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BIENVENIDOS A MARWEN
INFORM MACIÓN
Titulo original: Welcome To Marwen
Año Producción: 2018
Nacionalidad: EE.UU.
Duración: 116 Minutos
Calificación: No recomendada para menores de 12 años
Género: Drama, Comedia, Biografía
Director: Robert Zemeckis
Guión: Robert Zemeckis. Basado en una historia de Caroline Thompson, Robert Zemeckis
Fotografía: C. Kim Miles
Música: Alan Silvestri
FECHA DE ESTRENO
España: 1 Marzo 2019
DISTRIBUCIÓN EN ESPAÑA
Universal Pictures


SINOPSIS

Una víctima de un ataque brutal encuentra una salida terapéutica única y hermosa que le ayuda a través de su proceso de recuperación...

INTÉRPRETES

STEVE CARELL, DIANE KRUGER, LESLIE MANN, GWENDOLINE CHRISTIE, JANELLE MONÁE, EIZA GONZÁLEZ, MERRITT WEVER, NEIL JACKSON, SIOBHAN WILLIAMS, MATT O'LEARY, VEENA SOOD, NIKOLAI WITSCHL

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TRAGEDIA Y TRIUNFO...
   Nacido en 1962 en el seno de una familia de clase media, Mark Hogancamp creció en un barrio a las afueras de Nueva York. Además de mostrar cierta inclinación artística desde muy joven, el mayor de tres hermanos expresó una curiosidad poco habitual por el mundo que le rodeaba. Le fascinaba su abuelo materno, reclutado por la Luftwaffe como mecánico de artillería antiaérea durante la época hitleriana y que había perdido una pierna en la II Guerra Mundial. Mark no fue un alumno brillante, pero siguió haciendo prueba de grandes habilidades creativas durante sus años de estudiante. Se alistó en la Marina estadounidense a principios de los ochenta, y sus dibujos captaron la vida cotidiana a bordo del barco, así como la vida en Europa tal como la conoció durante sus años de servicio.
   Estando en la Marina, se casó con una joven ruso-polaca a la que había conocido en la Universidad, pero el matrimonio no duró. Al licenciarse, Hogancamp empezó a beber, solo tenía empleos esporádicos e ingresó en varios centros de rehabilitación. Por fin encontró un puesto como ayudante de cocina y consiguió no beber durante las horas de trabajo. Sin embargo, se encerraba en su casa para beber y tocar la guitarra. Nunca dejó de dibujar y hacer miniaturas militares que regalaba a sus amigos e incluso vendía.
   A los 38 años, su vida cambió para siempre.
La noche del 8 de abril de 2000, Mark Hogancamp había quedado con unos amigos en un bar del estado de Nueva York, pero cuando llegó, ya se habían ido. Decidió quedarse a tomar algo y empezó a charlar con un joven.
   En algún momento de la conversación, reveló a su interlocutor algo que solía guardarse para sí mismo: el hecho de que le gustaba ponerse zapatos de mujer cuando estaba solo. Cuando salió del bar ya era más de medianoche. Le esperaban el joven con el que había hablado y cuatro amigos suyos. Los cinco hombres le dieron una brutal paliza, pateándole la cabeza en varias ocasiones con sus botas. Dándole por muerto, le abandonaron en medio de la calle, donde una vecina le encontró. Aparcó su coche delante de Hogancamp para protegerle mientras salió corriendo a por ayuda.
   La gravedad de las heridas de Mark Hogancamp superaba la capacidad de las urgencias locales y fue trasladado al hospital Westchester Medical, donde le indujeron un coma antes de operarle con la intención de curar las graves heridas que tenía en el rostro.
  Cuando volvió en sí nueve días después, los médicos se dieron cuenta de la gravedad de sus lesiones cerebrales. No se acordaba de la brutal paliza. Recordaba a su familia más cercana, pero casi nada de su vida adulta. Además, tuvo que volver a aprender cosas tan básicas como comer, andar y leer. Permaneció ingresado cuarenta y tres días.
   Al concluir la ayuda estatal para su rehabilitación, aún le quedaba mucho para curarse. Pasó los dos años siguientes compartiendo piso con un amigo antes de mudarse a una caravana a las afueras de una ciudad de tamaño medio en el Valle del Hudson, a pesar de seguir sufriendo ataques de ansiedad.
   Fue entonces cuando redescubrió el olvidado interés por la II Guerra Mundial y las miniaturas militares. Le temblaban las manos y había perdido parte de su destreza, ya no podía pintar modelos realmente pequeños como antes, por lo que empezó a realizar figuras de 30 centímetros - correspondientes a la escala 1:6 -, representando soldados y héroes. Encontró un muñeco que se parecía algo a él y lo nombró capitán Hogancamp, apodado “Hogie”. Otros muñecos le recordaban a amigos, a miembros de su familia, a sus atacantes y a la maldad de este mundo. Cuidando del más mínimo detalle, los vistió y pintó para reflejar diversas personalidades.
   Pasó el tiempo y nadie creía que Mark Hogancamp volvería a llevar una vida normal. Pero se refugió en un mundo que él mismo creó. Sus muñecos necesitaban un lugar donde vivir, trabajar y divertirse, y se le ocurrió construir una ciudad belga imaginaria de la época de la II Guerra Mundial a escala 1:6 detrás de su caravana. Solo necesitó imaginación y materiales baratos o rescatados de la basura. El primer edificio que construyó fue un bar al que puso el nombre de “The Ruined Stocking Catfight Club”, cuya traducción aproximada sería “Bar de la pelea de la media con carrera”.
   “Quería recuperar mi imaginación; sabía que mi mente era un motor de ocho cilindros y que solo estaba funcionando uno”, cuenta Hogancamp en el libro Welcome to Marwencol (Bienvenidos a Marwencol). “Se me ocurrió que para recuperarla debía construir un bar. Siempre había querido tener uno, y lo construí. Pero se me hizo raro verlo allí, solo, y por eso empecé a construir otros edificios que le hicieran compañía”.
   Nombró dos edificios por Wendy y Colleen – sus dos amores en su “segunda vida” -, y otro por él mismo. Cuando terminó la pequeña ciudad, le buscó un nombre y acabó llamándola con una combinación de la primera sílaba de cada nombre, Marwencol (Mar-Wen-Col).
   A partir de ese momento empezó a inventar relaciones e historias para los muñecos, y después de una cuidada puesta en escena, los fotografiaba con una vieja cámara de 35 mm. Supo captar la camaradería, el afecto, los miedos y las aventuras de los personajes con tanto realismo que muchas personas que veían las fotos los confundían con personas reales. Sus cinco atacantes también vivían en Marwencol como unos nazis que aterrorizaban a la población local.
   En 2005, el fotógrafo David Naugle, que vivía en el barrio y había visto pasar a Mark Hogancamp en varias ocasiones por la carretera 213 arrastrando un jeep militar en miniatura, no pudo resistir la curiosidad y le preguntó que hacía. Hogancamp le enseñó algunas de las fotos de Marwencol.
   El fotógrafo se quedó asombrado ante el detalle y autenticidad de la ciudad y de los muñecos. Le pidió permiso a Hogancamp para enseñar las fotos al editor de la revista de arte “Esopus”, que publicó un artículo en torno a Marwencol en el número de otoño de 2005. La publicidad hizo que una galería neoyorquina le invitara a exponer sus fotos, pero esto representó un momento difícil para Hogancamp al verse obligado a salir de su burbuja protectora y de una vida reglamentada para regresar al mundo real.
   Sin embargo, la exposición fue muy aplaudida y le puso en contacto con Jeff Malmberg, un documentalista en el que empezó a confiar. El documental que rodó Malmberg, Marwencol, se estrenó en cines en 2010 y fue emitido posteriormente por la PBS.
   Entre los veinticinco premios que ganó, destacaremos dos Espíritu Independiente, Mejor Documental del Año de la Sociedad Bostoniana de Críticos de Cine y de Rotten Tomatoes, y Mejor Documental del Gran Jurado en el Festival de Cine South by Southwest. El periódico Los Angeles Times calificó Marwencol de “experiencia totalmente única y estimulante”, y el Village Voice dijo que “es exactamente la experiencia misteriosa casi sagrada que uno espera tener viendo un documental, cosa que casi nunca pasa”.
   A continuación se publicó Welcome to Marwencol, un libro de 278 páginas con fotos y texto explicativo, que también despertó mucho entusiasmo y que Amazon incluyó en la lista de “Mejores Libros del Año”.
   Hoy en día, Mark Hogancamp tiene 56 años y sigue fotografiando la vida de la ciudad de Marwencol.

EL DESCUBRIMIENTO DE MARWEN...
  Robert Zemeckis descubrió la historia de Mark Hogancamp al ver el documental Marwencol cuando fue emitido por PBS en 2010 y quedó cautivado de inmediato. Al acabar la película, el cineasta ya estaba pensando en las posibilidades de realizar un largometraje para ampliar la historia. Al día siguiente llamó a Donna Langley, presidenta de Universal Pictures, y le pidió que el estudio se hiciera con los derechos cinematográficos de la historia de Hogancamp. Desde el primer momento pensó en llevar al público a Marwencol, dar vida a los personajes y mostrar la ciudad y sus historias desde la perspectiva de su creador.
   “Lo más interesante de la historia de Mark es que utilizó muñecos para crear todo un mundo que fotografió”, dice Robert Zemeckis. “Viendo el documental, me di cuenta de que Mark contaba unas historias complicadísimas entre cada foto. Fue lo que me inspiró. En una película cabe la posibilidad de unir las historias, no es necesario que el artista las cuente. Podemos contemplar su desarrollo desde la imaginación de Mark, hacer que vivan de verdad. Sabía que sería algo muy fuerte, enorme, algo que nunca se había visto antes”.
   Muchas películas del director se centran en la fuerza de la mente humana, y su interés por la historia de Hogancamp estaba directamente relacionado con la voluntad de supervivencia del ser humano. “Es una lucha innata en todos nosotros, es un tema universal”, explica Robert Zemeckis. “Muchos de nosotros jamás tendremos que librar una lucha tan severa como la de Mark, pero todos entendemos la necesidad de curarse emocionalmente. Él necesitaba expresar lo que le torturaba, acabar con ese periodo de su vida y resolverlo de una vez por todas”.
   “Y esta es una de las razones de ser del arte”, sigue diciendo. “Me identifiqué con su forma de hacerlo, a través del arte, mediante fotografías. Cualquiera puede entender el poder sanador del arte y la necesidad de expresarnos a través de él. Da igual que cantes en un coro o plantes un jardín, son actos creativos. Los llevamos a cabo con el objetivo de procesar lo que no entendemos en la vida, las cosas muy complicadas”.
   Robert Zemeckis no era el único en estar convencido de que esta imposible historia de recuperación artística podía convertirse en una película única. El actor Steve Carell también había visto el documental Marwencol y estaba decidido a hacer algo. “Empecé por enterarme de si se habían vendido los derechos porque creía en las posibilidades de la historia”, recuerda. “Descubrí que los tenía Bob Zemeckis y que ya estaba trabajando en el guion. Me puse en contacto con él. Ha sido la única vez en mi vida que he dado el primer paso. La historia tenía algo muy especial y quería participar de algún modo. Me daba igual producir o participar en la escritura del guion, pero quería formar parte del proceso”.
   La charla de Steve Carell con Robert Zemeckis le llevó a encarnar el doble papel de Mark Hogancamp y su álter ego, el capitán Hogie. “Steve no solo es un gran actor cómico, también es un maravilloso actor dramático que encaja a la perfección en el papel”, dice Robert Zemeckis. “Una de las cosas que se le dan de maravilla, y no ocurre con todos los actores, es interpretar dos papeles en la misma película. El capitán Hogie es un héroe al estilo de Steve McQueen, pero Mark es un ser humano que ha sufrido mucho. Sabía que a Steve se le daría muy bien hacer de temerario capitán, y también me di cuenta de que era perfectamente capaz de encarnar a un personaje emocionalmente herido y aportarle diferentes niveles de sufrimiento”.
   La primera preocupación del actor fue interpretar a Mark Hogancamp con la mayor veracidad. “Encarnar a una persona real representa una gran responsabilidad”, dice. “Solo cabe hacerle la mayor justicia posible. Es obvio que nunca podrás ser realmente esa persona, que no será exactamente su vida, sino una interpretación. Debía respetar las cualidades que son la base de Mark Hogancamp, no quería que se perdiesen. Lo que me atrajo del documental y me impulsó a formar parte del proyecto es su valor. Contra todo pronóstico, creó su propio método de curación. Lo que ha conseguido es absolutamente asombroso, como también lo es su integridad como ser humano. Sobre todo quería que estas cualidades fueran evidentes en mi encarnación”.
   El director y el actor se desplazaron al estado de Nueva York para conocer a Hogancamp un mes antes de que empezara el rodaje, y ambos se quedaron impresionados. “En primer lugar, Mark es un artista, ve el mundo a través de una sensibilidad especial”, explica Steve Carell. “Lo más importante consistía en explicarle que nuestras intenciones eran puras”.
   “Solo quería sentarme, charlar y ser parte de su mundo durante unas horas, además de mostrarle el respeto que sentía por él porque su mundo es muy rico”, añade el actor. “Su recuperación y el mundo que ha creado significan mucho. Además de ser una buena persona, es consciente de cómo le ven los demás”.

LA CREACIÓN DE UN MUNDO INTERIOR...
  El director y los productores entendieron que debía hacerse una clara distinción entre Mark Hogancamp y el personaje de Mark. El documental lo había logrado con gran elegancia y tanto Robert Zemeckis como sus socios querían explorar los numerosos temas que les sugería el recorrido de Hogancamp.
   Plasmar el personaje y la historia en la gran pantalla no estaba exento de riesgos. “Trabajar con una historia como esta implica muchos peligros”, dice el productor Steve Starkey. “Puede contarse mediante imágenes un recorrido emocional como el que realizó Mark Hogancamp, pero meterse dentro del personaje y revivir con él lo que sintió, desde el sufrimiento hasta que consigue pasar al otro lado y empieza una nueva vida, y hacerlo a través de la perspectiva de muñecos es algo totalmente diferente. Debe ser creíble para que todos se metan en los personajes y puedan seguir a Mark”.
   Steve Carell se convirtió en el colaborador ideal. “Steve nos ha mostrado sus múltiples facetas como actor, y también la fragilidad y profundidad de un personaje herido”, sigue diciendo. “Mete al público en el personaje de Hogancamp y, a la vez, interpreta a un muñeco heroico, el capitán Hogie, inventado por Mark. Hay magníficos actores que hubieran podido encarnar a uno o al otro, pero ¿a los dos a la vez? ¿Y hacerlo tan bien? Steve es uno de ellos, pero no hay muchos más”.
   El actor cree que la complejidad del personaje es su mayor atractivo. “Mark no ha salido indemne de una experiencia muy traumática, pero se ha esforzado en recuperarse”, explica Steve Carell. “A pesar de tenerlo todo en contra, ha rehecho su vida y florece. El verdadero Mark es una persona muy íntegra, afectuosa y bondadosa, pero habitada por algún que otro demonio que debe conseguir entender”.
   El álter ego de Mark, el capitán Hogie, representa una fantasía con la que es fácil identificarse. “Todos tenemos un héroe en nuestra imaginación, y Hogie es la fantasía de Mark”, sigue diciendo. “Hogie es un capitán del Ejército del Aire, un tipo intrépido, muy macho, que siempre va al grano, todo lo que a Mark le gustaría ser”.
   La creación del mundo de Marwen, con sus muñecos inventados a partir de personas auténticas, también presentó dificultades inesperadas. Una película como esta requería una larga preparación, pero el director y los productores no tenían más remedio que respetar el plan de rodaje, cuyo comienzo sería el 14 de agosto de 2017. “El primer paso fue escoger a los actores principales porque sin ellos no podíamos empezar a crear los muñecos, y debían estar listos mucho tiempo antes del rodaje”, explica el productor Steve Starkey. “A primera vista no parece muy complejo, pero escoger a los actores con tanto tiempo de antelación, ocho meses para ser exactos, para saber con precisión que días podíamos contar con ellos requería un plan de rodaje muy preciso”.
   Pero lo que determinó el plan de rodaje fueron los muñecos, no los actores de carne y hueso. “El casting empezó basándonos en una agenda impuesta por el fabricante de muñecos, la diseñadora de vestuario y el recorrido de los personajes como muñecos”, sigue diciendo el productor. “Todo esto hasta llegar a la fecha en que los diecisiete muñecos estuvieron listos para rodar. Los actores no fueron un problema, estaban preparados, todo dependía de los muñecos”.
   Cada película de Robert Zemeckis acaba siendo un reto, reconoce Steve Starkey, pero siempre vale la pena expandir los límites del cine, por muy difícil que sea. “Basta con echar la vista atrás y recordar las películas de Bob Zemeckis, así como todo lo que arrastra consigo para darse cuenta de que nada es fácil con él”, dice. “Algunos me preguntan: ‘Ya, pero ¿Contact no fue igual de complicada? ¿O qué me dices de Náufrago, ¿Quién engañó a Roger Rabbit?, Regreso al futuro o Forrest Gump?’ Es el estilo Robert Zemeckis. Crea un portal que le permite llegar al núcleo de la emoción gracias al espectáculo que construye con cada película”.

EL CASTING DE LOS HABITANTES DE MARWEN...
   Uno de los elementos básicos de la estrategia que inventó Mark Hogancamp para recuperarse fue transponer personalidades y emociones clave, concretamente las compasivas mujeres que le habían apoyado y ayudado, la crueldad y brutalidad descarnada de sus atacantes y la temeridad de su álter ego, a los muñecos que pueblan la ciudad de Marwen. “Siento como si los hombres me hubieran echado de este mundo, y por eso decidí que las mujeres actuarían de catalizador para mi venganza”, dijo Mark Hogancamp al periódico The New York Times en 2015.
   Para la película, Robert Zemeckis debía encontrar un reparto de primera para encarnar a las personas reales que pueblan la vida de Mark y meterse en la piel de los muñecos creados por su imaginación.
   “Trabajar con alguien que usa personajes reales para mejorarlos solo como puede hacer un artista es un terreno muy fértil para un cineasta y guionista”, reconoce Robert Zemeckis. “Es como si todas las personas que conoce Mark en la vida real se convirtiesen en sus musas. Se ha escrito mucho acerca de los pintores y de sus musas, a las que pintan una y otra vez. Lo mismo pasa con Mark. La gente que conoce se convierte en musa, y los hombres que le hicieron daño son lo opuesto a su álter ego”.
   Cuando vemos a Mark por primera vez en la película, ya existe el mundo de Marwen, pero la llegada de Nicol, una nueva vecina, una mujer atenta y bondadosa, le inspira para añadir un muñeco a su mundo imaginario. “Es un poco como observar la vida externa e interna de cada uno”, dice la actriz Leslie Mann, que da vida a Nicol y que trabajó por primera vez con Steve Carell en Virgen a los 40, coescrita por el actor y el cineasta Judd Apatow. “En esta historia se pasa constantemente entre dos mundos, y eso le da interés y fuerza, no solo por lo que le pasó a Mark, sino por la dualidad que representa vivir en dos mundos, el real y el imaginario. Todos lo hacemos, cada uno a nuestra manera”.
   El papel de Nicol es esencial desde el punto de vista emocional y narrativo, por lo que hacía falta una actriz con mucha vitalidad, sensibilidad y compasión. “Nicol representa la mujer inalcanzable y el objeto del afecto del capitán Hogie, el álter ego de Mark”, explica el productor Jack Rapke. “Leslie debe manifestar varias emociones contradictorias. En Marwen es la chica de Hogie, pero en la vida real es la amable vecina que entiende el sufrimiento de Mark, que está enamorado de ella”.
   Mark fantasea acerca de un futuro con Nicol, pero la mujer que comparte su pasión por los muñecos es Roberta, a la que da vida Merritt Wever. Trabaja en la tienda donde Mark va a comprar los materiales y es la que le convence para que se enfrente a sus atacantes en un juicio y por fin se haga justicia. Mark considera a Roberta como su auténtica amiga, y también tiene cabida en Marwen.
   “A Roberta le interesa quién es Mark y admira el mundo que ha creado”, dice Merritt Wever, cuya multifacética interpretación en las series “Nurse Jackie” y “Godless” ha sido muy aclamada. “Es la persona que le enseña a su primo, el dueño de una galería en Nueva York, las fotos de Mark, haciendo posible la exposición al final de la historia”.
   La actriz y cantante mexicana Eiza González, conocida por su magnífico papel en Baby Driver, es Carlala, una cocinera en el restaurante Avalanche Roadhouse, donde trabaja Mark. Le anima a seguir adelante en la vida real y en Marwen. “Se ha hecho a sí misma, es independiente, divertida, leal, cariñosa y buena”, dice la actriz.
   Eiza González aprovechó la oportunidad que le ofrecía su avatar para explorar y exponer los clichés que adjudicó la cultura pop a las mujeres latinas. “Como Carlala en Marwen, quise usar el muñeco para representar estereotipos”, explica. “Me gustó hacer hablar a mi muñeco con un acento absurdo, muy pronunciado, pero también hacer más fuerte al personaje del mundo real. Fue una gran oportunidad para usar la etnicidad, así como los pros y los contras de los estereotipos de forma positiva”.
   Gwendoline Christie, conocida por su fascinante retrato de la guerrera Brienne de Tarth en la serie dramática de fantasía “Juego de tronos”, es Anna, la cuidadora de Mark. Nacida en Rusia, Anna pasa por la casa de Mark una vez al mes para asegurarse de que todo va bien y de que sigue tomando los medicamentos. “Anna es muy tranquila, estoica casi”, dice la actriz. “No tiene mucho sentido del humor, se toma la vida muy en serio. En su papel de muñeco actúa de la misma forma; se ocupa meticulosamente de guardar la ciudad de Marwen”.
   La cantautora Janelle Monáe fue muy aplaudida por sus primeros papeles en Moonlight y Figuras ocultas. Ahora interpreta a Julie, y a la soldado en activo Julie en Marwen, una veterana discapacitada que trabaja como fisioterapeuta en el centro de rehabilitación donde está Mark cuando vuelve a aprender a andar. Mark le agradece su apoyo incondicional y que se niegue a rendirse o permitirle que se rinda a la autocompasión.
   “Me alegré muchísimo cuando supe que Steve haría el papel de Mark”, reconoce Janelle Monáe. “Es el papel ideal para él. Encarna a la perfección lo que es Mark y lo que fue durante ese periodo tan difícil de su vida. El personaje de Mark pesa y Steve ha sabido transmitirlo, pero también ha añadido esos toques de humor que solo él sabe dar, sobre todo cuando es el capitán Hogie. Es imposible no identificarse con todos los niveles emocionales viendo a Steve en el papel. Es un maestro de la interpretación y ha sido un honor trabajar con él”.
   Otra mujer dura es Suzette, a la que encarna Leslie Zemeckis. Al contrario de las otras mujeres en su mundo imaginario, Mark no la conoce personalmente, pero es su actriz favorita en sus películas para adultos y decide darle el papel de miembro sexy de la Resistencia francesa. Leslie Zemeckis se casó con Robert Zemeckis en 2001 y ha trabajado en tres de sus películas, Polar Express, Beowulf y Cuento de Navidad.
   “Bob nunca se conforma con la tecnología”, dice la actriz. “Para él cuentan la historia y las emociones. Muestra el recorrido personal de Mark, pero lo hace de forma diferente, única”.
   La última mujer en un papel principal en Marwen es la enigmática y perturbadora Deja Thoris, la bruja belga. Tampoco se inspira en un personaje real de la vida de Mark; más bien es misteriosa, impredecible, un agente del cambio, del caos y del peligro. Diane Kruger, que conquistó al público con su maravilloso papel en Malditos bastardos y en la franquicia La búsqueda/National Treasure, representa las fuerzas que impiden a Mark curarse y ser feliz.
   “Deja Thoris es un personaje complejo que solo aparece en el mundo imaginario”, dice el productor Jack Rapke. “Representa todo lo que impide que Mark viva plenamente en el mundo real. Deja Thoris hace todo lo que está en su poder para destruir al capitán Hogie y, por lo tanto, destruir a Mark en el mundo. Él debe luchar con todo su ser contra esta gran tentadora que solo existe para impedirle que su verdadero yo se realice”.
   Diane Kruger interpreta a un muñeco que carece de referencias reales, por lo que solo rodó durante la captura de movimiento e interpretación. “La mayoría de mi trabajo tuvo lugar delante de una pantalla verde con captura de movimientos sin nada alrededor”, dice la actriz. “Era mi primera vez. Pero me interesó entender cómo funciona todo y la logística me pareció extraordinaria. Tengo el cabello turquesa; me gustó bastante, pero siento no haberme puesto ni un solo traje de los que lleva mi personaje porque los añadieron durante la posproducción. Aun así, tuve que inventarme un acento divertido y me hicieron volar con un arnés”.
   Neil Jackson, que dio escalofríos a todos los espectadores como el jinete sin cabeza en la serie “Sleepy Hollow”, tiene un doble papel. Es Kurt, el agresivo exnovio de Nicol que rehúsa aceptar que ha roto con él, y un coronel de las SS en Marwen decidido a acabar con Hogie. “Por un lado vemos a Kurt, un hombre atractivo que encandiló a Nicol, pero que tiene un lado oscuro”, dice el actor. “Cuando cree que nadie le ve, no esconde su frustración y su ira. Y luego está el avatar que crea Mark después de conocer a Kurt, un frío, calculador y siniestro coronel de las SS”.
   Todos los miembros del reparto están de acuerdo en que rodar la película, sobre todo por lo que representa, fue una experiencia única que les permitió alejarse de la forma habitual de hacer cine. “Esta historia debía enfocarse de forma diferente y es lo que hizo el legendario cineasta Bob Zemeckis cuando se apoderó de ella”, dice la actriz Gwendoline Christie. “Es un deleite visual, los personajes están cargados de energía, y todos nosotros nos sentíamos felices de trabajar con un director como Robert Zemeckis”.

MÁS ALLÁ DE UNOS EFECTOS ESPECIALES INNOVDORES...
   Mark Hogancamp creó los muñecos femeninos que habitan Marwen no solo para que fueran las leales compañeras del capitán Hogie, sino también para ser sus protectoras, ya que viven bajo la constante amenaza de los invasores nazis. No importa las veces que los muñecos consiguen matar a los atacantes, los nazis reviven y vuelven a la carga. Los muñecos están armados hasta los dientes y dispuestos a defender a Hogie inmediatamente.
   Desde el punto de vista de la producción y de la narración, los muñecos de Marwen podían considerarse auténticos personajes, por lo que se trataron como tales, desde los diálogos hasta el vestuario, pasando por los edificios en los que viven y las armas que usan.
   Las figuras empezaron a crearse meses antes del primer día de rodaje. El supervisor de efectos especiales DAVE ASLING (X-Men: La decisión final), un experto en miniaturas, se encargó de diseñar los muñecos según las facciones y cuerpos de los actores a los que representan mediante escaneos. Los perfectos diseños faciales se consiguieron gracias a la experiencia del oscarizado maquillador BILL CORSO (Una serie de catastróficas desdichas de Lemony Snicket, Foxcatcher), que utilizó la técnica de última generación llamada “maquillaje digital”.
   A continuación, el supervisor de efectos visuales Kevin Baillie y su equipo imprimieron estos elementos en 3-D antes de pintarlos. A partir de ahí, se volvió escanear a los muñecos con pelo digital impreso y colocado al muñeco o creado específicamente por la estilista ANNE MORGAN (el telefilm “All the Way”, Sweet Home Alabama).
   Se tuvo sumo cuidado de no alterar la forma básica de los muñecos, que tienen un cuello algo más largo y unas facciones típicas. Las cabezas se colocaron en cuerpos con menos articulaciones para que parecieran más rígidos. Solo así se consiguió que los muñecos de Marwen parecieran auténticas figuras a escala 1:6, y sus movimientos coincidieran con los de los muñecos del año 2006, cuando Mark Hogancamp los compró para poblar Marwencol. La articulación de los muñecos ha cambiado mucho desde entonces.
   Robert Zemeckis quería que los muñecos captasen la esencia del actor sin perder sus características de muñecos. Encontrar el equilibrio perfecto entre ambos no fue fácil y exigió que los creadores estuvieran pendientes del más mínimo detalle. “Estudiamos con cuidado qué tienen las ‘fashion dolls’ y nos aseguramos de trasladar esa cualidad a los personajes cuando creamos los muñecos”, explica el director. “Si alguien viese nuestros muñecos en la estantería de una tienda, le parecerían maravillosos, pero a primera vista no pensaría que se parecen a Steve Carell. Sin embargo, si se fijase un poco más, acabaría diciendo: ‘¡Este muñeco es exactamente igual que Steve Carell!’. Ese es el punto que buscamos”.
   Aunque Steve Carell no está de acuerdo con el cineasta. “Mi muñeco es bastante más guapo que yo”, dice, riéndose con ganas. “Y no me disgusta que en el mundo de mi álter ego sea un auténtico macho. ¡Las fantasías se hacen realidad!”

PRECISIÓN MILIMÉTRICA...
  Al contrario de numerosas películas en las que el departamento de efectos visuales no empieza a trabajar hasta la posproducción, en este caso fue necesario tomar decisiones cruciales meses antes de que las cámaras empezaran rodar. En otras palabras, parte del proceso se invirtió y los diversos departamentos debieron estar perfectamente coordinados desde el principio.
   La primera gran pregunta que se hicieron todos fue la siguiente: ¿Cómo capturar las dos realidades en las que se mueve Mark Hogancamp, la vida real y el mundo de los muñecos de Marwencol? “Cuando Bob me lo propuso, no teníamos ni la más mínima idea de cómo hacerlo”, reconoce Kevin Baillie. “Primero se nos ocurrió la posibilidad de construir un pueblo de dimensiones reales en un plató y que los actores fueran vestidos como los personajes. Luego, ya en posproducción, los tratarían para que parecieran muñecos, añadiendo detalles y adelgazándolos para conseguir las típicas proporciones de las Barbie”.
   Se realizaron unas pruebas que demostraron que no era factible. No solo se trataba de un proceso carísimo, también presentaba enormes dificultades para el rodaje. Cuánto más se documentaron los miembros del equipo de Kevin Baillie, más se convencieron de que debían rodar a los actores en un plató de captura de movimiento. Era una forma de proporcionar interpretaciones perfectas al director y a los técnicos, así como de permitir que se diseñaran los cuerpos de los muñecos exactamente como querían.
   Robert Zemeckis era consciente de que las expresiones faciales y los ojos de los muñecos debían ser expresivos para que sus historias tocasen al público. Al fundir los rostros de los actores digitalmente en los muñecos, tenía la esperanza de crear una imagen persuasiva del personaje humano dentro de su avatar muñeco.
   El equipo de Robert Zemeckis rodó a los intérpretes durante la etapa de captura de movimiento con el fin de saber qué aspecto tendrían una vez transformados en miniaturas. “Esto nos permitió usar los resultados de la cámara digital, que literalmente lee los poros de la piel de los actores, y transponer la imagen a la cara tridimensional de los muñecos”, explica el director. “Solo así los rostros de los muñecos podían moverse exactamente como los de los actores”.
   Un dispositivo de captura de movimiento, una cámara 6k, se convirtió en el mejor amigo de los técnicos. “Iluminamos el plató de captura de movimiento – algo que no se hace nunca -, y utilizamos los movimientos de todos los actores, incluso los movimientos faciales más pequeños, de los ojos, de la boca”, dice Kevin Baillie. “Gracias a esto conseguimos la mejor captura de movimientos que puede imaginarse, lo que a su vez nos proporcionó unos muñecos preciosos, estilizados, con toda la carga interpretativa de cada actor. Se palpa en la pantalla”.
   Aunque el director de fotografía C. Kim Miles no participó en el tremendo esfuerzo realizado por el equipo de Kevin Baillie, este último cree su trabajo con la iluminación logró el equilibrio perfecto: “La mitad de la película es acción real rodada en entornos naturales con unas cámaras asombrosas. El sensor de la Alexa 65 consigue lo mismo que la cámara usada para rodar Lawrence de Arabia, una profundidad de campo increíble, y Kim supo utilizarla para maximizar el efecto. La otra mitad de la película transcurre en un mundo imaginario rodado en un plató de captura de movimiento donde no hay nada. Es una especie de vacío gris rodeado por una pantalla azul y unas 60 o más cámaras de infrarrojos”.
   Y aquí es donde ocurre la magia. “Las cámaras de infrarrojos reconocen los puntos que los actores llevan en los trajes de captura de movimientos”, explica el supervisor de efectos visuales. “Dichos puntos indican al sistema en qué parte del espacio se encuentra el actor para grabar hasta el más mínimo movimiento con una precisión casi milimétrica. Así obtuvimos una grabación exacta de las interpretaciones de cada actor. También nos salimos de la práctica habitual al utilizar durante el rodaje de captura de movimientos las mismas cámaras Alexa 65 que en el rodaje de acción real”.

EL VESTUARIO Y LAS ARMAS...
  La diseñadora de vestuario Joanna Johnston, nominada por la Academia de Hollywood, que se ha encargado de diseñar los vestuarios de las películas de Robert Zemeckis durante los últimos treinta años, vio el documental de la historia de Mark y se sintió igual de conmovida que el cineasta y el actor Steve Carell. “Cuánto más penetraba en la historia, más comprendía que estaba ante una persona extraordinaria”, recuerda. “Una historia así no se imagina, no se inventa”.
   Entre los muchos retos que ofrecía la película, estaba el hecho de que debía empezar por el final. En otras palabras, debía crear el vestuario de los muñecos mucho antes de empezar el rodaje propiamente dicho para que los técnicos de efectos especiales pudieran trabajar.
   A pesar de que los muñecos eran de una escala 1:6, la diseñadora era consciente de la importancia de los detalles. La ropa ayudaría a que los muñecos de Marwen fueran más realistas y perfectos para verse en las grandes pantallas de los cines. Aunque no disponía de los muñecos, que se estaban creando en otra parte del mundo, empezó a trabajar en un pequeño taller en Londres con la experta protésica Janet Burns (“Juego de tronos”, Harry Potter y la Orden del Fénix) para diseñar los pequeños artículos que necesitarían los diminutos personajes.
   No tardó en descubrir un mundo en miniatura que desconocía totalmente. “De niña no me gustaban las muñecas, siempre me deshacía de ellas”, recuerda, riendo. “Ahora hay de todo para las muñecas, minizapatos, minibolsos, minicierres de velcro. Nos enteramos sobre la marcha. Nos equivocábamos mucho y volvíamos a empezar. Nuestras muñecas están muy bien físicamente. Tienen cuerpos magníficos, pechos amplios, cinturas de avispa, piernas largas y pies pequeños. La ropa les cae de maravilla. Basta esmerarse un poco para que la ropa quede bien”.
   A la hora de escoger las telas, la diseñadora utilizó ropa ya hecha que volvió a cortar e incluso muestras. “Lo mejor es que no se necesitan metros de tela”, dice. “Conseguí hacer trajes completos con muestras de tela, y no suelen ser de más de diez centímetros”.
   En el Marwen de la II Guerra Mundial, todos los personajes llevan armas para proteger su pequeña ciudad y a sí mismos de los nazis. Para diseñar las armas de cada muñeco, el departamento de atrezo se documentó a fondo acerca de las armas utilizadas por los aliados y los soldados del Eje. Luego pasaron a buscar o fabricar los elementos a la escala de los muñecos. Vestidos y armados, se volvió a fotografiar y a escanear a los muñecos para crear perfectas réplicas en el mundo digital.
   “En esta película lo hicimos todo al revés. Normalmente se hacen muchas cosas en posproducción, pero aquí no nos quedó más remedio que tomar decisiones clave meses antes de rodar un solo fotograma”, dice Kevin Baillie. “Los departamentos involucrados tuvieron que coordinarse muchísimo antes de lo habitual”.
   Hacían falta unas habilidades muy especiales para orquestar las posiciones y el lenguaje corporal de los muñecos acabados, tanto para las escenas de acción real como para recrear las fotos que hacía Mark Hogancamp. Por suerte, el jefe atrecista Robin Miller (El gran hotel Budapest) conocía a alguien que llevaba años trabajando en atrezo y era un especialista en fotografiar juguetes de colección para una web.
   D. Martin Wyatt (Deadpool), al que todos llaman “Ringo”, se convirtió en el director técnico de la unidad de muñecos, una curiosa ramificación del departamento de atrezo. Encargado de colocar a los muñecos en posturas realistas, Ringo trabajó muy de cerca con la sastra Heather Osborne (Predator), que se ocupó del mantenimiento del vestuario de los muñecos y de la continuidad del vestuario en cada escena.
   Teniendo en cuenta cada milímetro, Ringo colocó los muñecos para que encajaran con la visión de Robert Zemeckis. “Afortunadamente, pude hablar largo y tendido con Bob antes de empezar a fotografiar los muñecos y me explicó cada personaje”, dice. “Eso me permitió hacerme una idea de cómo veía a los personajes. Leí el guion varias veces y diseccioné los personajes en un intento de comprenderlos mejor. Necesitaba entender cómo veía Mark a las mujeres en la película, y también cómo había fotografiado las escenas el verdadero Mark. Siempre los vi como auténticos personajes con aspecto de muñecos”.

MARWEN COBRA VIDA...
 
El diseñador Stefan Dechant trabajó por primera vez con Robert Zemeckis como ilustrador de producción en la película Forrest Gump y ha vuelto a colaborar con él en numerosas ocasiones. “A Bob le gusta que la cámara esté en movimiento, la usa a modo de pincel”, dice. “Por lo tanto, todos los decorados debían dejar sitio para que la cámara se moviese”.
   Al enfocar el diseño de BIENVENIDOS A MARWEN, Stefan Dechant estudió la vida del auténtico Mark Hogancamp e intentó trasladarla a los decorados. No se trataba de imitar a Hogancamp, sino de crear una versión cinematográfica del personaje que Robert Zemeckis imaginaba. Todo su equipo estaba decidido a honrar el trabajo de Mark y a esforzarse en que su ciudad imaginaria no fuese una caricatura. Todas las decisiones se tomaron a partir de una pregunta: ¿Somos leales a este increíble artista?
   “Esta película habla de un hombre que crea arte”, dice Stefan Dechant. “Me pareció necesario conocer de primea mano el entorno en que se mueve Mark para poder reflejarlo adecuadamente. ¿Qué tiene que ver el entorno con el proceso creativo? La caravana donde vive huele a nicotina y a café, son sus motores. Solo vive para Marwen y está rodeado de partes de proyectos aún sin terminar. Por ejemplo, hay un avión a escala colgado en una pared y una revista pulp masculina de los años cincuenta con contenido fetichistas nazi en un rincón”.
   Al dejar la roulotte donde vive Mark Hogancamp para adentrarnos en el pueblo de Marwen, los tonos sepia iniciales se convierten en colores vibrantes. El Marwencol real es una sola fila de ocho o diez edificios, pero Stefan Dechant y su equipo diseñaron la versión cinematográfica como una ciudad.
   “Queríamos construir un mundo a una escala de 1:6, pero sin que esto nos limitara”, explica el diseñador. “Las ventanas no serían como en el mundo real, las puertas no serían proporcionadas con exactitud. Al principio, incluso nos preocupamos por el interior de los edificios. Empezamos por la iglesia, pero al final habíamos construido una estructura demasiado grande, aunque estaba a escala 1:6. Fue entonces cuando nos dimos cuenta de que debíamos crear edificios que funcionasen con los muñecos”.
   Mark Hogancamp diseñó los decorados para sacar una sola fotografía, pero no pasaba lo mismo con la película de Robert Zemeckis, ya que la cámara se movía. “El decorado del bar Ruined Stocking (Media con Carrera) debía ser lo bastante amplio para que todas las chicas bailaran”, explica Stefan Dechant, “pero tampoco tan grande como para ocupar toda la caravana de Mark. Este fue uno de los muchos problemas que debimos solucionar para equiparar lo que rodábamos con las fotos que sacaba Mark”.
   Además, el director pidió que los decorados de la película fueran realistas. El auténtico pueblo de Marwencol se construyó básicamente con objetos de segunda mano y materiales recuperados. El reto residía en replicar el verdadero aspecto de la población y, sobre todo, que no pareciera haber sido construida por un millonario.
   El equipo siempre estuvo de acuerdo en que debía construirse el interior y el exterior del bar Media con Carrera. “En la película, Mark hace un agujero en la caravana para que el exterior del bar esté pegado a la pared, y el interior, dentro de la caravana”, explica Robert Zemeckis. “Esto le permite estar dentro si llueve o hace frío, y pasarse la noche viviendo su aventura si le apetece. Es una de las libertades que se toma la película y que no está en el auténtico Marwen que construyó Mark”.
   El decorador Hamish Purdy (El renacido) y su equipo se esforzaron en dar una mayor autenticidad a los diseños de Stefan Dechant, tanto en el mundo real como en el de los muñecos. Su objetivo primordial, cuando trabaja en una película, es conseguir que todos los objetos parezcan reales, pero en el caso que nos ocupa, todo cambió. Aquí se trataba de que el atrezo y los detalles de Marwen no fueran más realistas que lo conseguido por Mark Hogancamp cuando construyó el pueblo.
   “Cuando Mark empieza a construir su mundo, en ningún momento intenta que sea una miniatura perfecta”, dice Robert Zemeckis. “Solo intenta plasmar sus emociones en un pueblo en miniatura. Esa era la dificultad a la que se enfrentó Stefan. ¿Cómo diseñar Marwen para que en cualquier momento recordáramos al público que estaba hecho de trozos de madera contrachapada encontrada en contenedores? Y conseguirlo sin perder la belleza del bar o de la iglesia, por ejemplo”.
   El decorado más importante fue la caravana de Mark, donde se rodó durante dos semanas y media. “Cuando empezamos con el interior de la caravana, que en principio y en cualquier otra circunstancia sería un decorado de lo más sencillo, sabíamos que debía permitirle a Bob una creatividad total rodando”, explica el diseñador de producción.
   Para que funcionase a la perfección, se les ocurrió dividir el decorado en secciones. Así, cualquiera de las paredes podía desaparecer alzándola al techo del plató. Los muebles, los objetos podían retirarse con suma facilidad. “Construimos una caravana pensada para que Bob estuviera cómodo con los actores y con Kim Miles, el director de fotografía”, explica Stefan Dechant. “No había nada que impidiera el proceso creativo, el decorado no imponía limitaciones. Todo estaba pensado para facilitar la forma en que rueda Bob”.
   Hamish Purdy se basó en la auténtica caravana, en cómo vive Hogancamp y en qué era importante para él cuando creaba los muñecos. El decorador estudió el documental sobre Marwencol y el libro, además de las fotos que habían realizado Robert Zemeckis y Steve Carell cuando habían ido a ver a Mark Hogancamp.
   “Basta con ponerse en el lugar del personaje y pensar en él mientras se prepara un decorado para que todo fluya naturalmente·”, dice Hamish Purdy. “Los platos sucios en el fregadero, las manías de Mark, lo que cuenta para él. Si Mark siempre está mejorando el bar Media con Carrera, que penetra en su caravana a través de la pared del salón, es normal que haya herramientas a la vista”.
   Hamish Purdy se esforzó mucho en decorar los edificios principales de Marwen: el bar, la iglesia, la pastelería, el estanco, el banco, la fuente y varios edificios quemados. Algunos de estos últimos solo eran una fachada. De todos ellos, el bar Media con Carrera era el más detallado y elaborado. El local está en la planta baja. Arriba hay un dormitorio común donde duermen todas las mujeres a excepción de Deja Thorris. Cada cama tiene un estilo propio.
   “El dormitorio común y el bar requerían un sinfín de detalles”, añade el decorador. “Añadimos detalles en el bar de miniatura que podían estar en la vida real de Mark. Por ejemplo, en la película trabaja en el restaurante Avalanche Roadhouse. El decorado del restaurante incluye un bar con muchas luces de Navidad en la pared. En el decorado del bar Media con Carrera, me aseguré de que hubiera luces de Navidad en la pared detrás de la barra con el fin de crear una conexión entre los dos. Hay un jukebox en el restaurante. Por lo tanto, en el bar hay una imitación de jukebox inventada por Mark: un altavoz con dos velas. Pasamos continuamente de un lado a otro para que el mundo de los muñecos se viera influido por lo que Mark veía en su vida diaria”.

EL ARTE IMITA AL ARTE...
  Las increíbles fotos en 35 mm que Mark Hogancamp hizo de Marwencol y de sus habitantes fueron admiradas en el mundo entero, por lo que el director y los productores quisieron que las fotografías de Marwen que se harían para la película expresaran los detalles, el arte, el realismo y, sobre todo, la sinceridad que convierte las fotografías originales en algo extraordinario. “Mark hace fotografías totalmente sinceras”, dice Robert Zemeckis. “Carecen de ironía, son muy poderosas. No le preocupa que algunas no respeten exactamente la escala o si se adivina el mundo real en segundo plano. Al ser tan puras, las fotos existen en un mundo aparte”.
   El productor Steve Starkey trabajó con el fotógrafo Ed Araquel y el director técnico de muñecos D. Martin Myatt para recrear esa autenticidad espontánea. “Cuando se compone una escena, no se trata solo de fotografiar a muñecos”, explica el productor. “Se trata de crear una situación emocional en una época y lugar específicos, con la acción transcurriendo en un momento concreto. Nos costó encontrar el ritmo adecuado y plantearnos las preguntas adecuadas. ¿Cómo estarían sentados en el jeep? ¿Qué actitud tendría ella? ¿Adónde van y por qué? ¿Por qué se detienen aquí? ¿Qué miran? No fue una tarea fácil”.
   Pero lo consiguieron con la ayuda de Robert Zemeckis. “Lo pasamos realmente bien”, dice Steve Starkey. “También gané una gran dosis de humildad después de fijarme más de cerca en las fotos de Hogancamp y descubrir su destreza e instinto. Es un artista. Fotografiar los muñecos fue todo un reto. En la escena de la exposición en la galería se muestran algunas de nuestras fotografías junto a las de Mark Hogancamp”.
   D. Martin Myatt se sintió honrado de haber sido escogido para el trabajo. “Recuerdo la primera vez que vi las fotografías de Mark”, dice. “A pesar de ser algo totalmente diferente de lo que hacía yo, me pareció admirable. Es increíble cómo desafía la gravedad con las herramientas más sencillas. Sus fotos me inspiraron. Fue un placer participar en la creación de una película que honra su obra. Y como fotógrafo, fue genial ser parte de la recreación de sus historias y de sus conceptos con esos fantásticos muñecos en una película de Robert Zemeckis”.
   El director reconoce que la película no solo fue diseñada para honrar una obra, sino al creador de la misma. “Puede que la parte de la historia de Mark que más me inspiró fue el proceso curativo que encontró”, dice Robert Zemeckis. “Fue capaz de aislar el dolor, procesarlo y convertirlo en una magnífica obra de arte. Me enorgullece que la película sea fiel al viaje emocional que realizó Mark. Jamás se me habría ocurrido alterar eso. Es mucho más que una historia de un dramatismo asombroso, es absolutamente inspiradora”.

LAS LOCALIZACIONES...
  El rodaje, que duraría nueve semanas, empezó el 11 de agosto de 2017 en la ciudad de Vancouver, Canadá, y en algunos municipios colindantes. La primera localización fue el hospital de Riverview, un centro dedicado a la salud mental fundado en 1913 y cerrado completamente en 2012. Las instalaciones suelen usarse para rodajes de cine y televisión. BIENVENIDOS A MARWEN convirtió un ala del edificio en el centro de rehabilitación al que Mark es asignado. Allí es donde conoce a la soldado Jane, la persona que le impide desanimarse mientras aprende a andar de nuevo.
   A continuación, el equipo se trasladó a McTavish Road, concretamente a Abbotsford, un pueblo parecido al barrio donde vive Mark Hogancamp en el estado de Nueva York. Las paredes exteriores de la caravana y de Marwen se construyeron en una calle del pueblo. Enfrente, los carpinteros levantaron el exterior de la casa amarilla a la que se muda Nicol para empezar una nueva vida lejos de su agresivo novio Kurt. La casa está situada de tal forma que Mark puede ver la puerta de entrada desde la ventana principal de la caravana.
   Durante tres días se filmaron las escenas de la mudanza de Nicol, las visitas inoportunas de Kurt y los primeros contactos entre Nicol y Mark, así como algunas escenas en las que Mark prepara los muñecos y los decorados para fotografiarlos.
   Mientras que los departamentos de arte y de carpintería seguían preparando decorados, los actores y el equipo técnico rodaron durante doce días en un estudio de Burnaby. Volvieron a recrearse los exteriores de los hogares de Mark y Nicol, pero con sus correspondientes interiores totalmente decorados. Ambas casas fueron rodeadas con cortinas azules para que el equipo de efectos visuales pudiera encajarlas en el entorno durante la posproducción. Aquí también se rodaron complicadas escenas de Mark con los muñecos y en el pueblo de Marwen.
   La siguiente localización fue un edificio vacío en Maple Ridge que se convirtió en el restaurante Avalanche Roadhouse, donde Mark trababa media jornada y conoce a Carlala, que trabaja en la cocina, y a Larry, el dueño del local. También es el lugar donde sus cinco agresores le pegan una terrible paliza y le dejan en medio de la calle, convencidos de que está muerto.
   Tres días después, el equipo siguió filmando en Fort Langley, una ciudad de lo más pintoresca en la que una tienda de antigüedades se convirtió en Al’s Hobby House, el lugar donde Mark se pasa horas buscando muñecos, colores y pinceles para mejorar su pequeña ciudad. Su amiga Roberta se ocupa de la tienda, y siempre aprovecha para animarle a seguir adelante y sacar tiempo para escucharle cuando las cosas no van bien.
   La inauguración de la exposición de fotografías de Marwen en la Pillar’s Galery de Nueva York se rodó en un edificio reconvertido en Railway Street, no lejos del centro de Vancouver. Se colgaron más de una docena de ampliaciones de fotografías de 1,5 por 2,4 metros realizadas por Mark Hogancamp y alguna de Steve Starkey, como hemos dicho antes.
   La dramática secuencia en el juzgado, donde Mark reúne el valor suficiente para testificar contra sus agresores, se rodó en un plató debido a la compleja iluminación y a los complicados movimientos de cámara requeridos para filmar las versiones reales de Mark y los acusados, y la interacción de los muñecos homólogas, el capitán Hogie y cinco soldados nazis inician un terrible tiroteo dentro del juzgado.
   Una vez acabado el rodaje en exteriores naturales y en platós, quedaban catorce días de rodaje de captura de movimientos en el estudio de Burnaby para combinar la magia de esta tecnología con unas brillantes interpretaciones que insuflarían vida a los muñecos de Marwen.

LA EXPRESIÓN DE GÉNERO...
   Mark Hogancamp fue brutalmente agredido por cinco hombres a las afueras de un bar el año 2000 sencillamente porque a uno de ellos le dijo que le gustaba ponerse zapatos de mujer. Desde su curación, Mark Hogancamp ha sido más abierto acerca de este aspecto de su expresión de género, que es parte íntegra de la persona representada en el largometraje. Dado que el propio Mark Hogancamp no quiere poner una etiqueta a esta vertiente de su expresión de género, el director y los productores también prefieren no hacerlo. Mark Hogancamp piensa, al igual que los cineastas, que es como es; no quiere ni siente la necesidad de que otros le definan.
   Sin embargo, está muy claro que la agresión que casi le costó la vida se debió al odio hacia cualquier persona que no expresa su género de forma binaria y heterosexual, algo que el director y los productores no deseaban esconder. “Fue un crimen motivado por el odio”, afirma el productor Jack Rapke. “Estamos absolutamente en contra de cualquier agresión motivada por el odio. La película no habla del odio, pero si el espectador llega a sentir las trágicas consecuencias de este tipo de agresiones, quizá sirva para aumentar la sensibilidad al respecto. Mark sobrevivió, pero muchos otros han perdido la vida debido a la cruda ignorancia y al odio de algunos”.
   BIENVENIDOS A MARWEN es una historia de valentía, resistencia y curación a través del arte que respeta la expresión de género de Mark y lo presenta de forma que ayudará al público a verle, ante todo, como una persona y a aceptarle tal cual es. Al menos, eso esperan el director y los productores.
   Ese aspecto de la película conmovió al reparto. “Me entristece ver que la intolerancia y los prejuicios prevalecen en el mundo actual”, dice Leslie Zemeckis. “Es exactamente lo que muestra la película, además de subrayar toda esta clase de injusticias”.

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