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SINOPSIS
Una nave colonial se dirige a un remoto planeta donde se topan con lo que en un principio es un paraíso inexplorado y que resulta ser un mundo tan oscuro como peligroso. El único habitante es un androide que perteneció a la nave Prometheus...
INTÉRPRETES
MICHAEL FASSBENDER, KATHERINE WATERSTON, BILLY CRUDUP, DANNY McBRIDE, DEMIÁN BICHIR, CARMEN EJOGO, JUSSIE SMOLLETT, AMY SEIMETZ, CALLIE HERNANDEZ
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BIENVENIDOS A BORDO DE LA COVENANT...
Desde el principio, Ridley Scott buscaba sangre.
“Creo que la primera línea argumental de Ridley era: ‘Vamos a realizar una dura película no apta para menores, y vamos a necesitar mucho clarete’, que es un término para referirse a la sangre cinematográfica”, recuerda el productor de ALIEN: COVENANT, Mark Huffam. “Ésa fue la primera conversación: vamos a matar a todos de miedo”.
Si alguien sabe cómo aterrorizar al público con un estilo narrativo inteligente y sofisticado, ése es Scott. Su original Alien, el octavo pasajero sigue siendo un portaestandarte del género de terror, una película psicológicamente tensa, incómoda y claustrofóbica, tan espectral y eficaz como la bestia pulcra y viciosa que por primera vez acosó a Ellen Ripley y a la tripulación de la nave estelar Nostromo en 1979. “De una forma, digamos extraña, yo siempre pensé en Alien, el octavo pasajero como en una película de la serie B bien hecha”, dice Scott. “El trasfondo era muy básico: siete personas encerradas en la vieja y siniestra casa, y quién va a morir antes y quién va a sobrevivir”.
Para ALIEN: COVENANT, el realizador candidato el Oscar® buscó recuperar el mismo ambiente de premonición de un peligro y terror constantes, a la vez que también ofrecía nuevos datos que añadieran riqueza y profundidad a la más amplia mitología de Alien. Ese enfoque era necesario, dice, para conservar una narración fresca y sorprendente. “Uno no puede ser continuamente perseguido por un monstruo en un pasillo; acaba siendo aburrido”, dice Scott. “Se me ocurrió que nadie había hecho la pregunta de quién hizo esto y por qué. Uno puede decir que monstruos, dioses o ingenieros del espacio exterior lo inventaron. Pues no lo hicieron. ALIEN: COVENANT le va a dar la vuelta a ese concepto”.
La película comienza con una misión pacífica concebida para llevar a la humanidad más allá de los confines de la Tierra, a un asentamiento entre las estrellas. En el manifiesto de la nave espacial Covenant figuran parejas que poblarán el planeta Origae-6, junto con docenas de embriones que ayudarán a establecer la nueva colonia. Encargada de su protección está la tripulación de la nave: el capitán Jacob APELLIDO, TK (James Franco) y su esposa, Daniels, jefa de las operaciones de transformación del planeta en algo parecido a la Tierra (Katherine Waterston); el segundo de a bordo, Christopher Oram (Billy Crudup) y su esposa la bióloga Karine (Carmen Ejogo); los bulliciosos pilotos Tennessee (Danny McBride) y Faris (Amy Seimetz); el jefe de seguridad, sargento Lope (Demián Bichir) y su inmediato subordinado y esposo, el sargento Hallett (Nathaniel Dean). Junto a ellos, hay un ser que no es humano, Walter (Michael Fassbender), el leal sintético de la Covenant, que monta la guardia mientras los pasajeros permanecen encerrados en un “criosueño” hasta que alcancen su destino.
Cuando una llamarada estelar destroza la nave, Walter se ve obligado a despertar prematuramente a la tripulación para salvarles la vida. Sin embargo, una avería mecánica atrapa al capitán en su cápsula de “hipersueño”, y sufre una muerte horrible y brutal. El incidente deja al profundamente religioso Oram al mando, y a Daniels sin recuperarse del dolor ocasionado por la pérdida de su esposo.
Daniels busca consuelo en la compañía de la otra figura solitaria de la nave, Walter, que, sin duda, resultará familiar al público. Él es la siguiente etapa de la evolución de David, el ser sintético obsesionado con Lawrence de Arabia, que Fassbender encarnó en Prometheus. Aun siendo tecnológicamente superior a su predecesor, su gama de emociones resulta un tanto restringida. No puede enamorarse y ha sido programado para ser leal bajo cualquier circunstancia a la tripulación de la Covenant. Fassbender lo describe como un “supermayordomo”.
“Primero y principal, está allí para proteger y servir, como un buen agente de policía”, asegura el actor.
“Es completamente lógico y carece de emociones. Incluso si los que le rodean, de modo especial Daniels, buscan alguna especie de conexión emocional con él, en realidad no la tiene”.
Pese a su programación, la relación de Walter con Daniels es compleja y está teñida de insinuaciones de afecto. Waterston afirma que Daniels “llega a confiar en él después de la muerte de Jacob. Se siente más cómoda junto a él que junto al resto de la tripulación porque, en cierto modo, él está emocionalmente limitado. A ella le resulta más fácil estar junto a alguien que verdaderamente no comprende por lo que ella está pasando, de modo que pueda quedarse sola con su dolor. En realidad no tiene que volver a relacionarse con él. Ella también siente una relación hacia él porque son los dos únicos seres de la nave que no tienen pareja”.
Mientras la Covenant trata de reorganizarse después del desastre, nuestros personajes se ven sorprendidos una vez más.
Tennessee está en el exterior de la nave reparando las velas de energía cuando escucha un mensaje enigmático que suena como si pudiera ser una llamada de auxilio. La tripulación localiza el origen de la transmisión en un planeta cercano y Oram, motivado por su sólida fe cristiana, decide trazar un nuevo curso que llevará a la nave por una senda desconocida hacia la emisora. La jefatura no le hace sentirse cómodo; siempre lleva con él un conjunto de cuentas de metal relajantes que utiliza para calmarse cuando sube la presión.
“Tan pronto como le dan la oportunidad, creo que el peso de las más de 2.000 almas se vuelve enorme y aplastante”, dice Crudup. “Alberga una enorme cantidad de inseguridad sobre su capacidad de dominar su propio miedo; sobre la de conducir a tanta gente hacia lo desconocido. Creo que eso es una gran parte del relato: cómo sintoniza con los demás miembros de la tripulación y cómo él acaba por encontrar una sensación de confianza y claridad, además de autoridad moral, tratando de defenderlos.
“En momentos de agitación, de miedo, llega la hora de concentrarse en la fe porque ella te dará fortaleza y claridad, permanecerás impasible en situaciones peligrosas”, prosigue Crudup.
Su sensata esposa, interpretada por la actriz británica Ejogo, también le sirve de ancla a Oram. “Oram siente por ella un amor profundo”, dice Crudup. “El apoyo de su esposa es uno de los cimientos en que descansa su capacidad de superar el día. No sé lo que haría sin ella, dada su capacidad de acceder a las partes de él a las que no permite que se acerque ninguna otra persona”.
Una tormenta de iones que recubre la atmósfera impide que la Covenant alcance la superficie del planeta, por lo que, en vez de ello, se envía a un grupo de desembarco formado por científicos y personal de seguridad, quedando Tennessee a los mandos de la nave nodriza mientras permanece en órbita. Cuado McBride, actor y guionista más conocido por papeles cómicos de películas como Superfumados, se reunió por primera vez con Scott para discutir la parte de Tennessee, el director tenía en mente un punto de referencia muy específico: el Comandante T.J. ‘King’ Kong interpretado por Slim Pickens en la clásica sátira de Stanley Kubrick ¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú.
“Ridley me dijo que Tennessee era un homenaje al personaje, así que me esforcé en hallar el perfecto sombrero de vaquero y el traje de vuelo perfecto”, dice McBride. “Pero el personaje quedaba tan claro en el guión que pude ver lo que era necesario hacer. Ridley Scott encuentra a los actores que necesita, a los que sabe que pueden ellos mismos sacar adelante el personaje y luego les proporciona orientación. Si te excedes un poco, te hace retroceder; pero siempre está ahí para ver lo que uno está haciendo para lograr el personaje”.
Cuando Daniels, Oram, Karine, Walter y Faris, entre otros, se dirigen a la superficie del planeta en el Módulo de Aterrizaje de la nave, junto con el equipo de seguridad, Tennessee queda al mando de la Covenant con los expertos en comunicaciones y navegación Upworth (Callie Hernández) y su esposo Rick. Pero pronto se inquieta, dominado por una sensación de desasosiego, ya que la tormenta impide cualquier interacción real con el equipo que está sobre el terreno. “Una de las cosas más interesantes del guión es el hecho de que la nave está llena de parejas, lo que al instante aumenta la apuesta del terror”, dice McBride. “No se trata sólo de la propia supervivencia, sino de la de la persona con la que uno llegó ahí”.
Después de un largo periodo de frustrante silencio, deben decidir si aproximan la Covenant al planeta. Upworth choca con Tennessee sobre el mantenimiento del protocolo que ordena no poner en peligro la Covenant ni a sus ocupantes humanos. “Hay una impotencia enloquecedora”, explica Hernández (La La Land). “Han perdido el contacto. Si se intenta entrar en contacto con otro ser humano en cualquier situación, o si se pierde la conexión, uno lucha para recuperar esa conexión. Eso es lo que Tennessee está tratando de hacer”.
Maniobrando a través de la tormenta, el Módulo de Aterrizaje sufre desperfectos, pero el equipo llega sano y salvo al planeta sólo para descubrir un panorama majestuoso e imponente. Pero el magnífico terreno tiene algo desconcertante: el ambiente resulta, lisa y llanamente, demasiado silencioso. “El planeta es maravilloso y espectacular, pero a una escala que tiene algo de amenazador”, explica Scott. “El planeta es un planeta muerto, es una casa embrujada. No hay formas de vida salvo árboles y otras plantas. Ni un solo animal”.
Faris se queda junto al Módulo de Aterrizaje para realizar las necesarias reparaciones y, mientras, Karine, acompañada por el soldado Ledward (el actor australiano Benjamin Rigby), escolta de seguridad, se aventura para tomar muestras biológicas. Su viaje al interior de un paisaje cada vez más inhabitual sale espantosamente mal: Ledward cae terrible e inexplicablemente enfermo, y Karine lucha por llevarlo de vuelta a la enfermería del Módulo de Aterrizaje.
Mientras, en el módulo, Faris comienza a recibir desesperadas llamadas de auxilio de sus colegas. “Ridley rodó esta parte conmigo debajo del Módulo de Aterrizaje en medio del Estrecho de Milford, en Nueva Zelanda”, recuerda Seimetz (The Girlfriend Experience). “Yo estaba sola, escuchando esos aterradores fragmentos en mi auricular y reaccionando en consecuencia. No puedo hacer nada al respecto porque no sé dónde están; parecen confusos, el intercomunicador está averiándose. Era estremecedor pero asombroso crear la escena de esa forma porque para Ridley era muy eficaz en cuanto a la interpretación”.
Cuando Ledward y Karine llegan a la enfermería, rápidamente se desencadena un cataclismo. Lo que Karine presencia bajo las brillantes luces fluorescentes es el horroroso nacimiento del Neomorfo, la más reciente encarnación alien que se incorpora al panteón de monstruos de la franquicia. Ejogo afirma que “Karine no tiene ni idea de lo que pueda ser ese ente; y que el misterio de lo que es, resulta en ese momento lo más palpable y poderoso. No es como enfrentarse a un tigre, cuando uno tiene una idea de lo que viene a continuación. No hay forma de sortear a esas criaturas.
“Es en verdad el primer momento en el que al público se le recordará el terror que hemos llegado a asociar con las películas de Alien”, añade. “Uno siente que está ocurriendo algo que va a estar tan fuera de nuestra comprensión que será horripilante”.
Las cosas escapan rápidamente a todo control cuando la bestia recorre el Módulo de Aterrizaje arrasándolo todo, amenazando a todo lo que está en su camino. La tripulación se encuentra en una situación verdaderamente apurada cuando llega ayuda en forma de una misteriosa figura encapuchada, que parece gozar de un extraño control sobre la especie depredadora. El inesperado salvador resulta ser David, de la nave Prometheus, que lleva aproximadamente una década aislado y varado, y al que, sin duda, se le ve muy desmejorado.
“Cuando encontramos a David en ALIEN: COVENANT, está absolutamente desaliñado”, afirma Fassbender, que, además de interpretar a Walter, repite aquí su papel de Prometheus. “Tiene el pelo largo, está escuálido y ha estado viviendo solo en este planeta y examinando un lado creador de su persona: tocando música, pintando y dibujando”.
David conduce a los temerosos exploradores al refugio de una ciudad abandonada, pero cada minuto que pasa supone una nueva y más compleja amenaza. “En este momento, simplemente tratamos de llegar juntos y de una pieza, pero estamos empezando a perder personas y ya hemos perdido el Módulo de Aterrizaje, nuestra única vía de escape”, dice Bichir (Una vida mejor, Los odiosos ocho). “Lope tiene que recuperar el control, tiene que mantener el grupo unido pase lo que pase”.
Incluso para un curtido soldado, ver a su equipo desecho resulta devastador. “Ni en sus peores pesadillas podía él imaginar que esto pudiera estarle sucediendo a un ser humano; ellos no saben lo que pueda ser esto y, para que no falte nada, el amor de su vida, Hallett, está en peligro”, dice Bichir.
De la autenticidad de la relación entre Hallett y Lope, Dean afirma: “Llevan casados unos cuantos años. Se aman mutuamente. No estamos haciendo hincapié en el hecho de que sean homosexuales. Me parece excelente que Ridley y los productores hayan puesto este hilo argumental en el contexto del espacio, en la franquicia de Alien, porque uno esperaría que en el futuro, para la humanidad, ésta sea una cuestión incluso menor. ¡Son buenas personas que se aman mutuamente, y que resulta que tienen muy mala uva y que son expertos con fusiles de asalto!”
Bichir y los actores que componen el pelotón recibieron formación intensiva en armas y educación física, pero además de la preparación física, Bichir adivinó un inmenso valor en las sesiones cara a cara con Ridley Scott destinadas al desarrollo de la vida interior de Lope. “Algunas veces trabajamos en películas en las que no se ensaya; ni siquiera se habla del personaje con el director”, afirma Bichir. “Hay muchas maneras de enfocar el trabajo, y se da por supuesto que uno esté listo para resolver cualquier problema en cualesquiera circunstancias, pero tener la oportunidad de disponer de sesiones unipersonales con este hombre fue una parte extraordinaria del proceso”.
Efectivamente. En el plató, Bichir encontró la experiencia de trabajar con Scott nada menos que emocionante. “El suyo es uno de esos nombres que uno siempre pone en la lista de Navidad”, afirma Bichir. “Me gustaría haber visto escribir a Julio Verne, o trabajar a Miguel Ángel en la intimidad de su estudio. Cuando tuve la oportunidad de trabajar con un genio de mi propia época, lo consideré un regalo”.
“Me parece que Ridley confirma que los grandes maestros hacen que todo sea realmente fácil, sencillo y encantador”, prosigue Bichir. “Naturalmente, él es muy espabilado e inteligente y la forma como resuelve todo es sencilla, muy fácil en su propia complejidad. Tenía más energía que todos nosotros juntos. Siempre está ahí y siempre dispuesto”.
Mientras que Bichir podría haber sido nuevo en el trabajo con Scott, ALIEN: COVENANT supuso la tercera colaboración entre Fassbender y el director después de Prometheus y El consejero. “Michael es un gran actor y tiene un gran sentido del humor”, afirma Scott. “Siempre me he divertido trabajando con él, lo que es verdaderamente importante. Casi siempre busco ese lado de Michael: su pícaro sentido del humor”.
Juntos, actor y realizador, examinaron todo el complejo sistema de circuitos incorporados a David, incluso palpando su lado astuto y subversivo. “Ridley y yo tratamos de hallar el humor que escondía, el ritmo divertido que lleva en su interior”, explica Fassbender. “Al reír, todos bajamos la guardia, por lo que tenemos más probabilidades de experimentar otras cosas, como shock y terror, en un sentido más pleno que cuando no hemos sido anestesiados debido a la falta de humor”.
A medida que el peligro se incrementa a un ritmo vertiginoso, la tripulación de la Covenant debe organizar con éxito una misión de rescate si algunos de sus componentes van a escapar. Aprovechando la heroína que lleva dentro, Daniels se hace cargo en la superficie. “La película se desarrolla a un ritmo de locura”, afirma Waterston. “No existe tiempo real para que los personajes procesen lo que está sucediendo. Todos se ven obligados a pasar a la acción”.
Siguiendo los seguros pasos de la Ripley encarnada por Sigourney Weaver, Waterston se centró en el lugar que ocupa Daniels en el más amplio legado de las heroínas de Scott. “Ridley es un director que siempre ha retratado a las mujeres de una forma realmente veraz y creíble, siempre se ha sentido atraído hacia ese tipo de personajes”, afirma Waterston. “Daniels es el tipo de persona que, en una crisis, tiene la mente más despejada. Al principio de la película, Daniels es capaz e inteligente y buena en su trabajo, pero no creo que se vea a sí misma como figura heroica de ninguna clase. A medida que se desarrollan los acontecimientos de la película, ella puede trabajar y pensar con claridad en esos momentos de crisis. Me resultó más fácil identificarme con ella dándome cuenta de que era capaz y valiente, más que una persona lista para el combate desde su nacimiento. No conozco a nadie que sea así”.
Scott tomó nota por primera vez de Waterson en el rompedor papel que ésta interpretó en la adaptación que Paul Thomas Anderson realizó en 2014 de Puro vicio, de Thomas Pynchon, y afirma que se metió por completo en el papel de Daniels. “Yo necesitaba alguien que fuera físicamente imponente, alta, atlética y una gran actriz”, explica el director. “Y ella es especial. Resulta interesante que tanto ella como Billy Crudup provengan del teatro, del que en gran medida trajeron su técnica, su conocimiento, su sensibilidad. Cuando uno realiza una película como ésta –con personas que mueren constantemente y están sometidas a una gran presión– debe haber una constante exhibición de miedo. El miedo y el remordimiento tienen muchos colores. Una persona que tiene antecedentes teatrales escarba hondo y puede sacarlos. Fue una inmensa ayuda”.
También el productor Huffam se apresuró a alabar el trabajo de Waterston en la película. “Katherine tenía un modelo difícil de seguir y alcanzó un éxito completo”, dice. “Tenía un tremendo entusiasmo por el papel y estuvo a la altura de todo lo que le arrojamos. Estuvo flotando en el cielo sujeta por cables, se vio arrojada desde plataformas de acero, envuelta en peleas… Parecía que eso le sentaba de maravilla. Se ha hecho por completo con el personaje de la heroína de acción”.
La parte física del papel exigía que la actriz se sometiera a un arduo entrenamiento físico, a un extenso entrenamiento de combate y recibiera lecciones detalladas en el manejo de armas. “Era como estar en el patio de juegos”, dice Waterston. “Fue muy divertido aprender coreografía de combate y examinar mi lado agresivo que en raras ocasiones se me invita a examinar, ya sea en mi vida personal o en el cine”.
Aunque el combativo personaje principal femenino de Waterston pertenece a una estirpe de poderosas heroínas de Scott, las monstruosas amenazas a que se enfrenta parecen totalmente actuales y nuevas; incluso el momento en que el clásico Xenomorfo realiza finalmente su gran y culminante regreso. “ALIEN: COVENANT, para mí, es en muchos sentidos como el primer Alien”, asegura Fassbender. “Es descarnado y siniestro y, desde el principio, cuando la Covenant choca con la tormenta espacial, pone en movimiento una serie de acontecimientos que ya no se detienen hasta el último fotograma. Pasados diez minutos, la película se vuelve implacable. Creo que va a ser la película que dé más miedo de todas”.
Es cierto. Con ALIEN: COVENANT, no hay duda de que el visionario Scott haya regresado a su elemento, construyendo una experiencia atrevida, singularmente terrorífica y visceral a la altura de la actitud y el descaro de una clásica película de Alien. No espere nada que no sea un terror sin tregua, de infarto y no apto para menores.
“Espero que la película haga que el espectador se sienta muy inquieto, que ayude a que las arterias empiecen a bombear sangre, que haga que los corazones latan con fuerza”, dice el realizador. “Espero que se les seque la garganta pero que no puedan apartar los ojos de la pantalla. Es muy difícil lograr que la gente se muera de miedo, pero esto podría provocarles pesadillas. Y eso está bien”.
LA PRODUCCIÓN...
ALIEN: COVENANT fue rodada en 74 días en los platós de Fox Studios Australia y en exteriores del Estrecho de Milford (Nueva Zelanda) en 2016. Scott encargó al diseñador de producción Chris Seagers hacer realidad su idea de la nave que aparece en el título.
“Las naves son siempre difíciles”, añade Scott. “La Covenant es parecida a un barco de pioneros, como las viejas “goletas de la pradera” (que así llamaba a las carretas en el Oeste). No se trata de una nave sucia, sino de una nave de pioneros en misión científica, que transporta personas y equipo para colonizar otro planeta. Lógicamente, se asemeja a un tren de carga: está dividido en tres secciones dotadas de uniones hexagonales, que son enormes garajes. Cada sección se separaría, en una sola ocasión, aterrizaría sobre unos pilares y ya tendríamos un enorme almacén con todo su equipo”.
“Mencioné a Ridley que las plataformas petrolíferas son casi como naves espaciales”, dice Seagers (Marea negra, Cuatro fantásticos). “Desde el exterior parecen grandes latas de zinc, pero dentro están llenas de tecnología y no necesitan forzosamente tripulación. Están automatizadas. Es lo mismo que la tecnología espacial. Todo gira en torno a la orientación y la navegación, y eso le gustó. Así que empezamos a sacar muchas referencia de ese mundo industrial”.
Como sucede con los demás elementos de la producción, la Alien original demostró ser una importante piedra de toque. Para intensificar la sensación de claustrofobia del interior de la Covenant, Seagers y su equipo mantuvieron bajos los techos de la nave y envolvieron en oscuridad sus pasillos. Era importante para Scott que el puente de la nave fuera funcional, pues buscaba una experiencia táctil para los actores. Con ese fin, el equipo de diseño de producción instaló 1.500 circuitos, de modo que cada interruptor y cada esfera funcionasen.
“Me sentí como si estuviera en una nave espacial funcional”, dice Fassbender. “Los pasillos, el puente y el dormitorio… todos esos elementos del diseño de la producción eran muy detallados y sofisticados. Algo raro en películas fantásticas o en películas de acción de gran estilo. Habitualmente, hay mucha pantalla verde. Utilizamos algo de eso, pero mucho estaba allí para que nosotros lo examinásemos, para que lo tocásemos e interactuásemos con ello, y eso es una auténtica rareza en estos días”.
“Cuando entramos en esa nave, nos sentimos como niños”, añade Crudup. “No era realmente posible creer en lo que mostraban nuestros sentidos: nos sentíamos como si fuésemos parte de una misión espacial”.
El deseo de realismo y escala de Scott fue algo que emocionó al supervisor de efectos especiales Neil Corbould. “Ridley es un director muy visual y le encanta su ambiente”, explica Corbould. “Incluso cuando el agua gotea, es muy preciso sobre dónde debe estar el goteo y lo grande que debe ser. Es muy meticuloso sobre la apariencia de cada pequeño detalle y le encantan las cosas físicas, lo que para nosotros es música celestial porque nos dedicamos a construir plataformas verdaderamente grandes y escenas imponentes”.
Dos de esas estructuras eran enormes plataformas de cardán –una pesaba 10 toneladas; la otra, 40– construidas para sustentar partes del Módulo de Aterrizaje y los decorados de la Covenant para las escenas de acción en las que la nave sufre desperfectos, bien por el descenso a través de la tempestad de iones o por el impacto de la explosión estelar. “La plataforma de cardán de 10 toneladas tenía montada la cabina de pilotaje del Módulo de Aterrizaje”, dice Corbould. “La nave Covenant, montada en la plataforma de cardán de 40 toneladas, tenía unos 20 metros de largo por 6 de ancho. Toda ella tenía que agitarse y estremecerse, lo cual era una tarea francamente grandiosa”.
Las escenas rodadas en el exterior del planeta lo fueron en el Estrecho de Milford y en platós de Fox Studios, con los decorados iluminados para imitar la fantasmagórica belleza de los exteriores naturales. “Nos inspiramos en el tiempo atmosférico real del Estrecho de Milford”, dice el fotógrafo Dariusz Wolski, frecuente colaborador de Scott. “Tiene una luz muy nebulosa y suave. En ocasiones el sol lo atraviesa pero, básicamente, consta de nubes dramáticas, de montañas que aparecen y desaparecen en las nubes. Siempre está lloviznando. Lo repetimos en el plató de exteriores. Insistimos en que todo fuera gris y nuboso, como un amanecer o un ocaso constantes”.
Para las escenas de interiores de la ciudad abandonada, Scott buscó captar una apariencia propia de pintores del siglo XVIII para algunas habitaciones, en las que la suave luz debería dar la sensación de provenir de velas. Wolski y el departamento de cámaras concibieron un sistema inteligente y eficaz para iluminar a los actores.
“Inventamos luces controladas por el movimiento”, explica Wolski. “Cuando un actor entraba, la luz se encendía; y al alejarse, se apagaba. Originariamente, el equipo de efectos visuales iba a ocuparse de hacerlo, pero una vez decidimos impulsar las luces nosotros mismos, el sistema mejoró sin parar. Sólo hay unas pocas escenas como ésas, pero son muy impactantes”.
Efectos visuales de última tecnología se utilizaron para adornar lo que se había captado de forma práctica en el plató.
Para ALIEN: COVENANT, el supervisor de efectos visuales Charley Henley contrató a algunas de las principales compañías de VFX (efectos visuales especiales) del mundo, incluida Animal Logic, con sede en Sidney; MPC (Moving Picture Company) del Reino Unido, y Framestore, de Montreal (Canadá). Uno de los retos a los que se enfrentó el departamento de efectos visuales fue el número de lugares de rodaje que era necesario construir o mejorar, y que iban desde ambientes espaciales y del exterior del planeta, hasta la ciudad abandonada donde reside David y los interiores de la misma.
“Por ejemplo, la ‘Sala de las Cabezas’, donde se desarrollan varias escenas clave, fue un fantástico decorado construido con varias cabezas enormes, pero debido al espacio del plató y la complejidad de construir esos elementos físicos, nos correspondía a nosotros extender la parte superior de las cabezas hasta el techo”, dice Henley. “Con todo, intentamos no pasarnos de rosca. Si estábamos haciendo una toma creada por ordenador –por ejemplo–, nos aseguramos de que la cámara informática estuviera captando algo que pudiera realizarse en el mundo real con cámaras de verdad”.
Henley, cuya relación profesional con Scott se remonta al año 2000 con Gladiator, afirma estar constantemente impresionado por el enfoque práctico del director. “Una de las cosas asombrosas de trabajar con él es que él realiza sus propios guiones gráficos”, afirma Henley. “Son fantásticos, extraordinariamente precisos; uno puede ver la representación del guión como si estuviera mirando a través de la cámara. Incluso en los carteles se percibe también el sentido de la iluminación”.
También fue Scott el que concibió la necesidad del Neomorfo, que realiza su sobrecogedor debut en ALIEN: COVENANT, como la más reciente forma vital mortífera junto a los huevos alienígenas –el Rompe-Pechos y el Abrazacaras– y, naturalmente, el Xenomorfo adulto. Al invocar al alienígena, el director empleó como referencia tanto el desenfrenadamente innovador trabajo del difunto surrealista suizo H.R. Giger, cuyo genio se hallaba detrás del terroríficamente original Xenomorfo de Alien, el octavo pasajero, como maravillas del mundo natural como el misterioso tiburón duende, una rara especie de depredador de aguas profundas con piel translúcida y mandíbula con bisagras.
“Diseñar el Neomorfo resultó duro”, afirma Scott. “Era un enorme reto que surgió porque yo tenía que tener algo además del sospechoso habitual. Yo no quería desgastarlo, sino salvarlo. El Neomorfo, en cierta forma, es la primera generación de un alienígena, pero necesita una forma de vida humana a la que capturar y, si se le antoja, relacionarse y copular con ella”.
Trabajando sobre la base de las ilustraciones de Scott sobre la apariencia y el movimiento del Neomorfo, el supervisor de diseño de criaturas, Conor O’Sullivan, y su equipo, se pusieron a colaborar con Henley y el departamento de efectos visuales en el diseño. Henley lo explica: “El material de Conor y su equipo parecía fantástico: criaturas prácticas con auténtica sangre y verdadera funcionalidad. Nosotros, generalmente, sólo nos ocupamos de las mejoras. Cuando había mucho movimiento de criaturas, podíamos crear movimiento muscular y la libertad de moverlos de una forma que no pudiera realizarse prácticamente. Fue una asociación para aportar, en conjunto, cuanto realismo fuera posible”.
El reparto también se sintió impresionado por la precisa destreza de O’Sullivan y su equipo. “Los alienígenas tienen detalles de los que ni siquiera me di cuenta hasta que estuve muy cerca”, dice Ejogo. “Su disposición a no escatimar esfuerzos fue extraordinaria. Había devoción por la herencia y por las posibilidades de esta forma de arte. Fue maestría al más alto nivel”.
Crudup opina que “su inteligencia es algo que los hace únicos. Ridley tiene verdadero interés en la biología, así que todos los componentes incluidos en la criatura son cosas que él extrajo de la naturaleza. Si bien tiene algo de otro mundo, también tiene algo muy familiar”.
Idéntica atención se prestó al vestuario. Janty Yates, cuya larga relación con Scott incluye películas como Gladiator, El reino de los cielos, Robin Hood, Prometheus y Marte, no tardó en darse cuenta de que, para una película en la que vuelan las balas y se derraman por la pantalla abundantes cantidades de sangre humana y alienígena, eran necesarias muchas unidades de cada prenda.
“Teníamos que tener duplicados de cada prenda para los dobles…, incluso con la menor herida de bala era necesario crear nuevos vestidos”, afirma Yates. “Ridley también dijo que, aparte de los trajes que usan los que duermen, no quería que nadie llevara el mismo traje. Así que el equipo de seguridad tenía chalecos tácticos, botas más agresivas y muchas más armas. Necesitábamos que esto quedase claro y, luego, podíamos dedicarnos a los duplicados. El tiempo siempre era esencial”.
Con todo, Yates diseñó toques inteligentes y ocultos, como el de que Daniels, que está de luto, lleve en la nave la ropa de su marido, envolviéndose en la memoria de éste. Momentos como esos, dice, se hacían eco de la distintiva primera película de Scott en la franquicia. “Alien, el octavo pasajero, verdaderamente rompió moldes porque esa nave espacial estaba sucia”, afirma Yates. “La gente vivía ahí. Llevaban su ropa. Había camisas hawaianas. Había un uniforme pero, como tal, era tan informal que casi pasaba desapercibido. Se alejó por completo de los efectos visuales espaciales de películas anteriores”.
ALIEN: COVENANT exigió que Yates explotara también su lado más técnico. Para el piloto encarnado por Danny McBride, ella y su diseñador asociado de trajes espaciales Michael Mooney, prepararon un proyecto de traje espacial denominado el “Gran Amarillo”, cuya forma era la de un enorme traje de submarinismo. Mooney y la empresa con sede en Londres FBFX crearon los trajes espaciales amarillos de fibra de carbono que aparecen en la película. “Es algo completamente bello y extraordinariamente tecnológico”, dice Yates. “Tennessee lo lleva cuando está haciendo reparaciones en el exterior de la nave. Destacará frente a las enormes velas oxidadas. Su aspecto era hermoso”.