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CIUDAD DE ASFALTO
INFORMACIÓN
Titulo original: Asphalt City
Año Producción: 2023
Nacionalidad: EE.UU.
Duración: 120 Minutos
Calificación: No recomendada para menores de años
Género: Drama
Director: Jean-Stéphane Sauvaire
Guión: Ben Mac Brown, Ryan King. Basados en la novela escrita por Shannon Burke
Fotografía: David Ungaro
Música: Nicholas Becker
FECHA DE ESTRENO
España: 10 Enero 2025
DISTRIBUCIÓN EN ESPAÑA
Vértice cine


SINOPSIS

Ollie Cross es un joven paramédico que, mientras prepara el examen de acceso a la Facultad de Medicina, recorre con Gene Rutovsky en ambulancia las calles de Nueva York. Rutovsky, curtido en mil batallas y uno de los paramédicos más veteranos de la ciudad, será su compañero y mentor. De él aprenderá todo lo necesario para tratar a los pacientes y sobrevivir a su caos diario...

INTÉRPRETES

TYE SHERIDAN, SEAN PENN, KATHERINE WATERSTON, MICHAEL PITT, MIKE TYSON, RAMON ALEMAN, ALISA MIRONOVA, JAMIE COOPER, DONNA GLAESENER, KAREEMEH ODEH, KALI REIS, RAQUEL NAVE, ANTHONY RICCIARDI

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ENTREVISTA AL DIRECTOR...
Eres un francés que vive en Nueva York. ¿Cómo decidiste mudarte a Brooklyn?...
Me mudé a Brooklyn hace catorce años. Siempre he sentido fascinación por Nueva York. Como turista, visité la ciudad varias veces, pero, en 2007, tras presentar Johnny Mad Dog: Los niños soldado, en Cannes, me contactaron varios agentes estadounidenses que me aconsejaron mudarme a allí para rodar una película allí. Conocía la ciudad principalmente a través del cine, Scorsese, Ferrara, Friedkin, Schlesinger, Lumet, Cassavetes, y sus secuencias del metro, los puentes y las sirenas de las ambulancias. Todo eso ha quedado plasmado en CIUDAD DE ASFALTO.

Acabé comprando una casa abandonada en el barrio de Bushwick, en Brooklyn, e intenté hacer una película experimental en inglés basada en Los niños terribles de Jean Cocteau, ambientada en esa misma casa. Finalmente, no logré conseguir la financiación para hacerla, pero desde que aterricé en Nueva York, quise retratar lo que yo sentía que era la auténtica Nueva York, con su increíble diversidad, su vívida textura y sus increíbles paisajes sonoros. Y también su relación con la violencia y la esperanza.

¿Cómo descubriste la novela de Shannon Burke ‘Black Flies‘?...
Después del estreno de Una oración antes del amanecer, los productores me la hicieron llegar. La historia se desarrollaba en los años 90 en Harlem y estaba basada en las experiencias de un paramédico del turno de noche. Pensé que leerla sería la mejor manera de adentrarme de lleno en la ciudad de Nueva York. Enseguida conecté con su protagonista. Aunque la película también transcurre en Harlem, se centra principalmente en la epidemia de crack. Me gusta que mis películas plasmen el mundo y la realidad tal y como son, no limitarme a replicar el pasado.

Háblanos del rodaje en Brooklyn...
El barrio de Bushwick no ha cambiado mucho, y menos aún bajo las vías elevadas del tren. Décadas después, sus calles siguen pareciéndose a las del Nueva York retratado por William Friedking en Contra el imperio de la droga (The French Connection). De hecho, el restaurante chino que aparece en CIUDAD DE ASFALTO es el mismo bar en el que Friedkin rodó su película en 1971. Rodamos por la zona de la Avenida Nuevo Utrecht en Brooklyn Sur, donde se rodaron las persecuciones de Contra el imperio de la droga (The French Connection). En cierto modo este es mi peculiar homenaje tanto a esa película como al Nueva York que salía en ella.

¿Cómo has adaptado la historia de Shannon para volverla tuya? ¿Cuáles son las diferencias entre la novela y la película?...
La dinámica principal entre el novato Ollie Cross y, su superior, Gene Rutowsky ya estaba ahí, y me gustaba mucho, por lo que se mantiene fiel al libro. Lo que sí hemos cambiado por una cuestión temporal es el origen del trauma de Rutowsky, que en el libro era la Guerra de Vietnam, y en la película es el 11-S, que resulta mucho más congruente puesto que, tras la tragedia, muchos bomberos de Nueva York quedaron traumatizados. Pensé que sería interesante construir un personaje basado en el trauma. En el libro, el enemigo es la epidemia de crack que asoló la ciudad, mientras que en la película el ‘enemigo’ es un sistema sanitario fallido que en Estados Unidos se impone como otra forma de violencia social.

¿Cómo surgió la idea de que Tye Sheridan fuera uno de los protagonistas?...
Al terminarme el libro, fue Tye Sheridan el primer actor que me vino a la cabeza, así que quedé con él y nos pusimos manos a la obra. Tye, además de ser uno de los protagonistas, también es uno de los productores. En 2018, llamé a Shannon Burke y vino a Nueva York para que Tye, el guionista y yo pudiéramos acompañarle por Harlem, donde trabajaba. Tye pensó que estaría bien conocer el día a día de Shannon y, especialmente, qué cosas hacía cuando ejercía como paramédico.
Tye estaba muy comprometido con el papel y al vivir esta historia a través de los ojos de su personaje, empezamos a entender cómo puede resistir la violencia que, al principio, le golpea de lleno. Cómo no perder la fe en la humanidad y dejarse tentar por la violencia, sino lo contrario, cómo combatirla e intentar paliarla. Estar ahí para guiar a las almas hasta el otro lado si es necesario, y a veces tener el privilegio de salvarlas.

Descríbenos cómo te documentaste tú para hacer esta película...
Para hacer la película lo más auténtica y realista posible necesitaba sumergirme en el mundo de los paramédicos de Nueva York, meterme en esas ambulancias y viajar junto a las primeras personas que socorrían a las víctimas. No fue una tarea fácil porque el FDNY es un organismo muy burocrático.
Yo terminé teniendo suerte porque Oscar Boyson, productor de Good Time, me puso en contacto con el centro médico de Wyckoff Heights en Brooklyn, donde conocí a Eric Cardamone, jefe de los servicios de emergencias. Eric rápidamente se entusiasmó con nuestro proyecto porque nadie había hecho una película de paramédicos ambientada en Nueva York desde 1999 cuando Scorsese hizo Al límite.
Me contó su historia, me describió su rutina y, durante dos años, de 7 de la tarde a 7 de la mañana, me permitió sentarme en la parte trasera de su ambulancia y observar. Con esta película rindo homenaje a su valentía, dedicación y pasión por su profesión frente a un sistema sanitario estadounidense completamente roto.

¿Qué te resultó más interesante de la vida de los paramédicos en Nueva York?...
El ritmo de la vida y su mundo. Para mí, el cine se basa en el ritmo, la forma en la que grabas, editas y usas la música, así es como se crea una película. Quería captar el ritmo frenético de los paramédicos, el chute de adrenalina, lo impredecible, el trabajo a contrarreloj, la sensación de perder la noción del tiempo, saliéndose de la zona de confort sin tan siquiera saber en qué día viven. En este oficio, cada noche es peligrosa y estresante, nunca sabes qué va a pasar y, en todo momento, estás en contacto estrecho con situaciones de vulnerabilidad con personas de entornos y clases sociales diferentes. Son los ángeles guardianes de la ciudad, aquellos que día tras día arriesgan su vida para salvar la completos desconocidos.
Durante mi investigación, conocí a infinidad de personas con idiomas y culturas diferentes. Con tanta diversidad, el Nueva York que descubrí en el proceso era como la Torre de Babel.

¿Dónde transcurre la historia?...
La historia se desarrolla en los barrios de Brooklyn de East New York y Brownsville, zona que cubre el Centro Médico de Wyckoff Heights. La mayoría de las llamadas que aparecen en la película están basadas en hechos reales, incluido el tiroteo del principio. Para mí, estos barrios son la cara olvidada de Nueva York. Mientras que Bushwick y la cercana Bedford-Stuyvesant se han aburguesado, pero East New York y Brownsville siguen siendo de clase obrera y con predominio de población negra y latina.

Buena parte del reparto no son actores profesionales. ¿Cómo los encontraste?...
Siempre intento dar oportunidades a actores no profesionales, y para CIUDAD DE ASFALTO quería que fuera gente de mi barrio para darles voz y brindarles la oportunidad de contar su propia historia. Yo tenía un bar en Bushwick al que venían algunos artistas, actores y gente del barrio. Lori Eastside, nuestra directora de casting, había trabajado con Darren Aronofsky y Abel Ferrara y conocía Nueva York como la palma de su mano. Convocamos el casting en Bushwick, e hicimos las audiciones entre el bar y mi casa. Karine Nuris, una de las coaches de actores en Johnny Mad Dog: Los niños soldado y Una oración antes del amanecer, se incorporó al equipo para ayudar a los no profesionales a sentirse cómodos hablando y apareciendo en cámara y trabajando en sus escenas.

¿Cómo convenciste a Sean Penn para que volviese a ponerse delante de la cámara e interpretara este papel?...
Desde el primer momento, Sean siempre fue mi primera opción para interpretar a Gene Rutkovsky. Llevábamos un tiempo en contacto porque, mientras rodaba Diré tu nombre, la actriz francesa Adèle Exarchopoulos lo había convencido para ver Johnny Mad Dog: Los niños soldado. A Sean le encantó la película, y empezamos a intercambiarnos mails. En 2018, cuando CIUDAD DE ASFALTO empezó a tomar forma, le llamé para que interpretara el papel de Rutkovsky, pero me dijo que estaba preparándose para dirigir su siguiente película y que no iba a volver a actuar. A pesar de eso, me dijo que, si iba a Los Ángeles, se reuniría conmigo y que podía quedarme en su casa una semana.
Esa conversación surrealista, demuestra lo generoso que es Sean: no es sólo un actor o una estrella de cine, es un ser humano que ha tenido una vida increíble.
Viajé a Los Ángeles, pero no logré convencerle para que aceptara el papel. Él quería ayudarme con el reparto. Entonces llegó el COVID, y Sean empezó a organizar vacunaciones con el departamento de bomberos de Los Ángeles. Como ya tenía experiencia con los paramédicos, volví a contactar con él y le dije que quizá había llegado el momento de hacer esta película. Como ya tenía experiencia con los paramédicos, volví a hablar con él y le dije que era su momento para hacer esta película.

¿Cómo se preparó Sean para el papel?...
Investigó con el cuerpo de bomberos de Los Ángeles, e hizo un entrenamiento intensivo y muchos viajes con paramédicos afiliados al Wyckoff Heights Medical Center en la parte trasera de la ambulancia. Llevaba un sombrero y una mascarilla, por lo que nadie lo reconoció.
Al igual que Tye Sheridan, su compañero de reparto y en la producción, Sean se tomó el proyecto muy en serio, y se sumergió en el papel, asegurándose de que cada gesto fuera auténtico para el personaje. Como productor, se involucró en cada paso de la producción de la película.
El rodaje duró 23 días con un equipo de personal reducido, y a veces era un caos, pero Sean siempre tenía esa actitud de "sí se puede", rodando día y noche sin ninguna de las comodidades que cabría esperar de una estrella de su talla.

Tye y Sean tienen mucha química en pantalla…
Se complementan el uno al otro tanto como actores como personajes. Me encanta la idea de que hasta se parecen un poco entre ellos. Siempre he visto a Tye/Ollie como la versión joven del personaje de Sean, siendo Rutkovsky la versión canosa y desgastada del novato tras muchos años de duro trabajo como paramédico.

Michael Pitt vuelve a la interpretación como el paramédico inestable Lafontaine. ¿Cómo se te ocurrió pensar en él para ese papel?...
Conocía a Michael de mi barrio de Bushwick. Solía tocar con su banda en mi bar. Nos hicimos amigos, y pensé que sería increíble para interpretar a Lafontaine. Le ofrecí el papel y aceptó.
Michael aborda su personaje de forma distinta a la de Sean o Tye. Nunca abandona la locura. Siempre estaba emocionado, y durante el montaje su personaje cobró vida. Con Lafontaine, no queríamos crear un villano; queríamos dotarle de algo de humanidad, para tratar de entender por qué alguien como él podía llegar a caer en una oscuridad tan profunda. Lafontaine es como el ángel caído.

¿Cómo llegó a entrar Mike Tyson en el reparto de la película?...
Pensé que sería increíble tenerlo en la película porque es de Brownsville, y su padre solía vivir en Sumner Houses en Bushwick, cerca de mi casa, donde filmamos la escena del apuñalamiento. Pensé que Mike era la persona adecuada para interpretar al jefe del cuerpo de bomberos porque había sufrido violencia de joven, pero superó esas circunstancias para convertirse en un famoso boxeador.
Me encantó el proceso de su evolución personal, y cómo llegó a encontrar la paz después de sus luchas. Le llamé y le expliqué la idea y que íbamos a rodar en su antiguo barrio, y aceptó rápidamente.

El diseño de sonido destaca porque acentúa el caos de la historia. ¿Cómo surgió?...
Nicolas Becker es un compositor francés y diseñador de sonido al que conocí en el rodaje de Punk, una película que rodé en Francia. Después colaboramos en Una oración antes del amanecer, antes de que ganara el Oscar por Sound of Metal. Recientemente ha trabajado en Bardo de Alejandro González Iñárritu.
Me gusta porque empezó su carrera como especialista en efectos sonoros, así que concibe trabajar con la imagen y el sonido al mismo tiempo.
Luego se convirtió en diseñador de sonido y compositor, y comprendió la importancia de hacer destacar el sonido para transmitir las emociones de los personajes.
Nuestro supervisor de sonido, Ken Yasumoto, había trabajado en la mayoría de las películas de Gaspar Noe, utilizando un enfoque inmersivo del sonido y haciéndolo parte del personaje en lugar de recurrir a una banda sonora convencional.

La mayoría del trabajo de cámara es con cámara en mano, lo que concuerda con el caos de la historia...
Mi buen amigo David Ungaro, con el que ya había trabajado en Una oración antes del amanecer, se encargó de la fotografía, que en su mayor parte fue con cámara en mano. Utilizó un estabilizador, lo que le permitió moverse con la cámara como si estuviera permitiendo a David moverse con la cámara como si estuviera operando un dolly.
Quería que David trabajara en esta película porque sabía que iba a ser una producción difícil, y él conoce a la perfección la forma particular en que me gusta rodar, que es en planos largos que a menudo duran hasta diez minutos.
Es mucho trabajo, pero es un gran operador de cámara y director de fotografía. Siempre trabaja de forma estrecha conmigo para organizar la coreografía de una escena de principio a fin.
Al filmar largas escenas, sin cortes, aumenta la tensión, y funciona muy bien con las llamadas de emergencia a las que asistimos en CIUDAD DE ASFALTO.

¿Qué opinión te merece el sistema de salud estadounidense después de rodar esta película?...
Cuesta creer que el sistema sanitario estadounidense pueda ser un fracaso de tal magnitud. Viniendo de Europa, donde la sanidad es gratuita, es difícil de creer y peor de experimentar. En Estados Unidos la atención médica es muy cara y, si no tienes dinero, no puedes recibir tratamiento.
Durante los dos años que estuve viajando con los paramédicos me di cuenta de que la gente de los barrios menos favorecidos no puede permitirse ir al hospital y esperan hasta el último minuto para llamar al 911. Sin seguro, el viaje en ambulancia, la estancia en el hospital y los cuidados posteriores tienen un coste desorbitado que no pueden asumir.
Me sorprende cómo la gente sobrevive dentro de este sistema, y no sólo los pacientes, sino también los propios trabajadores del servicio de Emergencias, cuyos salarios son bajos y cuya salud mental se ve afectada por las largas horas y las experiencias traumáticas que viven en cada uno de sus turnos.
Al terminar la película, mi mayor satisfacción fue oír decir a los paramédicos que nos asesoraron en el rodaje, que la película retrata su día a día de forma honesta y extremadamente realista.

Tus tres últimas películas han retratado la violencia en sus diferentes formas. ¿Por qué te interesa tanto la violencia?...
El cine siempre ha sido una terapia para mí, y mi próxima película se llamará Addicted to Violence, e irá sobre mi relación personal con la violencia. Así que a través de esa película intentaré responder a tu pregunta. La violencia es fundamental en nuestra experiencia como humanos.
CIUDAD DE ASFALTO adopta un enfoque diferente de la violencia; no se trata de cometerla, sino de curarla.

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