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SINOPSIS
Una familia se dispone a irse de vacaciones en su nuevo coche. Una vez el padre ajusta la velocidad automáticamente la madre pretende volver a casa tras una discusión pero en ese momento el coche no responde lanzándose a toda velocidad y originando todo tipo de sucesos...
INTÉRPRETES
JOSÉ GARCIA, ANDRÉ DUSSOLLIER, CAROLINE VIGNEAUX, JOSEPHINE CALLIES, STYLANE LECAILLE, CHARLOTTE GABRIS, VINCENT DESAGNAT, FLORENCE FORESTI, VLADIMIR HOUBART, JÉRÔME COMMANDEUR
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INFORMACIÓN EXCLUSIVA
ENTREVISTA AL DIRECTOR...
¿Cómo llegaste a este proyecto?...
Al terminar Se nos fue de las manos 2, los productores me dijeron que tenían un proyecto para mi. No era exactamente la misma historia, pero el principio es similar: Una familia dentro de un coche descontrolado que no puede reducir la velocidad. Estaban buscando a la persona adecuada para este proyecto. Los productores tenían directores más especializados en películas de acción, pero les faltaba un toque de comedia y a los de comedia viceversa. Creo que sintieron que yo reunía las dos condiciones para llevar a cabo esta película. Lo que más me atrajo es esta mezcla de acción y comedia, que aporta una riqueza inusual a la película. Una mezcla completamente innovadora, nunca vista ni en las películas americanas.
Para ti, "A Fondo" ¿es una comedia familiar o una comedia de acción?...
A fondo es una comedia familiar de acción. Pero sobre todo es una comedia que tiene por decorado una autopista sobre la que pasan un montón de cosas. Hemos intentado preservar un cierto equilibrio entre acción y comedia para que ambos elementos tengan una presencia equitativa.
¿Podemos hablar de una película innovadora?...
Técnicamente es una película que podríamos haber rodado hace 30 años, pero tal vez de otra forma. Valdría con meter las cámaras en el coche y decir: “A rodar”. Me documenté mucho sobre el tema, para ver que se había hecho similar y sobre todo para aprender de esa experiencia. Me encontré con secuencias que se habían realizado así. Sin embargo, en Le Fanfaron de Dino Risi, había una escena con un coche en carretera donde el actor conducía realmente. Para realizar esta escena habían colocado una plataforma rodante enfrente del coche con un cámara subido; es un film de los años 60 y vemos cómo cambia la cámara de la carretera al conductor: es una auténtica locura. Técnicamente podríamos haberlo rodado hace 30 años, pero habríamos tardado una eternidad. Es por ello que en la esencia de A Fondo están marcados tanto el cine moderno como las comedias de acción antiguas de Belmondo, que yo adoro y que ya no se suelen hacer. Lo que está claro, es que la tecnología de hoy en día nos permite rodar esto con garantías tanto de calidad como de posibilidad de producción. Hay un toque de modernidad técnica en el film que impregna el tono. Lo que le ocurre a esta familia es ciertamente dramático, pero a la vez muy cómico. A Fondo tiene esa mezcla de lo moderno y lo clásico, de humor y tensión.
¿Qué representa el coche, un Danjoon Medusa, para la película : un personaje, un decorado?...
El Medusa en la película supone varias cosas. Es en realidad un personaje porque hablamos de él, aunque sea pasivo, interviene, interactúa, hace cambiar el curso de la historia. También es una decoración porque hemos pasado dos meses y medio dentro y teníamos el problema de mantenerlo en buenas condiciones para poder seguir la trama de la película. Era como una vieja actriz que se había preparado el día antes la escena que rodaríamos al día siguiente, había todo un equipo para cuidar de él: mecánicos, fabricantes de automóviles e ingenieros estaban allí para ello. Dependiendo de la etapa del rodaje, nos hemos tenido que adaptar a todas estas limitaciones. De hecho, toda la película se hizo en torno al coche, tanto en la historia como en el rodaje, fue realmente una locura. Recuerdo una escena en la que Tom arranca una parte del salpicadero mientras el vehículo está en movimiento. En la película se sigue moviendo, pero en realidad tiramos de algo que no debíamos y el vehículo se detuvo. Tuvimos que tratarlo con cariño y entender sus limitaciones.
¿Cuándo anunciaste que querías rodar toda la película a velocidad real? ¿Cómo reaccionaron los colaboradores?...
En el inicio del proyecto dije a los productores: “Quiero hacer esta película, pero lo hago como está escrito en el guion palabra por palabra, es decir, sin trampas: se pone un coche en la carretera con la gente dentro, se les hace ir rápido, se les hace gritar y a rodar.” Esa era la idea. Lo que es divertido, por cierto, es que al principio todo el mundo piensa que es genial. Pero al ponernos a prepararlo nos dimos cuenta de que íbamos a hacer esta película de la manera más complicada posible. Frente a esto, muchas personas dijeron: “Nos metemos en el estudio, ponemos fondos verdes, se mueve el coche digitalmente y ya está”. Pero nadie quería hacer eso, actores incluidos.
Además, creen que les aporta mucho en su trabajo; la carretera da una realidad que se transmite a la pantalla, les sumerge en un contexto que enriquece enormemente su actuación. Los productores estaban emocionados al principio también, después se dieron cuenta de que cuando se propone un rodaje como este, el más pequeño contratiempo es un desastre De hecho, ese es el caso: en un momento dado nos quedamos sin redes de comunicación, ya que cruzamos áreas de interferencia militar. Si durante el rodaje no nos podemos comunicar con nuestros equipos, no podemos detener a todos al mismo tiempo o no se puede poner en marcha, no podemos dejar a 300 personas sin hacer nada. Otras veces eran las inclemencias del tiempo: ya que cuenta una
historia que se supone que sucede en tres horas, si llovía en el medio teníamos que esperar. Todo esto inevitablemente cuesta tiempo y dinero. Todo el mundo se dio cuenta del alcance del proyecto ya metidos en el rodaje, esto es lo que me permitió hacer lo que quería, aunque ahora no nos dejarían hacerlo otra vez. (Risas)
A nivel técnico, ¿Cómo afecta rodar a esa velocidad una película que esencialmente transcurre dentro de un coche?...
La complejidad de rodar en un coche es que no hay lugar para los técnicos. Por lo tanto, era necesario grabar todo lo que sucede por lo general desde una cámara en un segundo coche. Era una locura, ya que fuimos juntos a la misma velocidad que el Medusa en el otro carril y todo el mundo tenía su puesto de trabajo en una oficina a 130 km/h. Cada día tuvimos que adaptar los dispositivos de rodaje en función de la escena. Por ejemplo, cuando hicimos un plano con hombro en frente de un automóvil que viaja a 130 km/h, te garantizo que no es algo sencillo. Con el brazo del escorpión, un dispositivo bastante caro que en general se utiliza para escenas específicas, se podían hacer tomas dinámicas, es decir, que se mueven a alta velocidad y totalmente inmersas en el tráfico, sin concesiones a lo largo de la filmación. Nos dimos cuenta de que realmente valía la pena pagar cada día que estábamos rodando con él tanto en interior como en exterior, ya que este dispositivo nos ha permitido enriquecer la calidad. Así que la película mantiene en su riqueza y su diversidad visual en su totalidad. La síntesis de todo es que cada departamento ha tenido que afrontar sus pequeños retos debido a la inusual perspectiva, pero cada jefe de técnicos ha hecho un trabajo excelente, tenemos la impresión de que es algo fácil cuando lo vemos en pantalla, pero no lo es en absoluto porque en última instancia, el reto consistía en empujar los límites de lo que podemos hacer en la cámara con los actores.
ENTREVISTA A JOSÉ GARCIA...
¿Qué te atrajo del guion?...
Ya sabes que me gustan los retos (Ríe). Siempre acepto las películas cuando no sé cómo interpretar mi personaje. Con A fondo me sentía perdido, le dije a Nicolás: “No encuentro cómo puedo reinventarme en este vehículo.” Él dijo: “No trates de racionalizarlo, voy a meterte en el tambor de una lavadora”. Y de hecho eso es lo que pasó. Todos llegamos tratando de aferrarnos a una habilidad o algo que podría desarrollarse como actor y no era posible. Tuvimos que estar en directo, sin mucho más preámbulo. Lo que es estimulante, porque teníamos dos o tres tomas solamente y estábamos rodeados de 5 cámaras así que teníamos que hacer malabares con todo lo que sucedía.
Fue pura adrenalina y eso es lo que me gusta.
¿Cuál fue tu reacción cuando dijeron “vamos a rodar a velocidad real”?...
¡Eso fue lo mejor! Aquí es donde vemos que Nicolás es una persona muy perfeccionista y ambiciosa.
Un fondo verde me hubiera decepcionado. Sabes que cuando digo la palabra ambición, no tiene nada que ver con la arrogancia, el verdadero objetivo es aceptar una apuesta que es excepcional.
A menudo, para una comedia, hay problemas con los requisitos y las ambiciones se rebajan.
Lo que aprecio de Nicolás es que establece una exigencia alta para ser técnicamente perfecto.
Así que o se pasa o lo clava: si se pasa es cuando duele, ¡pero cuando lo clava, es increíble! Y si hubiera sido otra persona, nunca habría aceptado esta película.
¿Sobre tu personaje, Tom, cómo interviene en las peripecias de la película?...
Tom es el típico hombre tecnológico del siglo XXI. Se trata de un hombre que comienza a entrar en la madurez, es divertido verlo, rodeado de material electrónico que no tiene absolutamente ninguna necesidad. Pero siempre llega un momento en que la máquina se hace cargo de la persona.
Puedes ser capaz de dominar una serie de artículos electrónicos, pero llega un momento que ya no tienes tiempo para leer las instrucciones y te vas a sentir totalmente superado. Tom compra el Medusa, coche de modelo de la familia moderna y se ve completamente abrumado porque está totalmente en manos de esta máquina. De hecho, este es el mundo en el que estamos entrando ahora mismo, les damos a las máquinas capacidad para pensar cómo pueden servirnos mejor, pero cuando realmente piensen para que les servimos nosotros a ellas, vamos a estar jodidos.
¿Qué escena fue la más loca de rodar?...
Desde el primer día fue una locura. Comenzando por los coches zigzagueando, recitar el texto ya era un reto. De cualquier manera, esta película era una apuesta diaria y eso es lo que me encantó.
Creo que es extraordinaria no saber cómo se desarrollará cada día. La gran fortaleza es que todo ha sido muy buscado y un trabajo bien pensado por el equipo. Y nosotros nos encontramos como ratas de laboratorio en esta increíble máquina llevada con mano maestra por Nicolás, el equipo que enmarca, cámaras, posicionamiento; era increíble. Francamente, creo que habrá un antes y un después de la película, que es una verdadera proeza. Más que una comedia de acción, es una experiencia de cine, la gente se identificará desde el principio hasta el final con esta familia, con el mismo crescendo y la misma energía que hay en el interior del vehículo.
ENTREVISTA CON ANDRÉ DUSSOLLIER
¿Quién te convenció para leer el guion?...
En primer lugar, es muy raro encontrar un guion que sea realmente una buena comedia. Lo leí una vez, dos veces, tres veces, y me reí en los mismos lugares en cada lectura. Esta es una buena señal. El guion está muy bien escrito por Fabrice Roger-Lacan y Nicolás, muy buenos diálogos, no hay grasa como se suele decir, sin pérdidas de tiempo. Tiene tintes de una película de acción, pero es una comedia, y creo que los dos lo hacen maravillosamente. En el set, a pesar del reto un tanto arriesgado de convertirlo en realidad, llegamos a reproducir todo lo que había imaginado y sentimos la lectura: comedia, situaciones de fuerza, los choques de personalidades, la confrontación, la locura de esta aventura. Todo estaba bien plasmado. Creo que el verdadero reto fue reunir tanto una película de acción como una comedia, y no siento que tira hacia un lado o el otro, es bastante armoniosa. Creo que eso es gracias a la mano de Nicolás. Esto sigue siendo un enigma para mí, una suerte que él pensara en mí para este papel. Fue para mí una gran sorpresa, sobre todo cuando se trata de un director de una generación más joven. Además, hacía tiempo que realizaba comedias. Ha sido refrescante.
¿Cuál fue tu reacción cuando dijeron “vamos a rodar a velocidad real”?...
Es muy emocionante. Ha sido refrescante en estos tiempos de fondo verde en el que hay que imaginar lo que ocurre y el paisaje que nos rodea. Pero aquí estamos en un coche, una familia de vacaciones, tranquila y de repente pasa una locura. Obviamente podríamos haberlo hecho con un fondo verde, la imaginación no tiene límites, pero no fue así. No hay nada como la realidad para hacernos reaccionar fuertemente a lo que pueda suceder. Pero fue un reto un poco loco que requirió una preparación y una increíble logística, por lo que era necesario que todo estuviera muy claro. No sé si podríamos haber rodado en otra parte que no fuese en Macedonia, donde tuvimos kilómetros de carretera para nosotros. Al mismo tiempo, era necesario que las conexiones técnicas fueran muy buenas para limpiar adecuadamente la carretera y ser capaz de hacer estas maniobras entre los coches. Así que había un montón de parámetros a tener en cuenta, además del clima, que eran una locura. El primer día fue un poco violento; había una escena en el coche, pero al mismo tiempo el Medusa iba demasiado rápido, había demasiados baches, era demasiado físico: era más una película de acción que de comedia. Tuvimos que encontrar el equilibrio adecuado para que ambos fuesen realistas y creíbles. De hecho, no hay que olvidar que dentro de este coche había una familia de verdad. Francamente, Nicolás puso el listón muy alto, ya que preserva las escenas de comedia sin temor a situarnos más en la realidad. Nunca he visto este tipo de películas rodadas así.
¿Cómo es tu personaje?...
Hay una frase de Alejandro Dumas, hijo, que es un buen resumen del personaje: “Mi padre era un niño en el cuerpo de un hombre” y es un poco como es Ben, es decir, más infantil que su hijo Tom. Parecen que están muy cerca uno del otro, tienen mucho en común, es por eso que Ben está también en el coche a pesar de que Tom le lleva por compasión. Es bastante desastre a veces. Ben es como un niño que vive en el presente. Es muy interesante de interpretar, porque no le afecta ni le importa nada y todo le parece bien, es relajado, tranquilo. Este es un personaje de esos con los que sueñas.
Es la primera vez que colaboras con José Garcia, ¿tenías ganas de rodar con él?...
Sí, me hubiera encantado actuar con él antes, pero siempre dependes de las oportunidades. Es realmente una cuestión de azar o de la intención de un director que tiene repentinamente una buena idea. En cualquier caso, era una idea que me gustaba porque conozco a José de Canal + y conozco su trayectoria. Es un socio maravilloso, siempre positivo y alegre, lo cual no era fácil teniendo en cuenta que estuvimos encerrados juntos en una lata tres meses. A veces me bajaba del coche entre tomas para respirar, mientras que José, sin embargo, se quedaba dentro y mantenía la concentración. He aprendido mucho de la forma en que funciona y trabaja. Él tiene ese lado lúdico maravilloso. Algo muy adecuado para Tom y Ben, los dos personajes, padre e hijo, y con José ha sido facilísimo y maravilloso.
¿Es el primer proyecto en el que realizas las escenas de acción?...
Siempre soñé con hacer un poco de acrobacias físicas, pero nunca había tenido la oportunidad.
Cuando lo he logrado no me esperaba tener que limpiar el parabrisas a 120 por hora u otras cosas inesperadas que los espectadores descubrirán. No podría hacerlo otra vez, la verdad, pero hay que aprovechar estas oportunidades, sobre todo cuando uno está rodeado de un magnífico equipo de especialistas ayudándote. No hay nada más cómodo que hacer cosas locas mientras te sientes seguro. No sé hasta qué punto Belmondo lo estaba cuando hizo sus acrobacias, pero sé que eran un poco locas y peligrosas, lo mirábamos asombrados. Tampoco me he jugado la vida, pero al mismo tiempo, espero que quede divertido y espectacular para el espectador porque está hecho por un personaje que, como yo, ya no está para estas cosas. Esto permanecerá firmemente anclado en mi memoria. Esta es una aventura que nos tendrá unidos de por vida.