|
SINOPSIS
Lorraine pertenece a la inteligencia británica y es la mejor agente que tienen. En una misión debe ir hasta Alemania con la intención de obtener información sobre la muerte de un agente encubierto. La misión termina torciéndose y ella debe utilizar todas las armas y encantos a su alcance para finalizar el trabajo encomendado y salir ilesa....
INTÉRPRETES
CHARLIZE THERON, BILL SKARSGARD, SOFIA BOUTELLA, JAMES McAVOY, JOHN GOODMAN, TOBY JONES, EDDIE MARSAN, DANIEL BERNHARDT, JAMES FAULKNER, ROLAND MOLLER, JÓHANNES HAUKUR JÓHANNESSON, SAM HARGRAVE, ATTILA ARPA, DECLAN HANNIGAN
MÁS INFORMACIÓN DE INTERÉS
AUDIOS
PREMIERE
GALERÍA DE FOTOS
https://cineymax.es/estrenos/fichas/100-a/104520-atomica-2017#sigProId754388eab5
INFORMACIÓN EXCLUSIVA
“ATÓMICA” EL DESARROLLO...
“ATÓMICA” transcurre en un lugar y durante un momento histórico de enorme relevancia: Berlín, justo antes de la caída del Muro después de 28 años. Construido en 1961 por el gobierno comunista de Berlín Oriental para separar a los ciudadanos de los sectores estadounidense, británico y francés establecidos tras la conferencia de Potsdam de 1945 al finalizar la Segunda Guerra Mundial, el Muro había dado origen a una zona encubierta y segregada en la que los espías, efectivos y agentes de la Guerra Fría lidiaban batallas tanto oficiales como oficiosas. “Era como estar en el Lejano Oeste”, se asombra Charlize Theron, que empezó a trabajar en el guión hace casi cinco años con vistas a participar en este thriller de acción. “El KGB soviético y la Stasi de Alemania Oriental se enfrentaban a la CIA de EE. UU., el MI6 británico y el DGSE francés. Trapicheos, sobornos, chantaje, violencia... era el pan de cada día de esos agentes”.
La productora Kelly McCormick apunta que la estructura se construyó con varios fines: “El Muro de Berlín no estaba pensado solo para contener a las personas, sino también para ocultar secretos que podrían amenazar a los agentes de la inteligencia, destruir sus carreras y poner fin a sus vidas”.
De hecho, el Muro se componía de dos barreras independientes: el muro exterior ubicado en la frontera con Berlín Oriental y, a unos 30 metros de esa primera estructura, un muro interior fuertemente armado. Entre los dos muros se encontraba la “zona de la muerte” (rodeada de capas de acero y barreras de hormigón), patrullada por soldados armados acompañados por perros de la unidad canina. Por si la vigilancia se quedaba corta, se había utilizado también un suelo arenoso que revelaba las huellas de cualquiera que osara acercarse demasiado.
La seguridad del Muro se componía de 112 metros de alambre de espino, 310 torres de vigilancia, 65 zanjas anti-vehículo y 40.000 soldados de frontera entrenados en la Unión Soviética.
El equipo de producción creó “ATÓMICA” a partir de la novela gráfica “The Coldest City” (Oni Press, 2012), escrita por Antony Johnston y dibujada por Sam Hart. El estilo, los sonidos y el diseño de la obra reflejan una elegante y estilosa reinterpretación del Berlín de 1989. El arte, la música y la expresión social saltaron a primera plana mientras el mundo observaba cómo la Guerra Fría llegaba a su fin en Berlín. Johnston puso en marcha el proyecto en verano de 2008, para dar salida a un impulso creativo personal alimentado por su fascinación por el espionaje durante la Guerra Fría, un asunto que siempre le había apasionado. Por aquel entonces, las novelas gráficas no solían centrarse en historias de espías y, por tanto, no albergaba muchas esperanzas de que la obra fuera publicada y mucho menos que tuviera una buena acogida entre los lectores.
“Siempre me ha encantado el género del thriller. He leído un montón de libros de John le Carré y disfruto mucho con las películas de James Bond y filmes tipo Funeral en Berlín, con protagonistas como Harry Palmer. Tengo la caída del Muro de Berlín clavada en la retina: recuerdo verlo en directo en la tele. Sabía que estaba presenciando un momento histórico, un evento que podría llevar a la paz mundial y un futuro mejor. Me pareció que esa expectación podría funcionar muy bien como trasfondo para una historia de espías”, comenta el escritor.
La trama se centra en Lorraine Broughton, una verdadera superviviente. Broughton es todo lo que se espera de un agente secreto del MI6: dura y sin remordimientos. Es una superespía habilidosa, sensual y despiadada que va mucho más allá de ser la típica superheroína del género de fantasía.
Los peligros comienzan nada más aterrizar en Berlín y Lorraine no tarda en comprender que tiene muy pocas posibilidades de completar su misión. Todos sus años con el MI6 no podrían haberla preparado para este trabajo. Deberá recurrir a su instinto, ingenio y resistencia, echando mano de su inteligencia, encanto y formación para salir de allí con vida.
El productor Eric Gitter, a través de su acuerdo con Oni Press, fue uno de los primeros en ver “The Coldest City” y se quedó prendado de la estética. Tanto él como su socio productor, Peter Schwerin, habían adaptado anteriormente novelas gráficas para cine y televisión.
Aun así, Gitter comenta: “Nunca habíamos visto una novela gráfica que se leyera como un guion de cine. Es una historia compleja y versátil, con una protagonista con muchos matices. Retrata muy bien la escena tecno, la comunidad punk alternativa y la sexualidad fluida de la ciudad en aquellos años. Antony es una estrella del rock en su mundo, y este mundo era perfecto para la gran pantalla”.
“Lo que más me impresionó de la novela gráfica fue que, a pesar de ser monocromática, se alejaba de las típicas representaciones aburridas y oscuras de la ciudad”, añade Schwerin.
“Nos pareció que en cine podríamos crear un retrato vivo y colorista de un lugar y una época que no tuvo nada de gris ni deprimente. Aquí no encontraréis esa estética del gris plomizo de Londres; este es otro mundo, cargado de una sensibilidad ecléctica y fogonazos de acción e intensidad”.
Cuando le propusieron adaptar la primera novela gráfica de la saga para cine, Kurt Johnstad aceptó encantado dado su vínculo personal con Berlín. “Mi padre fue piloto de Pan Am y estuvo destinado en Berlín Occidental durante los años sesenta y ochenta, así que pasé bastante tiempo en la ciudad antes de la caída del Muro. Mi hermana todavía vive allí con su familia”, recuerda el guionista de '300'.
Durante su adolescencia, el autor se movía por los sectores de Berlín Occidental, pero también se aventuraba hacia el este. “Solo había una línea de tren y una autopista que conectaran las dos partes de la capital”, recuerda.
A Johnstad le impresionó lo original y vibrante que era Berlín entonces. Era como un imán para artistas, músicos y anarquistas... un destino vivo luchando bajo la opresión del comunismo. “Desde el punto de vista creativo, era un lugar muy potente. Las escenas del arte y de la música estaban en plena expansión. Pero también se sentía el peligro. He querido trasladar esa sensación de riesgo en la película. “También visité otros países del bloque soviético y vi cómo era la vida cotidiana de esa gente tras el Telón de Acero”, añade Johnstad. “Mucha gente perdió la vida intentando escapar y he pensado mucho en ellos al contar esta película. La historia siempre la protagonizan las personas, y más cuando se trata de eventos como el impactante final de la partida de ajedrez geopolítica que fue la Guerra Fría”.
El equipo de Oni Press encontró una gran aliada en Theron, que se incorporó al proyecto como productora con su empresa, Denver & Delilah, y con A.J. Dix y Beth Kono para comprar el estimulante guión. El equipo de Theron consideró que esta historia tan potente y sólida como divertida, dura y sexy tendría mucho potencial en la gran pantalla. “The Coldest City” les pareció una historia explosiva, salvaje y megaentretenida.
Sierra/Affinity, una de las principales empresas independientes de financiación y producción cinematográfica, gestionada por los productores ejecutivos de la cinta Nick Meyer y Marc Schaberg, financió la película y cedió los derechos a Focus Features y Universal para su comercialización multinacional entre distribuidoras independientes de alto nivel. Kelly McCormick, que trabajó anteriormente en Sierra y ahora está en 87Eleven Action Design, lo explica: “Las claves de “ATÓMICA” son una protagonista muy interesante interpretada por la Oscarizada Charlize Theron, una historia magnífica, y un mundo que se siente cercano y a la vez resulta icónico. Sabíamos que aquí había un peliculón”.
El equipo técnico estaba convencido de que Theron crearía un personaje tan despiadado como intenso y entregado. La actriz lleva tiempo interpretando papeles cañeros y Broughton es sensual, atlética y brillante a partes iguales. Además de protagonizar la cinta, como desarrolladora y productora de “ATÓMICA”, Theron ha defendido el proyecto desde el primer momento. “Nos dimos cuenta enseguida de que Charlize no tira de ego a la hora de producir”, comenta McCormick. “Es muy disciplinada, trabaja mucho y le gusta que los problemas se resuelvan en equipo. Gracias a ella, ha sido una experiencia muy especial”.
A la hora de elegir director para “ATÓMICA”, el equipo de producción se puso en contacto con David Leitch, que acababa de completar John Wick, codirigida con Chad Stahelski. Como fundador de 87Eleven, Leitch había trabajado como director de la segunda unidad en muchas superproducciones, desde Jurassic World a Capitán América: Guerra Civil pasando por Logan. A Leitch le interesan más que los efectos especiales. Se maneja a las mil maravillas en esa intersección entre la acción desenfrenada y las historias íntimas... y ha contribuido a crear una nueva forma de hacer cine.
Para su próximo proyecto, Leitch estaba buscando un personaje con el que sorprender a los espectadores; quería darle una vuelta de tuerca al cine de acción y aventuras. Con la agente del MI6 Broughton sabía que había encontrado una protagonista que estaba lista para saltar a la fama. Además de confiar siempre en guiones con una gran carga emocional y personajes redondos, el realizador cree en encontrar acción en los lugares más inesperados, y usa localizaciones y personajes para crear algunas de las escenas de acción más originales del mundo. Su misión es conseguir que el público se pregunte: “¿Pero cómo han conseguido hacer eso?”.
Todo eso sin perder de vista el arco emocional de Lorraine: una espía que ha visto la cara más terrible de la humanidad, pero que de pronto comprende cómo recuperar la suya. “Broughton es un personaje increíblemente complejo, y a través de ella la historia nos muestra una interpretación muy moderna del género de los espías”, reflexiona el director. “Como espía, es despiadada, decidida y disciplinada, pero también muestra algunas tendencias y rasgos que son tan comunes en este tipo de agente especial. Es muy cool y estilosa, manteniendo siempre la distancia que impone su mortal profesión, pero bajo ese armazón late un corazón que siente... y sus emociones acaban saliendo a la luz”.
Leitch, gran amigo de Johnstad, quedó impresionado con el cóctel de drama histórico, espionaje y acción del guion. El director nos cuenta por qué le llamó tanto la atención: “Crecí en los ochenta y recuerdo claramente las imágenes de la caída del Muro, así que de primeras ya me pareció un tema muy interesante... sobre todo porque me resulta muy relevante teniendo en cuenta la política actual.
Me atrajeron las posibilidades tanto narrativas como visuales de la historia”. Leitch trabajó con Johnstad y los productores del film para desarrollar el guión. El guionista comenta que el proceso fue “sin lugar a dudas, una de las mejores experiencias que he tenido. Dave y yo somos muy amigos y respetamos muchísimo nuestro trabajo. Me gustó que quisiera darle una vuelta a la clásica historia de espías del cine negro. Ha querido arriesgarse y salirse del terreno conocido”.
CÓMO RECREAR EL BERLÍN DE LOS 80: DISEÑO, LOCALIZACIONES...
El director contó con amigos y compañeros para crear el estilo aparentemente casual de “ATÓMICA”: el director de fotografía Jonathan Sela, el compositor Tyler Bates, el supervisor musical John Houlihan, la montadora Elísabet Ronaldsdóttir y el director de la segunda unidad y coordinador de efectos especiales Sam Hargrave (después de que Leitch fuera su mentor durante muchos años). El trabajo de David Scheunemann como director de arte al retratar Berlín con enorme pericia en Malditos bastardos le mereció el puesto de diseñador de producción. Cindy Evans, colaboradora habitual de Theron, se encargó del vestuario. A la hora resumir el vibrante aspecto de una película ambientada en un mundo al borde de la implosión, Leitch comenta: “El aura de la ciudad crea un telón de fondo para esta interacción de personajes discrepantes y desesperados en un momento clave de la historia”.
DISEÑO DE PRODUCCIÓN Y EL MURO:
Scheunemann, que se crió en Alemania, opina que “Berlín ha cambiado mucho desde 1989 y se han llevado a cabo importantes reformas y construcciones arquitectónicas. Ya no se encuentran las mismas texturas, especialmente en el casco más antiguo de la ciudad. No obstante, esas texturas sí siguen existiendo en Budapest, donde encontramos localizaciones que nos podrían valer para las escenas de Berlín Oriental y Occidental.
La capital húngara tiene impresionantes edificios abandonados, con exteriores decrépitos e interiores ruinosos que nos vinieron como anillo al dedo. Además, la ciudad es más densa, con calles más estrechas, lo cual pega más en una película de espías”.
Budapest también hizo las veces de Londres y París, puesto que algunas avenidas emulaban a la perfección a la capital francesa. Un edificio de la conocida Avenida Andrassy, un moderno bulevar sede de boutiques y embajadas, se convirtió en las oficinas del MI6. “Los interiores tenían un aire muy británico: pinturas clásicas, butacas de cuero, mobiliario de cerezo, lámparas de araña, techos de celosía de madera, alfombras mullidas y cortinas oscuras”, comenta Leitch con asombro.
De vuelta en la calle, Scheunemann y el departamento de arte fabricaron una reproducción en madera del Muro de Berlín que medía 76 metros de largo por 3,5 metros de alto.
Construida en varias secciones para poder ser fácilmente transportable, la versión cinematográfica se utilizó en varias localizaciones de Budapest como fondo en algunas de las escenas ambientadas en las fronteras de los diferentes sectores.
Varios grafiteros locales pintaron las barricadas siguiendo el estilo que residentes y visitantes habían utilizado años atrás para expresarse sobre el propio Muro de Berlín, que no estaba construido en la frontera exacta, sino unos metros hacia la zona de Berlín Oriental.
El Muro se convirtió en un lienzo irresistible en el que artistas locales e internacionales dejaron bocetos, dibujos e inscripciones. Muchas de estas obras se burlaban del gobierno de Alemania Oriental, como una flecha con direcciones: “Paraíso socialista: 10 metros”.
El diseñador de producción explica la dicotomía: “Como el Muro se construyó en Berlín Oriental, la policía de Alemania Occidental no tenía autoridad para impedir que los ciudadanos se acercaran a la parte occidental y la garabatearan.
Como las autoridades de Berlín Oriental estaban al otro lado del muro, tampoco podían hacer nada para evitarlo. ¡Gracias a esa situación se produjeron obras de arte increíbles!”.
No obstante, los policías se despachaban a gusto a la hora de impedir que los habitantes de Alemania Oriental se acercaran al muro para intentar saltarlo y escapar. Metralletas, puestos de vigilancia y perros se utilizaban en una sección de varios metros conocida como la “Tierra de nadie”.
Se calcula que unos 130 alemanes murieron intentando conseguir la libertad. El muro construido por el departamento de Scheunemann se trasladó hasta el 6.º distrito de la ciudad para la memorable secuencia nocturna en la que empieza a caer el muro.
La producción recreó los hechos del 9 de noviembre de 1989, cuando todo el mundo presenció los gritos de alegría de los alemanes al ver cómo ciudadanos armados con martillos y picas destrozaban el Muro.
Para muchos significaba poder reencontrarse con amigos y familiares de los que habían tenido que separarse forzosamente muchos años atrás.
BOWIE COMO INSPIRACIÓN:
El tercer David en importancia durante la producción fue el gran Bowie, a quien Leitch considera una de las piedras angulares del filme. El espíritu y la energía de Bowie (además de la música Nick Cave e Iggy Pop, también fanáticos de Berlín) fueron grandes influencias para el punk y el New Wave de la época.
Durante el rodaje, la canción “Cat People” (“Putting Out Fire”) se escuchó por la noche para rendir un homenaje espontáneo al mito de la canción, al conocerse su fallecimiento.
Bowie vivió en Berlín durante los años setenta, donde grabó tres álbumes que se conocen como la Trilogía de Berlín. La segunda estrofa de su canción “Heroes” se le ocurrió al mirar por la ventana del estudio de grabación y ver a su productor cerca del Muro.
Leitch nos habla de la lógica rebelde y espíritu guerrero de la producción: “La música y la ropa occidental estaban prohibidos en Berlín Oriental, por lo que los jóvenes se morían por hacerse con ellas. La música de entonces ha sido una fuente de inspiración para la película y hemos incluido un montón de temas clásicos en la banda sonora, además de algunas de las canciones menos conocidas que también se escuchaban entonces”. La música y la historia van de la mano y, por tanto, hemos elegido algunas de las canciones más importantes de una de las épocas más creativas del pasado siglo... cuyas preocupaciones políticas han resultado ser muy oportunas dadas las tensiones globales actuales.
DISEÑO DE FOTOGRAFÍA:
El director trabajó tanto con Scheunemann como con el director de fotografía Sela para componer una paleta de colores que sería apagada y gris en las escenas londinenses, pero llena de color en Berlín, especialmente en la zona occidental con sus movimientos punks.
Para lograr esa riqueza e intensidad visual, Sela utilizó cámaras Alexas con lentes anamórficas para captar la imaginería panorámica. Al encuadrar los impresionantes edificios en esas calles tan estrechas y aisladas, Sela le dio a Budapest un aire prohibido y peligroso. “Al documentarme sobre Berlín en aquella época me sorprendió ver que era una ciudad muy colorida”, comenta Sela. “Eso nos motivó para utilizar la sobresaturación. Tiramos de neones en azul y rosa, especialmente en el bar en el que se conocen Broughton y Delphine, pero también de grises para representar la desolación de algunas zonas, especialmente en la parte comunista”.
“Los tonos verdes que sugieren la creciente creatividad de la zona occidental chocan con los tonos azules de la zona oriental, que resulta más siniestra y austera”, añade.
“Los contrastes visuales entre oriente y occidente no solo sirven para visualizar las distinciones políticas y económicas, sino también para ayudar a los espectadores a orientarse, dado que los personajes están siempre al galope esquivando peligros”. Para las escenas de Schweiger se usaron unos tonos cálidos amarillentos, puesto que se desarrollan en una elegante joyería, creada por el departamento de arte en una tiendecilla de una galería comercial en el centro de Budapest.
ATREZZO:
El personaje más importante de la película por detrás de Schweiger y Theron venía con su propia historia: un elegante reloj de Carl F. Bucherer que la empresa prestó a la producción. Aunque pertenece a Broughton, en un momento de la película la agente del MI6 se lo confía al personaje de Schweiger. Un técnico de Bucherer viajó desde Alemania para asegurar el correcto mantenimiento del reloj durante su montaje y desmontaje. Un Schweiger concentradísimo repitió varias veces la escena, con primeros planos del reloj como protagonista.
El director de attrezzo Marcus Haendgen pasó semanas buscando los objetos más difíciles de encontrar, como los dispositivos de grabación antiguos que utilizaban las agencias de espionaje.
Berlín suplía sus carencias en cuanto a autonomía política y libertad de movimiento, con grandes dosis de libertad artística y sexual. La escena del club nocturno en el que Broughton y Percival conversan en privado ante un gran centro de mesa se filmó en un antiguo cabaret de Budapest, construido siguiendo el modelo del famoso Moulin Rouge de París. El departamento de arte reunió a bailarines con poca ropa, asientos de vinilo rojo, estatuas desnudas y un cuadro enorme de Ronald Reagan vestido solo con un sombrero de cowboy y chaparreras. “Tiramos la casa por la ventana para ese escenario”, comenta Scheunemann con asombro. En total, el equipo de arte diseñó 85 escenarios para la película y algunos fueron utilizados en más de una ocasión.
ESPÍAS Y TRAIDORES: EL CASTING...
Para llevar a la pantalla esta historia de intrigas internacionales se escogieron actores de todo el mundo. Un elenco de aclamados actores británicos, leyendas del cine alemán y una futura estrella argelina ponen en acción los conflictos y enfrentamientos de la película.
Puesto que las reglas del espionaje se derrumban nada más empezar el filme, los realizadores sabían que el personaje de David Percival sería una de las piedras angulares de la película. Johnstad nos lo explica: “El Berlín de la Guerra Fría se creó precisamente para el talento y temperamento de este hombre. Como jefe de estación del MI6, Percival trabaja más bien solo. Tiene un pequeño feudo, lejos de la mirada fisgona de Londres. Vende y comercia con bienes de contrabando entre su red de contactos y asociados a ambos lados del Muro... ¡y se lo pasa en grande!”.
Como compañero de Lorraine, Percival es encantador, conspirador y despiadado. Hacen muy buen equipo, pero ella se fía de él lo justo. Percival es el único aliado de Broughton en Berlín, pero ella sabe que él opera con impunidad en la ciudad. Le da al contrabando tanto como cualquier otro habitante de la ciudad, se mueve como pez en el agua por el mundo del trapicheo y disfruta de un ambiente que le ha dado muchísima libertad. La llegada de Lorraine le descoloca un tanto. Este ha sido su campo de juego durante cinco años y no está dispuesto a ceder el control. El papel lo interpreta James McAvoy, cuya película Múltiple recaudó recientemente más de 275 millones de dólares en taquilla. Para prepararse, el actor se documentó sobre cómo eran las personas que el MI6 había contratado en sus inicios y dio con un dato que utilizó para su personaje: la agencia buscaba personas que no fueran a vivir lo suficiente como para divulgar secretos nacionales en el futuro.
McAvoy quedó prendado del personaje en cuanto leyó el guión. Comenta: “¡Percival no se parece nada a Bond ni a Bourne! En un momento dice ‘¡Me encanta Berlín!’ y es totalmente cierto. Percival representa al tipo de efectivo que se enamora del entorno, en este caso la capital del mundo del espionaje. Los directores del MI6 comentan que ‘va por libre’, una descripción bastante certera tanto de él como de los demás que habitan ese territorio”.
Al intérprete le gustó la actitud, valentía y audacia del guión y del material original. “Plantea una versión distinta de la Guerra Fría”, comenta McAvoy. “Hay miles de intereses en una misma ciudad y todas las partes interesadas se conocen. Beben con sus enemigos y probablemente se acuestan con ellos también. Es un juego emocionante, pero peligroso y ha hecho que Percival se haya convertido en una figura casi autodestructiva. Pero es la única baza de Broughton”.
Theron nos da un poco de información contextual sobre el agente: “La llegada de Broughton a Berlín no le sienta bien a Percival, que se siente amenazado. Ella domina el espionaje y la evasión, las armas y el combate cuerpo a cuerpo. Cuando Londres la envía a algún sitio, es para que solucione un problema. Es ultraprofesional y devastadoramente destructiva, pero también le pesan los años de trabajar en una profesión en la que cuesta mucho limpiarse las manos sucias”.
McAvoy amplía la información: “Percival está descolocado porque lleva gestionando Berlín durante cinco años y no quiere que llegue alguien para meter las narices en sus asuntos. En cuanto se da cuenta de que esta mujer es de la unidad de élite, siente todavía más desconfianza hacia ella”. Al intérprete le encantó el humor negro de la historia que tanto atrajo a los realizadores. “Cuando le pregunta a Broughton en quién confía, ella responde ‘En David Bowie’”.
Uno de los pocos actores estadounidenses del reparto es el maestro John Goodman, quien considera que su personaje es un hombre en el que se puede confiar. “Kurzfeld lleva una misión conjunta con el MI6 para recuperar el microfilm puesto que si la lista cayera en manos enemigas correrían peligro la vida de todos esos agentes.
Su misión en Berlín es intentar dar con la verdad en un entorno en el que las mentiras, las identidades falsas y las máscaras están a la orden del día. Trata con aliados y adversarios habilidosos que se ocultan en las sombras y participan en juegos muy intensos que se desarrollan a vida o muerte”, explica.
El director Leitch habla maravillas del trabajo de Goodman durante el rodaje: “El papel de John es cambiante porque debe presionar a Broughton, pero también apoyarla delante de sus superiores del MI6. Le da al papel mucha seriedad y autoridad, y eso resulta muy divertido para los espectadores... y también para los demás actores”.
El reconocido actor británico Eddie Marsan interpreta al hombre de la lista. Comenta el actor que su personaje, Spyglass, “toma una decisión muy arriesgada al traicionar a su gobierno a cambio de empezar una nueva vida en Berlín Occidental. Ha puesto su fe, y la vida de su familia, en manos de gente en la que no sabe si puede confiar al cien por cien”. Según Leitch: “Independientemente del bando en el que estén los personajes, los agentes tanto de Berlín Occidental como Oriental comparten un mismo dilema: ¿por qué lado del Muro apostar ahora que empiezan a balancearse sus cimientos políticos?”.
En toda película sobre la Guerra Fría hay un agente del KGB, en este caso Aleksander Bremovych, interpretado por Roland Moller. “Bremovych es un agente soviético de la vieja escuela. Odia el punk de Occidente y las influencias del skate que están calando entre la juventud de Alemania Oriental. Entiende que la caída del Muro afectará negativamente el sentimiento de prestigio, orden y orgullo soviético. Cazar a Spyglass y hacerse con la lista es una misión personal. También quiere vérselas con sus adversarios de la CIA y el MI6 antes de que suene el último pitido”, explica el actor.
El toque más idealista lo da la espía francesa Delphine Lasalle, interpretada por la actriz argelina Sofia Boutella, que saltó a la fama gracias a Kingsman: Servicio Secreto, eclipsó al resto del reparto en 'Star Trek: Más allá' y protagoniza 'La momia' con Tom Cruise. Es más joven y atrevida que los demás espías y cree que puede llegar a la cabeza de Broughton a través de su corazón.
Sobre su participación en la película, comenta: “Mi personaje es uno de los pocos que no tiene que enfrentarse a Broughton. Delphine se queda prendada con Broughton nada más conocerla... Es tan guapa, segura de sí misma y decidida. El afecto de Delphine consigue ablandar un poco la frialdad y las reservas de Broughton”.
Esta es la primera misión real de la ingenua Lasalle y deberá vérselas con algunos pesos pesados. Está a punto de ser engullida por alguno de los efectivos con años de experiencia en Berlín. Lorraine se siente fascinada por su mirada inocente y su sexualidad fluida. McCormick habla del papel del personaje en la historia: “En medio de todo este caos, Broughton se enamora de una persona que le recuerda cómo era antes de meterse en este mundo: divertida, bromista y sensible. Delphine es una distracción inesperada en esta misión; un peligro añadido para Broughton.
Boutella concibió una historia para el personaje que le diera más profundidad a su interpretación. “Mi personaje llegó a Berlín en busca de refugio y diversión”, relata. “Quería una vida alternativa, y se deja llevar por la energía y el optimismo del movimiento por la libertad. Se identifica con los deseos de la gente y con los artistas y líderes que luchan por el cambio en Berlín Occidental, mientras están separados de sus amigos y familiares en Berlín Oriental. Esta situación da alas a la imaginación y al romanticismo de Delphine. Cree que puede cambiar el mundo en este momento histórico tan importante”.
Completan el reparto principal Til Schweiger, una leyenda del cine alemán y uno de los directores más populares del país, que da vida al relojero. Y uno de los mejores actores británicos del momento: Toby Jones en el papel de Eric Gray, el investigador del MI6 que más sospecha de Broughton. Interpretan a sus personajes desde un planteamiento tan engañosamente informal que es imposible descifrar qué les está pasando realmente por la cabeza.