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SINOPSIS
Egon, príncipe de Letonia desea encontrar la Bella Durmiente y romper el hechizo que le hicieron pero su padre, el Rey, no está dispuesto a ello...
INTÉRPRETES
NIELS SCHNEIDER, AGATHE BONITZER, MATHIEU ALMARIC, TATIANA VERSTRAETEN, SERGE BOZON, INGRID CAVEN, NATHALIE TRAFFORD, ANDY GILLET, VLADIMIR CONSIGNY, OLIVIER DE NARNAUD, ISABELLE RÉGNIER, EVA CHILLÓN, FLEUR ALBERT, CÉCILE KIFFER
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ENTREVISTA AL DIRECTOR...
No es la primera vez que adaptas un cuento: 'Los caballeros de la Mesa Redonda', en 'Merlín', esta vez 'La Bella Durmiente'. ¿Qué te interesa en los cuentos fantásticos?...
.- Hace unos años releí los cuentos de los hermanos Grimm y de Charles Perrault. Todos los cuentos que yo conocía de pequeño y la mayoría me fascinaban. En Los caballeros de la Mesa Redonda, era la figura de un “demonio” que toma la forma de los otros personajes lo que me interesaba. La obra de teatro de Cocteau es muy larga, dura 3 horas o así, pero de la parte del "démon" se puede hacer una película. De todos modos, el cuento que más influyó en mí fue 'La Bella Durmiente'. No sé por qué es el que más me atrae, cuando era pequeño me fascinaba muchísimo. Y cuando lo volví a leer de mayor, la magia apareció de nuevo.
Para la adaptación del cuento te has basado en una versión anglosajona…
.- Sí, es la versión de C.S. Evans escrita en el año 1920 e ilustrada por Arthur Rackham la que me impulsó a hacer la película. Esta versión es más larga y más descriptiva que la de Perrault o la de los hermanos Grimm.
El cuento está escrito como un guión cinematográfico.
Las ilustraciones de Rackham inspiraron el juego temporal del film y la jungla. Me fascinaba el tratamiento elástico del tiempo. La principal diferencia es que en mi película el príncipe es un hombre moderno que ha nacido en 1980. La obsesión de Egon por la princesa Rosemunde puede parecerse a la de los jóvenes de hoy en día.
Los personajes se quedan dormidos un segundo que son 100 años. Cuando se despiertan no se dan cuenta de que han dormido 100 años, creen que han dormido sólo un segundo en su quantum temporal. Se han desvanecido y se han despertado.
Recuperas también tu predilección por las hadas…
.- Yo creo en las hadas, he creído siempre, desde que era pequeño. Mis películas siempre son un poco mágicas.
Mi primer hada aparece en Las intrigas de Sylvia Couski, mi primera película en color. Mis films en blanco y negro los asocio con los ángeles. En 'Bella Durmiente', encontramos seis hadas. En Flammes, no vemos a ningún hada pero, al final de la película, Barbara, la protagonista, afirma “esto es como un cuento de hadas”. En realidad, pienso que Bella Durmiente bebe mucho de Pointilly: la chica sueña durante toda la película y al final el chico la despierta. Al despertar, el encantamiento desaparece.
Al contrario que en 'Bella Durmiente'.
Egon toca la batería. La percusión siempre está presente en tus películas. ¿Qué representa para tí?...
.- Es un sonido que nunca me ha abandonado, desde Le Jouet criminel. Si mi memoria no me falla, el sonido del tam-tam está presente en Las minas del Rey Salomon, película que me encanta. También en La edad de oro, de Buñuel, o en El Testamento de Orfeo, de Cocteau.
Además, la percusión es una música ancestral. Un ritmo mágico que existe en todas las culturas. Creo que podemos escuchar tam-tams en todas mis películas, incluso en Flammes. Egon se dedica a tocar la batería cuando no piensa en la Bella. La percusión representa su huida de la realidad, su desobediencia. Estaba escrito desde el principio en el guion, y cuando encontré a Niels, no sabía que tocaba la batería.
Siempre has admirado a Cocteau. ¿Has vuelto a ver 'La Bella y la Bestia' para preparar la película?...
.- ¡Sí!, Cocteau, los surrealistas y la poesía en general. La referencia a La Bella y la Bestia es inevitable. Quizá no al principio, pero es un cuento de hadas magnifico.
También le doy mucha importancia al sueño, al placer de dormir… Las películas primitivas en blanco y negro están más cercanas al sueño que al cine en color. En realidad, casi siempre sueño en blanco y negro.
¿'Brigadoon' de Vincente Minnelli fue otra de tus inspiraciones para 'Bella Durmiente'?...
.- Probablemente. Me encanta esa película, la he visto muchas veces. Aparece la idea de la distorsión del tiempo como en 'Bella Durmiente'. Cada noche dura cien años. El país de Brigadoon existe en otra época, como el país de la Bella Durmiente. La principal diferencia la encontramos al final del film: la Bella Durmiente se despierta en un tiempo “terrestre”, y en 'Brigadoon', el personaje de Gene Kelly, totalmente enamorado, se escapa a otra época.
Marguerite Duras decía de Pointilly que la película se sostiene porque “el texto dice exactamente lo mismo que la imagen”. Esto también pasa en 'Bella Durmiente', ¿verdad? Los personajes anuncian lo que van a hacer y lo hacen...
.- Creo que Marguerite decía que la imagen de Pointilly tiene el mismo significado que el texto, no que se corresponda forzosamente. En 'Bella Durmiente', los personajes no “dicen” sino que “anuncian” lo que van a hacer y lo hacen. Buscaba esta simplicidad, me parecía muy bella.
Para conseguirla, el découpage de las escenas era muy preciso, ya en el guion. Es una película muy clásica, si te fijas.
Hecha de lugares comunes. Es decir, no hay nada fuera de lo clásico. La princesa llega a la torre, sube las escaleras, encuentra una llave, abre una puerta, detrás de ella hay una bruja mala que le da un huso, se pincha el dedo… El clasicismo en el découpage se corresponde a la perfección con la dimensión del cuento.
Siempre te has preocupado mucho del montaje, has remontado incesantemente tus antiguas películas como Pointilly, Las intrigas de Sylvia Couski o Flammes. 'Bella Durmiente' es el primer largometraje que has montado digitalmente. ¿Qué cambios has notado en tu proceso de trabajo?...
.- No he montado en una sala de montaje, en efecto. La película la he montado con el ordenador que mi productora, Nathalie Trafford, me ha prestado. Aprendí a utilizar el programa Adobe Premiere Pro y el film lo monté a mi aire, durante 4 meses. No veo mucha diferencia con el sistema analógico.
Serge Bozon ha dicho en más de una ocasión que lo más importante de tu puesta en escena es la dirección de los actores. ¿Cómo ha ido esta vez?...
.- Divinamente, me llevo muy bien con ellos. Siempre dirijo a los actores de la misma manera: corrijo sus interpretaciones como si cantasen, cuido su imagen como si posaran para mí y vigilo sus movimientos como se dirige a los bailarines. Era una dirección física, no entrábamos para nada en la psicología de los personajes en el rodaje. Nos entendíamos sin necesidad de hablar, había una especie de magia entre los miembros del equipo. Como si se tratase de un entendimiento telepático. Y lo sentí nada más conocerlos, sentí que eran ellos los personajes.
¿Cómo has trabajado la banda sonora?...
.- Todas las músicas de Bella Durmiente son músicas originales.
Benjamin Esfraffo ha compuesto un twist, una conga, con una orquesta, un vals y un blues con un piano.
Ronan Martin ha sido el encargado de componer determinados pasajes musicales como el misterioso swing del final. Olivier de Narnaud ha preparado la melodía que el príncipe Egon toca en la batería. Me encantaría hacer una comedia musical en sintonía con el cine de Hollywood clásico.
Y los castillos…¿cómo los escogiste?...
.- Encontré los dos castillos que me había imaginado para adaptar el cuento. El castillo de Litonia es el castillo de Boschet del siglo XVIII, un castillo diáfano y sin misterio.
El castillo de Kentz, en cambio, data de la Edad Media y tiene un carácter romántico y enigmático. Es el Castillo de Kergrist. La Bretaña es conocida por sus menhires y éstos han sido construidos por hadas. No pienso que sea una casualidad que la Bretaña haya participado en la financiación de mi película.
Pointilly, Flammes y Bella Durmiente tienen una estructura similar, que reposa en un deseo fetichista, una puesta en escena de una fantasía...
.- Sí, del todo. En Flammes, la joven se imagina a un bombero que se posa en su ventana para salvarla. Aquí, la princesa se duerme y sueña con un príncipe azul. También encontramos, de nuevo, el personaje del padre celoso, el preceptor y el triángulo amoroso. Aunque en Bella Durmiente no hay perversión. Es un film sutil, armonioso y sensual pero no erótico como Flammes. En 'Bella Durmiente', las pasiones amorosas son discretas y platónicas: aunque Egon está loco por Bella, hay una historia de amor inconfesable con el hada Gwendoline. También hay una extraño affaire entre Gwendoline y el joven misterioso interpretado por Vladimir Consigny.
En Flammes, el bombero era el fetiche de Barbara. ¿Y en 'Bella Durmiente'? ¿Con qué personaje te identificas?...
.- En Flammes, me identificaba totalmente con el personaje de Barbara. Podríamos afirmar que "Yo soy Barbara". En Bella Durmiente no puedo decir que Egon sea mi alter ego. Siento una distancia entre nosotros. Puedo entender su pasión pero no me identifico con ella. Egon está obsesionado con la Bella Durmiente pero también se enamora un poco del hada Gwendoline. Creo que soy más Rosemunde.
Ella fantasea con Egon, lo ve en sus sueños y se ven cara a cara cuando ella se despierta.
Has hablado, en ocasiones, de la belleza de las películas silentes, diferenciándolas de las películas mudas. ¿Cuándo Egon llega a Litonia, querías hacer un homenaje al cine silente?...
.- Algunas películas no necesitan sonido. Una canción de amor de Genet es una película silenciosa. Cuando le añaden un acompañamiento musical siempre es un desastre.
Podríamos afirmar que el silencio es el sonido de la película.
En mi filmografía, hay silencios muy importantes.
En Bella Durmiente, cuando Egon llega al castillo, entra también en el silencio. Sólo escuchamos el rumor de sus pasos. La película se sumerge en el silencio. Y el silenciolo invade todo. Es un elemento musical de la puesta en escena. Las sinfonías, las rapsodias, los conciertos, las canciones…
Todas las músicas están compuestas de silencios y sonidos... y los silencios pueden ser tan tangibles como las respiraciones.
La película acaba con una escena de baile. Egon y Rosemunde, ligeros de ropa, vuelven a la vida. Es el despertar de los cuerpos…
.- Sí, completamente. ¿Es una historia de amor, no? Es muy curioso. Cuando Bella pregunta “¿qué es esta música?” y él le responde “es música del siglo XX, tu dormías”, no puede controlar sus ganas de bailar. Sin que él le diga nada, ella empieza a bailar como si hubiera oído esa música toda su vida. Se adapta inmediatamente al ritmo musical. Y que sean muy felices el resto de sus vidas y que coman perdices como en los cuentos. No puedes esperar otra cosa. El despertar siempre es benéfico.
Hace unos años mencionaste la posibilidad de rodar 'Bella Durmiente' en 3D…
.- Cuando preparaba la película, el 3D me parecía un juguete divertido. Pero luego el tema logístico me asustó un poco. ¡Y esas gafas no son nada cómodas! Aunque es cierto que Bella Durmiente es la primera película en la cual he utilizado efectos especiales. Por ejemplo, las varitas mágicas se iluminan y la bola de cristal de Gwendoline muestra el castillo de Kentz. Todas mis películas son ambiciosas, siempre quiero hacer la mejor película. Quizás ésta sea la más cara.
Es tu decimocuarta película: ¿crees que te va a traer suerte? Como eres bastante supersticioso…
.- Espero que sí. Por ejemplo, el numero 13 me da respeto, puede ser muy bueno o muy malo. Puede significar una ruptura, la muerte, el renacimiento…Este número significa muchas cosas a la vez. Mi película número 13 es 'Dry Martini', un film muy cortito (por si acaso). En el rodaje de la Bella Durmiente, no hubo accidentes, nada negativo. En cambio, en Merlín, sí… Rodábamos en el Castillo de Loarre que era tremendo, hubo todo tipo de poltergeist: puertas que se cerraban violentamente, ecos extraños, murciélagos que volteaban por el techo…Cosas tremendas pasaban todo el rato. (Risas)