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NOTAS DEL DIRECTOR...
1. El tema histórico:
Como actor, quería invitar a mi público a un proceso de identificación, quería inspirar empatía y emocionarlo y, en definitiva, brindarle una experiencia artística intensa. Este objetivo sigue siendo el mismo para mi trabajo como director de cine, razón por la cual sigo buscando personajes emocionantes, complejos y sus obsesiones.
Si bien Alma y Oskar son figuras “históricas”, el público debe encontrarse con ellos como si fueran del “aquí y ahora”. Sus conflictos son modernos y no necesitamos evocaciones nostálgicas del pasado para entenderlos. Somos testigos de una mujer a la que más tarde se conocerá por su reputación de coleccionar hombres como trofeos de caza. Contemplamos también a un hombre poseído por el impulso de crear, no solo obras de arte, sino también su vida que comparte con una mujer a la que admira profundamente. Tras un matrimonio frustrado, esta viuda de treinta y tres años se embarca en una aventura con un artista de veinticinco años. Pero pierde el control de la situación. Lo que comienza como una aventura se convierte en un juego de dominación y dependencia, un drama que amenaza la vida, una gran historia de amor con un final amargo. Alma Mahler se niega a aceptar el rol de madre y musa que le atribuye la sociedad. Ella lucha por su autonomía y éxito social, mientras que Oskar y sus otros compañeros equiparan el amor con la propiedad y, naturalmente, asumen que la búsqueda del éxito les pertenece solo a ellos como hombres.
Oskar Kokoschka tiene un sólido sentido de la dramaturgia. Se percibe a sí mismo como un artista dentro de un “arco dramático” que es difícil de superar, estilizándose a sí mismo y su impulso creativo como un personaje público y sometiendo su vida privada a este arco dramático. Sin embargo, con una intención emancipadora, el guion contrarresta su narrativa con el punto de vista de Alma Mahler. El personaje de Oskar Kokoschka se convierte en un espejo de las angustias masculinas por la pérdida de la superioridad patriarcal y Alma Mahler se convierte en un “modelo a seguir”, en el que las mujeres de hoy pueden ver reflejado su anhelo de autorrealización.
2. Enfoque estético y cinematográfico:
La guionista Hilde Berger (que también es autora de la novela “Die Windsbraut” en la que se basa la película) y yo, queríamos ponernos de una parte o, mejor dicho, partes: la parte de Oskar y la parte de Alma. La historia no se concentra en la perspectiva de una persona, sino que sigue las experiencias internas y externas tanto de Alma como de Oskar.
Me di cuenta del extraordinario talento del director de fotografía germano-polaco Jakub Bejnarowicz cuando estudiaba en la Universidad de Cine de Babelsberg. Más tarde ganó los Bavarian Film Awards por el largometraje MERCY (Michael Glasner), así como el premio a la “mejor fotografía” de la Asociación Alemana de Críticos de Cine que, además, honró su trabajo por THE RIVER USED TO BE A MAN (Jan Zabeil). También fue nominado en repetidas ocasiones a "mejor fotografía" por su trabajo en la serie de Netflix PERFUME. Creó adaptaciones muy interesantes para una variedad de proyectos (HUMEDALES, TATORT de Til Schweiger, EL CASO COLLINI de Marco Kreuzpaintner o ZOO STATION: THE STORY OF CHRISTIANE F. dirigida por Philipp Kadelbach). Con la cantidad justa de contraste, un juego ambicioso con la luz y la oscuridad, a través de un movimiento de cámara y un encuadre individualistas, así como una resolución inteligente e inusual, visualiza la narración sin poner en primer plano la óptica y su intención. En nuestro caso, Jakub diferenciará claramente las distintas perspectivas de Alma y Oskar con diferentes cámaras (analógicas y digitales) y diferentes ópticas (por un lado esféricas, por otro anamórficas), reforzando así las marcadas diferencias en el diseño escénico y el desarrollo de personajes.
Considero que Emily Cox es la actriz ideal para interpretar a Alma. Como hija de músicos ingleses/irlandeses, creció en Viena y obtuvo reconocimiento internacional con su papel de “Brida” en la serie de Netflix THE LAST KINGDOM. Tiene tanto ese encanto de doncella vienesa de una mujer joven de los círculos artísticos como la capacidad de transmitir la transformación de una "dulce chica vienesa" en una mujer adulta que toma su destino en sus propias manos. Valentin Postlmayr fue elegido para el joven y carismático artista Oskar tras un proceso de dos años. El actor llamó mi atención cuando capturó los corazones del público del teatro con una enérgica y apasionada interpretación en una puesta en escena de “Romeo y Julieta”. Durante las pruebas de pantalla con Emily Cox, los actores dieron vida entre ellos a la tensión erótica que es fundamental para su relación en la pantalla.
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