, entonces algo está mal”, dice Sawalha. “Pero si al mirarme en el espejo digo ‘¡Puaf!’ entonces Rebecca sabe que lo ha clavado”.
  Para Jane Horrocks, madre ella misma de una hija adolescente y actriz que siempre tiene firmes opiniones sobre los vestidos de su personaje, lo esencial era hacer que Bubble diera una sensación tan contemporánea como fuera posible. De muchas formas, ella era el vehículo con el que, en opinión de Rebecca Hale y su equipo, podrían tirar de “Ab Fab” de la mejor manera, llevándola al siglo XXI. “El principal cambio sufrido por la moda ha sido el modo como Internet ha revolucionado nuestra forma de vestir”, dice Hale. “Y era absolutamente necesario que esto quedara reflejado en la película”.
  Fue Horrocks quien propuso los nombres de Vin & Omi, un joven dúo de diseñadores guiados por el proceso creativo, cuyo trabajo había estado siguiendo con interés. Una reunión posterior con Rebecca Hale y una simetría de ideas, dieron a tan exuberante pareja (incondicionales de toda la vida de “Ab Fab” que también han diseñado ropa para Michele Obama) la oportunidad de diseñar algunos de los extraños y maravillosos vestidos de Bubble; de forma muy destacada un conjunto a base de hashtags y emojis, un sombrero de enormes labios de colágeno con jeringas incluidas y un vestido de flores solubles fabricado con 1.500 flores italianas de papel crepé; un comentario simbólico sobre la naturaleza desechable de la moda contemporánea.
  Como ocurre con todo, Internet ha dado lo que se ha llevado y Hale se esfuerza mucho para señalar que tiene tanto de amiga del alma como de enemiga. “Descubrí en Instagram a muchos diseñadores de los que nunca antes había tenido noticia”, reconoce. Simplemente teclear “gafas raras” la condujo a Amore Eye Wear, una diminuta empresa norteamericana que produjo todas las gafas para el objeto del amor de Patsy, Lubliana (Marcia Warren).
  Centrándose en la modernidad y la frescura, Hale y su equipo también dirigieron su atención a licenciados de las escuelas de moda para crear algunas de las pintas más destacadas de las fiestas de moda. Una llamada de teléfono a Caryl Court, catedrático de moda de la Universidad de East London, resultó en una colaboración con los alumnos de último curso, que acabaron elaborando su módulo en torno a sus diseños para la película. “Fue algo excelente incorporar a jóvenes a la película”, dice Charlotte Sewell. “Porque “Absolutamente Fabulosas” es, al fin y al cabo, tan perpetuamente cambiante y está tan obsesionada con lo nuevo como lo es la propia moda”.
  “Al fin y al cabo, ‘Absolutamente Fabulosas’ tiene algo quintaesenciadamente británico”, asegura Damian Jones. “Celebra cada aspecto de nuestra cultura, pero dedica la máxima intensidad a nuestra tendencia a no tomarnos excesivamente en serio”. “Algún día, todos estaremos muertos”, dice Saunders. “Así que lo que yo digo: disfrutemos cuanto podamos de cada pajolero minuto, y durante todo el tiempo que nos sea posible”.

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