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ALICE CARIÑO
INFORMACIÓN
Titulo original: Alice Darling
Año Producción: 2022
Nacionalidad: Canadá
Duración: 90 Minutos
Calificación: No recomendada para menores de 16 años
Género: Drama, Suspense
Director: Mary Nighy
Guión: Alanna Francis, Mark Van de Ven
Fotografía: Mike McLaughlin
Música: Owen Pallett
FECHA DE ESTRENO
España: 19 Mayo 2023
DISTRIBUCIÓN EN ESPAÑA
DeaPlaneta


SINOPSIS

Alice es una mujer al límite. A sus treinta años, vive una situación de maltrato psicológico perpetuado por su novio, Simon, que la tiene atrapada en un estado de parálisis. Durante unas vacaciones en el campo con sus dos mejores amigas, Alice redescubrirá la esencia de sí misma y por fin adquirirá la perspectiva que tanto necesita. Sin embargo, la venganza de Simon por la fuga inesperada de su pareja es tan inevitable como demoledora y, una vez desatada, pondrá a prueba la resistencia de Alice, su valor, y la fortaleza de su lazo con sus amigas...

INTÉRPRETES

ANNA KENDRICK, KANIEHTLIO HORN, CHARLIE CARRICK, WUNMI MOSAKU, MARK WINNICK, DANIEL STOLFI, SUSAN APPLEWHAITE, MAIRI BABB, SARA BRADEEN, TONI ELLWAND, CAROLYN FE, DEBORAH GROVER, GORDON HARPER, JAMES M. JENKINSON, FARAH MERANI, ETHAN MITCHELL

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NOTAS SOBRE LA PRODUCCIÓN...
   «Alice, cariño habla de la coacción y el control a través de una historia sutil y llena de matices. Como directora, no podría haber pedido mejor equipo de intérpretes y profesionales para llevar esta historia tan tremenda a la gran pantalla», comenta Nighy. «La química entre Anna Kendrick, Wunmi Mosaku y Kaniehtiio Horn es maravillosa. Este grupo de amigas se disfruta muchísimo» –Mary Nighy, directora.
  Alice, cariño surge de la mano de las productoras Katie Bird Nolan y Lindsay Tapscott, a través de Babe Nation, la empresa que montaron en Toronto. Ambas mujeres colaboraron estrechamente con la guionista Alanna Francis en el primer largo de Babe Nation, titulado Lo que queda de nosotras, y poco tiempo después, Francis se puso en contacto con ellas de nuevo para hacerles llegar el guion de Alice, cariño.
  «Alanna nos mandó el email en plenas Navidades y nos encantó al leerlo. Nos pareció un gran regalo dadas las fechas y pusimos el proyecto en marcha. Así fue como empezó todo», comenta Tapscott.
  «Sabíamos que Alanna estaba trabajando en un proyecto basado en la amistad femenina y el maltrato psicológico y la coacción, pero no nos había contado mucho más. Habíamos comentado un par de ideas con ella, pero escribió el guion en una noche y nos lo mandó. Nos pareció el proyecto perfecto».
  Nolan y Tapscott se definen como «productoras muy implicadas y creativas» y dicen haber trabajado mano a mano con Francis para profundizar en el guion, aunque ya de primeras conectaron con la idea.
  «Montamos la productora con la intención de contar historias protagonizadas por mujeres con total honestidad, apostando siempre por tramas cuidadas, interesantes e impulsadas por un guion realista. Esta es una historia fascinante, por supuesto, pero por encima de todo es una historia sobre la resiliencia y el empoderamiento femenino», explican.
  «Por otra parte, también nos parecía una historia muy diferente, no habíamos leído nada así antes. Hemos visto proyectos sobre relaciones de abuso, pero ninguno que presentara la situación de una manera tan sutil como esta, centrándose en la relación de amistad entre estas mujeres», añade Nolan.
  «En algunas películas se trata el tema del abuso en sí mismo desde un punto de vista un tanto morboso y sensacionalista. Ese no era el caso en este filme, y eso es lo que nos interesó del proyecto. Es fácil identificarse con los personajes y con su viaje tanto emocional como literal y, por desgracia, la situación de Alice y su pareja —y lo complicado que le resulta justificarse esta situación a sí misma y a sus amigas de toda la vida— es un tema que, desafortunadamente, es universal. Todas nos hemos visto en una situación parecida o hemos conocido a alguien que lo ha estado. Cuando leímos el guion, Katie y yo conectamos mucho con la historia y sabíamos que esa sensibilidad iba a calar con el público. De hecho, ha sido el caso de todas las mujeres que han leído el guion. De ahí el razonamiento para llevar la historia a la pantalla», comenta Tapscott.

  Las productoras llevaban tiempo queriendo colaborar con Mary Nighy y este proyecto les brindó la ocasión perfecta para trabajar con ella. No por nada la empresa se llama Babe Nation, haciendo alusión a su firme apuesta por las historia femeninas.
  «Se pusieron en contacto conmigo para dirigir Alice, cariño en cuanto leyeron el guion de Alanna. Y acepté el encargo enseguida», cuenta Nighy.
El viaje literal y emocional de Alice conectó con Nighy, particularmente por la complicada sensación de agitación y confusión que no sabe cómo verbalizar ni gestionar, pero que a menudo revela con acciones terribles de contemplar.
  «El guion me enganchó desde la primera línea, sin saber por dónde iba a tirar. Como realizadora, lo que me interesó fue el mundo interior de la protagonista. Soy una gran lectora y me apasionan las novelas, y una cosa que se hace muy bien en literatura es describir el mundo interior de una persona, las cosas por las que está pasando. A veces en el cine es más difícil transmitir esa sensación de “la procesión va por dentro” porque es más complicado mostrar elementos no verbales. Es todo un reto, de hecho. Me parece que el estilo de Alanna transmite muy bien esa tensión y angustia subyacente que la protagonista oculta del mundo exterior. Me apetecía mucho intentar plasmarlo, visual y sónicamente, a través de las increíbles intérpretes y del grandísimo equipo técnico».
  La diferencia en la forma en que Alice se comporta en público y en privado ha permitido a Nighy acercarse a la verdadera Alice desde un punto de vista cinematográfico e incluso existencial, incluso cuando la propia Alice no está preparada o dispuesta a aceptarse.
  «El personaje parece estar bien de cara a la galería, pero nos va mostrando pinceladas de su mundo interior. En muchas ocasiones la vemos en el baño, enrollándose mechones de pelo en el dedo y arrancándoselos. Claramente está pasándolo mal. ¿Pero cómo se muestra eso de una forma sutil que cuente la situación por la que está pasando el personaje? Eso es lo que me atrajo del proyecto porque me parecía muy interesante conseguir plasmar esa angustia», comenta Nighy.
  Nighy trabajó estrechamente con Francis para meterse en la cabeza de Alice, una mujer aparentemente segura de sí misma en el terreno profesional y personal, con un novio que la quiere y buenas amigas. Pero poco a poco van apareciendo esas fisuras enigmáticas y autodestructivas, aunque Alice se niega a aceptar o hablar de su misteriosa caída en picado. Nadie entiende la causa, ni ella ni el público. No podemos confiar en ella como narradora. Nighy se enfrentaba a un dilema: cómo presentar el terrible sufrimiento de Alice si surgía de algo tan subliminal y horroroso que ni siquiera ella misma se atrevía a admitirlo o hacerle frente. La respuesta estaba en construir una fachada para la protagonista. Vivimos las mismas experiencias que Alice y, tanto nosotros los espectadores como la protagonista, conocemos los síntomas pero desconocemos su origen.
  «Alanna ha sido mi gran apoyo para entender el dilema de Alice. Nos esforzamos mucho por plasmar la versión más auténtica de su historia. Solemos ver versiones más obvias, plagadas de clichés, de este tipo de relaciones abusivas, pero en este caso, como en tantos otros, el personaje no es del todo consciente de lo que le está pasando porque no es evidente y porque se le hace luz de gas constantemente. Alanna y yo hablamos largo y tendido sobre cómo presentar la versión más realista de esta dinámica. Y cuando Anna Kendrick se unió al proyecto nos animó a explorar ese enfoque más auténtico y sutil. Este tipo de abuso de primeras no es tan visible como un abuso físico, pero es igual de tóxico y está igual de extendido, por mucho que no se comente o se admita o se reconozca abiertamente que está pasando», dice Nighy.
  «El estilo de Alanna es muy poético y contenido. Me ha gustado mucho cómo cuenta esta historia sobre una relación tóxica y abusiva, que no tiene nada que ver con las representaciones habituales de este tipo de situación en el cine. La forma en la que Alanna capta la angustia interna de esta mujer y el viaje tan sutil pero gratificante en el que se embarca, es un acierto total. De ahí que me haya interesado tanto el proyecto», apunta Kendrick.
  La naturaleza oculta de la relación de Alice con su novio, Simon, su comportamiento controlador y manipulativo y la tendencia de Alice a aceptar una culpa que no es suya con tal de no tener una bronca conectó con Kendrick.
  «Creo que todo el mundo conoce este tipo de abuso tan confuso como insidioso, ya haya sido en primera persona o en alguien que conoces. Has visto cómo esa persona ha empezado a menospreciarse y has percibido o has visto el agobio que sufría sin poder explicar qué estaba pasando exactamente. Es una sensación muy desconcertante, y no sabes qué decir, qué hacer o cómo ayudar», añade Kendrick.
  Cuando el público conoce a Alice, ella se niega a aceptar la realidad de su tensa relación con su novio Simon y lo tóxica que es. Gradualmente va dándose cuenta del daño que le está haciendo y de cómo ella está siendo partícipe, pero de primeras es un misterio, tanto para el público como para el propio personaje.
  «Cuando conocemos a Alice no es plenamente consciente de quién es. Ha sido un personaje muy extraño con el que fundirme porque la clave de esta mujer es que se ha olvidado de quién es. Se ha convertido en una persona que dedica todos sus esfuerzos y toda su energía a menospreciarse y a ser flexible para gestionar y anticiparse a las posibles reacciones de su pareja. Se ha convencido de que si hace las cosas correctamente, si es perfecta, todo irá bien. Esa forma de pensar se va instalando poco a poco y, antes de que se haya dado cuenta, ya no se reconoce. Solo baja la guardia cuando está con sus amigas íntimas. Es interesante porque de primeras rechaza las evidencias. No quiere reconocer lo que está pasando ni aceptarlo porque sabe que si lo hace y después vuelve con su pareja, tendrá bronca, y se desmoronará el mundo que tanto empeño ha puesto en construir. Por mucho que al hacerlo el daño se lo haga fundamentalmente a sí misma», explica Kendrick.
  Mary Nighy explica que Kendrick entendió y se animó a explorar la idea de una relación de abuso disfrazada de amor de una forma realista, si bien atípica. Sabía que, como intérprete, le estaba pidiendo un gran esfuerzo al meterse en este personaje tan complejo, pero Kendrick lo dio absolutamente todo.
  «Queríamos contar la historia desde un punto de vista distinto al que suelen presentar la mayoría de historias sobre relaciones de abuso. Queríamos explorar el abuso emocional, una situación que es más sutil que la de un maltrato físico. Esas historias son tremendas, desde luego, pero la nuestra se centra en el abuso emocional, donde todo ocurre debajo de la superficie, de una manera menos abierta. Anna es una gran profesional. Al llegar al rodaje estaba muy preparada y estuvo fantástica. Clavaba las tomas a la primera, todos los días estaba tremenda. Ha conseguido meterse en el papel de Alice y enfundarse esa especie de máscara con la que se protege, aunque se va resquebrajando a medida que avanza el filme y nos deja entrever el dolor y la tensión que sufre esta persona que intenta poner buena cara y hacer ver que todo va bien», cuenta Nighy.
  Kendrick describe la película como un trabajo de equilibrismo que le exigió gestionar los diferentes pretextos y manipulaciones que va aceptando su personaje para crear una «realidad» que es, cuanto menos, inconstante.
  «Trabajé mano a mano con Mary para dar con el equilibrio perfecto al mostrar que algo no iba bien. No obstante, tampoco queríamos que fuera superobvio. No queríamos que Simon empujara a Alice contra una pared para que el público pensara “Vale, este tío, es un abusador”. Queríamos que los espectadores transitaran por el mismo espacio terrible que habita Alice, sin saber si esta relación está bien o mal, o si todo esto son imaginaciones suyas. Queremos que el público acompañe a Alice en este viaje incómodo, que se meta con ella en este limbo donde es difícil saber qué está pasando, donde puedan pensar que quizá Alice simplemente es un poco sensible o que quizá Alice está un poco loca. Por otra parte, también quería asegurarme de que se entendiera que Simon nunca va a cambiar. Un hombre como él le contaría a toda persona que quisiera escucharle que tenía una novia que estaba chalada. Esa tía apagó el teléfono y él no sabía dónde estaba, así que se fue a buscarla y las amigas de su novia se aliaron contra él y le comieron la cabeza a ella», explica Kendrick.
  Alice es incapaz de hacer frente a sus problemas y canaliza su sufrimiento de formas cada vez más preocupantes y misteriosas. En el polo opuesto encontramos a su amiga Sophie, una mujer cariñosa de cabeza fría y gran corazón que interpreta Wunmi Mosaku.
  «Creo que lo que más me gustó de la historia, con lo que más conecté, fue que gran parte de la motivación emocional no se plasma abiertamente en las escenas, por lo que Alice como personaje se convierte a veces en una narradora errática, no se puede confiar en su versión de la historia cuando nos cuenta lo que está pasando. De hecho, el primer día de preproducción, Wunmi me dijo que le hacía mucha ilusión el filme. Yo estaba todavía dándole vueltas a lo manifiestas que quería que fueran las cosas. Wunmi me ayudó al decirme que mi personaje era la prueba de lo que ocurría y creo que tenía razón. Lo que ocurre, le ocurre a Alice, solo ella lo sabe, ella es la prueba de los hechos. A la gente, especialmente a las mujeres, les cuesta aceptar que lo que sienten es real y puede resultar tentador mostrar hechos muy evidentes o escenas que demuestren que lo que está pasando está muy mal. Pero esa no es la realidad de todo el mundo. Confiar en que el público acompañara a este personaje y aceptara su percepción, tan personal como compleja, daba miedo, pero a la vez era muy emocionante», recuerda Kendrick.
  A Mosaku le gustó mucho la relación entre las tres amigas y, afortunadamente, el vínculo entre las intérpretes se mantuvo más allá del guion.
«Disfruté mucho la historia. Me emocionó un montón y me gustó que se contara a través de estas tres amigas, en lugar de centrarse únicamente en el daño físico, emocional y psicológico que emana de la naturaleza abusiva de Simon y Alice. Me alegro de que Sophie y Tess le hayan dado una vuelta para mostrarlo desde otro punto de vista», comenta.
  Lo que más le atrajo del personaje fue el optimismo de Sophie.
«Sophie es una persona supercariñosa y optimista y quiere transmitir ese entusiasmo a la gente de la que se rodea. Quiere hacer partícipes a los suyos de esas sensaciones, ya sea a través de la cocina, haciendo senderismo, dando un paseo en kayak o montando un espectáculo de fuegos artificiales para celebrar el cumple de Tess. Quiere que la gente se sienta querida y feliz. No es casualidad que trabaje para una ONG. Es una persona que acepta a la gente tal y como es, sin intentar cambiarla. Pero lo mejor fue que la relación de las chicas en la película se trasladó a la realidad. Me ha encantado trabajar con Anna y Kaniehtiio, conocerlas y crear esta relación con ellas como personas, personajes y artistas. Había una energía especial en este grupo; hemos hablado de nuestras esperanzas, sueños, miedos, relaciones, amor y pasado. Hemos querido profundizar en todo ello para mostrarnos auténticas y vulnerables», cuenta Mosaku.
  A Mosaku también le atrajo el toma y daca que se da entre estas amigas, que se conocen desde hace años y se hablan con la enorme confianza que surge en estas situaciones.
  «Una vez leí un dicho que proponía que “La honestidad sin compasión es brutalidad. La compasión sin honestidad es incitación”, y creo que describe perfectamente a las amigas de Alice. Viene a decir que la confianza da asco, aunque en este caso creo que ninguna de las dos amigas ha entendido cómo ser compasiva y sincera. En el caso de Sophie, seguro, y diría que Tess tampoco tiene muy claro cómo ser sincera y compasiva. Todas están viviendo un momento de cambio: acaban de cumplir los treinta y están empezando a plantearse cómo quieren que sean sus vidas y sus relaciones personales, y están intentando descubrir cómo gestionar todas estas novedades».
  Kaniehtiio Horn interpreta a Tess y se sintió atraída por «lo cercano que se siente el guion» y por la autenticidad de los personajes, sobre todo por la amistad de Alice, Sophie y Tess, y la personalidad de Tess. Su personaje es una chica leal, cariñosa, sincera, divertida, directa, amable, a veces criticona, pero siempre flexible.
  «Tiene un aire desenfadado e inmaduro. No se muerde la lengua y la paciencia no es lo suyo. Es todo lo contrario a Sophie. Tess es la que le dice a Alice las cosas como son sin callarse nada porque cree que su amiga necesita oírlo. Lo hace de buen corazón, aunque a veces se pasa de directa», comenta Horn.
  Su relación con Alice es algo más complicada porque tanto ella como el novio de su amiga son artistas, aunque sus carreras no tienen nada que ver.
«Tess es una artista increíble, pero no se está forrando ni es conocida en el sector, al contrario que Simon, que es una estrella. Creo que eso afecta su relación con Alice, y cómo entiende la relación de Alice y Simon. Tess tiene buenas intenciones pero no sabe transmitir sus sentimientos con tacto. Lo suelta todo directamente porque digamos que lo suyo no es pensar antes de hablar. Tess dice lo que piensa y luego gestiona las consecuencias. Y en este caso, lo que piensa de Simon y su mejor amiga Alice está relacionado con el momento profesional que está viviendo, aunque en el fondo está motivado por lo mucho que quiere a Alice».
  Antes de empezar a rodar, Kendrick, Mosaku y Horn pasaron tiempo juntas y hablaron largo y tendido para profundizar en la relación de sus personajes, y la admiración y el vínculo mutuo que se formó entre ellas se mantuvo durante todo el proceso.
  «Wunmi es como un rayo de sol, es muy alegre y dicharachera. Ha sido la Sophie perfecta, tan cariñosa y maravillosa. Y me encanta el arco de su personaje porque hacia el final de la película le pasa una cosa que le hace darse cuenta de lo fuerte que es. Tenía muchas ganas de ver cómo lo enfrentaba. Fue un día superespecial. Y luego está Kaniehtiio, que me intimidaba al principio, y esto lo digo como algo positivo. La seguía por todas partes como un perrito faldero. Ese personaje de tipa dura, fría como un témpano, pero con un gran corazón es increíble. No hacía más que decirle, “Estoy obsesionada contigo”. Ha sido la Tess ideal. Se comía las escenas. Ambas han encontrado la manera de ponerle los puntos sobre las íes a Alice, pero desde el cariño más absoluto. Había momentos en los que veía que me miraban con tanta preocupación y afecto que me daban ganas de echarme a llorar. Ha sido una suerte contar con compañeras de reparto tan increíbles como ellas», resume Kendrick.
  «Wunmi Mosaku le ha dado muchísimo carisma y cercanía al personaje de Sophie. También es muy graciosa y canta genial, algo que cuadraba perfectamente con el papel. Me ha encantado verla en pantalla. Sophie es la pieza clave del grupo, como el pegamento que las mantiene unidas. Ella es la nostálgica. Wunmi ha logrado transmitirlo con creces. Kaniehtiio es muy seca, muy graciosa, una mujer muy fuerte y tiene una personalidad muy marcada que funciona muy bien para Tess. Es la realista del grupo. Y la química que surge entre las tres y la autenticidad de su amistad es fantástica», comenta Nighy.
  Por supuesto, el elemento de discordia que surge entre las amigas es Simon. El actor Charlie Carrick recibió el guion cuando estaba trabajando en otro rodaje en Bélgica y la historia le enganchó desde el primer minuto. Las complejidades, la progresión emocional subyacente y las diferencias entre la personalidad de Simon en público y en privado le parecieron tremendamente interesantes.
  «Es un personaje muy atractivo en el sentido de que se le describe como guapo y encantador, pero lo que realmente me interesó de Simon es lo que se oculta bajo la superficie. Los aspectos emocionales y psicológicos que se perciben bajo esa fachada fueron los que realmente me llamaron la atención», explica Carrick.
  Carrick quiso investigar a fondo el papel pero, evidentemente, no encontró muchos testimonios en primera persona de hombres como Simon, por lo que se centró en estudiar las historias de víctimas de ese tipo de amenazas y manipulación emocional.
  «Quise informarme sobre las relaciones basadas en la coacción y el control, pero la verdad es que es muy complicado encontrar documentación o testimonios en primera persona de personas que han cometido estos abusos. Así que, para entender esas dinámicas, vi entrevistas con víctimas que habían estado en este tipo de relaciones. Pero incluso así queda una gran laguna en cuanto al hombre, la relación y cómo se justifica ese comportamiento a sí mismo», apunta Carrick,
  Dada la escasez de documentación, y valiéndose de las declaraciones de las Alices del mundo, Carrick se embarcó en un duro viaje personal para examinar sus propias acciones, y analizar cómo utilizarlas para dar forma al personaje de Simon.
  «El mayor reto ha sido analizar mis propios actos y compararlos con la forma de ser de Simon. Es decir, hasta cierto punto, pude llegar a entender de dónde viene ese tipo de conducta, pero dejarme llevar por ella de forma habitual, como él hace, para darle autenticidad a mi interpretación… digamos que me ha costado mucho vivir en ese mundo. Ya cuando empezamos a trabajar el guion, le dije a Mary “Si voy a meterme en este papel, voy a tener que centrarme en algunos aspectos muy negativos de mi propia personalidad y multiplicarlos”».
  Afortunadamente, Carrick contaba con Anna Kendrick para echarle un cable, que estaba dispuesta a acompañarle a esos lugares oscuros, arropados por el ambiente seguro que Nighy creó con y para el reparto y el equipo técnico.
  «Desde el principio sentí que Charlie y yo habíamos entendido de la misma manera a Simon como personaje. Simon se ve a sí mismo como un niño al que le han hecho daño. Piensa que si Alice fuera tan solo un poco más considerada, él no se enfadaría tanto. Simon se cree ese discurso. Otro actor podría haber entendido el papel de otra forma y haber visto a Simon como un villano y nada más, pero entonces la película hubiera sido muy distinta. Charlie se ha guiado por su instinto en muchas ocasiones y ha demostrado ser un intérprete muy inteligente y preciso. Está fantástico en la película. El primer día de rodaje ya pensé lo mucho que me iba a gustar trabajar con él», comenta la protagonista.
  Nighy comparte el entusiasmo de Kendrick por Carrick, y agradeció que se volcara tanto, desde un plano físico y psicológico, para crear el personaje de Simon.
  «Ha sido una suerte poder contar con Charlie para el papel de Simon por un montón de motivos. Por un lado, es muy atractivo y tiene muchísimo talento. Teníamos muy claro que Simon sería un hombre muy guapo y que eso formaría parte de su personalidad, porque no queríamos que el público pudiera pensar, “¿Pero por qué le gusta este tío? Si es lo peor.” Tenía que ser atractivo, seductor, creíble, encantador y sorprendentemente cariñoso para que la gente que los viera pensara que parecía buen tipo, si bien tenía un pronto raro… Los espectadores se darían cuenta de que algo había, pero no podrían identificarlo exactamente. Por otra parte, también necesitaba que Charlie pudiera transformarse en el Simon terrorífico. Ha clavado el papel, y se ha mostrado muy generoso durante el rodaje, siempre dispuesto a hacer diferentes tomas y versiones. Le pedía que hiciera la escena dándome su versión más suave, más razonable y más contenida. Y luego le pedía justo lo contrario, que me diera la versión más terrorífica. Resolvía las dos de maravilla».
  Nighy cuenta la historia de Alice, cariño desde el punto de vista emocional de los personajes, centrándose en el de Alice, haciendo al público partícipe de sus hábitos autodestructivos y de sus reacciones al verse desesperada y con la autoestima por los suelos. Todo sin darse cuenta de dónde vienen estas emociones porque no es capaz de enfrentarse a esa sensación de angustia subyacente. Uno de los comportamientos más reveladores y preocupantes es la forma compulsiva con la que se enrolla el pelo y se lo arranca a mechones, una manifestación física pequeña pero alarmante que da buena cuenta de su angustia. También se puede hacer una lectura más literal del viaje que hace Alice con sus amigas, saliendo de la ciudad a la bucólica campiña, puesto que el cambio de aires y de entorno libera a las tres chicas.
  «En cuanto a mi visión para el filme, una de las primeras ideas y conversaciones que tuvimos fue sobre cómo hacer al público partícipe del viaje de Alice. Me encanta cuando los espectadores se identifican casi visceralmente con el personaje. La cámara subjetiva te hacer ponerte en la piel del personaje, pasando por lo mismo que ella, y quise probar esa técnica en esta película. También quería marcar el cambio que supone salir de la ciudad. En Toronto está el piso en el que Alice vive con su novio y también es donde está su trabajo, y creamos un contraste con el campo, donde va con sus amigas. Queríamos subrayar mucho la diferencia entre la ciudad y el campo», explica Nighy.
  El rodaje se desarrolló durante 20 días en Toronto y en Clear Lake (Ontario), donde estaba ubicada la casa del lago.
Nighy se apoyó en el color, la fotografía y el sonido para enfatizar la dicotomía entre la casa del lago y Toronto.
  «La paleta de color de la ciudad es mucho más monocromática y sofisticada. También hemos utilizado una cámara fija para esas escenas y pasado a cámara en mano al llegar al campo, porque nos resultaba más fluida. Allí había muchos más colores, más calidez y, por supuesto, mucha más luz porque estábamos en exteriores. Así, al crear esos dos mundos y distinguirlos utilizando el sonido y la fotografía creamos una subjetividad que nos acerca a Alice y nos permite acompañarla en este viaje», comenta Nighy.
  En sus primeras reuniones con Nighy, el director de fotografía Mike McLaughlin hizo mención a varias películas, entre las que destacó American Honey, Fragmentos de una mujer y The Assistant. McLaughlin también volvió a ver las películas más exigentes de sus directores de fotografía favoritos, Robbie Ryan (American Honey) y Adam Arkapaw.
  «Muchos de sus proyectos tenían la estética que buscábamos… Adam rodó una película titulada Lore que estilísticamente es muy similar a lo que queríamos conseguir, si bien la temática no tiene nada que ver. La película en blanco y negro Ida también nos sirvió de inspiración en cuanto a la estética, la ambientación y la sensibilidad», explica McLaughlin.
  La cámara de McLaughlin muestra las diferencias entre la vida de Alice en la ciudad y su escapada al campo.
«Quería que el primer acto en la ciudad tuviera un aire elegante pero también contenido, y eso lo conseguimos con la iluminación, los ángulos y los movimientos de la cámara. Cuando se va de escapada al lago y empieza a descubrirse a través del cariño y la ayuda de sus amigas, grabamos a pulso, con un encuadre más abierto y luz natural. La primera parte es más clínica, más diluida y menos saturada», explica. A McLaughlin, Nighy y Kendrick se les iban ocurriendo de forma espontánea ideas para expresar de manera visual la angustia y confusión de Alice.
  «A veces se nos ocurrían cosas entre tomas, mientras Mary, Mike y yo comentábamos cómo hacer una referencia sutil a algo que transmitiría el estado mental en el que se encontraba Alice. Recuerdo que en una escena salía tumbada en una hamaca y Mary quería que Alice estuviera leyendo, pero le dije que me parecía buena idea que tuviera un libro en la mano pero que no lo estaría leyendo. Alice tendría la cabeza a mil pensando en todo lo que estaba pasando. Estaría a tope de sensaciones y no tendría ni la energía ni la concentración para ponerse a leer. Así que la idea de presentar a Alice con un libro en la mano pero con la mirada perdida fue algo que se nos ocurrió sobre la marcha. Alice está envuelta en un diálogo interno constante, pero queríamos hacer partícipe al público para que entendiera lo que estaba viviendo el personaje», comenta Kendrick.
  La casa del lago donde Alice por fin consigue soltarse y liberarse es otra localización importante. También evidencia la profundidad y el peso de las relaciones de Alice: la que tiene con sus amigas, con Simon y consigo misma. La diseñadora de producción Jennifer Morden tuvo que dar con una localización práctica que funcionara para el trabajo de fotografía, pero que transmitiera además la carga emocional y física de los acontecimientos que se producirían en ella. Afortunadamente, contaba con una aliada y experta en la zona: la productora Katie Bird Nolan.
  «Las escenas del campo las rodamos en verano, así que la disponibilidad fue un tema complicado. Como Katie se crio en la zona de Stony Lake, se puso en contacto con toda la gente que conocía para dar con la localización que mejor encajara. Buscábamos algo muy específico porque la mayoría de las escenas se desarrollan en una terraza acristalada, pero también hay escenas en un jacuzzi, en la cocina y en la mesa del comedor. La disposición también era importante, porque necesitábamos que las actrices tuvieran espacio suficiente para moverse y mostrar su enfado o frustración. Tenían que poder moverse a sus anchas. Y por último estaba la iluminación, porque el director de fotografía quería usar luz natural siempre que fuera posible», recuerda Morden.
  La arquitectura del bungalow era perfecta para la puesta en escena y también era un lugar pragmático y funcional que permitía al equipo técnico trabajar con total libertad, algo que no suele darse en localizaciones reales.
  «La razón por la que la casita ha funcionado tan bien es porque las zonas comunes están todas juntas, pero son independientes. No es un ambiente diáfano, como las construcciones modernas, que quedan muy asépticas. Esta casa tenía un pasillo muy largo que distribuía todas las habitaciones, más la cocina y el comedor que estaban conectados, al igual que el salón y la terraza cubierta. Nos pareció que se prestaba perfectamente a que Mary dirigiera a las intérpretes a sus habitaciones pero que luego pudieran reunirse en una zona común. Era ideal. Eso no quiere decir que no tuviéramos que andar moviendo todo el equipo de una zona a otra para rodar en diferentes estancias, pero lo importante es que contábamos con espacio suficiente para hacerlo, y además la disposición es perfecta para la historia», explica Morden.
  Morden también tuvo en cuenta la estética exterior y la conexión entre el interior y el exterior a la hora de trabajar el diseño de producción.
«El jardín de la casa desempeña un papel muy importante. Se tiene que ver el lago desde el jacuzzi y el huerto desde la cocina. También hay una escena en la que se corta leña. Todo fue sumando en el baile que surge a la hora de marcar las posiciones de los intérpretes teniendo en cuenta las necesidades de dirección, fotografía y diseño de producción. Entre otras cosas, utilizamos la zona de la hoguera, ampliamos la zona de astillado, movimos el jacuzzi… todo para crear esos momentos de tensión y conseguir las líneas de visión que buscábamos entre las miradas de las actrices. También necesitábamos contar con espacio suficiente para que pudieran distanciarse. La relación se vuelve muy tensa y hay momentos de soledad, descubrimiento y reflexión, seguidos de enfados y discusiones... Para que pudieran darse todos esos momentos, había que crear espacio para que pudieran distanciarse y también juntarse. En algunos casos contábamos con el espacio necesario y en otros tuvimos que crearlo», cuenta Morden.
  Nighy añade que el escenario de la casa del lago tenía varios objetivos. Por un lado tenía que servir de contraste con la casa de Simon, pero por otro tenía que sentirse la personalidad de Sophie y, por último, tenía que ser un espacio seguro para Alice.
  «Necesitábamos que la casa del lago hiciera de contrapunto con el piso que comparten Alice y Simon, que es muy elegante, monocromático y urbano. Necesitábamos que la fuera cálida, llena de colores y estampados diferentes, que se sintiera como un espacio vivido, un hogar. Asimismo teníamos que transmitir que era la casa de la familia de Sophie, con todo lo que eso supone. Wunmi y Jen (Morden) hablaron del personaje de Sophie y sus raíces. Decidieron que Sophie tuviera ascendencia caribeña. Varias generaciones atrás, su familia llegó a Canadá y compraron la casa hace poco. Jen se lo curró con pequeñas pistas como las fotos de la nevera. Vemos una imagen de los abuelos en blanco y negro y fotos de la familia por todas partes. Hay arte y detalles que evidencian su ascendencia sin referirse a ella abiertamente. A la hora de crear un ambiente que invitara a relajarse, comentamos el papel pintado del baño y la cocina, que es de un color verde increíble, y hablamos de la necesidad de utilizar colores diferentes para el piso de la ciudad y esta casa de campo», apunta Nighy.
  La ubicación también estaba cerca del agua, un elemento importante del guion. Nighy celebró las «casualidades» que surgieron al dar con la localización.
«El agua es un aspecto importante del filme. Aparece incluso antes de que lleguemos a la casa del lago. Es un elemento clave. Por ejemplo, tenemos la escena de la ducha con Simon y el final (sin destripar nada), su miedo al agua constante o la necesidad de Alice de sentirse limpia. Así que estar en la zona de lagos de Kawartha encajaba perfectamente con la película, por el enorme peso del agua en la historia. Tengo experiencia rodando en plató y, desde luego, esa opción ofrece ventajas logísticas en cuanto al ángulo de la cámara, la puesta en escena y la iluminación, pero lo increíble de la cabaña donde hemos trabajado es que descubría cosas al ver cómo la luz natural entraba por la ventana y cómo se iluminaba la madera con determinada luz. El resultado es mucho más orgánico. Cuando estábamos en preproducción, paseando por la ubicación, vimos todas las posibilidades que nos ofrecía y sentimos que la belleza de la zona se nos revelaba, en lugar de partir de un diseño preparado e impuesto. Gracias a la cabaña, fueron surgiendo opciones sobre la marcha. Animé a Mike (McLaughlin) a rodar recursos de ambiente en el jardín, el pueblo y las tiendecitas del centro. El equipo se reía de mí porque me llamaban la atención los graneros de Canadá o las gasolineras o la ropa tendida secándose al aire, porque como soy inglesa me resultaba muy exótico. Pero me parecía que esas cosas tenían mucho encanto y le daban mucha autenticidad a la historia», cuenta Nighy.
  Una de las escenas con mayor peso desde el punto de vista del diseño de producción, la trama y la interpretación es la incómoda secuencia de la cena en la que aparece Simon de forma inesperada e indeseada.
  «La clave de esa escena está en el vínculo, la rutina y la armonía que han creado las chicas en la casa a lo largo de esos cinco días. Han puesto la mesa 20 veces, han cogido lo que necesitaban del huerto, han entendido cómo gestionar su espacio físico y emocional. Y de repente aparece Simon, un intruso que llega para alterar la paz que han establecido las chicas. Tuve que decidir dónde ubicarlo para que su presencia causara el mayor impacto, así que decidí que presidiera la mesa. En realidad, hasta ese momento, la única que se había sentado en ese sitio había sido Alice. También sacamos unos salvamanteles que no se habían utilizado nunca, para añadir elementos que le dieran un aire claustrofóbico, incómodo y desconcertante», describe Morden.
  A la hora de diseñar el vestuario, Marissa Schwartz quiso reflejar la diferencia entre la vida subliminal y real de Alice, además de mostrar la personalidad e idiosincrasia de sus amigas y el carácter volátil y amenazante de Simon.
  «Para cada personaje busqué una inspiración específica. Hablé largo y tendido con Mary sobre el tema y, después, cada intérprete me dio su opinión. Por ejemplo, para dar con el armario de Tess me basé en algunos amigos que son artistas, sin delimitar su estilo específicamente a Toronto. Queríamos darle un aire desenfadado, así que nos decantamos por ropa de segunda mano que se veía un poco desgastada, pero con mucha personalidad. Para Sophie buscamos algo un poco más hippy, más orgánico y artesanal. Nos parecía que a Sophie le gustaría hacer punto, por lo que viste algunas prendas que, si te fijas bien, parecen que las haya hecho ella. Ella toma el papel de cuidadora del grupo, así que le dimos un vestuario muy fluido y cómodo. Y, como el grueso de la película se desarrolla en su cabaña, queríamos que se sintiera que el entorno le resulta familiar», explica Schwartz.
  Schwartz añade que la personalidad arrogante y dominante de Simon se percibe en su forma de vestir, al igual que la subyugación de las necesidades y los gustos de Alice a los de su novio. Pero según va pasando más tiempo con sus amigas y se va distanciando de su relación de dependencia con Simon, se va notando un cambio en su ropa.
  «El estilo y los colores con los que viste Simon se inspiran en la idea de que es un artista muy conocido. Le importa mucho el qué dirán y por eso hemos querido que llevara siempre ropa de alta calidad. Todo está hecho a medida y le sienta como un guante, aunque en realidad a él parece no importarle cómo le queda: lo único que le importa es que sea caro y que sea de diseño. Ese tipo de detalles han ayudado mucho a Charlie a meterse en el papel. En cuanto a Alice, como diseñadora de vestuario es muy gratificante trabajar en una producción como esta porque pasamos mucho tiempo construyendo la historia y la evolución del personaje a través de la ropa. Cuando conocemos a Alice, viste de una forma impecable pero muy modesta, con ropa poco práctica, como los tacones y las faldas de tubo y vestidos ajustados que lleva cuando está con Simon. Cuando llega a la cabaña, gradualmente va cambiando según va distanciándose de ese mundo y se siente más relajada y cómoda. Al principio, las amigas de Alice, Tess y Sophie, crean un contrapunto con el estilo de Alice, porque ellas visten tal y como son, mientras que Alice va tan producida que se siente como si llevara una especie de disfraz. Al final del filme, la protagonista está mucho más expuesta y vulnerable, pero también es más auténtica y se siente a gusto consigo misma, y eso se percibe en la ropa que lleva».
  El color, la silueta y el diseño han sido grandes factores que se han tenido en cuenta a la hora de diseñar el vestuario, tal y como explica Nighy.
«Antes de empezar a rodar habíamos hablado ya de utilizar dos paletas de color muy diferentes. En la ciudad quedamos en que Alice utilizaría ropa elegante y ceñida, pero modesta, porque queríamos transmitir que su personaje era recatada, pero también quería gustarle a Simon. Por eso suele llevar colores claros en la ciudad, pero cuando llega al campo queríamos que se sintiera relajada, así que se pone unos vaqueros. También empieza a cogerle ropa a sus amigas y lleva camisetas más holgadas. Vemos a una mujer que se está liberando a través de la ropa y está reencontrándose con la persona que era antes de conocer a Simon, y espero que eso lo perciba el público al ver cómo cambia su vestuario en la cabaña».
  A Simon lo que le importa, añade, son las marcas y los diseñadores.
«Le envié a Marissa muchos diseñadores europeos, como vaqueros de EPC y camisas y camisetas de John Smedley y agnès b. Este hombre cuida mucho su estilo y es británico, así que teníamos que darle un aire europeo. ¡Encontró verdaderas joyas para su armario!».
  Todos estos detalles se han cuidado al milímetro para servir a la historia y al personaje, hasta la liberación de Alice.
«En última instancia, creo que está película habla tanto de la amistad como de la relación de abuso e intimidación. Espero que el público disfrute y celebre el vínculo entre estas tres amigas», concluye Nighy.

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