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El guionista Nick Hornby nos cuenta que, “no estaba totalmente seguro de qué fue lo que me atrajo tanto de los textos de Lynn Barber, pero claramente había algo. Lo leí y se lo di a mi esposa Amanda Posey, que es una de las productoras, y le dije, ‘échale un vistazo, aquí hay una película’. Ella estuvo de acuerdo, y junto a Finola Dwyer, su compañera de producción, empezaron a pensar en posibles guionistas. Empecé a sentirme preocupado porque estaba empezando a tener envidia de no ser uno de los candidatos, y les decía, ‘¿para qué queréis a ese perdedor?’. Así que, les dije que quería intentarlo”.
“Siempre pensé que en algún momento debería escribir la historia completa de mi primer novio, ya que me parecía extraordinaria”, comenta la periodista Lynn Barber acerca de su breve memoria.
“Posiblemente lo que más me atrajo de este texto fue que Lynn Barber, que tiene una fuerte personalidad y que a veces en sus artículos es una voz que levanta polémica, era ver qué había escrito sobre su vida cuando era joven. Así que pensé, ‘¡me gustaría saberlo!’. La gente que la lee, la sigue con mucho interés porque Lynn nunca había hablado antes de ella misma, por eso yo también estaba encantado de conocer su historia”, nos continúa diciendo Hornby.
Hornby añade que “adaptar 10-12 páginas de una revista de literatura sería una gran apuesta, aunque verdaderamente fue un trabajo agradecido. Sentí que me identificaba con la vida de Jenny perfectamente, aunque yo era un chico de ciudad y mis padres no fueron nunca a la universidad. Me gustaba el dilema que de alguna forma era “la vida en oposición a la educación”. Yo fui profesor y era algo en lo que pensaba constantemente. Estaba convencido de que sería capaz de escribir un guión que desarrollara ampliamente el texto de Lynn y lo hiciera interesante desde el punto de vista cinematográfico”.
A la hora de describir el periodo en el que está ambientada, todos los directores rápidamente apuntaron hacia la Inglaterra en la que todavía no había entrado la alegría, en 1961. Cuatro años después de la declaración del Primer Ministro Harold Macmillan que sostenía que ‘la gran mayoría de nuestra gente nunca había estado mejor’, la familia media inglesa continuaba llevando una vida encorsetada y austera. Aunque la gente estaba preocupada con cambiar las buenas costumbres sociales y sexuales, la mayoría no tenía prisa por adoptarlas.
“Cada vez que la gente habla sobre los sesenta, me dan ganas de gritar. Los sesenta realmente no empezaron hasta el año 63 o 64. Antes de estos años fue todo bastante monótono”, nos dice Barber.
“Para mí, uno de los puntos fuertes de la película y una de las atracciones del rodaje fue que en 1962, Gran Bretaña estaba todavía estancada en la austeridad de la posguerra. En ese momento, Inglaterra era un país extremadamente aislado, un país bastante pobre. La Segunda Guerra Mundial creó la América de los años 50, con esos grandes coches y el rock ‘n’ roll. Fue el resultado de algo bien hecho. Mientras allí todos se movían en Cadillacs, aquí en Gran Bretaña, todavía estábamos esperando al autobús”, comenta Hornby.
“Nos resultó muy duro unir todos aquellos acontecimientos. Si echas la mirada atrás hasta finales de los ochenta, por ejemplo, parecen tiempos recientes para aquellos de nosotros que tenemos cierta edad. Esta es la distancia que hay entre este periodo y el comienzo de la Segunda Guerra Mundial. En los 50 se vivía bajo el racionamiento. Era difícil viajar al extranjero debido a la regulaciones de la moneda, a la ínfima variedad de comida disponible y había un montón de cosas que no teníamos en este país”, cuenta Hornby.
Carey Mulligan, que interpreta a una estudiante, Jenny, reconoce que la vida de su personaje, aunque está basada en la vida real de Barber, puede ser vista como una metáfora de ese periodo: “Además de ser un periodo de la vida de Jenny, es la historia también de los sesenta.
La directora de vestuario Odile Dicks-Mireaux, se inspiró en películas y el modelo para el vestuario de David, fue Sean Connery en el hit de 1962, Dr. No, que fue la primera película de James Bond. “Parecía un nuevo look en aquel momento, saliendo de los 50 pero muy en línea con el look de los 60”, nos cuenta ella.
Para Carey Mulligan, que tenía 22 años en el momento del rodaje, la idea de interpretar a alguien de 16, inicialmente le dio algo de pavor. “Estaba preocupada por hacer de quinceañera cuando yo ya tenía 22 años. Fue entonces cuando pensé en cómo era cuando tenía dieciséis y la verdad que tampoco era tan diferente”.
En el artículo original, Lynn Barker describe estar enamorada de los amigos de su pretendiente, tanto o más de lo que ella estaba de él. “Danny y Helen son cruciales para Jenny”, cuenta Nick Hornby