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Las “bestias” de "Animal Kingdom" han ido evolucionado durante un período de nueve años, y han sido fruto de la fascinación del escritor y director David Michôd por el colorido paisaje de Melbourne, una ciudad conocida a menudo como la "gran dama" de Australia. Nacido en Sydney, Michôd pasó varios años viviendo en Melbourne, tiempo durante el cual leyó varios escritos, incluidas las noticias aparecidas en la prensa, sobre los crímenes ocurridos en la ciudad. "Lo que me hizo querer hacer una película sobre este mundo, fue el hecho de querer comprender cómo la gente puede vivir su vida en lugares como éste, donde los índices de apuestas son tan altos, donde un error puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte o la libertad y la prisión, en un lugar en el que todo un sector de la sociedad opera por debajo de lo establecido como moral y correcto”.
"Volví a Sydney y escribí el primer borrador de "Animal Kingdom", pero casi nada de lo que ahí había, permaneció en la versión final del guión”. Michôd estuvo los ocho años siguientes escribiendo y trabajando en otros proyectos, pero sin llegar a abandonar nunca la idea de la historia sobre el hampa. "Quería hacer una gran historia, sobre el mundo del crimen y la delincuencia en Australia, una historia que tuviera varias capas", explicó, "con un reparto que pusiera de manifiesto como el crimen y la delincuencia se filtraban constantemente dentro de la sociedad y estaba siempre presente entre nosotros, a pesar de no darnos cuenta.
Con frecuencia, escuchaba que se trataba de una idea demasiado ambiciosa para una opera prima, al tener múltiples localizaciones y personajes, algunos de los cuales no aparecían hasta la mitad de la historia, mientras que otros brillaban intensamente durante las primeras 30 páginas del guión, para luego desaparecer. Siempre quise que en cada parte de la historia destacaran algunos personajes, hasta que pasaran el testigo a otros".
Aunque en todas las ciudades australianas hay crímenes y delincuencia, la fascinación que levanta Melbourne por sus criminales y la habilidad que tienen para convertirlos en estrellas, es única. Tal y como dice Michôd, “esta gente puede pasar de salir en los periódicos y en las noticias de las seis a la salida de los tribunales, a convertirse en estrellas de la tele. Esas cosas no ocurren en otras ciudades, como por ejemplo Sydney. Eso no significa que en Sydney no exista la delincuencia, pero ahí no convierten a los criminales en estrellas mediáticas. Al poco de empezar a escribir "Animal Kingdom", Michôd tomó una decisión sobre la ficcionalización.
“Quería que la historia fuera ficción, porque no aprobaba lo de convertir a auténticos criminales en celebridades. No quería hacer eso”.
Melbourne era el lugar ideal para situar la historia de "Animal Kingdom". Quería filmar Melbourne de un modo en el que pocas veces se la había visto, como una ciudad muy fotogénica con arquitectura Victoriana, preciosos jardines y tranvías. Melbourne es un lugar inmenso, aterrador y un caos urbano que me encanta.
Quería dirigir una película en la que, al contrario de lo que ocurre en las películas de crímenes de, por ejemplo Quentin Tarantino, o Guy Ritchie, fuera tomada en serio y tuviera lugar dentro de un mundo oscuro y asqueroso, y que a pesar de todo ello, continuara siendo poético y bonito.”
Después de mudarse a Estados Unidos, el productor de Michôd, Bec Smith, un antiguo compañero de sus tiempos en la revista Inside Film (IF), abandonó el proyecto. En 2006, Liz Watts, una de las productoras australianas más importantes, aceptó producir el cortometraje "Crossbow" que Michôd estaba haciendo con Angie Fielder y Polly Staniford y que, en cierto modo, era la carta de presentación para "Animal Kingdom".
Tras la llegada de Bec a Estados Unidos, hablamos de "Animal Kingdom" y del rumbo que estaba tomando el proyecto y David me pidió que me uniera al equipo.
“Por aquel entonces, no había visto ningún trabajo de David”, recuerda Watts, y básicamente le conocía como redactor de IF Magazine, aunque sabía que estaba trabajando en el guión de una película. Pero cuando ví Crossbow en la sala de edición, me impactó muchísimo. Pensaba que se trataba de un corto muy original y con una dirección estupenda. Durante esa época David escribió cuatro borradores, afinando la estructura y la creación de la pesadilla moral en que el personaje central de J se encuentra atrapado en su interior. Me encantó la riqueza de los personajes y el hecho de que se sintieran fuertes y reales."
"J es esencialmente nuestro guía", explicó Michôd. "Quería que la historia se desarrollara en un tiempo en el que los criminales se dan cuenta de que sus actividades ilegales cada vez resultan menos rentables, lo que precipita una crisis.
Después de cometer este doble crimen el mundo de los Cody se derrumba. Relatar estos eventos a través de J era el modo perfecto para adentrarnos en su mundo.
"Nunca quise que "Animal Kingdom" fuera una película exclusivamente sobre un chico, sino sobre alguien que se siente fuera de lugar, dentro de un mundo del que puede salir muy mal parado”.