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BARRY SEAL: EL TRAFICANTE
INFORMACIÓN

Titulo original: American Made

Año Producción: 2017
Nacionalidad: EE.UU.
Duración: 115 Minutos
Calificación: No recomendada para menores de 16 años
Género: Acción, Biografía
Director: Doug Liman
Guión: Gary Spinelli
Fotografía: Cesar Charlone
Música: Christophe Beck
FECHAS DE ESTRENO
España: 1 Septiembre 2017
DISTRIBUCIÓN EN ESPAÑA
Universal Pictures


SINOPSIS

Barry es un piloto de la TWA quien para asombro de su esposa Lucy se va a convertir en el eje central de uno de los escándalos mayores en los años ochenta. De piloto para una aerolínea se pasa a ayudar a construir un ejército y además a financiar una guerra. Barry se involucra en un "trabajito" algo oscuro de la CIA pasando cajas de cocaína y ganando una fortuna...

INTÉRPRETES

TOM CRUISE, DOMHNALL GLEESON, JESSE PLEMONS, LOLA KIRKE, SARAH WRIGHT, JAYMA MAYS, CONNOR TRINNER, CALEB LANDRY JONES, JED REES, BRANDON STACY, BENITO MARTINEZ, JUSTICE LEAK, MICKEY SUMNER

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SOLO EN AMÉRICA: EMPIEZA LA PRODUCCIÓN...
   En 2012, el productor Doug Davison, de Quadrant Pictures, buscaba ideas para su posterior desarrollo cuando fue a verle un guionista llamado Gary Spinelli, bastante desconocido por entonces. Después de una rápida introducción y de unos pocos pitching, nada parecía encajar, y Spinelli ya estaba a punto de irse cuando se le ocurrió mencionar una última idea en la que estaba trabajando. Acababa de ver Argo y había despertado su curiosidad por otros escándalos de la CIA en aquella época. Al investigar un poco, había encontrado a un hombre llamado Barry Seal, un personaje fascinante de la historia estadounidense reciente cuya seguridad en sí mismo y ganas de vivir afectaba a todos los que le rodeaban.
  Doug Davison recuerda ese primer encuentro: "Gary me contó la historia de Barry a grandes rasgos, así como los hitos de su aventurera vida. Barry no era un simple traficante, estaba profundamente enamorado de su mujer y llevaba una doble vida". Después de una pausa, sigue: "Pensé que una historia así merecía la pena ser contada".
  A Gary Spinelli le pareció fascinante que Barry Seal, a finales de los setenta y principios de los ochenta pudiera realizar auténticas hazañas totalmente al margen de la ley, algo totalmente imposible hoy en día. El constante bombardeo de noticias en directo hace que el mundo sea mucho más transparente que el lugar donde vivía entonces el piloto. Seguimos las conspiraciones a medida que surgen. "Uno de los nuestros es una de mis películas favoritas", dice el guionista. "Buscaba una versión que pudiera hacer mía y encontré a Barry Seal. Quería encontrar un trocito escondido de la historia, algo pequeño que hubiera dado lugar a un acontecimiento de proporciones globales, y ahí estaba Barry Seal en Mena, Arkansas".
  Durante los seis meses siguientes, Doug Davison y Gary Spinelli se documentaron hasta la saciedad sobre Barry Seal. A medida que excavaban y sacaban a la luz las múltiples capas interconectadas en la vida del piloto, les sorprendió descubrir lo involucrado que estaba Barry Seal en varios asuntos gubernamentales, así como su doble juego con los colombianos y el cartel de Medellín. Resumiendo, Seal tuvo un papel preponderante en el escándalo que ensombreció los ocho años de mandato de Ronald Reagan.
  El productor recuerda el asunto de la Contra iraní enmarcado en una época compleja y fascinante en la historia de Estados Unidos: "Lo que más me intrigó de la historia de Barry es que trabajara a favor del gobierno de Estados Unidos para financiar la lucha armada de la Contra".
  Barry Seal aprovechaba cualquier oportunidad que le salía al paso, por muy ilegal que fuera, para ganar dinero, alimentar una vida llena de adrenalina y, a otro nivel, "ayudar" al Gobierno en su objetivo de armar a la Contra nicaragüense que luchaba contra los sandinistas. A medida que desarrollaba el guion, Gary Spinelli descubrió que el protagonista era considerado, dependiendo de quién hablaba, un canalla, un mero oportunista, un camello a gran escala, un traficante de armas o un personaje complejo al que le motivaban muy diversas razones.
  Fuese como fuese, Barry Seal daba la impresión de ser un hombre hogareño que veía sus hazañas con total ingenuidad, y era imposible que no cayera bien. Después de superar la etapa de documentación y desarrollo de BARRY SEAL: EL TRAFICANTE, Gary Spinelli tardó varios meses en reescribir el guión. A continuación, Doug Davison se lo pasó a su amiga, la productora Kim Roth, entonces a la cabeza del departamento de producción de Imagine, que también se enamoró del proyecto y se unió a la producción en compañía del oscarizado Brian Grazer, intrigado por la ajetreada vida y época de Barry. Brian Grazer tiene una gran experiencia con películas sobre personajes complejos como American Gangster, Ocho millas y Una mente maravillosa. Sabía que el piloto sureño era el nuevo antihéroe de Imagine.
  Al leer el guion, Kim Roth se sorprendió ante la tremenda osadía de la que Barry Seal hacía gala. "Barry entraba en una sala en cualquier parte y se hacía con todo el mundo", dice la productora. Y hablando de sus colaboradores, añade: "Gary lleva viviendo con esta historia desde que se metió en Internet y tecleó 'grandes escándalos de la CIA'. Su colaboración no tiene precio. Estaba en el plató cada día con Tom y Doug, cambiando un detalle, añadiendo otro".
  La productora menciona a Tom y Doug; en otras palabras, la superestrella mundial Tom Cruise y el director de taquillazos Doug Liman, que ya habían colaborado en la película Al filo del mañana y buscaban un proyecto para volver a trabajar juntos. Brian Grazer decidió mandarles el guion, y en cuanto lo leyeron, los dos coincidieron en que era la historia ideal para un siguiente capítulo.
  Naturalmente, el tono cambió cuando Tom Cruise, Doug Liman y los productores empezaron a hablar de cómo sería la película. "En el momento en que Doug y Tom se unieron al proyecto, la narración se alejó del tono biográfico para adoptar uno más cómico; solo se mostrarían trozos de la vida de Barry", explica Doug Davison. "El equipo formado por Tom y Doug era lo mejor para esta historia".
  Hace tiempo que Brian Grazer es un fan de los que engañan al sistema y sabía que Doug Liman era el cineasta idóneo para la ingente tarea que representaba esta historia. "Es imposible encasillar el trabajo de Doug, lo que me parece fantástico", dice el productor. "Muchos directores solo se sienten cómodos trabajando dentro de ciertos límites, de algún que otro género, pero Doug me hace pensar en Barry Seal en el sentido de que pertenece a ese grupo de personas siempre dispuestas a arriesgarse y que rehúsan hacer lo mismo dos veces seguidas. Estábamos convencidos de que era el cineasta idóneo para plasmar el genial guion de Gary en la gran pantalla. Y si teníamos la enorme suerte de que Tom encarnara el papel principal, entre los dos conseguirían que BARRY SEAL: EL TRAFICANTE fuese una película fascinante llena de sátira, suspense y comedia a partes iguales, además de muchas sorpresas".
  Doug Liman dice que siempre le han gustado las historias de héroes inesperados que no acaban de acoplarse al sistema. "Barry Seal engañó al gobierno, al país, a todos, de una forma increíble", dice.
  Los productores no tardaron en descubrir que no eran los únicos en sentirse fascinados por la forma en que se elaboran las operaciones secretas al más alto nivel. Arthur L. Liman, el padre del director, fue el abogado principal durante la investigación del Senado estadounidense del asunto iraní, y llegó a interrogar a Oliver North, lo que aportó un nuevo sentido a su dirección de la película. No cabe duda de que Doug Liman sintió una conexión con el pasado mientras desarrollaba y rodaba BARRY SEAL: EL TRAFICANTE y recordó las palabras de su padre acerca de las absurdas tácticas de las que se sirvió entonces el gobierno.
  Le gustó que en vez de ser una película más sobre alguien aplastado por el gobierno, la historia de Barry Seal tratara de "alguien que tomó el pelo a la Casa Blanca. Barry es una especie de fanático, pero conoció realmente a personas cuyos nombres se oían casi a diario en cualquier hogar en los ochenta, desde Ronald Reagan y Manuel Noriega, hasta Bill Clinton y Oliver North".
  Barry Seal representa la historia de éxito americana por antonomasia. Fue reclutado para vigilar a comunistas en Centroamérica y acabó entregando armas a los rebeldes que luchaban contra el comunismo. La guerra que libraba Estados Unidos contra las drogas y contra el comunismo tenía dos frentes, y Barry Seal los conocía a la perfección. "Era un oportunista nato y volvía de Centroamérica en un avión vacío", sigue diciendo el realizador. "Si hacía falta entregarlo al día siguiente y era ilegal, nadie mejor que Barry Seal. Al transportar armas ilegalmente bajo el manto de la CIA, podía entrar y salir del país con suma discreción. No tenía sentido volver de vacío, y acabó trabajando para el gobierno de Estados Unidos y el cartel de Medellín a la vez sin que ninguno de los dos lo supiera. Jugó con ambos y amasó una fortuna enorme en poco tiempo, pero el dinero no era lo importante para Barry. Lo hacía porque era un reto, se sentía vivo y, sobre todo, porque volaba".
  La historia de Barry Seal es tan increíble que solo puede funcionar gracias al tono satírico, irónico y en ocasiones trágicamente cómico adoptado por BARRY SEAL: EL TRAFICANTE. La productora Kim Roth explica: "Todos sabemos que Doug es un gran cineasta y un magnífico narrador, pero lo mejor es que ya hacía algún tiempo que quería contar una historia de esa época. Cuando vio que podían contarse absolutas locuras desde el punto de vista de Barry, todo encajó".
  Tom Cruise y Doug Liman también son pilotos y decidieron enfocar los elementos más humanos de la vida de Barry mientras intenta desesperadamente llevar una vida familiar normal a pesar de los retos de su vida profesional. Está loco por su mujer Lucy y dispuesto a cualquier cosa para que ella y sus hijos sean felices. Tienen una relación apasionada, pero también son prácticos. Obviamente, los personajes se inspiran en los auténticos protagonistas, pero como en cualquier película, el equipo creativo se permite ciertas licencias para contar la historia.
  Tom Cruise reconoce que se sintió atraído por la historia porque nunca ha conocido a alguien como Barry Seal: "Mark Twain es uno de mis escritores favoritos. Creo que hay mucho de él en el guion de Gary. Barry Seal vivió en una época única que nunca volverá, ni para la aviación ni para la historia en general. Tuvo una vida llena de aventuras inverosímiles, cuesta creer que pudo pasarle todo esto. Fue un personaje que cruzó la Historia. Parece casi demasiado extravagante para ser verdad, y hoy en día sería totalmente imposible".
  No solo el espíritu pionero de Barry Seal fascinó al actor, sino también sus contradicciones. "Barry era un piloto genial, amaba profundamente a su familia", sigue diciendo. "También es un antihéroe que solo quería ser un aventurero. No hay excusas para lo que hizo, pero reconozco que realizó sus sueños. Fue alguien que vivió más allá de las reglas cuando aún podía hacerse algo así en la aviación. Hoy en día todo está perfectamente controlado y los espacios aéreos muy delimitados. Pero las cosas que hicieron él y otros pilotos en aquella época eran tremendas".
  A medida que avanzaba el proyecto, los productores se quedaban atónitos ante la energía del protagonista y del realizador. "El equipo formado por Doug y Tom es realmente extraordinario", comenta Kim Roth. "Nunca había visto nada parecido. Hay que tener voluntad para seguirles. No se cansan nunca, es inspirador verles trabajar".
  Doug Davison está totalmente de acuerdo: "Los dos tienen una energía increíble, nunca paran. Desde el principio, Doug dijo que esta película también debía ser una aventura para el equipo, y mantuvo su palabra".
  El actor y el director se metieron tan de lleno que quisieron compartir una casa durante el rodaje en Georgia y le pidieron a Gary Spinelli que se les uniera. Lo primero fue hacer una lista donde se repartían las tareas domésticas. El trío se quedaba hasta altas horas para mejorar las escenas que iban a rodarse al día siguiente y se levantaban al amanecer para llegar puntuales al plató. "Fue una experiencia mezcla de entrenamiento, escuela de cine y trabajo en equipo como no había conocido antes", reconoce el realizador.
  "Doug y Tom siempre están dispuestos a buscar algo mejor y nunca están satisfechos", dice el guionista. "Me hicieron sentir inmediatamente que era parte del equipo y los tres unimos nuestras fuerzas en pos del mismo objetivo: hacer la mejor película dentro de nuestras posibilidades".
  La última pieza del rompecabezas encajó cuando el director de Cross Creek Pictures, Tyler Thompson, y Brian Oliver, anteriormente de Cross Creek, conocidos por haber producido películas como Cisne negro, Everest y Black Mass. Estrictamente criminal, se unieron al proyecto en calidad de productores y financieros. En Cross Creek, empresa que tiene un acuerdo con Universal Pictures, también se quedaron fascinados con Barry Seal, natural de Luisiana.
  Tyler Thompson vio inmediatamente que la película era algo más que una historia cómica, irreverente y entretenida. "Gary y Doug supieron captar la esencia de Barry Seal y no pudimos resistir, queríamos ser parte del proyecto. Tenemos raíces en Luisiana y, además, conocemos a personas que conocieron a Barry Seal. La idea nos entusiasmó y acabamos participando".
  Durante el periodo de desarrollo, la productora Kim Roth se reunió con Debbie Seal, la viuda de Barry, para obtener su beneplácito y para que le hablara de su vida con él. La Sra. Seal tuvo la amabilidad de compartir numerosas fotos y rodajes caseros de Barry y su familia realizados durante varios años. Kim Roth comprendió que Barry seguía siendo el gran amor de Debbie: "Siempre hemos preferido quedarnos maravillados ante Barry y apartar los juicios o la moral de la historia".
  Tom Cruise reconoce que nada de esto habría sido posible sin el apoyo de Doug Liman y Gary Spinelli. Hablando del primero, dice: "Doug aporta algo único a cada película. Siempre se le ocurren ideas sobre la marcha. La amistad que nos une hace que confiemos plenamente el uno en el otro, por eso estamos dispuestos a probarlo todo. Nos alentamos mutuamente. Es alguien que desea hacer grandes películas y entretener al público".
  "Yo tampoco hago cine porque sí", añade el actor, que pilota en todas las secuencias aéreas de la película. "Me interesa la pasión del cine, de la narración, me entusiasma. Es más que un trabajo. Adoro mi profesión, siempre quiero ir más allá. Por eso me rodeo de personas que sienten lo mismo, para las que hacer cine equivale a explorar".

FEDERALES Y NARCOTERRORISTAS: EL REPARTO...
  Para encarnar a Lucy Seal, la mujer que estaba casada con un maravilloso canalla al que adoraba, los cineastas pensaron inmediatamente en Sarah Wright Olsen, a la que hemos visto hace poco en Vaya resaca y en la serie "Marry Me". La actriz, nacida en la zona rural de Kentucky, entendió a Lucy y tampoco tuvo problemas en adoptar un acento sureño. "Sarah se sumergió en el papel", explica la productora Kim Roth. "Es divertida, cálida y genuina. Desde el principio, incluso en los ensayos, ya nos hacía reír y llorar en la misma escena".
  El director Doug Liman, conocido por incluir personajes femeninos fuertes en sus películas, dice: "En general son más fuertes que los personajes masculinos". Siempre dispuesto a enfrentarse a nuevos retos, al principio de esta película la protagonista femenina aparenta ser una mujer sin mucho carácter, pero a medida que se desarrolla la historia y vemos las vicisitudes a las que debe enfrentarse la familia, descubrimos de qué madera está hecha y de lo que es capaz.
  Cuando el realizador conoció a Sarah Wright Olsen, le impresionó su carácter, experiencia y talento. "Era exactamente la actitud sureña que buscaba para la película y el personaje", dice. "Sarah comparte escenas con la mayor estrella del mundo, pero incluso desde la posición que escogí para ella al principio de la historia, deja entrever su fuerza y llena la pantalla. Es increíble".
  El matrimonio Seal vive una auténtica pasión, pero ambos son prácticos. Cuando los ingresos empiezan a multiplicarse, Lucy, una mujer realista, imagina a qué se debe y le advierte a Barry que debe dejarlo.
  Sarah Wright Olsen describe qué le ocurre cuando encuentra un papel que le habla de verdad: "Si un guion me apasiona, quiero comunicar el cariño y el afecto que siento por el personaje. Llego al plató llena de energía. Me fascinó escuchar a Doug y a Tom describir mi personaje, cómo imaginaban a Lucy, lo que esperaban de ella, hacia dónde iba la historia. Barry está muy enamorado de Lucy, ella es el motor de la relación".
  Sarah Wright Olsen habla de una de sus escenas favoritas, cuando la familia Seal se muda en plena noche desde Luisiana a Arkansas. "Lucy está en la casa vacía, no entiende nada. Le pide explicaciones a Barry y ella le deja muy claro lo que quiere: una cocina decente, una nevera, camas para los niños. No le pide diamantes, oro o una vida de lujo, sino lo necesario para que sus hijos vivan cómodamente. Es un momento muy importante en la relación de ambos".
  En BARRY SEAL: EL TRAFICANTE, Domhnall Gleeson, que da vida al agente de la CIA Monty Schafer, tiene ocasión de mostrar su gran abanico interpretativo después de películas como Invencible/Unbroken, Una cuestión de tiempo y Ex Machina. Para el agente Schafer, Barry Seal representa una posible promoción y mucho más, por lo que intenta utilizarle al máximo. Doug Liman estaba totalmente de acuerdo con la idea de que Seal tuviera un adversario tan fuerte como inesperado. Y Domhnall Gleeson le pareció el antagonista perfecto: "No quería seguir con el tópico habitual donde se ve al agente de la CIA y antagonista del protagonista rodeado de pantallas de ordenador y un montón de personas. Se me ocurrió que el adversario estaría solo en un cubículo, pero aprovecharía cada oportunidad y no permitiría que nada se interpusiera en su camino. Domhnall ha sido asombroso; es un auténtico peligro desde su cubículo".
  El actor se documentó previamente y leyó varias biografías escritas por exagentes de la CIA. "Fue sumamente agradable leer el guion", recuerda. "Estaba escrito en un tono jocoso, era tremendo, rebosaba suspense. Sin embargo, hay algo despiadado en la historia, y eso me gustó. Creo que está más cerca de la verdad de lo que nos gustaría reconocer en cuanto al modo de actuar de las naciones y al funcionamiento del mundo".
  Uno de los momentos más inesperados del rodaje fue cuando el actor se encontró en medio del cielo. "Doug y Tom escogieron uno de los aviones pequeños e hicieron una maniobra de gravedad cero", dice. "Luego, Tom se sentó en el asiento del piloto y empezó a volar bocabajo mientras Doug lo filmaba con su iPad. Fue absolutamente genial. Tom es una fuerza de la naturaleza. Él y Doug han creado una forma de trabajar muy particular. A primera vista parece caótica, pero se entienden a la perfección y funciona".
  Hablando de los principales coprotagonistas, Tom Cruise solo sabe elogiarlos: "Sarah está maravillosa en el papel de esposa de Barry, es extraordinaria. Domhnall Gleeson da vida a un personaje muy especial, de esos que siempre están en las películas de Doug y que comunican autenticidad. Tanto en El caso Bourne como en El Sr. y la Sra. Smith y Swingers, se sumerge en el mundo que crea. Sus personajes son únicos y muy humanos".
  E. Roger Mitchell, que trabajó en The Equalizer. El protector y All Eyez on Me, es el agente especial McCall del FBI y disfrutó con sus compañeros de reparto y el equipo técnico. Con una sonrisa dice: "Tom y Doug acaban las frases del otro. Siempre están dispuestos a hacer algo más en beneficio de la película. Confían plenamente el uno en el otro, es obvio".
  Jesse Plemons, de El puente de los espías y la serie "Fargo", es Downing, el sheriff de Mena, que se hace amigo de Barry cuando este se traslada al pequeño pueblo de 900 habitantes. La actriz Lola Kirke es su esposa en la película. Los dos imaginaron un pasado en común para sus personajes y decidieron que se hicieron novios en el instituto.
  En opinión de Lola Kirke, la historia de Barry puede resumirse en una frase de Oscar Wilde: "En la vida hay dos tragedias: Una es no conseguir lo que uno desea, la otra es conseguirlo".
  Los cineastas escogieron al enigmático Caleb Landry Jones para dar vida a JB, el hermano pequeño de Lucy Seal, que ve en la buena suerte de Barry grandes posibilidades para él mismo. El actor se sumergió en la música de Alice Cooper y en los programas de Andrew Dice Clay para meterse en el papel del típico chico de los ochenta. "Caleb tiene un don especial, ser entrañable y sacarte de quicio a la vez", dice la actriz Sarah Wright Olsen. "Siempre da la impresión de estar a punto de hacer una barbaridad".

UN RODAJE EN GEORGIA: DISEÑO Y DECORADOS...
  BARRY SEAL: EL TRAFICANTE narra la vida de la familia Seal desde finales de los años setenta hasta 1986, época en que Barry Seal se hizo con su fortuna. Uno de los años cruciales de este periodo fue 1981, cuando abandonaron la ciudad de Baton Rouge, Luisiana, en plena noche para irse a Mena, Arkansas. La CIA ayudó a Barry a crear una base de operaciones lejos de las miradas curiosas de las autoridades federales y estatales.
  Con solo un mes de preparación y mucha magia cinematográfica, el diseñador de producción Dan Weil y su departamento artístico transformaron el pueblecito de Ball Ground, Georgia, en Mena a principios de los años ochenta.
  El reparto y el equipo de BARRY SEAL: EL TRAFICANTE, unas trescientas personas, se instalaron en el pueblo para un rodaje de cinco semanas de duración. La pequeña villa de 1.900 habitantes está en el condado de Cherokee, aproximadamente a una hora de la metrópolis de Atlanta. Con las estribaciones de los magníficos montes Apalaches como telón de fondo, rodaron en el centro de Ball Ground y en el aeropuerto del condado, así como en una casa de Cumming, un pueblo vecino.
  Cuando Doug Liman vio por primera vez el increíblemente bien conservado centro de Ball Ground, no dudo en decir que era el lugar perfecto para recrear Mena a principios de los ochenta. La calle principal, llamada Gilmer Ferry Road, está flanqueada por tiendas y un par de cafés que apenas han cambiado en casi 40 años.
  El departamento artístico trabajó muy de cerca con el Ayuntamiento para que la bonita calle principal pasara de semimoderna a retro total. Fueron necesarios cinco meses, desde la primera conversación hasta el primer día de rodaje, para completar la transformación. Los habitantes recibieron la noticia con entusiasmo. Se imprimieron y vendieron camisetas con frases como "Cruisin' Into Ball Ground" (Paseando por Ball Ground; haciendo un juego de palabras con el apellido de Tom Cruise) y "Ball Ground: capital mundial del cine".
  Para envejecer la calle, se esparció arena en las aceras y toda la señalización actual fue cambiada por otra de época. El guion requería que hubiera varios bancos, cada uno más retro que el anterior. Para conseguirlo, Dan Weil transformó varios escaparates de tiendas en activo y de otras abandonadas.
  Uno de los cambios más innovadores en la calle principal de Ball Ground fue la instalación de 26 cabinas telefónicas para cuando Barry Seal hace y recibe llamadas que no deben pasar por el teléfono de su casa. El departamento artístico tardó en encontrar suficientes cabinas de época en buenas condiciones. La productora Kim Roth explica la lógica: "El auténtico Barry Seal siempre usaba cabinas telefónicas. Parece ser que siempre llevaba una bolsa de cámara fotográfica llena de monedas de veinticinco centavos".
  En cuanto al despacho del sheriff Downing, se tomó la decisión unánime de que sería una caravana. Y, efectivamente, en el mismo centro del pueblo, instalada muy cerca de las vías del tren, encontraron una caravana totalmente retro, con porche y bandera de Estados Unidos incluidos.
  Se cuidó mucho el decorado interior del despacho de Downing, donde hay una máquina de escribir eléctrica marca IBM, una radio AM/FM Channel Master y el típico teléfono con cable rizado. Una gran foto en blanco y negro del pueblo de Mena en esa época está colgada en la pared.
  No lejos de la caravana, en la calle Mound, que sale de la calle principal, se encuentra la casa de los Downing. El decorado interior nos hace volver a una época con una tecnología mucho más sencilla. Los espectadores descubrirán una consola Intellevision con el juego "Ciempiés", de Atari; un reproductor de cintas de ocho pistas, así como una pista Hot Wheels para los niños.
  Dan Weil y su equipo también remodelaron varias tiendas para convertirlas en las tapaderas que Barry se inventa para esconder sus actividades ilegales. Una tras otra aparecieron tiendas con letreros que rezaban Royale Global, Royale Sports, Royale Television y Royale Liquor, cada una totalmente convincente.
  Hablando del decorado, Kim Roth dice: "Comunica la sensación del típico pueblo estadounidense, muy al estilo Norman Rockwell. Es absolutamente impensable que unos Contras se estén entrenando a las afueras y que salgan regularmente envíos de armas y drogas de este pueblecito tranquilo".
  Otra ventaja de rodar en Ball Ground fue la proximidad de un bosque que hizo las veces de la cordillera Ouachita, donde realmente se entrenó a los miembros de la Contra.
  En Ball Ground, el aeropuerto Cherokee también fue uno de los destinos principales de BARRY SEAL: EL TRAFICANTE para rodar el decorado correspondiente al hangar de Rich Mountain, donde Barry y su equipo de pilotos, los Snowbird, van y vienen de Centro y Suramérica. El decorado incluye la omnipresente mesa de billar americano, un pinball, un futbolín, una máquina recreativa, cubos de Rubik, altavoces, calendarios y carteles de modelos de los ochenta con los típicos peinados cardados. El letrero colgado en el hangar es la copia de uno que aparece en un documental de baja resolución sobre Barry Seal.
  El decorado no concuerda en absoluto con lo que ocurre realmente en el hangar. Es más, cualquiera puede ver un cajón lleno de fusiles AK 47 y varios paquetes de un kilo de cocaína.
  El aeropuerto Cherokee también sirvió para rodar el aeropuerto Los Brasiles, de Managua, el lugar en que se hicieron las famosas fotos de Jorge Ochoa y Frederico Vaughan con Barry Seal.
  Otro decorado rodado en Ball Ground fue la iglesia Baptista, donde transcurren escenas cruciales tanto en el interior como en el exterior.
El hogar de los Seal se rodó en Cumming. Cuando la familia se traslada a Mena, la casa en la que van a vivir está pintada de verde parduzco, pero a medida que Barry gana más dinero, las reformas aumentan. El equipo de Dan Weil transformó la casa en el transcurso de un solo fin de semana. Lo que antes era triste y aburrido se cubrió de rosa con ribeteado de blanco; apareció un jardín impecable, un minigolf, estatuas atrevidas, un tejado de tejas e incluso un recinto para los animales de los niños.
  Antes de que Barry empezara a ganar una fortuna, la familia vivía en una casa modesta en Baton Rouge. Las escenas interiores y exteriores se filmaron en Roswell, Georgia, el primer día de rodaje de los 39 que el equipo estuvo en Georgia.
  La casa estaba decorada con cortinas naranja, paneles laqueados, paredes forradas de papel pintado, plantas colgadas del techo y una chimenea de ladrillo que encajaba a la perfección con los sofás imitación cuero, la mesa y sillas de formica y los eternos helechos de la época. El dormitorio lucía una cama doble con baldaquín de satén rojo. Y no olvidemos el televisor Zenith, que era el no va más en electrodomésticos.
  El productor Doug Davison explica por qué se puso tanto empeño en que cada detalle fuera exacto: "Sentimos cierta nostalgia por esa época. Muchos objetos siguen sonándonos, y el final de la década de los setenta y principios de los ochenta ejerce una gran atracción. Sin embargo, no tiene nada que ver con la realidad que vivimos actualmente".
  Después de acabar el rodaje en el pueblo de Ball Ground, el reparto y el equipo se instalaron en Atlanta. Uno de los edificios de la Facultad de Medicina de la Universidad Tech de Georgia pasó a ser la Casa Blanca, el Ala Oeste incluida. El establecimiento Evans Fine Foods en Decatur sirvió de decorado interior para Waffle House (La casa de los gofres) en Norcross.
  La escena de la habitación del motel se rodó en el hotel Cheshire Motor Inn, el bar del aeropuerto en el Havana Club de Piedmont Road, y la joyería de Miami en Brown & Co. Jewelers, Peachtree Road, todo esto en Atlanta.
  Después se desplazaron a Madison, a una hora de Atlanta, para rodar dentro y fuera del precioso edificio de los Juzgados de Madison, edificado en 1905.
  Para unas escenas se usó un simulador de vuelo del Museo de Vuelos Delta en el aeropuerto de Atlanta, el único simulador abierto al público en Estados Unidos. Numerosos pilotos se entrenan en simuladores de este tipo antes de pasar a pilotar aviones reales con pasajeros. Allí también se rodaron interiores y exteriores en un DC-10 de 42 años que ya no vuela y que forma parte del Museo.
  Todo el rodaje en estudio de BARRY SEAL: EL TRAFICANTE tuvo lugar cerca de Atlanta, concretamente en el complejo Atlanta Media, en Norcross. Algunas escenas que transcurren en el hogar remodelado de los Seal, como la de la mañana de Navidad, se filmaron en una casa de la calle Rembrandt, en el barrio Buckhead de Atlanta, la misma calle donde Doug Liman, Tom Cruise y Gary Spinelli convivieron una temporada bajo el mismo techo. No cabe duda de que ha sido uno de los casos en que un director, un actor y un guionista han pasado menos tiempo yendo y viniendo del plató.

EL VESTUARIO...
  La diseñadora de vestuario Jenny Gering, conocida por su fabulosa recreación de ropa de los ochenta en la serie "The Americans", buscó diseños de época para el vestuario de BARRY SEAL: EL TRAFICANTE. Cualquier sureño joven que se respetara luciría un par de vaqueros ajustados a principios de los ochenta. Tom Cruise, en el papel de Barry Seal, no podía ser la excepción a la regla. Llevaría vaqueros con botas, chaquetas con solapas de cuero y camisas entalladas con botones de presión. Las patillas y el eterno busca de Barry eran otras dos señales de aquellos tiempos pasados.
  A medida que aumentan sus ingresos, Barry se empeña en que Lucy vista como una mujer adinerada, a lo que ella intenta resistirse. Empieza como la chica de la casa de al lado, y poco a poco su vestuario se hace más llamativo, usa gafas de sol de diseño y lleva unas joyas preciosas.
  Los excéntricos pilotos, conocidos como los "Snowbird", que contrata Barry para echarle una mano con los viajes de ida y vuelta a Centro y Suramérica, también tienen una fuerte tendencia a vestir como vaqueros. El look de algunos incluía toques tan inesperados como una guitarra eléctrica, una iguana o una boa. "Lo pasé muy bien diseñando el vestuario de los Snowbird", recuerda Jenny Gering, riendo. "Por ejemplo, Bill Hooper, un loco por el surf, con sus pantalones supercortos y las camisas hawaianas me hacía pensar en el tío o primo loco que siempre hay en cualquier familia. Y luego está Snowbird Pete, al que los vaqueros marca Wranglers le sientan de maravilla".
  Al igual que sus compañeros, la diseñadora se vio obligada a diseñar el vestuario a marchas forzadas: "Fue un auténtico reto tener que trabajar a esta velocidad, pero también resultó muy divertido. Tom y Doug no tenían ningún inconveniente en incluir elementos cómicos en el vestuario porque encajaban muy bien con la historia".
  Cuando no rodaba, Domhnall Gleeson decidió recorrer unas cuantas tiendas de ropa de segunda mano y encontró algunas cosas, como una chaqueta azul que el departamento de vestuario se encargó de copiar para que la luciera en la película. "Quiero dar las gracias a todo el departamento de vestuario, fue muy duro para ellos. Schafer, mi personaje, cambia a medida que avanza la historia, y su vestuario también".
Con su camiseta sin mangas, vaqueros cortados a la altura de la rodilla y un corte de pelo hortera, la diseñadora se lo pasó especialmente bien vistiendo a Caleb Landry Jones: "Caleb es como un niño grande y delgado, no tiene complejos, y eso me gusta".
  Además del vestuario para el reparto principal, la diseñadora y su equipo también se vistieron a cientos de extras con la típica ropa de la época.

LOS COCHES...
  Sorprendentemente, no fue fácil encontrar coches de época para la película. La tarea recayó en el coordinador del coche cámara TIM WOODS, que se dedicó a buscar por todas partes, desde Craigslist a eBay, además de hacer correr la voz por Atlanta y alrededores.
  Solo podían usarse coches que no hubieran sido visiblemente "mejorados". Tim Woods tenía un par de contactos a los que recurrir, pero le interesaba mucho localizar un Trans-Am, de Pontiac, que recordara al legendario vehículo que aparece en Los caraduras, una película de 1977. Para la importante escena entre Barry y Lucy, los cineastas tuvieron que escoger entre un Trans-Am negro descapotable o no descapotable. Al final se inclinaron por el coche con el mayor asiento trasero y no descapotable.
  Se volvieron a pintar los coches para que recuperaran todo su esplendor y se comprobaron minuciosamente los motores con el fin de proporcionar total seguridad a los actores. El perfecto estado de algunos de coches provocó la admiración del equipo de vehículos, como un Corvette Stingray de 1970 de color azul marino con tapicería negra, o el Cadillac Seville de 1982 en dos tonos de azul que Barry le regala a Lucy, así como un Mercedes 450 SL de 1984 color crema.
  Entre otros vehículos usados durante el rodaje destacaremos el Ford Pinto de Judy Downing, el AMC Gremlin verde de JB, la furgoneta Volkswagen de los Snowbird, el Ford LTD marrón de McCall y todos los vehículos de las fuerzas policiales de la época.
  Además de los coches principales que Tim Woods se encargó de buscar, se animó a los figurantes a traer coches de los ochenta, si los tenían. Pueden verse algunas de estas joyas con sus orgullosos propietarios.

LOS AVIONES...
  Doug Liman y Tom Cruise son dos pilotos apasionados y grandes conocedores de los aviones. Desde el principio dieron mucha importancia a los modelos que se usarían en la película. El director reconoce que se quedó asombrado con la facilidad que demuestra Tom Cruise a la hora de pilotar una gran diversidad de modelos. "Tom nunca usó un solo doble en las escenas de vuelo de la película", recalca el realizador. "Incluso pilotó uno de los aviones hasta Colombia. Son aviones pequeños y puede que parezca que volar a Colombia no es nada del otro mundo. Exactamente lo que hacía Barry, vuelos de diez horas en un avión pequeño. Barry siempre llevaba combustible a bordo para repostar en sitios recónditos, pero Tom se detuvo varias veces para hacerlo legalmente". Doug Liman hace una pausa antes de añadir, sonriendo: "No, yo no hice nada de esto, cogí un vuelo comercial".
  Frederic North, el coordinador aéreo de la película, cuenta con experiencia en más de cien proyectos. "Reconozco que pocas veces he trabajado con un actor protagonista que tuviera los conocimientos de vuelo de Tom, así como la pasión que demuestra y el empeño en hacerlo todo él mismo", dice. "Tom era consciente de que Barry volaba muy bajo y estaba más que dispuesto a aceptar el reto".
  Para BARRY SEAL: EL TRAFICANTE, el coordinador tuvo que encontrar aviones de época de todos los tamaños, colores y capacidades fabricados entre 1967 y 1975. Durante el rodaje, Tom Cruise pilotó un Aerostar 600, con capacidad para seis personas, y un Cessna 414, con Doug Liman de copiloto.
  Pero la "madre" de todos los aviones que se ven en la película es uno de carga, el C-123 de 1954 llamado "The Fat Lady" (La gorda), traído del Museo Air Heritage del condado Beaver, Pensilvania. Pesa 17.000 kilos a carga completa y su velocidad máxima es de 220 nudos (400 km/hora).
  El avión se jubiló oficialmente en 1981, pero suele aparecer de vez en cuando en películas, donde puede admirarse su envergadura (33,5 metros) y su fuselaje de 23 metros de largo. Los chicos del equipo Snowbird pilotan un Comanche, un Bonanza y un Cessna 150.
  El guionista Gary Spinelli hace hincapié en la importancia de los aviones en la historia: "Barry era un loco del vídeo y hay una enorme cantidad de cintas de su familia, pero también filmó muchas entregas de drogas. Realizó grabaciones de cómo soltar paquetes de cocaína desde un avión coordinadamente con gente en tierra".
  Para filmar una escena especialmente íntima, se construyó en un plató una réplica del Cessna de Barry encima de un mecanismo hidráulico donde Barry y Lucy hacen el amor en gravedad cero. El mecanismo hacía rodar el avión a toda velocidad hasta que se perdía la gravedad para una escena ingrávida creíble.

SILENCIO, SE RUEDA: LA PELÍCULA...
  Los productores, el director y el protagonista son grandes admiradores del trabajo de César Charlone en la obra maestra Ciudad de Dios. Estaban convencidos de que su estilo realista y crudo sería un gran acierto en BARRY SEAL: EL TRAFICANTE. El productor Doug Davison dice: "Gran parte de la historia transcurre en Centro y Suramérica, nos pareció esencial trabajar con un director de fotografía de allí, y César lo es".
  Kim Roth reconoce que César Charlone "significaba apostar a una carta desconocida. Ninguno de nosotros había trabajado con él, ni siquiera le conocíamos. Pero es un brujo cinematográfico rebosante de magia que no para nunca de rodar, y eso se nota en el ritmo y la energía de la película".
  En este caso, César Charlone utilizó cámaras Alexa XT y Alexa M. Esta última es una cámara de tamaño muy reducido con un cable de 12 metros que le da una libertad de movimientos muy al estilo documental, algo por lo que se inclinaba Doug Liman dado el tono de la historia. Es la cámara perfecta para rodar en entornos reducidos.
  El director de fotografía veía los encuadres a través de unas gafas Zeiss Cinemizer OLED que replicaban lo que rodaba la cámara y, por lo tanto, no era necesario usar un monitor de vídeo.
  En la posproducción se modificaron los tonos para realzar la diferencia entre los primeros años de Barry, hasta que alcanza la cúspide de la delincuencia. Para las secuencias rodadas en vuelo, César Charlone comprimió los objetos en primer término para que pareciera que los aviones iban a mucha más velocidad de la real.

EN BUSCA DE AUTENTICIDAD: EL RODAJE EN COLOMBIA...
  Una parte del reparto y del equipo llegó a la maravillosa Colombia en agosto de 2015 para rodar las escenas que transcurren en Centro y Suramérica. Los productores y el guionista Gary Spinelli, así como Sarah Wright Olsen, Domhnall Gleeson y Alejandro Edda acompañaron a Doug Liman y Tom Cruise.
  Los actores colombianos Mauricio Mejía, Fredy Yate Escobar, Emilio Sera y Daniel Lugo completaron el reparto en Latinoamérica. Mauricio Mejía interpreta por tercera vez al famoso capo de la droga Pablo Escobar después de dos series colombianas. Fredy Yates tuvo un pequeño papel en "Narcos". Emilio Sera es sobre todo conocido por su trabajo en los escenarios colombianos, como ocurre con Alejandro Edda, que además trabaja regularmente en televisión.
  El realizador explica por qué se escogió Colombia para rodar: "Filmamos en muchísimas localizaciones repartidas por todo el país y en pistas de aterrizaje remotas. Colombia cuenta con un paisaje asombroso y muy variado, lo que nos permitió filmar otros destinos en la misma Colombia. En la historia, Barry Seal no se limita a Colombia, vuela a Nicaragua, Panamá y Costa Rica. Encontramos pistas de aterrizaje y decorados que encajaban a la perfección con esos países. Eso sí, acabamos recorriendo Colombia con un nutrido grupo de avionetas".
  Los directores de departamento que se desplazaron a Colombia fueron el director de fotografía César Charlone, el diseñador de producción Dan Weil, el coordinador de especialistas Rob Alonzo, el jefe atrezista Kris Peck y el decorador Rob Mallard. La empresa productora colombiana Dynamo, dirigida por Andrés Calderón, se ocupó de contratar al resto del equipo, muchos de cuyos miembros ya habían trabajado en Los 33: Una historia de esperanza y en "Narcos".
  Doug Liman y Tom Cruise expresaron el deseo de que se enseñara todo lo máximo posible, en cuanto a conocimientos cinematográficos, al diligente equipo colombiano, que en su mayoría residía en Bogotá. Los directores de departamentos estadounidenses se alegraron de poder compartir su experiencia.
  Obviamente, los aviones tenían un papel preponderante en la relación de Barry Seal con Centro y Suramérica, y el coordinador Fred North viajó con su equipo para ocuparse de todos los aviones usados para el rodaje en Colombia, entre los que se encontraba el Aerostar, así como los helicópteros desde los que se filmaba la acción.
  Se rodó en Medellín, donde se consolidó el cartel del mismo nombre, así como en Santa Marta, la ciudad más antigua de toda Suramérica, situada en la costa caribeña. El equipo también rodó en el pueblo agrícola de Orihueca, departamento de Magdalena, y en Santa Fe de Antioquía. Estos dos últimos decorados disponen de pistas de aterrizaje que hicieron las veces de otras pistas en puntos de Centroamérica y de pistas usadas por el cartel de Medellín.
  De los 32 departamentos que componen Colombia, se rodó en dos, concretamente en Antioquía, cuya capital es Medellín, y Magdalena, con Santa Fe como la ciudad más grande.
  Tom Cruise llegó a Medellín, la segunda mayor ciudad de Colombia, a finales de agosto. Pilotó el Aerostar y aterrizó en el aeropuerto Enrique Olaya Herrera, que se encuentra literalmente dentro de la ciudad. Para poder pilotar hasta Medellín, y al ser el Aerostar un avión con sistema VFR, el actor subió a bordo en Barranquilla acompañado por un piloto local que conocía la ruta.
  El 24 de agosto, Tom Cruise, Doug Liman y el equipo técnico aéreo llevaron el Aerostar hasta la cuenca amazónica de Colombia. Protegidos por las fuerzas armadas colombianas y con el actor en el asiento del piloto, rodaron espléndidos paisajes en la jungla de la cabecera del Amazonas. Tom Cruise, su guardaespaldas y Doug Liman acabaron acampando en la zona y regresando al día siguiente.
  El rodaje en este país empezó la mañana del 26 de agosto en Medellín con una escena en el aeropuerto Olaya Herrera, el lugar donde Barry Seal aterriza por primera vez en Colombia. Y por la tarde, el equipo se trasladó al magnífico Palacio Municipal, de estilo art déco, el segundo museo más antiguo de Colombia, que alberga numerosas obras del pintor y escultor Fernando Botero. El edificio hizo las veces de oficinas de Manuel Noriega en Panamá.
  Al día siguiente, todos se trasladaron a la zona conocida como El Poblado, en la parte suroeste de la ciudad, desde donde se divisan las imponentes montañas, para rodar en la casa que perteneció a Rodríguez Gacha, apodado "El Mexicano", que formaba parte del famoso cartel de Medellín con los hermanos Ochoa y Pablo Escobar.
  La fiesta que da Jorge Ochoa, encarnado por Alejandro Edda, fue rodada en Casa Catahuanga, situada en Llano Grange, aproximadamente a una hora al norte de Medellín. La fiesta es todo un acontecimiento, con una corrida de toros, un cocodrilo gigante, caballos, cantantes, un baile, y sirve para celebrar el cumpleaños de Barry Seal y presentar a Lucy a sus amigos latinoamericanos. Ese día se requirieron los servicios de más de cien figurantes para replicar el libertinaje existente en el entorno del cartel de Medellín en 1981.
  La escena en que liberan a Barry de una cárcel colombiana se filmó un sábado en pleno centro de Medellín para poder utilizar como decorado la fachada del Juzgado. Para la escena en que Tom Cruise y Domhnall Gleeson cruzan la plaza y suben a un taxi, fueron necesarios 300 figurantes colombianos vestidos al puro estilo de principios de los ochenta. No fue posible cerrar del todo la gran avenida donde está situado el edificio, y la boyante vida de la ciudad siguió su curso, aunque muchos curiosos aprovecharon para ver de cerca a las estrellas.
  El 31 de agosto, el rodaje se trasladó a Santa Marta, a orillas del mar Caribe, uno de los destinos vacacionales preferidos de los colombianos. El reparto y el equipo se alojaron en El Rodadero, a las afueras de la ciudad, donde se han edificado lujosos hoteles.
  En el aeropuerto de la húmeda ciudad de Santa Marta se rodaron las escenas correspondientes a pistas de aterrizaje de Nicaragua y Panamá. También se utilizó la fachada del edificio sede del gobierno departamental de Magdalena, además de un despacho que se convirtió en otro de Managua. Para terminar, la segunda residencia del gobernador de Magdalena, situada a pie de playa, se convirtió en la hacienda de Escobar, y una pista de aterrizaje en medio de una plantación bananera cerca de la ciudad de Orihueca hizo las veces de Haití y Nicaragua.
  De regreso a Medellín se filmó durante tres días en una pista de aterrizaje remodelada en Santa Fe de Antioquía, que de hecho fue usada por el cartel de Medellín. En un principio, el gobierno colombiano no quiso autorizar el rodaje en este punto, pero al final accedieron y dejaron la pista libre. Entre las escenas que se rodaron allí está el aterrizaje y despegue del Aerostar pilotado por Tom Cruise y vuelos de reconocimiento al hangar propiedad de Escobar.
  La misión del supervisor de efectos visuales Justin Bell durante el rodaje en Colombia fue realizar un sinfín de fotos del entorno que se usarían para extender el encuadre en la posproducción.

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