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SINOPSIS
Una pareja flota sobre una Colonia devastada por la guerra; camino a una fiesta de cumpleaños, un padre se detiene para atar los cordones de los zapatos de su hija bajo la lluvia torrencial; las adolescentes bailan afuera de un café; un ejército derrotado marcha a un campo de prisioneros de guerra...
INTÉRPRETES
BENGT BERGIUS, AMANDA DAVIES, TATIANA DELAUNAY, KARIN ENGMAN, JAN-EJE FERLING, THORE FLYGEL, LOTTA FORSBERG, ANDERS HELLSTRÖM, GÖRAN HOLM, STEFAN KARLSON, JESSICA LOUTHANDER, MARTIN SERNER, ANDRÉ VAARA
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ENTREVISTA AL DIRECTOR...
Algunos temas de SOBRE EL INFINITO están presentes en otras películas suyas, como el optimismo que representa la juventud, y también la guerra, la desesperación, la ausencia de Dios. En esta muestra a un pastor que ya no cree en Dios. ¿Diría que siempre hay un equilibrio entre la esperanza y la desesperación?...
El tema principal de mi filmografía es la vulnerabilidad de los seres humanos. Al mismo tiempo, me parece esperanzador crear algo que muestre nuestra vulnerabilidad. Si uno es consciente de la vulnerabilidad de la existencia, le será posible respetar y cuidar lo que tiene. He querido enfatizar la belleza de la existencia, de estar vivo. Pero para conseguirlo hace falta contrastarla, hay que enseñar la peor cara, la crueldad de la existencia.
Si nos fijamos en el arte, nos daremos cuenta de que un gran número de cuadros son trágicos. Sin embargo, incluso describiendo escenas crueles y tristes, el artista cambia, de algún modo, la energía y crea esperanza.
Siempre se inspira en cuadros para sus películas, ¿cuáles han sido en esta ocasión?...
Me interesan los pintores del movimiento “Neue Sachlichkeit” (Nueva objetividad) por la fuerza que emana de sus cuadros. Me parecen de una nitidez y un detalle extraordinarios: todo está perfectamente enfocado, claro, se distingue. Esta nitidez no existe en el cine, el fondo debe estar desenfocado. Por eso me inspiran estos cuadros para mis escenas, porque todo está enfocado, incluso los momentos más grotescos de la vida.
Reconozco que siento celos de los pintores porque el cine no tiene la misma cualidad que los cuadros. Quiero que las películas sean tan ricas como algunas obras pictóricas.
¿Hubo un cuadro en concreto que le inspiró para esta película?...
Me gusta mucho “Retrato de la periodista Sylvia von Harden”, de Otto Dix.
El movimiento “Nueva objetividad” nació en los años veinte, antes del apocalipsis. ¿Cree que SOBRE LO INFINITO también transcurre antes de un apocalipsis?...
Espero que no. Sería muy pesimista por mi parte creer que vivimos un momento así. Dudo mucho que Otto Dix pensara que se cristalizaría el apocalipsis, pero nos advirtió de que era posible. Todos sus cuadros son advertencias. También ocurre con los clásicos; retratan la vida, pero también nos recuerdan su brevedad: “Recordemos que la vida no es eterna. Demos las gracias por el tiempo que nos queda”.
También ha dicho que se siente influenciado por la arquitectura, que muchos elementos estéticos de su cine se inspiran en el movimiento funcionalista sueco de los cincuenta. ¿Qué conexión existe entre SOBRE LO INFINITO y el funcionalismo?...
Mi ambición era mostrar la existencia en todos sus aspectos, y eso incluye el funcionalismo, el modernismo, el estalinismo. Es una mezcla de diversas ambiciones para crear viviendas, sociedades. Mi intención no es elaborar un estilo puro, sino mostrar nuestra época, y el funcionalismo fue muy popular y se usó mucho en Suecia.
Ha dicho que el personaje de Sherezade, de “Las mil y una noches”, le inspiró la voz en off de la película. ¿Por eso escogió a una mujer?...
Sí, así fue, pero no lo decidí inmediatamente. Primero probé con un hombre. Incluso con mi voz. Pero al final me pareció más interesante usar una voz de mujer. Es como un hada, muy inteligente, eterna incluso. Es la primera vez que utilizo una voz en off, es algo nuevo para mí. También me influyó la voz en off de Hiroshima mon amour. En algunas escenas, el personaje principal describe lo que el público está viendo en la pantalla. Me gustó muchísimo.
Sus películas siempre incluyen escenas históricas, ¿por qué son tan importantes para usted?...
Siempre me ha interesado la historia. En la universidad estudié Historia de la Literatura, de la Filosofía y Lenguas Nórdicas. Me interesaban especialmente las dos guerras mundiales. De adolescente me fascinaban las fotos de la I Guerra Mundial.
En esta película vemos a los perdedores de la guerra, ¿por qué?...
Sí, porque los ganadores no son interesantes. Porque todos somos perdedores en cierto sentido. Es importante reconocer que, al fin y al cabo, nadie es un ganador. No soy una persona pesimista, pero no cabe duda de que no hay esperanza. La vida es una tragedia, y no soy el primero en decirlo.
He pensado en el orgullo desmesurado, representado por Carlos XII o Hitler en su cine...
Sí, hay momentos en la vida, sobre todo cuando se es joven, en los que se experimenta ese orgullo desmesurado. Uno cree ser invulnerable, que siempre ganará. Es muy habitual en personas jóvenes y fuertes. Lo viví en propia carne cuando tenía 25 años y acababa de rodar Una historia sueca de amor. Fue mi momento de arrogancia, cuando creí que siempre ganaría, que nunca perdería; bastaba con luchar para conseguirlo.
Quería preguntarle por la juventud en su cine, ¿qué representa para usted?...
La mayoría de las veces es maravillosa. Me gusta mucho observar a los niños porque están llenos de ideas, esperanza y vitalidad; es maravilloso contemplarlos. Mientras se es joven, se tiene esperanza, pero se va perdiendo a medida que se envejece. Por ejemplo, me gusta mucho la escena en que el padre y la hija andan bajo la lluvia, camino de una fiesta de cumpleaños. El padre abandona el paraguas para atarle el cordón del zapato; lo hace con total generosidad y me gusta verlo. Luego está la escena de las jóvenes bailando. Me parece encantador ser testigo de la vitalidad de la juventud. Se sienten felices solo por existir, les gusta bailar y bailan. Su energía es contagiosa.
Tiene un sentido del humor muy particular, ¿qué le divierte?...
Me parece que la verdad es muy divertida a menudo. Cuando empecé como cineasta, me inspiraron Milos Forman, Jiri Menzel y otros directores checos. Eran capaces de mostrar la vida con mucho humor. Describían a personas un poco perdidas; no me refiero a perdedores, solo un poco perdidas. Me gustaban mucho esas películas y su humor, salpicadas de pequeñas historias muy graciosas. Muchos cineastas intentan crear ese humor cotidiano, pero es fácil equivocarse. Yo también me equivoco mucho, pero no me rindo.
¿Rodó toda la película en su estudio?...
Sí, excepto un exterior, la escena con el ejército alemán, que se rodó en Noruega.
Desde un punto de vista técnico, ¿qué escenas fueron las más complicadas?...
La escena de la pareja voladora. Se tardó mucho en realizar la maqueta de la ciudad de Colonia. La escala es de 1/200. Por ejemplo, la catedral mide medio metro. Toda la ciudad es una enorme maqueta a escala. Fue necesario un mes para construirla.
¿Qué significa esta escena para usted?...
Es un terrible recuerdo de la Historia: una ciudad maravillosa fue bombardeada y destruida. He querido mostrar que la vida sigue adelante. El amor, la ternura, la sensualidad no han desaparecido, están aquí. Me pareció importante mostrar estos aspectos de la vida encima de una ciudad arrasada.
A pesar de las escenas históricas, sus películas comunican una sensación de atemporalidad que tiene mucho que ver con el título...
Sí, quería incluir escenas cercanas a la atemporalidad aunque transcurran en septiembre o haya nieve. Incluso una escena histórica puede parecer atemporal. Y aquí volvemos a la pintura. Un cuadro pintado hace 200 años sigue hablándonos, lo que sugiere que los seres humanos no cambiamos mucho en el tiempo.
El “infinito” del título no tiene nada que ver con el espacio interminable ni tampoco con la ciencia. En esta película, el infinito se refiere al infinito en las señales de la existencia, del ser humano.
SOBRE EL DIRECTOR...
El estreno mundial en Venecia de SOBRE LO INFINITO significa, para los que amamos las expansivas posibilidades del cine, una verdadera celebración. Andersson ha desarrollado un estilo original y distinto de hacer cine, puede decirse que su obra es un género aparte. Sus películas han sido el plato fuerte en festivales de todo el mundo y han sido galardonadas con numerosos premios internacionales. Le han dedicado retrospectivas por todo el planeta, entre las que destacaremos dos en Nueva York, en el Museo de Arte Moderno (MoMA), 2009, y en el Museo de Artes y Diseño, 2015, esta última titulada “Qué difícil es ser humano”.
Roy Arne Lennart Andersson nació en 1943 en Gotemburgo durante la II Guerra Mundial, cuando Suecia, un país neutral, vendía mineral de hierro a Alemania y servía de refugio a los judíos que huían de Dinamarca y Noruega, dos países ocupados. Entonces era solo un niño, pero la posición ambivalente que mantuvo Suecia durante la guerra resuena en temas recurrentes usados por el cineasta, como el genocidio, la crueldad, la indiferencia y la salvación.
Licenciado en la Academia Sueca de Cine, sus primeras películas se vieron influenciadas por la efímera nueva ola checoslovaca, cuyos mejores representantes fueron Milos Forman (Pedro, el negro, 1964, y Los amores de una rubia, 1965), Vera Chytilová (Las margaritas, 1965) y Jiri Menzel (Trenes rigurosamente vigilados, 1966). Al igual que las exuberantes películas checas que Roy Andersson veía, sus trabajos de estudiante también trataban de jóvenes, de padres y profesores, de la autoridad, con una creciente tensión narrativa debida a la falta de comunicación y con un robusto sentido de lo absurdo.
Su primer largometraje, Una historia sueca de amor, se estrenó en 1970 y fue muy bien recibido por la crítica y el público. Esta historia de amor entre dos adolescentes con padres problemáticos no tenía nada de sentimental y se limitaba a retratar con absoluta honradez cómo se frustraban las esperanzas. A pesar de estar considerada como la película más “tradicional” del director, el final inesperado y las tomas algo más largas de lo habitual ya anunciaban “otra cosa”.
Y la otra cosa fue Giliap (1975), que superó el presupuesto original y fue muy mal recibida por crítica y público. Sin embargo, hoy se ha convertido en una película de culto. Pero el fracaso fue muy útil para Roy Andersson porque se convirtió en director de anuncios - rodó más de 200 -, no solo de electrodomésticos o de comida, sino de aseguradoras e incluso de partidos políticos. En todos había toques de humor socarrón muy persuasivo, e Ingmar Bergman llegó a decir que Andersson era “el mejor director de anuncios del mundo”. Con estas mini películas, desarrolló su típica estrategia cinematográfica.
Su éxito en la publicidad le aportó los medios económicos necesarios para fundar, en 1984, una productora en Estocolmo, Studio 24, y reunir a su alrededor a un fiel equipo técnico, de los que muchos miembros siguen colaborando con él hoy en día. Esto le permitió trabajar a su manera y perfeccionar un estilo propio en su “Trilogía”.
El cineasta reconoce que El decálogo, de Krzysztof Kieslowski, le empujó a volver al cine. Ambos se interesan por la tendencia del ser humano a perjudicarse a sí mismo. En 2006, Studio 24 organizó una exposición titulada “Suecia y el holocausto”, que recorrió el país en un esfuerzo de comprender lo incomprensible: el genocidio que tuvo lugar a principios de los cuarenta en los países que rodean Suecia.
Las películas de Roy Andersson están formadas por una serie de secuencias independientes, inesperadas, que forman un total coherente. En ocasiones, un personaje de una escena absurda aparece en otra secuencia, creando una especie de hilo narrativo. Los largometrajes evolucionan mediante una reducción alquímica de elementos visuales y acústicos, controlados con absoluta precisión por un maestro.
Si hay un milagro en la obra de Andersson es su capacidad para iluminar lo desagradable y desanclado del ser humano, pero lo hace motivado por una responsabilidad moral y un profundo amor por sus congéneres.
SOBRE LO INFINITO es la más pura de las películas de Roy Andersson. Su cáustica visión del ser humano no le impide elevarse como sus amantes, y su desesperación no pesa más que el helio. Es una obra realmente trascendente.
CÓMO SE RODÓ SOBRE LO INFINITO:
Una conversación con el productor Johan Carlsson...
SOBRE LO INFINITO se realizó usando los habituales métodos de Studio 24, aunque en este caso tuvimos que desarrollar y refinar algunas de nuestras técnicas de producción para plasmar en la pantalla las imágenes que Roy tenía en mente.
Roy dibuja y pinta las escenas para que podamos trabajar, pero ahora también usamos programas de creación de imágenes tridimensionales. Utilizamos cortadoras láser para obtener edificios con poliestireno extruido o los cuidados detalles de los árboles en segundo plano. No puedo decir que hayamos ganado tiempo, pero Roy dispone de más libertad.
Vi a una mujer, la directora de Comunicación, incapaz de sentir vergüenza.
Esta escena se realizó como siempre, con las técnicas habituales. Todo lo que se ve por la ventana son maquetas. Colocamos una pequeña pantalla verde detrás de la cabeza de la mujer para añadir el cielo y las nubes que se mueven posteriormente.
Vi a una pareja, dos amantes… flotar sobre una ciudad famosa por su belleza.
Construimos la maqueta de la ciudad de Colonia en el estudio a base de poliestireno extruido. Para conseguir el aspecto de una ciudad devastada, el equipo desmenuzó a mano partes de la maqueta. Además, usamos un poliestireno oscuro, lo que nos ahorró pintar la maqueta en muchas zonas.
Antes, con escenas de este tamaño, necesitábamos entre diez y quince personas por maqueta, pero ahora podemos sacarlas adelante con solo tres o cuatro. La pareja está colgada con alambres y, además, el hombre está tendido en un soporte. Probamos con diversos artilugios para crear la escena de la pareja flotando. Colgar a dos personas del techo con alambres para que parezcan estar volando es fácil, pero queríamos recrear la visión de Roy inspirada en el cuadro de Chagall. Debía ser realista, pero tampoco demasiado. Roy siempre quiere que las imágenes tengan una calidad abstracta.
Vi a un hombre con su hija camino de una fiesta de cumpleaños.
Ya habíamos usado esta técnica en Una paloma se posó en una rama a reflexionar sobre la existencia. El centro de la imagen se rodó en el estudio con los dos actores, y el resto es una maqueta que construimos en el segundo estudio.
Usamos una máquina de lluvia para que el agua cayera tal como queríamos, pero no pudimos usarla para el rodaje del fondo porque las gotas habrían sido demasiado grandes en comparación a la escala de la maqueta. El agua que cae en los charcos se insertó digitalmente.
GALERÍA DE FOTOS
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