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NOTAS DEL DIRECTOR...
En mi última película, Yo soy el amor, quise explorar el hermético mundo de la alta sociedad milanesa y lo que sucede cuando los sentimientos de deseo afloran y traen consecuencias mortales.
En CEGADOS POR EL SOL imaginé una película sobre amor, belleza, deseo, sexo, sexualidad y el peligro de un viejo amor, que solo con su presencia y sus actos puede desencadenar un comportamiento destructivo y remover el pasado de nuestros protagonistas. Y a través de la liberación de este pasado, nuestros personajes alcanzan la versión más real de sí mismos y entran en un enredo de sexo y deseo ardiente que los empuja al lado más oscuro. Veo esto como un drama moderno de las relaciones psicológicas; nuestro esqueleto cinematográfico y la estructura toman forma a través de una narración moderna y unos personajes que nos arrastran a un clímax cargado e inquietante.
Me inspiré en Roberto Rossellini, en la energía de Martin Scorsese y el profundo conocimiento humano de Jonathan Demme. También soy un gran admirador del trabajo de Patricia Highsmith y Paul Bowles con su agudo sentido para el cine negro y habilidad para capturar personajes en un mundo extraño al suyo.
Partimos de la idea de una ruptura entre un mundo que ya no existe – el rock ‘n’ roll de finales del siglo XX – en contraposición con el nuevo conservadurismo que, de algún modo, nos gobierna hoy en día. Aquí, la gente que parece tener lo que quiere es muy vulnerable.