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ARDE NOTRE DAME
INFORMACIÓN
Titulo original: Notre-Dame Brûle
Año Producción: 2022
Nacionalidad: Francia
Duración: 110 Minutos
Calificación: No recomendada para menores de años
Género: Drama
Director: Jean-Jacques Annaud
Guión: Jean-Jacques Annaud, Thomas Bidegain
Fotografía: Jean-Marie Dreujou
Música: Simon Franglen
FECHA DE ESTRENO
España: 22 Abril 2022
DISTRIBUCIÓN EN ESPAÑA
Vértice cine


SINOPSIS

'Arde Notre Dame' ofrece una recreación paso a paso de los acontecidos el 15 de abril de 2019, cuando la catedral sufrió el mayor incendio de su historia. La película narra cómo una serie de hombres y mujeres heroicos arriesgaron sus vidas para lograr un rescate impresionante y salvar la catedral...

INTÉRPRETES

SAMUEL LABARTHE, JÉRÉMIE LAHEURTE, ÉLODIE NAVARRE, CHLOÉ JOUANNET, LOIC DJANI, PIERRE LOTTIN, VASSILI SCHNEIDER, JESUTHASAN ANTONTTHASAN, MAXIMILIEN SEWERYN, RESHNY MASSAKA, DANIEL LALANNE, KEVIN GARNICHAT, JEAN-PAUL BORDES, MICHAËL ESTARQUE

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ENTREVISTA AL DIRECTOR...
Para ti, la increíble aventura de esta película comenzaba el 15 de abril de 2019, el día que se declaró el incendio en Notre-Dame de París…
Estaba pasando unos días en Vendée, en una casa donde la televisión no funcionaba. Al encender la radio para escuchar el discurso del presidente Macron me enteré de la tragedia de Notre-Dame. Esa noche no vi imágenes: lo imaginé. Conozco bien la catedral. De niño, rompí mi primera cámara, una Kodak Brownie, fotografiando al demonio de la galería de quimeras.

Unos meses después, una invitación a almorzar te animó a hacer una película sobre esta tragedia...
Jérôme Seydoux, CEO de Pathé y un viejo conocido, me llamó a finales de diciembre para hacerme una oferta que me sorprendió. Tenía en mente una idea espectacular para hacer una película sobre el fuego de Notre-Dame con sonido inmersivo. Aunque temía que no hubiera suficientes imágenes para montar una película de 90 minutos, le escuché. Salí de esa comida con un sobre lleno de documentación. Antes de acostarme, empecé a mirar todo con detenimiento. Pasé horas inmerso en toda la documentación y, ya de madrugada, decidí hacer la película.

¿Qué fue lo que te convenció para dirigir esta película?...
Lo que descubrí gracias a esos documentos era inimaginable. Una fascinante e inoportuna serie de contratiempos, obstáculos y errores. Algo completamente inverosímil, pero totalmente cierto. La historia tenía todos los componentes de un guion de ficción. En el papel principal, contábamos con una estrella internacional Notre-Dame de Paris. Su coprotagonista era un demonio carismático, las llamas y el fuego. Junto a ellos, centenares de jóvenes dispuestos a arriesgar sus vidas para salvar la catedral. La acción era trepidante, algo con lo que cualquier guionista soñaría: acción, suspense, drama, altruismo y comedia. Me parecía una historia muy ambiciosa, grandiosa, y profundamente humana... Antes de nada, necesitaba comprobar la veracidad de todos los hechos extraordinarios que había descubierto y, una vez verificados, centrarme en lo más importante. Desde el principio supe que tendría que recopilar información y testimonios de quienes vivieron esas horas tan drámáticas...

¿Cómo procediste a partir de ese momento?...
Al principio, decidí ceñirme a los hechos y establecer una cronología.
No resultó nada fácil crear una línea de tiempo precisa. Al comparar todos los testimonios que había recogido, me percaté de que cada uno tenía su propia versión de cuándo aparecieron el humo y las llamas, y sobre todo en lo referente a la llegada de los primeros bomberos.
Le di a Thomas Bidegain, el guionista de Jacques Audiard, un borrador del guion. "¿Cómo puedo contribuir yo?" me preguntó después de leerlo. Le expliqué que lo que realmente necesitaba era el ojo crítico de un crítico severo y la valiosa perspicacia de un autor talentoso.

Mientras revisabas los acontecimientos del 15 de abril de 2019, ¿descubriste alguna sorpresa?...
El incendio se detectó al comienzo de la misa del Lunes Santo, a las 18:17 horas, pero no se puso en conocimiento de los bomberos hasta media hora después, por un amigo del General Gallet que se encontraba de vacaciones en Florencia.
Desde primera hora de la mañana, se sucedieron, uno detrás de otro, diferentes hechos, predestinados a terminar dando lugar a un catastrófico desastre. Ese lunes, era el primer día de trabajo en Notre-Dame del nuevo guardia de seguridad encargado de la prevención de incendios y de controlar los paneles donde saltan las alarmas al detectarse un incendio. El guardia nunca había visitado la catedral y no estaba familiarizado con la terminología técnica de la arquitectura gótica.
Al saltar la alarma, apareció un código indescifrable y llamó a su jefe, pero tardó 15 minutos en localizarlo.
El vigilante encargado de comprobar que efectivamente se había producido un incendio, en primera instancia se dirigió al desván de la sacristía y al llegar allí y ver que no había fuego, comprendió, por el chisporroteo que escuchaba a través de su walkie-talkie, que era abajo, en la nave, donde había empezado el fuego.
Esa equivocación era tan solo el comienzo de una serie terrible e increíble de percances.

¿Cuál fue la causa del incendio? Hoy, casi tres años después, todavía no tenemos una respuesta oficial...
La investigación oficial aún no ha terminado. ARDE NOTRE DAME no fue concebida como una investigación o para reemplazar el trabajo de los fiscales. La película sugiere algunas posibles causas, pero no aporta pruebas. Nos limitamos a presentar los detalles que se conocen y a presentar al público la epopeya que supuso salvar la catedral. Aquí, mostramos cómo se salvó la catedral, pero no el cómo ni el por qué estuvo a punto de ser destruida.

Algunas escenas fueron filmadas dentro de la catedral, pero ¿tuvisteis también que crear una réplica parcial en el estudio?...
Tiempo después del incendio, el edificio permanecía cerrado al público debido a la excesiva presencia de plomo y al elevado riesgo de derrumbe. De todas formas, necesitábamos llenar el edificio de humo, cubrir el suelo de ceniza y polvo, tirar toneladas de madera en llamas e inundar los adoquines. Para hacer eso teníamos que construir una maqueta a escala. En nuestra réplica canalizamos las llamas a través de cientos de boquillas ajustables para encender el fuego. Reconstruimos gran parte de la nave, las escaleras de caracol, las galerías exteriores y las vigas del crucero norte, así como el interior del enorme campanario de la escena final. En definitiva, reconstruimos todos aquellos lugares emblemáticos que se vieron más afectados y necesitábamos mostrar antes y durante el incendio....
Tiempo después del incendio, el edificio permanecía cerrado al público debido a la excesiva presencia de plomo y al elevado riesgo de derrumbe. De todas formas, necesitábamos llenar el edificio de humo, cubrir el suelo de ceniza y polvo, tirar toneladas de madera en llamas e inundar los adoquines. Para hacer eso teníamos que construir una maqueta a escala. En nuestra réplica canalizamos las llamas a través de cientos de boquillas ajustables para encender el fuego. Reconstruimos gran parte de la nave, las escaleras de caracol, las galerías exteriores y las vigas del crucero norte, así como el interior del enorme campanario de la escena final. En definitiva, reconstruimos todos aquellos lugares emblemáticos que se vieron más afectados y necesitábamos mostrar antes y durante el incendio.

¿Hay que ser creyente para abordar un tema así?...
Debes creer en el cine. Mi familia es atea, laica y republicana. En mi casa, el más allá era una noción abstracta, pero recuerdo que sobre los 10-12 años sentí que me faltaba algo... Lo compensé desarrollando un gran interés por la arquitectura medieval. Gastaba mi dinero comprando discos de música sacra, cánticos gregorianos, cantos tibetanos, canciones salesianas, oratorios de Bach y tocatas de Frescobaldi. En verano, a petición mía, en lugar de ir a la playa, recorríamos las iglesias bretonas o las basílicas románicas de Auvernia.
No puedo rezar una sola oración, pero siento un profundo respeto por las formas de adoración y fe de otras personas. Esto explica mi afortunada armonía con los monjes budistas en Siete años en el Tíbet, con los beduinos del desierto en Oro negro y los estrictos monjes benedictinos de
El nombre de la rosa. Ya sea dentro de un templo, una mezquita o una iglesia, me gusta sentir el misterio de una fe que no comparto, la serenidad del culto y la oración. Los clérigos que conocí cuando trabajaba en ARDE NOTRE DAME no se sorprendieron de que fuera yo quien dirigía la película. Entre las cosas que considero sagradas están los bomberos… Resulta interesante ver cómo ambas cosas se unen en este proyecto…

Efectivamente, conviertes a los bomberos que salvan Notre-Dame en los héroes de la historia, y en particular a los seis jóvenes que fueron los primeros en llegar a la catedral para combatir las llamas.
4 jóvenes, dos hombres y dos mujeres, recién salidos de la adolescencia... Dos de ellos nunca antes habían estado en un incendio. ¡Estos probies, como se llama a los bomberos novatos, estaban bajo las órdenes de dos jóvenes oficiales apenas mayores que ellos! Llegaron en un camión pequeño, de 22 pies, un vehículo de primeros auxilios para combatir un incendio de casi 400 pies de altura. Sus herramientas eran una camilla, una escalera y mangueras de pequeño diámetro. Cuando los conocí, durante la preparación de la película, me impresionó su enorme modestia y humildad. Todos dedicaban su vida a los demás, asumiendo riesgos increíbles y, poniendo, diariamente, en riesgo sus vidas, a cambio de nada. Cuando les dije que su actividad diaria era heroica, avergonzados, desestimaron el adjetivo y me recordaron la doctrina de los Bomberos de París, “arriesgar nuestras vidas para salvar otras.”
Les dije que Notre-Dame no era más que un monumento hecho de piedras. Respondieron que sus vidas valían poco comparadas con las piedras milenarias empleadas para levantar uno de los santuarios más emblemáticos del mundo. Continuaron contándome cómo, después de vadear con agua casi hasta las rodillas a través de las galerías que se habían convertido en auténticas pozas, se lamentaron cuando les prohibieron continuar acercándose a las llamas y les obligaron a abandonar la catedral. Sus equipaciones estaban diseñadas para soportar temperaturas de 1300°F. Pero empapadas y expuestas a casi el doble de esa temperatura, el riesgo que corrían era que sus trajes se convirtieran en un estuche de vapor y que terminaran "cociéndose" dentro de ellos. En el foco del incendio la temperatura llegó a superar los 2200°F. Al escucharlos tomé consciencia de lo horrible que fue estar ahí ese día.
Tuvieron que soportar un calor extremo, humos asfixiantes, cargar a sus espaldas equipos de 40 kilos, 15 kilos de mangueras, cascos e incómodas máscaras de oxígeno para poder respirar. Y por si todo esto fuera poco, encima debían moverse en un sitio incómodo y hostil.
En la parte alta de la catedral, los pasillos eran muy estrechos. ¡No tenían ni 50 centímetros de ancho!

Los testimonios de los bomberos fueron vitales para la película. ¿Cómo lograste llegar a ellos?...
La preparación de la película y la labor de documentación, nos pilló en plena pandemia, concretamente, en mitad del primer confinamiento. Sin embargo, a pesar de las dificultades del momento, nuestros esfuerzos para contactar con los principales testigos y actores del desastre fueron recompensados. Para concertar citas con los miembros del BSPP (Bomberos de París), Jean-Yves Asselin, mi jefe de producción, se dirigió a la teniente coronel Claire Boët, jefa de comunicaciones. Lo mismo ocurrió con el Ayuntamiento de París: Anne Hidalgo, desde el primer momento, nos permitió acceder a la catedral Notre-Dame. Florence Parly, (ministra de las Fuerzas Armadas, encargada de supervisar a los Bomberos de París, así como el jefe del departamento de Policía Didier Lallement que colaboró con nosotros abriéndonos las puertas necesarias y cerrando algunas calles para facilitar el rodaje. La ayuda de todos ellos resultó imprescindible.

Lo que más llama la atención es la belleza de las imágenes del fuego devorando Notre-Dame. ¡Es, al mismo tiempo, aterrador y fascinante!...
Totalmente de acuerdo: ¡La arquitectura gótica y las llamas forman una pareja muy. fotogénica! Entre los testimonios había relatos de los equipos de primeros auxilios que llegaron primero a las cercanías de Notre-Dame cuando el incendio ya estaba devorando las vigas y derritiendo el techo. Todos describieron una escena apocalíptica. El fuego era tan poderoso que secciones enteras de vigas fueron arrastradas por la corriente ascendente y terminaron cayendo a la plaza de abajo incluso mucho más lejos. ¡Las cenizas arrastradas por el viento llegaron más allá del Museo d'Orsay! Las gárgolas escupían humo de color azufre y vomitaban plomo fundido del techo... La opinión de los bomberos fue unánime: Lo que más llamó su atención fueron las brasas que caían sobre sus cascos y crepitaban bajo sus pies.

Uno de los aspectos más destacados de la preproducción fue su reunión con el general Georgelin, a quien el presidente francés encargó la supervisión de los trabajos de reconstrucción de Notre-Dame...
Eso fue en mayo de 2020… ¡Menudo personaje! Georgelin era genial para una película. Desde el principio, antes incluso de que le preguntáramos, sugirió que Jérôme Seydoux y yo visitáramos la catedral incendiada y eso hhicimos. Nos pusimos equipos de protección contra el plomo (botas de gran tamaño, un traje de varias capas desechables, pantalones y abrigos) y máscaras, y seguimos al general. Nos explicó el estado de la catedral tras el desastre. Una visita conmovedora y fascinante. Al pasear por la nave, el coro y los diferentes espacios del templo pude aclarar las ideas que tenía en mente.
Aunque las dos brechas en la bóveda eran enormes, dejaban abierta la posibilidad de la restauración. Los arquitectos de la Edad Media que inventaron la arquitectura gótica ya contaban con las bóvedas y el mortero ignífugo que las recubría para evitar los desastres que habían afectado a las construcciones Carolingias, en las que los muros sostenían directamente la estructura de la cubierta, sin este preciado retardante del fuego. A lo largo de los siglos, desarrollaron una notable protección contra el fuego. El derrumbe de la aguja perforó la bóveda, haciendo que los vapores inflamables que se habían acumulado debajo de la nave provocaran una llamarada de unos 100 pies de altura. Según algunos expertos, eso fue precisamente lo que evitó una explosión mayor y salvó a Notre-Dame...

Más allá de visitar la catedral dañada, tuviste que visitar otros lugares similares, que datan del mismo período...
Sí, en la primavera de 2020, tan pronto como se levantó el confinamiento, emprendí una serie de visitas a catedrales contemporáneas con, o en el mismo estilo, que la de la Île de la Cité. Sens, la primera catedral gótica del mundo, verdadera matriz fundacional de Notre-Dame de París, Saint-Denis, construida con la misma piedra caliza, Amiens y sobre todo Bourges, que también cuenta con un doble pasillo. Necesitaba colocar las cámaras en ejes que tuvieran similitudes importantes con los de Notre-Dame para, que luego encajara todo con los decorados recreados en el estudio. Eso me permitió evitar tener que hacer todo y acercarme lo más posible a la realidad. Puertas, escaleras de caracol, naves laterales, capillas, estatuas, cornisas, galerías y contrafuertes... Elaboré un catálogo enorme de posibles localizaciones de rodaje. Luego tuve que descubrir cómo armar este rompecabezas gótico para que, en la película, diera lugar a una visión general de Notre-Dame. Fue ahí cuando me di cuenta (tras haber subido miles de escalones desde las naves hasta los campanarios de varias catedrales), lo cerca que estuvo el rescate de Notre-Dame de haber sido una misión imposible. Las escaleras de caracol a veces eran tan estrechas que tenían que desvestirse para poder deslizarse a través de estrechos pasillos para llegar al incendio.

También deberíamos hablar del casting. Elegiste a actores profesionales, pero no quisiste contar con estrellas que fueran familiares para el público...
Los salvadores de Notre-Dame son héroes anónimos y desean seguir siéndolo. Habría sido inapropiado que los interpretaran estrellas muy conocidas. Para enfatizar la distancia entre el documental y la ficción, salvo alguna excepción, como el "dibujante de operaciones", decidí no contratar a los verdaderos bomberos, los auténticos héroes del 15 de abril. Quería mantener ese margen de libertad y creatividad.
También se planteó la cuestión de las figuras públicas, políticas y militares, cuyos rostros eran conocidos por el público y que estuvieron presentes: presidente Macron, Anne Hidalgo, el jefe de la policía Lallement, General Gallet, General Gontier, jefe de la Brigada de Bomberos de París, etc. De algunas de estas personalidades, decidí insertar imágenes reales grabadas por turistas, periodistas o por los propios bomberos.
Esas imágenes, grabadas en el fragor del momento, aumentaban la credibilidad.
Para interpretar a el general Gallet o el general Gontier, que tenían más diálogo, conté con actores con exitosas carreras en televisión y teatro. El público reconocerá a Samuel Labarthe, Chloé Jouannet, Pierre Lottin, Jérémie Laheurte, Jean-Paul Bordes, Ava Baya, Vassili Schneider y Jules Sadoughi.

Hablemos del diseño y construcción del decorado y de la elección de los estudios. Para un proyecto de esta envergadura, había que encontrar los lugares adecuados...
Necesitábamos espacios lo suficientemente grandes para acomodar decorados de entre entre 80 y 100 pies de altura.
Además, ¡la mayoría de estos decorados iban a ser quemados por completo! Queríamos rodar en Francia, pero aquí ningún estudio tenía la infraestructura necesaria para este proyecto. Teníamos dos opciones: la Cité du Cinéma en Saint-Denis y Bry-sur-Marne. En Saint-Denis, filmamos los interiores, y en Bry, en el “patio trasero”, como lo llaman, un gran espacio al aire libre. También necesitábamos talleres de carpintería, forja, escultura, escayola, etc. Confié en la amplia experiencia de los equipos técnicos de la Cité du Cinéma, acostumbrados a este tipo de producciones. También me beneficié del extraordinario saber hacer de Jean Rabasse, magnífico diseñador de producción. Jean ha trabajado en películas de Jean-Pierre Jeunet, de Bernardo Bertolucci o Roman Polanski. Nuestras conversaciones iniciales resultaron inspiradoras y productivas. Más allá de todos estos desafíos, en todo momento tuve presente el espíritu del proyecto: Debía rodarse en el lugar adecuado. Donde Notre-Dame fue concebida, esculpida y construida. Por lo tanto, en Francia…

¿Cómo construisteis los decorados?...
Instalamos nuestras oficinas de producción en la Cité du Cinéma. Dibujos, maquetas, modelos 3D: Pedí varias versiones reducidas de réplicas de Notre-Dame y su campanario, similares a los juegos de construcción de cartón o madera. Al hacerse con los planos originales, cada maqueta requería varias semanas de trabajo.
Esto me ayudó a establecer los ángulos de la cámara desde el principio, la posición de los actores, las partes a incendiar y cómo enrutar el agua y los dispositivos de seguridad, y situar las salidas de emergencia. Nuestro meticuloso trabajo de preparación nos ahorraba mucho tiempo. Gracias a esa minuciosidad reconstruíamos solo aquello que necesitabamos. Al mismo tiempo, nuestro equipo desarrolló cámaras ignífugas capaces de resistir las temperaturas extremas de las escenas de incendios. Durante la preproducción, al pasar de un taller a otro, me encantaba ver la alegría y el orgullo de los apasionados artesanos: ebanistas, yeseros, herreros, vidrieros, pintores, etc. Aunque eran expertos en su arte no solían tener la oportunidad de construir columnas y bóvedas góticas. Llevé a mis equipos de escenografía a visitar catedrales para que se inspiraran. También hicimos varias pruebas para el plomo fundido que gotea desde el techo al suelo o sobre los cascos de los bomberos. El entusiasmo colectivo me animaba muchísimo.

En ARDE NOTRE DAME, las escenas del incendio que arrasa el techo de la catedral son muy intensas. ¿Cómo las filmaste?...
La estructura del techo de Notre-Dame, conocida como el bosque, estaba hecha de vigas de roble (algunas de ellas de más de 900 años), que acabaron completamente convertidas en cenizas. Debíamos replicar esa estructura, única en el mundo y ahora desaparecida, en una escena que tenía lugar en el crucero norte de la catedral, donde intervinieron por primera vez los bomberos. Las escenas son muy dramáticas y espectaculares. Primero modelamos la estructura del techo en 3D y luego construimos la auténtica.
Este plató se construyó en Bry-sur-Marne y terminamos prendiéndole fuego.
Las campanas estaban hechas de yeso reforzado y podían soportar temperaturas de 750° F durante el rodaje.

El 9 de marzo de 2021 arrancaba el rodaje. ¿Qué recuerdos guardas del primer día?...
¡Finalmente! Fue en Bourges, donde pasamos la primera semana rodando las escenas del interior de la catedral del principio de la película y a la multitud de visitantes. Quería mostrar la cacofonía de idiomas durante las visitas grupales y recreé la presencia de turistas de todas las nacionalidades: españoles, italianos, ingleses, alemanes, chinos, japoneses, húngaros, canadienses, rusos, etc. Luego viajamos a Sens para montar las escenas gemelas con Bourges pero vistas desde un ángulo alto.
Era especialmente importante aprovechar el pavimento, que es idéntico al de Notre-Dame. En Sens, también grabé las escaleras que conducen al campanario: Sus últimos 50 escalones de los 350 que tiene, están en una espiral extremadamente estrecha. También encontré unas magníficas puertas medievales de roble macizo que sobrevivieron a la Revolución.

Una de las escenas más espectaculares es la del derrumbe de la aguja y la bóveda que rodaste en un estudio de la Cité du Cinéma. Háblanos de ella...
Fue el 5 de abril de 2021, un día muy importante. Tuvimos que hacer una reconstrucción total porque en Notre-Dame no había cámaras de vigilancia que registraran ese momento. Ni los bomberos, cuyo departamento audiovisual ese día no tenía suficiente personal, tenían imágenes de ese momento. La bóveda cayó desde una altura de 40 metros, arrojando, sobre el pavimento de la catedral, 500 toneladas de vigas en llamas, mortero y piedras. En pantalla, la secuencia dura aproximadamente minuto y medio, ¡pero nos llevó semanas prepararla! Aprovecho la ocasión para felicitar al equipo de efectos especiales, sin duda, el mejor con el que he trabajado hasta ahora. Equipamos minuciosamente el estudio más grande de la Cité du Cinéma para tener una altura de caída de al menos 65 pies para 2500 pies cúbicos de materiales en llamas. Construimos seis grandes cestas de metal, provistas de rejillas sobre las que colocamos falsos corchos, mortero y vigas de madera de balsa. Las cestas se abrían con cables accionados por un sistema de palanca similar al de los interruptores ferroviarios. A la hora señalada se prendía fuego a todo y, desde ese momento, teníamos 75 segundos antes de que el calor y el humo se volvieran incontrolables y peligrosos. A los 30 segundos el fuego prendía por completo, lo que nos dejaba solo 40 segundos para filmar la escena. Para no tener que reconstruir nada, grababamos con una docena de cámaras a la vez. Todas desde diferentes ángulos, algunas de ellas colocadas en medio del incendio, protegidas por “cajas de seguridad”, de acero ultra-resistente a los golpes y al calor, con ventilación. Ni una sola cámara nos falló, pero la intensidad del fuego carbonizó parcialmente el techo del estudio. Afortunadamente, teníamos un buen seguro.

Un mes después, vivías otro momento crucial: Rodabas en la plaza frente a Notre-Dame...
Sí, justo frente a las vallas que delimitaban el área de peligro, y a la que prácticamente nadie tenía acceso. Fue una fase importante de la película. Teníamos extras, vehículos de bomberos, autobuses turísticos, personal, cámaras, contenedores de equipos, ventiladores, máquinas de humo y otras máquinas que lanzaban madera carbonizada, etc. Esto implicaba acordonar las calles aledañas y parte del barrio. También teníamos autorización para rodar dentro de las galerías de Notre-Dame. Accedimos una treintena (en lugar de los 150 habituales) y salimos muy emocionados. De repente, Notre-Dame se volvió real a los ojos de mi equipo. Atravesamos partes de la catedral todavía repletas de brasas carbonizadas, escombros, paredes ennegrecidas, cubiertas con gotas de plomo solidificadas. Era una sensación abrumadora y apasionante. Entre tomas, en esta plaza de Île de la Cité, me sorprendí varias veces mirando embelesado a Notre-Dame. Tiendo a identificarla con un personaje vivo. Ella es mi estrella y la amo profundamente. Aquí cuento las trágicas horas durante las cuales estuvo a punto de morir. Sus rescatistas no pudieron llegar antes debido al tráfico y a los trabajos de reconstrucción que se estaban realizando en ella.

Para recopilar fotos y vídeos de la noche del incendio, en la primavera de 2021, hiciste una convocatoria en redes sociales. ¿La idea era incluirlos en la película?...
Recibimos más de 6.000 imágenes... En estas imágenes grabadas con móviles, vi muchos detalles que, afortunadamente, ilustraban exactamente lo que yo había filmado. También obtuve imágenes de la multitud reunida en los puentes cantando himnos. Nos enviaron imágenes de lo que sucedió en otros países al conocerse el desastre, porque todo el mundo estaba asistiendo el incendio en vivo. Desde China y Australia hasta Estados Unidos, Inglaterra e Islandia, el incendio fue la noticia del día.

En mayo de 2021 regresasteis al estudio, esta vez en Bry-sur- Marne, para grabar otro momento dantesco de la película...
Sí, el incendio en la galería del transepto norte. Construimos un decorado a escala real... Ahí fue, donde más de una hora después de detectarse el incendio, llegaron los seis primeros bomberos. Debían combatir un enorme incendio fuera de control con un equipo inadecuado. El decorado tenía varias docenas de pies de altura: una pasarela muy estrecha de unas 20 pulgadas de ancho con un desnivel a un lado y el fuego al otro. Se construyó una réplica exacta en Bry, con el suministro de propano que necesitábamos y bombas para lanzar el agua. Del techo construimos cuatro maquetas que representaban las cuatro fases del incendio hasta su casi destrucción. Los equipos tuvieron que lidiar con limitaciones, como ocultar los conductos que llevarían el humo y el fuego hacia arriba a lo largo de la galería imaginaria. Cada llama era alimentada por una boquilla ajustable que se controlaba de forma remota. El fuego tenía que ser rojo, no azul, por lo que también tenían que gestionar la potencia de los ventiladores que dirigían el humo a la velocidad y en la dirección adecuada. Dependiendo de la etapa en la que se encontraba el fuego, el color del humo iba cambiando de color. Primero era blanco, luego negro y finalmente amarillo.
Ese era un momento muy peligroso para los actores porque los humos, no importa lo que hagas o cómo los prepares, son tóxicos. En este set las llamas¡ alcanzaron temperaturas de hasta 1000° F por lo que, evidentemente, dije a los actores que, cuando el calor se volviera insoportable, retrocedieran y se refugiaran. Por si acaso las cosas se salían de control, teníamos un equipo de bomberos reales. Durante esta escena pude comprobar una vez más hasta qué punto están motivados los actores con este tipo de situaciones, siempre y cuando confíen en ti y sepan que su seguridad está garantizada. Es la esencia de su vocación: Encarnar vidas extraordinarias, y en este caso, desde luego, lo hicieron.

Hablemos ahora de la partitura. Recurriste a Simon Franglen, un compositor británico...
Nuestra alianza se remonta mucho tiempo atrás cuando nos presentó James Horner, el gran compositor y amigo que compuso la música de cuatro de mis películas: El nombre de la rosa, Enemigo a las puertas, Oro negro y El último lobo. Si no hubiera muerto en un accidente aéreo en junio de 2015, continuaríamos con esa maravillosa colaboración y sincera amistad. Simon, a quien James llamaba “el mejor teclista del mundo”, también es un arreglista brillante que cuenta con sonidos de todos los instrumentos que puedas imaginar en un archivo y puede tocarlos en un teclado.
Actualmente está trabajando con James Cameron en la secuela de Avatar. Componer la música de mis películas es, desde hace tiempo, uno de mis momentos más temidos, por el miedo a perder el control. Si bien la idea inicial, el guion, los diálogos, el casting, la escenografía, la filmación, el montaje, el etalonaje y la mezcla están en mis manos, de la partitura siempre se ocupa otra persona.
Básicamente, el bebé es mío, pero no soy yo quien lo viste. Puedo inspirarlo, pero no estoy al mando. Obviamente (y así fue con Simon), dedico mucho tiempo para decidir, plano a plano, lo que debe expresarse. Grabamos en Inglaterra. Primero en Abbey Road, el mítico estudio de los Beatles, y uno de los templos de la grabación de bandas sonoras del séptimo arte. Grabamos el coro con los 35 cantantes del coro de Tenebrae, de fama internacional, que colaboraron en la partitura original de Star Wars. Al terminar la sesión de grabación, los miembros del coro aplaudieron a Simon. La orquesta (70 músicos) la grabamos en Air Studios, también en Londres.

Con respecto a la postproducción, ¿qué parte de la película necesitó de los efectos especiales?...
La empresa francesa Mikros, bajo la supervisión de nuestro coordinador y supervisor de efectos visuales, Laurens Ehrmann se encargó de este trabajo. En una cuarta parte de los planos de la película, es decir, alrededor de 400 de los 1500 - 1600 planos, hubo que añadir algún tipo de efecto. En la mitad de ellos, el trabajo consistía en borrar los cables de seguridad que sujetaban a los actores o las tuberías de agua y gas que utilizábamos en el plató. La otra mitad del trabajo era más compleja.
Había que añadir humo o llamas cuando era imposible o demasiado peligroso en el set.

Con la llegada de ARDE NOTRE DAME a los cines, esta apasionante aventura llegará a su fin ¿Cómo recuerdas esta odisea cinematográfica que comenzaba, sin tú saberlo, aquella noche de abril de 2019?...
Para mi han sido unos meses increíbles. Esto me reafirma en la actitud que he aplicado desde el inicio de mi carrera: Escuchar siempre a mi vocecita interior. Si no suena cuando estoy considerando un nuevo proyecto, lo dejo. Únicamente me mueve el entusiasmo. Desde que empecé a leer los documentos que me entregó Jérôme Seydoux, me emocioné, me sentía cautivado, fascinado y totalmente sorprendido por la historia. Durante todo el proceso, desde el primer día, me despertaba con ganas de levantarme y meterme de lleno en el nuevo día. Lo que es a la vez divertido y conmovedor es que paso por Notre-Dame casi todos los días. No tengo más que salir al balcón de mi apartamento para verla al otro lado de la orilla del Sena. ¡Sigo hablando con ella y llamándola "mi amor"! Le pregunto: "¿Cómo estás hoy?" De todas las grandes actrices a las que he tenido la suerte de dirigir, Notre-Dame es sin duda la más digna, pero también la más frágil. Está tan hermosa como siempre, a pesar de que aún necesitará mucho tiempo de rehabilitación. Semana tras semana veo como avanzan los trabajos. Ya ha recorrido un largo camino y su historia vivirá mucho después que la de cualquiera de nosotros. Estoy feliz de haber creído, por un corto periodo de tiempo, que yo era su amante.

ARDE NOTRE DAME tiene todos los ingredientes de un thriller. Sabes cuál es la amenaza, la ves, escuchas, imaginas... Sabes que daño causará, pero al principio no ves ese peligro...
Así funciona el tiempo suspendido: Tienes al público en ascuas y alargas su placer el mayor tiempo posible manteniendo el suspense que rodea al fuego, quería retrasarlo al máximo. Iba dejando una serie de pistas, mostrando imágenes de las horas y minutos previos al estallido del incendio. De hecho, fue eso lo que me fascinó desde que empecé a leer la documentación inicial: La acumulación de errores es increíble. Antes de empezar a documentarme, no era consciente ni de una décima parte de la verdad. Al descubrir cómo fue todo realmente te preguntas cómo se las arreglaron para salvar Notre-Dame. Para ser sincero, la noche del incendio estaba convencido de que la catedral terminaría derrumbándose. Y, hace unos meses, el general Gonthier me reconoció que él temía lo mismo. Había planeado sacrificar, por así decirlo, Notre-Dame para asegurar los edificios de los alrededores y evitar así que el fuego se extendiera a toda la Île de la Cité cuando cayera la catedral.

La atención prestada al sonido en ARDE NOTRE DAME es excepcional. Crepitaciones, chisporroteos, llamas, agua, el sonido ambiente y los diálogos. Aquí, cada sonido destaca...
Realmente fue un trabajo titánico que arrancó en el verano de 2021 y nos mantuvo ocupados durante más de seis meses.
La banda sonora fue diseñada para ser inmersiva y que resultara aún más poderosa en los cines con sistemas Imax, Dolby Vison, Atmos 4K, 7.1 y 5.1. Desde que empezamos a trabajar en la película he estado convencido que el 50% de la emoción provendría del sonido. Todos vieron imágenes de la catedral en llamas, pero pocos escucharon ese sonido, especialmente desde dentro.
Mi objetivo era que el público sintiera lo mismo que los bomberos que estaban allí, que escucharan el gemido de las vigas al romperse, sintieran la furia del “fuego” al devorarlo todo, que respiraran el humo que se colaba por todos los rincones de la catedral, que el agua chisporroteando sobre los tubos al rojo vivo de los andamios les diera la sensación de que eran ellos quienes empuñaban la manguera. Con la tecnología Atmos experimentábamos esto a través de los más de 70 altavoces que había en el auditorio. De este modo, cada detalle sonoro se convertía en un elemento más dentro de la narración. El incendio provocó un estruendo ensordecedor en un perímetro bastante amplio. Quería que los sonidos fueran mucho más precisos de lo que pudimos grabar durante la conmoción del rodaje. Fueron retocados en postproducción: La salpicadura de una gota enorme de plomo fundido al caer sobre el casco de un bombero o sobre el viejo suelo de roble, el ruido de las sillas al ser arrastradas por el derrumbe de la bóveda, el crujido de las puertas medievales al golpear contra sus marcos, el repiqueteo del agua de las mangueras al caer, los muros de piedra, las vigas en llamas, los andamios tubulares, las campanas de bronce.
Una ingente tarea, a la que se sumó el trabajo de los equipos encargados de los diferentes ambientes (sonidos de la ciudad, sirenas, atascos, bocinas, el clamor y el barullo de la multitud, etc.), efectos sonoros (chirridos de bisagras, cierres de cerraduras, el repiqueteo de las llaves, el estrépito de las piedras rompiéndose, etc.), los efectos especiales sonoros (todo debía estar perfectamente sincronizado: el impacto de las botas en los escalones de piedra, el roce de los uniformes contra las paredes, los cristales rotos). Además, en torno a un tercio de los diálogos de los actores tuvieron que ser retocados en post sincronización, diálogos que a menudo se tapaban durante el rodaje, bien por el ruido de los sopladores de humo, de las máquinas para impulsar las brasas, las bocas de las mangueras, etc. Y, como punto final del complicado proceso sonoro, la partitura que Simon Franglen desarrolló durante meses para acompañar los giros narrativos que había cada medio segundo, subrayar la tensión y extraer hasta la última emoción. Antes de sentarse a componer, Simon y yo pasamos muchas horas decidiendo que queríamos hacer. Luego, pasamos decenas de horas ajustando la maqueta a las versiones preliminares, decenas de horas grabando miles de pistas de sonido que mezclamos en Londres y luego las ajustamos a la imagen con Dick Bernstein, que vino desde Estados Unidos para ocuparse de esto. Pocas personas pueden imaginar la enorme cantidad de trabajo que implica todo esto. El fascinante trabajo de postproducción es fundamental y, a día de hoy, sigue siendo un campo tan mágico como misterioso.


ENTREVISTA CON ADJUNTO RÉMI...
¿Te sorprendió que se hiciera una película sobre el incendio en Notre-Dame?...
La verdad es que sí. Después del incendio, los medios de comunicación nos pidieron que relatáramos lo ocurrido. Irónicamente, entre 2015 y 2017, estuve destinado en el parque de bomberos de Poissy, muy próximo a Notre-Dame, y siempre decía que era imposible que la catedral se incendiara...

¿Cómo te involucraste en la génesis del proyecto?...
Jean-Jacques Annaud me contactó en julio de 2020 para decirme que estaba preparando una película sobre el incendio. Estaba muy interesado en el papel que yo desempeñé para su guion. Mis recuerdos aún estaban muy frescos y le conté todo lo que mis compañeros y yo hicimos.
Llegué a la escena 45 minutos después que los primeros bomberos, lo que me dio un enfoque bastante completo de lo que estaba pasando y me permitió sugerir a mis superiores la maniobra que llevamos a cabo.
Annaud quería detalles concretos sobre lo que hice durante las horas fatídicas, para alimentar al personaje inspirado en el mío.

En ARDE NOTRE DAME, tu personaje es el suboficial Reynald. La escena en la que convences a tus superiores para poner en marcha tu maniobra es conmovedora. En la película se describe como una «misión suicida». ¿Lo viviste así?...
La idea de juntar a todos los hombres vino del general Gontier. Yo solo sugerí llevar el agua hasta la Galería Quimera. Éramos unos veinte hombres para sofocar el fuego que ya se había extendido a las torres norte y sur.

El general, en un momento de la película, dice que los bomberos están para salvar vidas, no piedras. Sin embargo, esa noche decidiste combatir las llamas incluso cuando no había vidas en peligro. ¿Qué te impulsó a hacerlo?...
Probablemente fuera por haber llegado un poco más tarde que mis colegas a la escena.
Para entonces el techo ya estaba totalmente en llamas y vi cómo se había planificado la distribución de las mangueras. También creo que mi antigüedad y mi experiencia me hicieron tomar esa decisión. Cada incendio es diferente y estamos constantemente aprendiendo cosas sobre ellos. Entonces, si la pregunta es «¿pensamos en el riesgo antes de entrar?» Diría que no. Al combatir un incendio, el subidón de adrenalina nos empuja a cumplir nuestra misión.
La idea de salvar Notre-Dame tenía además un significado simbólico.

¿Fueron tus creencias o tu fe las que entraron en juego?...
Simplemente hice mi trabajo. Los bomberos, además de rescatar personas, sofocan fuegos, sin importar dónde o cómo sea. Nunca cuestioné lo que estaba haciendo. De hecho, en mitad del ascenso a la torre sur, recibimos la orden de evacuar porque el edificio estaba en peligro de derrumbe, pero yo quería verlo por mí mismo y llegué hasta arriba. Precisamente, la visión que obtuve ahí fue lo que me permitió, sugerir a mis superiores la intervención de último recurso.

¿La noche del 15 de abril de 2019 quedará grabada en tu mente como uno de los mayores recuerdos de tu carrera como bombero?...
Seguro que sí. Todos los compañeros que ese día estuvimos allí recordaremos eternamente el incidente. Y no me sorprende, porque aún tres años después del incendio la gente sigue preguntándonos y hablando del acontecimiento. Pero nosotros no estamos acostumbrados a recibir tanta atención mediática. Pase el tiempo que pase, haber podido luchar contra el fuego en Notre-Dame seguirá siendo un inmenso orgullo para todos nosotros.


ENTREVISTA CON JEAN RA BASSE (Diseño de producción)....
¿Recuerdas tu primer encuentro con Jean-Jacques Annaud para preparar el rodaje?...
Si, perfectamente. Conocía su trabajo, pero no lo conocía en persona. Fue Jean-Yves Asselin, su jefe de producción, quien le habló de varios escenógrafos, entre los que yo me encontraba. Nos conocimos en un café muy bonito de Saint-Germain-des-Prés, muy cerca de su casa. Me habló de la película que quería hacer. Su narración no era la de una epopeya o la de una superproducción: ¡Describió un thriller! La historia era sobrecogedora y me atrapó al instante. Al escucharlo, descubrí el horror por el que pasaron los bomberos. Lo que allí se vivió fue como una película de acción trepidante, llena de suspense y repleta de giros. De hecho, todos los que estuvieron allí esa noche, coinciden: Una catástrofe de esa magnitud nunca tiene una única causa. Siempre se trata de un montón de diferentes razones que, fatídicamente, coinciden en el tiempo, las responsables de la catástrofe.

Entonces, ¿aceptaste su propuesta de inmediato?...
Llevaba tiempo queriendo trabajar con él, y su historia solo aumentó mi deseo. Coincidencia o no, cuando estalló el incendio de Notre-Dame, acababa de terminar de leer la novela de Víctor Hugo, por lo que, cuando nos conocimos, en mi cabeza aún estaban muy frescas las imágenes y la descripción de la catedral. All teminar la novela, yo soñaba con ir más lejos para descubrir así más cosas de un mundo arquitectónico y cultural totalmente único.

¿Te dijo Jean-Jacques Annaud que quería usar al máximo los decorados construidos y minimizar el uso de efectos digitales?...
¡Sí, de inmediato, y estaba completamente de acuerdo! Me encantan los efectos, son una herramienta maravillosa, pero creo que solo funcionan al acompañar a imágenes reales. He trabajado en películas en las que los directores filmaban con cromas verdes sin saber que estaban grabando realmente, o ser conscientes del peligro o belleza de la escena. El posicionamiento de la cámara no es algo casual.
Godard dijo, «Los travellings son una cuestión de moralidad», y depende de la posición que adoptas dentro de la historia que estás contando y de los actores que la interpretan. Era incapaz de imaginar ARDE NOTRE DAME con los bomberos grabando en el estudio con un croma verde de fondo. Todos, actores y equipo técnico, trabajaron en condiciones de fuego reales, sin usar cromas. En el set, por seguridad, todos llevaban un equipo especial que soportaba temperaturas de hasta 1,300° F.

Eso implicaba una enorme preparación previa...
Desde el principio llevamos a cabo una investigación enorme. Teníamos que aprender a recrear algunos elementos de Notre-Dame como el campanario, el crucero, la nave, etc. Para ello, visitamos varias catedrales, y luego pasamos a la fase de los dibujos, los bocetos y los modelos 3D. Pronto nos dimos cuenta de que eso no era suficiente, que teníamos que construir modelos reales para que, en todo momento, todos tuvieran claro qué estábamos filmando. Esta etapa fue fundamental para el equipo de dobles o los supervisores de efectos especiales. 6 meses antes de arrancar el rodaje ya teníamos claro que decorados tendríamos que incendiar. ARDE NOTRE DAME es la película más técnica en la que he trabajado.

Tu minucioso trabajo queda patente al ver la película, especialmente en las tres escenas de fuego más dantescas: en el fuego del campanario, del crucero, y durante el derrumbe de la aguja y la bóveda de la nave. ¿Cuál fue para ti el mayor desafío?...
El incendio en el campanario fue probablemente lo más complejo y peligroso. Encerramos a 30 personas en una torre de madera maciza en llamas, dentro de la cual también había una grúa de 50 pies. La torre, de más de 40 pies de altura, fue construida por los carpinteros que trabajaban en la renovación de Notre-Dame. Para darle el color y la textura original, le aplicamos una pátina. Fue un trabajo titánico. Por supuesto, garantizamos las máximas condiciones de seguridad.
Desarrollamos un sistema que nos permitia encender llamas en tres segundos y apagarlas en medio segundo.

¿Cómo construisteis ese set concretamente?...
Desenterramos las vigas de madera para insertar en ellas una tubería que liberaba propano y que, al encenderse, iniciaba el fuego. Nunca antes había hecho algo así, así que tuvimos que investigar mucho. Estudiamos la viabilidad del set, los riesgos relacionados con la volatilidad del propano y, cómo se propagaría el fuego. Por eso, aunque eran más caras, usamos vigas de madera viejas, en lugar de contrachapado. Dentro de las vigas, cada rampa de encendido estaba controlada de forma remota por una red impresionante. Como anécdota curiosa, diré que Jean-Jacques me pidió que aumentara el tamaño de las campanas del campanario que habíamos construido, para que los espectadores comprendieran que, si hubieran caído, habrían derribado toda la torre norte, y probablemente toda la catedral.
Ya sabes, hacemos películas basadas en emociones y debemos ayudar al público a sentirlas.

Al hablar del derrumbe de parte de la bóveda de la nave reconstruida en los estudios de la Cité du Cinéma, uno imagina que ese debió ser un momento muy especial para el escenógrafo. Imagino que se sentirá una enorme tristeza al ver cómo, en 30 segundos, el fuego destruye un decorado que se tardó semanas en construir...
Esto puede resultar extraño, ¡pero no me afecta la destrucción de mis sets! Los decorados se hacen para un director y para una escena concreta en un determinado momento de la película. Pocas veces he recuperado parte de mis escenarios. Lo importante es lo que haces para la película, no lo que conservas de ella. El equipo de escenografía estaba formado por alrededor de 150 personas, sin contar a los subcontratistas. Para esta escena éramos quince personas trabajando para que, en pantalla, todo pareciera real.
A todos nos fascinaba el fuego. Al finalizar el rodaje hay que demoler todo. En esta película prestamos mucha atención al reciclaje de los decorados. Las mentalidades han evolucionado mucho en este sentido. Recuerdo que en el primer Astérix de Claude Zidi, construimos el pueblo galo en el estudio y al acabar las excavadoras lo arrasaron y sus restos terminaron en la basura. Aquí, sin embargo, todo se recicló: El campanario se vendió a unos americanos, la estructura del techo del transepto se desmanteló y usó para construir casas en Bretaña, etc.

Y de ARDE NOTRE DAME, ¿te llevaste alguna parte del set a casa?...
¡Sí! Me llevé una parte de la ventana de la torre norte. Poco después de terminar el rodaje, construí un cobertizo en mi jardín y lo usé. ¡Mis amigos alucinan cuando les digo que se trata de una ventana de Notre-Dame!

Viendo tu filmografía como diseñador de producción (para Caro-Jeunet, Zidi, Bertolucci, Joffé, Barratier, Jewison o Polanski, entre otros), era lógico que terminaras trabajando con Jean-Jacques Annaud. Ambos compartís un gran amor por la artesanía. ¿Cómo fue trabajar con él?...
Tienes razón, y ¡me encantó! Recuerdo, cuando comencé en esta carrera, tenía unos veinte años y Jean-Jacques ya dirigía películas en las que yo soñaba trabajar. Es por directores como él por y para los que queremos trabajar. Cuando vi El nombre de la rosa, ¡quedé impresionado! Estaba celoso. Eso era exactamente lo que yo quería hacer. Pocos son conscientes del muchísimo trabajo que implica hacer este tipo producciones históricas. Es un viaje atrás en el tiempo. Lo experimenté en Vatel de Roland Joffé y lo estoy reviviendo ahora trabajando en la próxima película de François Ozon, que tiene lugar en la década de 1930. Tienes que investigar mucho. ¿Te das cuenta de que en la película de Jean-Jacques hicimos una réplica del crucero y el reloj de la catedral? En alguna ocasión, al encontrarme con Philippe Villeneuve (el arquitecto encargado de restaurar Notre-Dame), le hablé de nuestras técnicas de escenografía y se quedó impresionado. No pensaba que en el cine fuéramos tan rigurosos. En mi equipo de diseño había seis arquitectos cualificados y altamente especializados. No es el presupuesto de la película lo que importa, sino el viaje que te ofrece el director. Cuando comienza el rodaje y todos están caracterizados y en sus puestos en el set, sinceramente, vuelvo a sentirme como un niño: ¡estoy viviendo el momento!

ENTREVISTA CON JEAN-CHRISTOPHE MAGNAUD (Efectos especiales & Pirotecnia)...
En el cine tu carrera como supervisor de efectos especiales físicos incluye tanto películas producidas por Luc Besson, comedias de Philippe Lacheau, como películas de Ridley Scott o Wes Anderson… ¿Cómo consideras la aventura de ARDE NOTRE DAME?
La película de Annaud es algo excepcional. Creo que es la primera vez que en Francia disponemos de los medios para llegar tan lejos en términos de fuego (volumen y complejidad). A raíz de esta película, muchos de mis trabajos han estado relacionados con el fuego, en particular la gran producción estadounidense que se está filmando en Francia y para la que me eligieron gracias a lo que hicimos en ARDE NOTRE DAME. A Jean-Jacques lo sitúo a la altura de grandes cineastas con los que he tenido oportunidad de trabajar: Ridley Scott, Brian De Palma y Wes Anderson… Es todo un honor haber trabajado a su lado en esta película.
Durante el rodaje, a menudo tenía la sensación de que estaba de nuevo en la escuela de cine. Conoce todos los trucos del oficio, anticipa todo y es tremendamente trabajador. Annaud confió en mí para llevar a cabo este gran desafío cinematográfico que recordaré siempre como un importante paso en mi carrera.

En tus primeras conversaciones con Annaud, ¿qué fue lo que te dijo que esperaba de ti?...
¡Al inicio parecía una montaña muy alta para escalar! Mi equipo y yo nos preguntábamos si seríamos capaces, pero de repente, simplemente dimos el salto. Las exigencias técnicas eran enormes, más aún al sumarse las restricciones de seguridad indispensables para aquellos presentes en el plató, en el área cercana al incendio, e incluso para algunos actores. Teníamos que ser mejores y más espectaculares de lo normal. Era algo así como un salto de altura: ¡estábamos acostumbrados a saltar 1 m 90 cm y ahora teníamos que pasar el listón de los 2 metros y medio!

Más aún cuando Annaud quería que el fuego apareciera en pantalla...
Sí, quería hacerlo a lo grande, usando efectos digitales, a los que generalmente recurrimos cuando las cosas se complican. Que todos los actores vistieran auténticos trajes de bombero, nos permitía llegar un poco más lejos. Desde el primer momento, Jean-Jacques supo describir perfectamente lo que quería. Es un narrador increíble, capaz de vestir sus comentarios con infinidad de interesantísimas anécdotas. ¡Sabe cómo despertar y captar tu interés!

Entrando en detalles, identificamos las tres escenas dantescas con fuego: el hundimiento de la aguja en la nave, el fuego del crucero y el campanario. Empecemos por el fuego más corto en pantalla, pero, sin embargo, el más impresionante de todos: el de la aguja...
Para cada una de esas tres escenas, había diferentes restricciones. Debíamos anticipar las necesidades para construir todo lo necesario. En ese sentido, el hundimiento de la aguja en la nave fue definitivamente lo más complejo. Para ello, construimos cestas gigantescas de metal que se elevaban casi 50 pies y estaban operadas por 55 motores. En ellas metimos más de 6000 pies cúbicos de vigas de madera de balsa falsa y piedras hechas de corcho y yeso (aproximadamente 10 toneladas de carga) a las que prendimos fuego usando 25 galones de gasolina.
Todo ello caía, en el momento oportuno, sobre el plató de abajo. ¡Solo se nos permitió una toma porque tardamos más de una semana en prepararlo! La organización fue muy, muy complicada. ¡Invertimos muchas horas de trabajo y concentración para algo que solo se ve durante unos segundos en pantalla!
Afortunadamente, en mi equipo contaba con veinte personas inteligentes y 100% comprometidas. También tuvimos que aislar la rampa de iluminación dentro del estudio Cité du Cinéma donde estábamos filmando porque al incendiar el contenido de las cestas, la temperatura subía instantáneamente a 460 °F. Raro es que solo quemáramos 3 filas de neones, ¡no estaba nada mal!

Hablemos del decorado del transepto, reconstruido en los estudios de Bry-sur-Marne...
Otro reto. Aquí debíamos tener presente los materiales utilizados para hacer la réplica del crucero de Notre-Dame y trabajar con elementos que dieran la impresión de quemarse al entrar en contacto con las llamas. Todo lo relacionado con el fuego era alimentado por líneas de suministro de propano que requerían una compleja instalación técnica para encender y apagar las llamas según la normativa francesa,
es decir, tanques de propano de 4 toneladas, sistemas de emergencia, etc. Aquí lo más interesante era la cantidad de cosas que tuvimos que incendiar.

Para la secuencia del campanario, regresasteis al estudio de la Cité du Cinéma...
Tuvimos que canalizar fuego en vigas de madera reales y las llamas debían adoptar la forma de lo que iban a devorar. ¡Nos obligó a ser astutos! Aquí el aspecto del fuego era muy importante. La gente no siempre es consciente de hasta qué punto el trabajo de los efectos especiales es algo estético. Somos técnicos, pero trabajamos para que la imagen sea bonita, más aún con cineastas como Jean-Jacques Annaud. El trabajo en el campanario resultó fascinante porque combinaba belleza y técnica, con un sistema automatizado para encender y apagar el fuego, con sensores térmicos, de CO y de CO2. ¡Todos los colegas estadounidenses con los que he hablado de esto reconocen la hazaña y la calidad de lo que hicimos!

A eso se sumaba el factor humano que obviamente debíamos tener siempre presente...
No era solo un set incendiado; ¡Allí había actores y miembros del equipo técnico!
Producción nos dio los medios para protegernos tanto delante como detrás de las cámaras. Los actores se beneficiaron de las equipaciones auténticas de los bomberos, especialmente diseñadas para resistir el fuego. Eso les permitió atravesar las llamas e incluso permanecer dentro del fuego varios minutos sin correr riesgos. Se compraron equipaciones auténticas para todos los miembros del equipo técnico que debían entrar en contacto con el fuego.

A pesar de las precauciones extremas creo que guardas un recuerdo físico de este rodaje. ¿Es cierto que te quemaste las manos cuando la aguja se derrumbó?...
Nada serio. En mi trabajo, con el tiempo, he aprendido que ¡el fuego quema! Tras asegurarme de que todos estaban a salvo, me olvidé de ponerme los guantes. Me quedó una bonita cicatriz, pero nada traumático. Esos son los riesgos del oficio. ¿Conoces a algún doble de acción que nunca se haya roto una clavícula, una pierna o que no se haya lastimado? Mi accidente quedará como una pequeña anécdota. Lo importante era sacar adelante la escena con éxito y sé que lo hicimos.

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