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CRITICA
Por: PACO CASADO
El cine ha encontrado en algunos momentos una fuente de inspiración en la vida de los grandes músicos, ya sean clásicos, caso de 'Sueño de amor' (1960) o modernos, 'Música y lágrimas' (1954), por poner únicamente dos ejemplos que probablemente todos los buenos y veteranos aficionados al cine conocen y saben quienes están detrás de esos títulos.
En este caso el elegido es Gustav Mahler, aunque aquí éste tan sólo hace su aparición en unas breves imágenes al inicio de la historia, ya que de inmediato pasamos a conocer la vida de su esposa, puesto que meses después de este comienzo él fallece y es su esposa, Alma Mahler, que da título a esta coproducción múltiple, la que se encarga de difundir su obra.
Ella es una ilustre y culta dama, hija del pintor Emil Jakob Schindler, que también componía, pero su obra era ensombrecida por la música de su esposo.
Llegó a casarse tres veces, con el compositor Gustav Mahler, con el arquitecto Walter Gropius y con el literato Franz Werfel, aunque su verdadero amor fue el artista pintor y dramaturgo expresionista Oskar Kokoschka con el que tuvo durante tres agitados años una tormentosa relación amorosa.
Pero por lo que se desprende de esas imágenes iniciales, las relaciones no se puede decir que fueran las mejores, ya que ella no estaba sexualmente satisfecha y pronto empieza a encontrar refugio en otros hombres, entre ellos un arquitecto, un director de orquesta al que convence para que dirija el estreno de la décima sinfonía de su esposo y sobretodo el pintor Oskar Kokoschka.
La acción transcurre durante la primavera de 1912, cuando Alma Mahler, gran dama de la sociedad vienesa, recientemente viuda emprende esas relaciones con los diversos hombres antes apuntados, especialmente con el pintor, enfant terrible del momento, que bebe los vientos por ella y al que le da celos constantemente con otros hombres.
La relación comienza porque ella quiere que le inmortalice realizando su retrato, pero el deseo, la lujuria y el romance va algo más allá de lo que pretendía.
La película está dirigida de manera correcta por el realizador austriaco Dieter Berner, que también colabora en la escritura del guion con la guionista Hilde Berger llevando el relato de una manera pausada, sin sobresaltos, sin poner mucha emoción en ello con varias escenas amorosas que demuestran la desaforada pasión de los enamorados en el desarrollo de su amor loco, entre Alma Mahler y Oskar Kokoschka.
Dieter Berner es un veterano director austriaco de 83 años del que Alma Mahler, la pasión es la primera obra suya que le vemos en España de las más de dos docenas que lleva realizadas entre el cine y la televisión.
En cuanto a la interpretación la joven actriz protagonista es Emily Cox, que encarna con pasión a Alma Mahler, mientras que su oponente es Valentin Postlmayr que asume el papel del alocado pintor Oskar Kokoschka con algunos momentos ridículos en su comportamiento, que es la cuarta cinta que interpreta para la gran pantalla.
La producción está llevada a cabo con todo lujo de detalles en cuanto a la ambientación de la época en la que tiene lugar el desarrollo de esta historia.
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